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Castejón del Puente                                                                                                         Manuel Benito Moliner

 

EL ENTORNO  GEOGRÁFICO

GEOGRAFÍA

 

Descripción

 

El término municipal de Castejón del Puente se extiende a lo largo de la margen derecha del río Cinca, a caballo entre las comarcas de Cinca Medio y Somontano de Barbastro, en la que se integra.

 

Castejón estuvo siempre bien comunicado, como veremos. En la actualidad pasa por la localidad la carretera nacional 240, Tarragona-San Sebastián, y del pueblo parten varios caminos, algunos asfaltados, que arriban hasta las explotaciones agropecuarias y a los pueblos vecinos. Con la llegada del ferrocarril a estas tierras, se construyó un ramal que unía Barbastro y Selgua, para relacionar ferroviariamente la ciudad del Vero con el resto de España. Esto propició la estación de Castejón del Puente, único pueblo del obispado donde paraba el tren. Tren que dado su escaso empaque era llamado cariñosamente La Burreta. A comienzos de los 70 desapareció el servicio de viajeros, a finales de esa década también el de mercancías. Esta línea desapareció hace unos años y hoy aún se pueden ver las construcciones arruinadas, junto a la carretera, que conformaron la estación: casa del jefe, el pozo, la estación con escusado y la sala de espera. Todo un símbolo del pasado.

 

El territorio donde asienta Castejón y sus términos está situado en una zona de transición entre el Somontano y la llanura monegrina. El río Cinca pone una nota de verdor en sus tierras, a través de seculares y modernos riegos sin los cuales el suelo castejonero tendría un aspecto semidesértico. Los terrenos de secano en cultivo (431 ha.) y de regadío alternan con muelas yesosas (Las Gravas), y moles calcáreas.

 

Como respuesta a estos suelos encontramos especies vegetales de clara implantación en los Monegros, como el cardo, la barrilla o bradallera que crece en la tierra rica en yeso y en las márgenes de caminos y campos; antaño sus cenizas servían como sosa para fabricar jabón, también para hacer una lejía que no desteñía las prendas de color negro. En La Chesa se ven también abozos que en Castejón llaman boletas de cae-cae, porque los niños las echaban a los tejados y esperaban su caída; sirvieron como pastura para los cerdos. La bolomaga o gatuña gusta también de estos suelos yesosos.

 

Se ve retama o jinestrón, planta flexible que sirvió para fabricar arcos en la antigüedad, escobas y verguetas donde se untaba el vesque con el fin de atrapar pajarillos cantores. Quedan carrascales en la cara norte del Monte Castillo, gracias a la actividad de un maestro que, impulsado por aquellas fiestas del árbol, se dedicó en el primer tercio de siglo a plantar bellotas en esta ladera. Las coscojas o coscollos (Quercus coccifera) dieron buena madera para varas de pastor y bastones, aprovechándose su leña y las bellotas que alimentaban los cabritos sacrificados en la comida de cofradía, en los días cercanos a San Miguel. Los pinos son todos de repoblación.

 

Algunos de los campos aterrazados por el IRIDA están arbolados con chopo para explotación maderera, amenizando el paisaje parcelario de Castejón.

 

Las tamarizas o tamarices tuvieron uso mágico: los novios hacían nudos con dos ramas así creía que los amores serían más duraderos. Las flores que brotan arracimadas, servían para adornar las casas y los altares de la iglesia

 

Las avenidas del Cinca, propiciaron el depósito de materiales erosivos procedentes de la montaña, cubriendo un suelo que de otra forma hubiera sido mucho más hostil al cultivo.

 

El paisaje castejonero está claramente marcado por una muela que emerge potente, alcanzando los 382 metros. Siguiendo las pautas erosivas de Los Monegros, al norte se conserva muy escarpada y bastante compacta; al sur, donde descargan las tormentas, presenta derrumbes, barranqueras y pendientes escalonadas. Esta altura siempre fue conocida como El Castillo y se sitúa estratégicamente sobre el puente y los caminos. El hombre la habitó en dos fases y en sus dos extremos.

 

Al sur de esa muela y como resultado de la erosión fluvial, emerge otra altura extensa y de similares dimensiones (387 m): la de Aguaderas. Esta continúa hacia el sur por La Sierra que termina en la partida de la Ternuda. Hacia el noreste el terreno se eleva con suavidad, alcanzando la máxima altura en el Vedao (401 m.) El resto es llano con discretas ondulaciones que permiten un fácil acceso y laboreo.

 

El río Cinca y los canales de riego constituyen las únicas corrientes de agua. Los barrancos y barranqueras apenas presentan aguas durante las tormentas veraniegas. Por el término hay balsas que acopian agua para el ganado lanar que pasta en los escasos baldíos. Sólamente se conoce una fuente en todo el término: La Olivera, en el barranco homónimo; da un agua bastante amarga a la que atribuyen propiedades curativas, tomándola nueve veces al mes.

 

 

Agricultura

 

El término confina con los de Barbastro, Permisán, Selgua y Monzón, abarcando 2.381 hectáreas que dieron sobre todo cereal Trigo, cebada y avena. En el XIX El Madoz aparte de los citados, nos habla de centeno y escaña, cereales más resistentes a las condiciones adversas., aceite, vino  El vino ha recuperado su prestigio gracias a la denominación de origen Somontano. Pero los niveles de producción bajaron mucho a partir de los años 40. A mediados del XIX, cuando el viajero romántico Cuadrado pasa por estas tierras camino de Barbastro, destaca la amplitud de los viñedos. Ver: Cuadrado, J. M. Recuerdos y bellezas de España. Aragón. Edición facsímil de la de 1844. Librería Pórtico. Zaragoza. 1974. En la actualidad se destinan 8 ha. al viñedo., hortalizas en la huerta y frutas, destacando ahora la almendra con 31 ha. y antes la ciruela. Últimamente la incorporación del regadío a sus tierras ha hecho aumentar la producción de maíz y forrajeras como la alfalfa, la veza o la esparceta. De las 1.865 ha. dedicadas al cultivo 1.443 son ya de regadío.

 

 

Propiedad de la tierra

 

Antaño todas las casas tenían una cantidad de tierra similar. La de Cavero fue medrando hasta alcanzar una tercera parte de los cultivos y luego la mitad tras incorporarse los campos de una familia que se arruinó. Otras casas importantes respecto a la posesión de tierra fueron Juan Torres, Nadal y Casero. Las demás familias poseían una cantidad muy repartida y en las desamortizaciones se beneficiaron todas salvo los herreros y casa Blas.

 

Los vecinos tenían derecho a hacer leña en el comunal y a apacentar los rebaños pagando por cabeza de ganado, mayor o menor. Un consejo regulaba el aprovechamiento de los comunales y los arrendamientos reuniéndose una vez al año. En la actualidad son 58 las hectáreas dedicadas a terreno forestal, quedando más de 330 como zona de pastos.

 

La explotación de las fincas presentaba varias modalidades. Una era trabajarse la tierra cada cual. Otra, a medias, consistía en que el dueño ponía el campo, la simiente y la mitad del abono y el mediero realizaba todos los trabajos y ponía la otra mitad del fertilizante, repartiéndose los frutos a partes iguales. Otra fórmula era el aterraje: el dueño ponía la finca y el arrendador todo lo demás, haciendo nueve partes de la cosecha de las que el primero se quedaba dos.

 

 

Ganadería

 

Todas las casas poseían varias cabezas de ganado lanar y cabrío, destacando como propiedad pecuaria casa El Pon. Había dula mediante la cual el dulero sacaba el ganado al monte por la mañana, devolviéndolo a cada casa por la tarde. De aquella época quedan un par de refugios pastoriles de los llamados de falsa bóveda: casetas redondas donde las piedras, sin argamasa, al llegar a media altura se van aproximando hasta cerrarla por arriba, dejando algún hueco para el humo. Una de ellas está en La Chesa. En la actualidad sigue pujante el pastoreo en el pueblo con 3.439 ovejas y 166 cabras, saliendo a subasta el aprovechamiento de los pastos.

 

En las casas se criaban tocinos, gallinas y conejos. En casa Cavero y en la de Casero, también tenían patos y en las de Garcés y Molinero colmenas. La cría de conejo debió ser importante porque venían de fuera pieleros a comprar las pieles. En 1997 había un censo de 80 conejas reproductoras.

 

Lo que ha aumentado ostentosamente es la cría de cerdos que ya no se hace en las casas sino en granjas especializadas: en 1997 se registraron 414 cerdas de cría y 2.973 cerdos de engorde.

 

 

 

Caza y pesca

 

Siempre estuvieron reguladas pero en otros tiempos de mayor escasez se practicaban furtivamente. Cazaban perdices y conejos ayudándose del hurón. En el Cinca se pescaba sobre todo barbos, bien con tresmallo, recorriendo un tramo con la red, o bien con algún cartucho de dinamita que mataba los peces, apareciendo muertos aguas abajo donde se recogían.

 

 

Comercio

 

Los tocinos sobrantes los llevaban a vender a las ferias de Barbastro, donde aprovechaban para comprar vajillas, cuchillos o lo que necesitaran. A Monzón iban a buscar la sogueta o fencejos necesarios para atar las gavillas o los fajos de leña. Estas ataduras las fabricaban los monegrinos a partir del esparto, cumplimentando el refrán: Pa l’Ascensión soguetas en Monzón.

 

El cereal lo vendían a intermediarios sirviendo hasta hace unos años como moneda de cambio. En las tiendas se compraba sin dinero apuntando en una libreta la deuda o bien muescando dos cañas, una para el tendero y otra para el comprador. Al recoger la cosecha se liquidaba la deuda.

 

 

 

Industrias

 

Antaño el Cinca movió un molino que perteneció al común del pueblo. Las desamortizaciones decimonónicas de las propiedades comunales propiciaron su desahucio, construyéndose uno nuevo aguas abajo. De ambos se conservan restos. Otro molino fue el de los cosecheros de aceite movido a sangre. Este molino del que apenas queda el solar y un arco apuntado empotrado en una construcción vecina, fue comunal y la obra es del XVI o del XVII. El rápido enriquecimiento de casa Cavero que llegó a tener, él solo, tantas ramas u olivas como el resto del pueblo, hizo que este pagara la mitad de los gastos. En la actualidad se destinan 16 ha. para olivar. Era un molino de libra y tornillo.

 

El nomenclátor comercial de la provincia de Huesca de 1931 nos da la existencia de canteras de piedra, circunstancia que no hemos podido contrastar.

 

En la actualidad, la situación estratégica de Castejón, entre los polos industriales de Barbastro y Monzón, ha propiciado la instalación de varias empresas. Mayoritariamente se dedican a la extracción de áridos: gravas milenarias del Cinca. En este sector se afanan:

ARIDOS HORMIFINCA

HORMICINCA

HORMIGONES DEL PIRINEO

PREFABRICADOS AGUSTÍN CASTÁN S.L.

 

Hay otras empresas dedicadas a la construcción: CONSTRUCCIONES BARRANCO GÓMEZ S.L., metalúrgicas: HIERROS Y CHATARRAS TREMOSA S.L., METALÚRGICA TORRENT, METOSA. Existen otras pequeñas empresas que contribuyen a mantener la demografía castejonera como ROFIPAL, ACTIVILARO, PLÁSTICOS MONTISÓN, VIRGEN DE LA BELLA A. I. E., la PROMOTORA INDUSTRIAL DEL CINCA o la ESTACIÓN DE SERVICIO. Aunque la mayoría de los trabajadores provienen de Monzón y Barbastro.

 

Aparte mencionamos SALES MONZÓN, pues explota una veta de sal para la venta y para salinizar el agua que refrigera una fábrica de electricidad.

 

Los labradores, ya regantes, se articulan en torno a la COMUNIDAD DE REGANTES LA CAMPAÑA, fruto de la nueva roturación de tierras, concentración parcelaria, nivelaciones y riegos puestos en marcha por IRYDA que creó un pequeño barrio para colonos en el pueblo. El agua que fecunda sus campos llegó en dos fases y de dos puntos distintos, aunque siempre del Cinca, por un lado de la Acequia de Selgua y por otro del Embalse de El Grado.

 

Las Huertas se regaban desde tiempo inmemorial tomando la cequia de un pequeño represamiento del río que movía el viejo molino, junto a San Juste. En 1862 se edificó la noria que permitió regar la partida de El Llano y alimentar el nuevo molino. La acequia vieja se desmoronó por problemas con el yeso que forma parte del suelo de Castejón y que el paso continuo del agua acaba por disolver. Aún se pueden ver vestigios de esa acequia junto a la noria.

 

 

Demografía

 

Como se verá en el capítulo histórico, Castejón se fue conformando a partir de la Edad Media. Los primeros censos incluyen o excluyen la población morisca, por lo que hay que andar con cuidado a la hora de aproximarse a las cifras reales de población.

 

El primer censo es de 1391 con 32 morabetinos o moradores que pagaban impuesto, allí se incluyen los cabezas de familia y los clérigos. Tenemos pues a Castejón a finales del siglo XIV, cuando todavía funciona el puente y se mantiene La Bella como sede municipal, con unas 32 casas.

Veintitrés años después censan 58 moradores. Ese incremento demográfico no parece corresponder a un crecimiento normal o con un movimiento migratorio. Más bien parece incluir a los pobladores de las dos religiones minoritarias –musulmanes y judíos- que no estarían incluidos en el censo anterior al tener un régimen de cotización diferente. Los judíos tributaban directamente al rey, mientras que los moriscos lo hacían al señor local, en este caso a la Orden de San Juan de Jerusalén.

 

Entre 1495 y 1609, la población se estabiliza presentando 42 fuegos. Allí se incluyen los moriscos convertidos de forma somera por los sanjuanistas. Conversión que no fue aceptada ya que en 1610 son expulsadas varias familias. El censo de 1646 presenta sólo 24 casas, casi la mitad.

 

Los sanjuanistas no consiguieron convertir a los moriscos y si lo hicieron los cristianos viejos no lo aceptaron. Fuera como fuere, esta expulsión acompañada del cambio estratégico en las comunicaciones que supuso la construcción del puente en Monzón, merma la población considerablemente, necesitando un siglo para recuperarse.

 

Los censos conocidos del XVIII son bastante heterogéneos y unas veces dan datos absolutos de familias y otras sólo de propietarios de la tierra. Por eso encontramos desde 31 propietarios en 1717 a 114 familias –donde se incluyen viudas, clérigos y pobres sin familia que censan cada uno como un fuego- en 1797.

 

El censo oficial de 1857 nos ofrece los primeros datos en números de habitantes: 544. Esta cifra se mantiene al alza en 1860 con 560 y en 1900 con 551. A partir de los comienzos de este siglo la cifra se retrae y va cayendo paulatinamente por debajo de los 400 habitantes. Se recupera algo entre 1970-80 rebasando los 400 con creces, para bajar otra vez en 1991 y censar 361 personas.

 

 

 

Estudio toponímico

 

CASTEJÓN DEL PUENTE. También llamado de la Puente hasta finales del siglo XIX. Castejón es aumentativo de CASTILLO. Dada la importancia de su puente acabó tomando de él apelativo para distinguirse de otros castejones: de Monegros, de Sos, de Arbaniés...

 

Aguaderas. Del latín AQUA: lugar por el que corre el agua. Se trata de una serie de ribas sobre el Cinca, a 387 metros de altitud, que constituyen una sierra.

 

Barranco Olivera. Barranco que pasa junto a un grupo de olivos.

 

Barrancos. Terreno quebrado por la acción del agua.

 

Barranqués. Igual pero en diminutivo por ser de poca envergadura.

 

Camín d’Osca. Tramo de la calzada romana primero y luego de un camino medieval que unía Castejón con la vieja ciudad a través de Ilche y Pertusa.

 

Camino de Las Brujas. Sólo se conserva el topónimo, sin ninguna leyenda. Es un sendero que parte del camino de La Bella, junto al pueblo y por detrás del cementerio, hasta bajar a las huertas del Cinca. Posiblemente ligado a historias de miedo. Cuentan en Castejón que había una planta llamada cerriello (stipa pennata) capaz de detectar el paso de las brujas. Cuando estas pasaban, la planta se movía señalando la dirección en que marchaban.

 

Camino de los Vinateros. Estos caminos son frecuentes entre el llano y la montaña. Ponían en contacto a los montañeses, que venían a comprar el vino del que carecían, con los viticultores, o servían también a los arrieros para llevar el vino y el aceite a la montaña, cambiándolo a menudo por patatas de siembra, lana o pieles.

 

Cardiel/Gardiel. Para algún autor vendría del latín CARDUM en el sentido de pequeño campamento. Dada su ubicación en un lugar un tanto árido parece más lógico derivarlo del latín CARDUS: cardo, planta que presenta múltiples variedades en los términos de Castejón.

 

El Majuelo. Viña

 

El Saso. Del latín SAXUM: piedra. Lugar pedregoso y árido que se eleva de una forma continuada, una especie de meseta de pocos kilómetros cuadrados

 

Estromagales. En documento del XVII aparece como Los Tormegats. Del latín TUMULUS: montones de piedras, peñascos inhiestos.

 

La Agullón. De AGUJERO. Lugar hondo, hondonada.

 

La Bella. Del latín VETULUS: viejo. Antigua iglesia parroquial dedicada a La Asunción que fue sustituida por otra en el siglo XVI, más cercana al núcleo actual que en esos momentos se estaba asentando en la solana del castillo. Al quedar como ermita se le llamó la iglesia vieja, viella o simplemente la bella.

 

La Campaña. Del latín CAMPANEA: campo llano de suaves ondulaciones. En la carta puebla de Monzón (1089) aparece como Bacampaña ligada por proximidad a Cardiel.

 

La Chesa/Las Chesas/Las Gesas. Del latín GYPSUM: yeso. Cadena de colinas de poca altura que partiendo desde el Cinca llega hasta Azlor. Su suelo tiene un alto componente en yeso que les da un aspecto blancuzco, veteado del verde oscuro de la barrilla, planta acostumbrada a vivir sobre el yeso. En Azlor y Peraltilla se extrajo yeso de esas colinas en tiempos pasados.

 

La Clamor. En aragonés esa palabra designa un barranco formado por las lluvias torrenciales, de caudal inconstante. En Castejón sirve de límite con Ilche y Selgua.

 

La Cruz. Hagiotopónimo que alude a un lugar donde hubo una cruz.

 

La Cuadra. En aragonés antiguo significaba tierra de labrantío. En castellano se refiere a una construcción para dejar el ganado.

 

La Morera. Árbol que sirvió de alimento al gusano de seda. A partir de finales del siglo XVIII se implantó su cultivo con el fin de obtener seda.

 

Las Gravas. Formación típica de ribera, en forma de colinas con un alto componente en grava o cantos rodados arrastrados por el río en sus avenidas. Estos suelos tienen además gran cantidad de yeso, destacando en el paisaje por su blancura.

 

Las Huertas. Del latín HORTUS: huerto. Se llama así a las viejas huertas que cultivadas gracias a una acequia que movía también un molino. Documentadas ya en el siglo XVI, requerían vigilancia para respetar los turnos de riego y limpieza de su cauce. Supuso una gran riqueza para el pueblo.

 

Las Viñas. Aquí se ubicaba una desaparecida torre, llamada de don Diego de la que nada sabemos.

 

La Venau. De un antropónimo árabe ABIN AHYUD. Granja perteneciente a este señor musulmán.

 

Llano. Terreno sin elevaciones ni barrancos.

 

Molino. Lugar donde se encuentra un ingenio de este tipo, para transformar el trigo en harina. En el caso de Castejón hubo dos, uno cerca de San Juste documentado en el siglo XVI y de propiedad municipal. Otro, aguas abajo, construido tras la desamortización de aquél, de propiedad particular y del siglo XIX.

 

Monte Barbastro. Porción del término que linda con el de Barbastro.

 

Pletizo. Del aragonés PLETA, lugar donde se guardaba el ganado por la noche. Se trata de un término por donde pasaba la cabañera que traía el ganado de la montaña a invernar. Tiene sentido despectivo por tratarse de una mala construcción o por arruinarse prematuramente.

 

San Juste. Antiguo hospital dedicado a los santos gemelos Justo y Pastor.

 

Ternuda. De TERNA: tres. Confluencia de tres límites municipales, en este caso Monzón, Selgua y Castejón. En este sentido de pluralidad hay una versión del topónimo: Las Esternudas, que remarca con el prefijo plural ES el hecho de que una cosa sea a la vez dos o más: estenazas, estrebedes, estijeras... Fue población llamada primero Torre de Darane y luego Torre de La Ternuda, sus términos explotados por campesinos de otros pueblos se repartieron entre los tres mencionados.

 

Torregardiel. Torre o casa de campo instalada en los términos de Cardiel.

 

Tozal del Ramo. Elevación del terreno.

 

Valdelaguardia. Vallecillo entre el monte del Castillo y Las Gravas. Antaño los castillos también se llamaban guardias, sobre todo si tenían guarnición permanente. De allí el nombre.

 

Valpregona. Barranco que separa los términos de Castejón y Barbastro. Debe aludir a un pedazo de tierra o valle que se pregonaría para sorteo o arrendamiento.

 

Vedado/Vedao. Sitio donde el pasto queda reservado, sin libre acceso.

 

 

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