Pocas cosas se recuerdan del nacimiento que difiera de lo que es comúnmente sabido. Durante las Primeras Comuniones llevaban los niños a enseñar por las casas antes de ir a la iglesia, ya que los vestían para la ocasión. En la casa que tenían familiar comulgante, daban una bolseta con dinero, si no, la voluntad que iba a un fondo común para financiar una merienda al domingo siguiente.

En las bodas de viudos se hacían las esquiladas que consistían en dar la lata toda la noche con esquilas, coberteras, cazuelas viejas... Por ello procuraban casarse por la noche y en secreto, aunque no solía valerles de mucho. Esta tradición se ha relacionado con un cierto rechazo social a unas segundas nupcias, pero más bien parece un ritual encaminado a alejar el alma de la difunta del lecho conyugal, pues este tipo de ruidos siempre se hacen con similar finalidad.

Ya hemos hablado en el capítulo de la cofradía de como se organizaba el tránsito al más allá. La comida de entierro era la típica del Alto Aragón: judías blancas, carne guisada y almendras tostadas.