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Las campanas de Aragón: un medio de comunicación                                                          Dr. Francesc LLOP i BAYO

Jabaloyas (Comunidad de Albarracín)

Los toques recogidos en Jabaloyas, el 21 de julio de 1984, tienen el interés de haber sido interpretados por uno de los últimos sacristanes de Aragón en activo. La entrevista tuvo lugar en casa de nuestro informante, junto a un pequeño museo que incluye rocas raras, piezas arqueológicas y también cosas de forma curiosa, recogidas a lo largo de su vida por CRISTOBAL YAGÜE SANCHEZ, de setenta y siete años, que comenzó de monaguillo siendo niño y que sigue en la iglesia porque le interesan esas cosas:

Toco para muertos y demás toques y hago lo que hace falta en la iglesia. De seis años hasta catorce estuve de monaguillo y luego fuí al servicio a Africa, pero me queda esa unión a los sacerdotes y parece que siempre he tenido un poco de interés en esas cosas. Tras morir un amigo, hace bastantes años, entré yo.

Entre otras actividades se encargó de la central telefónica del pueblo. No solamente toca las campanas, ya que como sacristán guarda las llaves de la iglesia y ayuda en los ceremonias religiosas y del pueblo:

Estuvimos durante veintidós años en la Central Telefónica de nueve pueblos. Yo tengo las llaves de la iglesia. Bajo abajo, con el señor cura. También ayudo en las fiestas que lleva consigo el pueblo.

Los toques son los de toda la vida, y la gente los conoce:

La gente ya sabe los toques... Como es toda la vida ya así, es la misma formación.

Hay dos campanas, con yugo metálico. Dirá que carecen de nombre, pero al hablar de ellas las citará como la pequeña y la grande:

Dos campanas. Las campanas, no tienen otro nombre, no se les pone nombre. La una tiene el nombre del alcalde que había en esos momentos, Antonio Jarque Domingo.

Todo de hierro, de hierro todo: [lo sé] porque las toco yo... La pequeña toca las horas también.

Una de las campanas fué destruida en guerra, y sustituida por otra similar, pero no se han roto ni se han cambiado mientras han estado a cargo de nuestro informante:

Cuando la guerra tiraron una y luego compramos otra: suena igual, aproximadamente igual; se compró igual, aproximadamente. Una, mayor, que hace más gordo. Nunca se han roto: desde que yo estoy no se han modificado de ninguna clase.

Parece ser que no cambian de sonido, no afectándoles las condiciones metereológicas:

Ellas no cambian de sonido nunca: aunque nieve se mojan poco y no cambian... Se oyen desde Alobras.

Las campanas se bandean empujándolas, y ese mode de tañer se asocia a las fiestas más importantes:

Se bandean empujándolas... Las bandean los días de fiesta así com San Cristobal. Viene en los papeles: "A tal hora, bandeo de campanas." Para bandeo es artículo de lujo.

También se tocan a medio bando, que se asocia a los toques de difuntos, y dejan atada la cuerda para repicar, que no afecta al sonido:

A medio bando deja la cuerda, atada al badajo, puesta, porque toca igual con la cuerda que sin ella, ¡si no se la quitaría!

A medio bando: para difuntos es a medio bando la campana.

El repique se realiza desde arriba, con un trozo de cable telefónico, desconectando previamente la cuerda con la que se puede tocar la pequeña desde la calle:

Yo repico con ellas... Ato los badajos, pero para tocar a muertos: tengo una soga de éstas de teléfonos. Ato, descuelgo la pequeña que es la que tiene abajo la cuerda.

Para tocar desde abajo hay una cuerda, unida a la campana pequeña, por el exterior, hasta el nivel de la calle. Esa soga queda justificada porque evita tener que subir repetidas veces a la torre:

La pequeña tiene abajo la cuerda por si ocurre tocar un fuego, tocar el segundo o el tercero, por no subir arriba, porque hay ochenta y tres escaleras... ¡hay que tener ganas de subir! La grande no tiene soga: ¡sólo tiene soga la pequeña!

Las campanas son engrasadas con aceite, para facilitar su bandeo:

Con una pluma les pongo aceite en los dos extremos, y van mejor, van más suaves... Lo demás, no.

La única peligrosidad al tocar estaría producida por el mal estado de la impresionante estructura de madera que se encuentra en el interior de la torre; el toque más pesado es el bandeo:

No es peligroso tocar. Aquello está un poco deteriorao la madera y lo queremos arreglar.

El más pesao, que te cansas, es bandear.

Una de las dos campanas es empleada igualmente para tocar las horas, la pequeña, la misma que tiene una soga para tocarla desde la calle:

No hay más toques que el del reloj. ¡De fuera de incendios, de difuntos, de fiestas, no toca más toque que el reloj que toca en la campana las horas que corresponde!

Los toques cíclicos de cada día han desaparecido; la oración carece de sentido para el sacristán:

Un día ordinario no se toca nada, ni oraciones. Antes sí tocaban "a la oración": iba el sacristán y tocaba las cinco campanadas, y a mediodía también, y a la tarde, cuando se hace oscuro, ya de noche, también. Ahora no. Porque no cobro nada y ir todos los días, ¿para qué?

Los domingos el sacristán sube al chapitel, y cuando vé venir al cura, baja a tocar el primero, cuyo orden difiere un poco de los recogidos en otros lugares. Los demás toques son ya interpretados desde abajo, en ciertos momentos de la preparación de la misa. El toque de las horas, por otro lado, condiciona el bandeo de la pequeña:

A las doce menos cuarto ya tengo señalau por el señor cura. Me estoy en el chapitel en lo alto de la torre y ya lo veo venir   de allá de Valdecuenca: como ya conozco el coche ya me bajo y ya toco. En que llegan ellos ya aquí ya toco el primer toque y luego desde abajo toco el segundo y el tercero.

El primero es: bandeamos un poquito y luego a repicar y luego el primer toque. Si suben los chicos bandeamos las dos porque parece que hace más gracia.

El primero lo toco desde arriba, siempre, y ya el segundo y el tercero desde abajo. Le digo: voy a tocar el segundo, antes de revestirse, y luego ya toco el tercero cuando ya está revestido: ná más tocarlo ya sale el cura.

No hay otros toques. Según el horario, porque si toca las horas hay que esperar para bandear la pequeña.

Los toques para las fiestas no solamente incluyen el bandeo de las campanas para la misa; se toca el día de antes, después de la oración, uno o dos bandeos, sin repicar:

El día de fiesta es bandear igual que el domingo. Pues a lo mejor por la tarde el día de antes se bandea. Se bandea y ya no se repica. Se toca la oración y a continuación se da un bandeo y se queda cortau ya.

Sólo se repica para la misa el día siguiente.

Haces señal cuando es día de fiesta grande; mañana es una advocación, pues se hace señal a boca tarde, a boca noche... Se toca la oración, cinco campanadas, y luego a continuación se da un bandeo o dos, los que tienes ganas. Y ya sabe el personal que mañana es fiesta: de doce a doce y media es la misa... San Cristóbal, que es el patrón del pueblo.

Los toques de difuntos indican el sexo y la edad del fallecido. En la actualidad se rezan los rosarios en la iglesia, en vez de hacerlo en la casa del fallecido:

Cuando se muere una persona yo ato las campanas y toco... la acción de toda la vida.

Se toca primero la oración, las tres campanas de la oración. Bueno, primero la campana a medio bando: primero la oración y luego el medio bando de la una: igual importa de la mayor que de la menor, pero sólo una.

Si es hombre, tres "tranes"; la mujer dos y si es chico, no está bautizao, no es más que un "tran" solo y hace "Tin, tiririn, trin, tiririn", un traqueteo de la baja.

Para repicar nada, nada más los tranes.

Toco tres veces. Cuando avisan toco la señal y ya saben. Toco primero los toques de oración y a continuación toco los tranes. Cuando avisan hago señal y luego a la tarde vuelvo a hacer señal. Y ya viene al otro día el asunto de difuntos y vuelvo a hacer medio bando y a hacer señal conforme Dios manda.

Porque no parece prudente de no tocar las campanas en la debida forma: las mujeres rezan el Rosario en la iglesia, porque antiguamente se iba a la casa, pero en la iglesia se cabe todo el mundo: ¡éso está propuesto ya!

El toque de incendios se realiza desde bajo, para alarmar a la gente, para que se pregunten donde está el fuego:

Para quema se toca un toque largo y rápido: coges la soga, desde abajo, todo lo que te alcanza el rato; si puedes estar cinco minutos, mejor que uno. Y ya está todo el mundo alarmau: "¿Dónde está el fuego?"

No hay época en la que callen las campanas ni tampoco cambios de horario a lo largo del año:

No hay época que no toquen las campanas: se toca todo el año siempre.

Durante las procesiones, si sube gente joven, se bandea, ya que el sacristán está ocupado en el ritual. Se toca durante todo el tiempo, excepto en la de San Cristóbal, en la que se para cuando la comitiva rebasa los límites del pueblo:

Para una procesión, bandeo. Suben arriba los jovenzanillos y cuando sale el señor cura, sale la procesión, pues a bandear.

Desde que sale la procesión hasta el granero que icimos, el granero de diezmos y primicias, se toca. Y se va a San Cristóbal. Y se vuelve y se hace la procesión desde el granero hasta la iglesia. Y a la puerta se pone el Santo así, se ponen los cuatro cargos que lo llevan, se le da media vuelta al Santo y se hace la bendición de los coches. Y las campanas, ¡leña!

En todas las procesiones se bandea... ¡si hay quien toque! ¡Bandeo! ¡Si hay procesión hay bandeo!

No hay toques de tormenta, excepto si hay incendio:

Para tronada, no, de no haber incendio, no.

La gente que buenamente sube a la torre a bandear condiciona el toque de una o de las dos campanas, tanto para los domingos como para las procesiones:

Si suben los chicos los domingos, al mejor ellos la más pequeña y yo la más grande... A veces suben chicos, que hacen de monaguillos, y les gusta tocar la más pequeña y yo toco la más grande. Pa las procesiones se bandea, si hay quien toque. Que, a lo mejor hay menos hombres y se bandea una, pero vamos... Para una procesión, bandeo. Suben arriba los jovenzanillos.

El sacristán de Jabaloyas no tiene remuneración por sus actividades, aunque no le importaría cobrar algo. Esa falta de paga le motiva, por ejemplo, no ir todos los días a tocar la oración:

No cobro nada. No me pagan ni por los toques de muerto. Por devoción, casi, lo hago... Pero claro, subir y bajar... ¡Que son tres veces o cuatro lo mínimo! Ya se lo he dicho: "¡Hay que cobrar algo!" ¡Que si no no me voy a poder tomar ni café siquiera! Aún no me ha dao una perra de todo el personal que se ha muerto, hombres, mujeres... Un día ordinario no se toca nada, ni oraciones. Antes si tocaban "a la oración"... Ahora no. Porque no cobro nada y ir todos los días, ¿para qué?

La búsqueda del campanero tiene lugar sólo cuando fallece alguien:

Porque en cuanto se muere una persona ya están aquí... Por que se ha muerto el que sea y a ver si...

La ausencia de paga justifica la falta de críticas, para nuestro informante; ya que no le pagan, tampoco le pueden juzgar:

La gente no puede criticar: ¡no vé que no cobro nada! ... ¡Aunque quieren no pueden conmigo!

La gente goza oyendo los toques, y los reconoce. El volteo de las campanas, los domingos, está motivado por la venida de los emigrantes para el veraneo, que gustan oír las campanas del pueblo:

Parece que hace más gracia? Porque de ahora en adelante [la entrevista está hecha el 21 de julio] como viene más personal y les gusta oír las campanas de su pueblo. Cuando toco la señal pues la gente ya se da cuenta, aunque esté en el campo: "Pues, ¡se ha muerto una persona!" A la gente no hace falta decirle nada, que ya sabe los toques lo que son.

Los toques no remunerados aparecen como un servicio al pueblo y a la iglesia, como algo necesario para los muertos o las fiestas:

Tocar campanas... las he tocau muchos años... y es un beneficio a la situación de nuestro pueblo y de la iglesia y ya se ha terminau, y de los difuntos, y de un día de fiesta... ¡y no es otra cosa! El toque más bonito el que se toca los días de fiesta, que no son de difuntos ni de penas. Y el más feo, el de difuntos. Hay un interés para cuando una persona se muera o hay un día de fiesta, el personal tiene mucho interés.

El sacristán desconoce si los toques en otros lugares son distintos, pero un día tocó otra persona y lo hizo todo al revés:

No lo sé como tocarán.  [...] Una vez estaba enfermo y fué otro, que se murió alguien. ¡No sabía y tocó a fuego! ¡Tocó lo que él sabía! Pero, claro, era diferente toque...

Las campanas no permiten hacer música aunque tampoco producen ruido:

¡Música, verdaderamente no hay música con campanas! Pero ruido, ¡no! ¡Mientras se tocan, muy bien!

El futuro de las campanas parece asegurado, pues alguno ya sabe tocar, para cuando deje de actuar el sacristán:

Hay unos chicos... uno que es el Fortunato, y le gusta también. Y le llevo varias veces para que vaya aprendiendo... ¡Hombre, porque un día yo ya puedo fracasar! Y ya... pues que sepa un poquitín de...

La disminución actual de los toques, como la falta del toque de oración que solamente se interpreta antes de tocar a muerto o a fiestas, queda en cierto modo compensada con el bandeo semanal de las campanas, motivado por el regreso de los emigrantes:

No toco oración: no cobro nada y ir todos los días allí ¿para qué? Y que habemos sesenta y cuatro vecinos, que habemos pocos. Pero bandeo de las dos campanas los domingos: como viene más personal les gusta oír las campanas de su pueblo.

La recogida de los toques tiene sentido para el pueblo y sus gentes:

Es un recuerdo para nuestro pueblo... Yo creo que sí sería conveniente. Vamos, ¡me parece a mí! ¡Para un recuerdo de los vecinos de nuestro pueblo, un recuerdo para toda la vida!

Para la grabación es preciso avisar a la gente, para que no se alarme y comprenda erróneamente el sentido de los toques:

Es que tocar las campanas para grabarlo, que... esté el pueblo enterao que es un grabación. No vayan a alarmarse, no vayan las mujeres a 'snudarse y a vestirse las mujeres guapas para la misa.

El video fué pasado en casa del alcalde; la gente que lo vió estaba contenta del resultado y esperaba una copia para enseñarla al pueblo:

Si teneis... formación de podernos mandar una copia, mandarnosla, que se la enseñemos al pueblo.

Jaca - (Jacetania)

Los toques de campanas de la catedral de Jaca constituían uno de los sistemas más coherentes de todos los recogidos en Aragón. Sus características, ciertamente peculiares, que iban desde la organización familiar de los campaneros, herencia matrilineal transmitida a modo de las casas altoaragonesas, hasta las técnicas empleadas, sugieren una influencia que pudiera proceder de más allá de los Pirineos; no en vano Jaca se halla en una de las vías del Camino de Santiago. Sus toques más destacados han desaparecido por falta de apoyos institucionales a la familia de campaneros y por una desdichada restauración que impide o dificulta el uso de las campanas catedralicias.

CONCHA DEL CACHO, CC, la campanera, fué entrevistada entre otras ocasiones el 17 de noviembre de 1974, el 29 de junio de 1976, el 19 y 20 de marzo de 1977, en octubre de 1980 para el programa Documental de R.N.E., el 1 y 2 de setiembre de 1982. Hablamos con su hijo JESUS LALAGUNA DEL CACHO, JL, en Zaragoza el 26 de noviembre de 1983. También charlamos con varios jardineros del Ayuntamiento, VV, cuyos nombres no recogimos, que bandeaban las campanas el 22 de junio de 1973. Es preciso recordar no solamente la amabilidad proporcionada por nuestra principal informante y su familia, sino la ayuda económica del Ayuntamiento de Jaca destinada a la recogida de datos en setiembre de 1982, así como la intensa colaboración del grupo folklórico Alto Aragón, en especial de SANTIAGO CALONGE y ANTONIO GAIRIN, que me acompañaron a la torre, prestándome igualmente su local social para entrevistar y recoger algunos toques de la campanera.

Un acontecimiento extraordinario marcó la vida de nuestra informante: CONCHA DEL CACHO fué elegida Reina por un Día, en un famoso y emotivo programa de la Televisión Española, en 1965. Aquel viaje a Barcelona y su efímera aparición ante las pantallas decidieron una referencia vital imposible de obviar. Aquella pasajera aventura televisiva generó numerosísimas publicaciones, parte de las cuales aún conserva la principal protagonista, que apenas sirven para conocer y comprender uno de los más complejos, eficaces y organizados sistemas de toques de campanas en Aragón.

AGUSTIN LALAGUNA ESTUA, el sacristán de la Catedral, era el único hijo de una familia dedicada a servir en la iglesia matriz, con ocupaciones específicas según el sexo y la edad de los diversos miembros. Dice el DR. DUMAS, (1949:1), en un artículo, cuya copia mecanografiada y corregida conserva la campanera:

Ya estoy frente a este buen hombre que es el campanero, Sacristán, macero, marido de Concepción del Cacho, padre de dos chiquillos, y que se llama Agustín Lalaguna, el que se dispone a servirme de explicador. Comenzamos la conversación, presente la actual campanera, que es hoy la encargada de los toques.

La familia de Agustín, se pierde en la noche de los tiempos. Recuerda que (agarrarse) la madre de su bisabuela, ya hablaba de haber vivido allí su abuela, según la abuela última contaba. Y eso que los aires de altura les probaron bien, ya que su bisabuela Babila Tabares, sobrina de un Arcediano de esta Catedral, murió a los 70 años; la abuela de 76; el abuelo de 81, y la madre de 80: total y entre los cuatro, tres siglos y pico. [Las últimas palabras están tachadas y hay una nota manuscrita que dice: 6 o 7 siglos] Agustín está dispuesto a mejorar la marca... Así sea.

Varios años más tarde TAZURC (1972) da nombres y épocas mucho más concretos, relatando nuevamente la historia personal del sacristán:

Este mes se cumplen 51 años de servicios ininterrumpidos a la catedral de su campanero, sacristán y macero. Agustín Lalaguna Estúa, de 69 años, hijo y nieto de campaneros, en una sucesión ininterrumpida por rama masculina y femenina. Agustín, con una memoria prodigiosa, nos comenta como su abuelo Vicente Estúa Pérez, natural de la villa de Orante, estaba de criado al servicio del palacio episcopal, siendo obispo don Ramón Fernández Lafita, y casó con la hija del campanero, Alejandra Sánchez Tavares, heredando posteriormente el cargo, que ya ostentaron el padre y el abuelo de la novia.

Sería imposible concretar en cuantas bodas, en cuantos bautizos o en cuantos entierros ha intervenido nuestro hombre, prácticamente en miles, ya que todos los jacetanos mayores de diez años han contado con su presencia en el acto trascendental de su bautismo, dado que hasta esa fecha la catedral fué la única parroquia de la ciudad. Sin embargo en una boda falló el sacristán, en la suya, acaecida el 6 de octubre de 1939, que fué oficiada por su párroco, don Carlos Quintilla. Casó Agustín con Concha del Cacho y tuvo dos hijos, ya casados, de los que tiene dos nietos.

Apenas conocimos al señor LALAGUNA, puesto que solamente intercambiamos una mínima conversación, un día de Santa Orosia. Al poco tiempo fallecía y su esposa nos volvía a describir la historia familiar:

Mi marido murió hace un año [...] Era hijo de cinco o seis generaciones de sacristanes y campaneros. Era sacristán y campanero y todo. Yo conocí a mi suegra, que muriO a los ochenta años y ya sus abuelos habían nacido aquí. Calculan lo menos seiscientos años que vivía la familia aquí. La tatarabuela de mi marido, Babila Tobares fué la última persona que enterraron en el claustro de la Catedral, porque antes teníamos entierro en la Catedral. Su familia estaba más de seiscientos años de sacristán y campanero y todo. CC

En las últimas generaciones, de cambiante apellido, pero de una misma tradición familiar, los hombres se dedicaban a la sacristía y las mujeres a las campanas de la Catedral. Emigraban todos los hijos menos una mujer, de modo que la continuidad familiar y el aprendizaje desde la infancia quedaban asegurados por vía matrilineal.

La campanera se dedica igualmente a guardar y mostrar el Museo Románico, en el Claustro de la Catedral, así como a otras actividades de servicios del templo:

Ser sacristán puede que no dé mucho dinero, pero sí da mucho trabajo: hay que limpiar, arreglar, preparar, ordenar, ayudar en los oficios religiosos, tocar las campanas, hacer de guía turística, exhibir el Museo Románico Diocesano de Pintura y atender a los fieles en sus mil y una necesidades. Son tantos los pequeños servicios que el cargo lleva consigo que es necesaria la plena dedicación del sacristán y de su mujer, conocida en toda España como la campanera. El tiene a su cargo los servicios de la catedral y, naturalmente, sus campanas... Normalmente la que toca es ella ya que, como dice Agustín, no es posible a la vez estar en misa y repicando. TAZURC (1972)

Es oficio de hombres y no de mujeres, pero los hombres debían estar abajo.  [...] Se marchaban los chicos, tras aprender un oficio, y luego entre el Obispo y el Cabildo hacían un casamiento con la hija que quedaba en el campanar, para que no se perdiera la tradición. [...] Mi suegra tenía dos o tres hermanas: alguna era maestra; con el sueldo de la una habían pagao los estudios de la otra. Me paso la vida en la Catedral, estoy todo el día en la Catedral. En el piso no estoy más que las horas de comer y de dormir. [...] Vivo en el segundo piso ahora. A la puerta pone: "Agustín Lalaguna, sacristán y campanero". Allí, lo que necesite. Si no estoy allí, estaré en el Museo, aunque ahora [noviembre] vienen pocos turistos, o estaré haciendo hostias en la sacristía, o habré ido a las [monjas] para que laven la ropa de la Catedral. Si éso, pregunte por mí a la carnicería debajo de la casa; que le dirán donde estoy. [...] Todo el día te están... que si tengo que limpiar, que si unas cosas y otras. CC

Porque, claro, mi padre entonces hacía, tenía que hacer de campanero, de sacristán y de macero... Para macero era, por ejemplo, el, allí el macero no era más que cuando se iba a buscar al obispo, al palacio. Entonces, como mi padre tenía que ir con la cruz, iba con el macero, con el Cabildo hasta el palacio, a recoger el obispo, que éso era [palabra inaudible] a pontificar, en aquellos tiempos. Claro que si era macero no iba con la cruz, y si iba con la cruz no era de macero. Sí, llevaban una cacharra blanca, tipo ca, o sea, así, grande, podía ser blanca o morada, si era en Semana Santa, por ejemplo, para el día de Viernes Santo, cuando [palabra inaudible] a buscar allí; podía ser el día de Corpus, entonces se iba de blanco; si era para Santa Orosia, como es rojo, iba con un cacharro rojo, luego un cacharro de esos blancos, como parece que llevan todos los maceros. Y luego pues eso, la maza esa de, de plata y bronce.

[Pero vamos, que igual era macero que llevaba la cruz en la procesión] Sí, sí, sí, y a preparar la Catedral, los ornamentos, los altares y todo éso. JL

El último sacristán mediaba entre la gente que solicitaba servicios a la iglesia (bautizos, bodas, entierros) y los distintos especialistas (músicos, organistas) o instituciones (archivos parroquiales, juzgados):

Estábamos al servicio'l pueblo y de la Iglesia; ¡al servicio de todos! [...] Cuando pedían información a un párroco de alguna partida de nacimiento, él les decía: "Vayan a Agustín, que él te informa de todo." CC

Sí, entonces él con arreglo a lo que decían pues, le decían pues: "Mira, el entierro lo queremos de segunda." Pues entonces [...] me parece que entonces el de segunda tenía tres curas, y el de tercera uno nada más y el de primera siete curas, ¿no? U ocho. Entonces decías: "Pues tanto." "Entonces queremos de primera." Entonces era con órgano, pues entonces, claro, luego pues tenía que decir, claro, pues que sí, o no puede ser porque está... el organista está de vacaciones. O le podía decir por ejemplo: "Pues toquemos de segunda." Y tenga que buscar los curas, se lo decía al párroco de la Catedral. El que se movía en la cosa era él, entonces, la gente, todo el mundo lo conocía y todo el mundo pues, cualquier que lo ha conocido, pues Agustín, y Agustín, y no... JL

El proceso de aprendizaje de la madre fué un tanto peculiar, puesto que se trataba, en contra de las normas, de una mujer venida de fuera:

Así que ya no puede tocar el toque especial, que me enseñó mi marido. [...] Aprendí de mi suegra. CC

El hijo de los últimos campaneros, JESUS LALAGUNA, aprendió únicamente el toque de diario, y algunos otros más corrientes, mientras que su hermana nunca llegó a tocar:

[Es decir que usted aprendió por lo menos algo a tocar] Pero exclusivamente el toque de diario, o sea de combinaciones de campanas, ninguno, o sea exclusivamente pues, o tocar la agonía o toco, subir a, a tocar al mediodía o el toque ese de diario que es nada más con dos campanas; los demás ninguno. No, las combinaciones ninguna, no he tocao más que con dos campanas, o sea de diario.

[¿Su hermana tampoco aprendió?] No. Además mi hermana no ha tocao nunca. No, no, porque claro, mi hermana no se éso, no se preocupó, y yo como desde el primer momento ya ví que ahí no tenía nada que hacer, pues entonces ya no, o sea lo hacía más bien por ayudar a mis padres pero sin ninguna mira de aprender a tocar ni. JL

A pesar de la complicación de los toques, carecían de lista o cualquier otra norma escrita; la falta de práctica dificultaría e incluso podría impedir que volviesen a tocar en la actualidad:

¿No tenían letras los toques. [...] [¿Y usted se acuerda de todos?] Sí, ahora se me van a olvidar. Porque ahora, de no ejercitarte se olvidad, y como eran tanta complicación... CC

Porque es muy difícil acordarse uno de, de, exactamente como, el toque, si va éste antes o dos o tres campanadas de ésta, de una, de la otra, éso. [¿No tenía ninguna libreta ni nada para acordarse?] No, ella siempre de memoria. [...] Porque fuera como una cosa musical, que hubiera una partitura o un escrito que puediera decir, pues, con dos campanas de la primera, volteo de la segunda y luego se repica, [palabras incomprensibles] nunca, o sea, es una cosa que se han pasao de memoria de generación en generación. JL

La torre de la Catedral anunciaba los servicios religiosos del templo primero así como los de su pequeña parroquia, la única de la ciudad por la cual habían de pasar todos los jacetanos, lo que aumentaba el número de toques:

Porque tenías que tocar entonces pa too Jaca; ahora no, porque han puesto dos parroquias. Pues te pasabas toda la vida. CC

La torre estaba muy mal conservada, a pesar de inacabables restauraciones:

Están allí de obras, aunque más que de Monumento Nacional parecen de abadía de pueblo chico. Y eso que las paredes que forman el ángulo a ambas plazas, están separadas hasta dejar paso a la luz y las maderas, podridas y amenazadoras de hundimiento. [DUMAS (1949:1)]

Se hundió el campanario, lo tuvo que arreglar nuevamente y nos bajaron a ese piso que estamos ahora. [Antes estaba todo de otra manera] ¿No ve? Todo esto estaba igualado aquí; venía, ¿ve? ¡Hasta aquí! Al nivel de las campanas, hasta allí, que ya se nota. Ya ve el suelo allí, allí mismo descansaban, ¿ve? CC

DUMAS (1949:1) apuntaba algunos de los usos generales de las campanas, desde su punto de vista de visitante, considerando su estancia en la torre como un alejamiento, como una elevación sobre la realidad:

Ahora, solo se dan los toques. Y oido lo dicho, vuelvo a descender hasta la normalidad, luego de un rato pasado más cerca del cielo, y junto a las campanas cuyos sonidos al cielo llegan.

Las tres campanas de la Catedral que podían bandear tenían nombres de santos, mientras que las dos pequeñas y la mayor, que eran solamente repicadas, tenían uno o varios nombres, de acuerdo con su uso o función:

Hay tres campanas. Se llaman Santa Agueda, Santa Orosia y Santa Petra Josefa. La primera lleva la fecha de 1790, la segunda 1894 y la tercera 1885.

Hay que jugarse la vida, si quiere uno ver la de la agonía, llamada así, impropiamente, por que suena lúgubre y pausada, cuando alguien ha muerto. Y cuando veo por donde hay que pasar [añadido manuscrito: "para"] llegar a ella, pienso que Agustín no realizará su sueño de mejora de marcas como se descuide.

Y si he dicho, que impropiamente, se llama de la AGONIA, he dicho mal, ya que agonía causa el paso de la muerte, hasta alcanzar aquella. Otra escalera, pendiente sí, pero más segurita, conduce a otras tres campanas, habiendo de ir con gran precaución por el paso, y por el piso; [corrección manuscrita: palabra tachada] pues, a poco peso, uno se pasa y para siempre, reposa. Dos de ellas, las que tocan a mortijuelo, o muerte de un párvulo, y que, como los tiempos andan tan mal, si antes daban los cuartos y las medias, ahora, no dan ni la hora, aunque esto la hacía la tercera, que está como el reloj, más parada que un sin trabajo. [DUMAS (1949:1)]

En agradable charla con los magníficos y populares representantes del programa Mario Cabré y José Luis Barcelona, la reina, todavía sin coronar, fué dando cuenta a los telespectadores de los nombres que llevan las campanas de la Catedral de Jaca: "Santa Orosia", "Santa Agueda", "Petra Josefa" y "Santa Ana", más las dos pequeñas que llamó de "los parvulillos", que todavía no tienen nombre. [CHICOT (1965:3)]

La que toca l'agonía, pa los muertos, cuando muere uno. Hace brrr. [...] Y ésa de ahí, ésa no la podemos voltiar. Ésa, la de l'agonía. VV

Que son seis: cuatro grandes, Santa Orosia, Santa Agueda, Petra Josefa y Santa Ana, y dos chiquitas, que llaman los Parvulillos [TAZURC (1972)]

Las campanas se llaman:

Petra-JosefaAnaAguedaOrosia

"agonía"- - - - - - - bandiar - - - - - - - -

Las dos mayores no sé cual es una y cual la otra; da lo mismo.

Las campanas de coro, que están arriba. Las dos de arriba son las de los parvulillos o niños o ángeles. Las campanas pequeñas no tenían nombre. CC

Se bandeaban tres y las otras se repicaban. JL

Las campanas fueron bruscamente modificadas, durante una restauración que no tuvo en cuenta las necesidades de los campaneros; CONCHA DEL CACHO cree que tal atropello tuvo lugar por haber fallecido recientemente su marido:

Pues mire, ahora que pena que ahora ya no se puede tocar, ¡éso está bueno! ¡Si lo destrozaron todo! Cuando hay que bandiar tiene que mandar el Ayuntamiento una, una brigada para poner unos antiamajes y poderlas bandiar. [¿Tan altas están?] Pues, han, ¡levantaron el piso! Y resulta que las campanas han quedao allá arriba y el piso ha quedao abajo. Y antes, pues estaba el piso así y después había un ésto, que venía al nivel de las campanas. Y después todas las cuerdas, que s'hacía la combinación y todo ésto, pues todo los destrozaron, en el momento que murió mi marido. Porque él dijo: "¡Sobre todo me respeten ésto!" Pero en que murió él, ya, ¡adiós! Todo lo levantaron y todo lo han destrozao y ahora si hay que bandiar, pues tienen que venir los del Ayuntamiento para poner un andamiaje pa podelas bandiar. No se puede; así que, ¡éso han hecho! ¡Aquel toque tan especial, no creo que se llegará a tocar ya! [¿Y las cuerdas y todo lo quitaron?] ¡Todo, todo, todo, el banco, todo lo destrozaron! Yo cuando subí y me lo ví, les eché un bocinazo que pa qué. Dice: "Bueno, ahora éso ya, ¿pa qué?" Dice: "¡Éso ya está pasao de moda!" ¡Hombre! Pero antes de quitar una cosa típica de éstas y todo lo aventaron, todo lo destrozaron, y todo allí, ¡que pa qué! Me supo mal. [...] El toque de primera clase [...] ahora, no se puede hacer, porque han quitao hasta el banco que yo tenía para tocar la primera clase: había que tocar las seis campanas a la vez y combinándolas. El banco de tocar la primera clase lo destrozaron todo. Que las pequeñas, que ésas las han entabicao por completo. [Sí, que ésas estaban arriba] Sí. Pues ésas las han cerrado por completo, ni se pueden ver ni se pueden tocar, que eran las que se tocaba a coro y cuando había entierro de niños. Parvulillos que se decía. Pues ésas jamás ya. [...] Y después, ¿vé? ¿vé? Las campanetas pequeñas bajaban estas cuerdas de arriba que fíjese si han tenido, las han tabicao. ¡Fíjese, vé!

La campana de la agonía estaba igual el yugo igual, sólo que tapada.

Este año, como habían quitao las tablas tuvieron que montarlas para las fiestas. [Insiste a menudo en esta idea]

Tablillo de ése basto. Pues dese cuenta; el encargao que fué un sinvergüenza, mandaron tá ésto, tabla como ésta para ponerlo, para levantar aquello y ponerlo y cogió todas las tablas pudridas y, digo, agujeradas, y se vendió toda la camionada de lo bueno y puso todo ésto, pues, que se cau de agujeros que sube cualquiera y aquí se estozuela.

Éso pasó al morir Agustín. Si no se hubiera muerto, no hubieron dejado que hicieran esa barbaridad, que no se puede tocar ahora.

Desde que empezaron a obrar, ¡mire que abandono! Lo han dejao peor que estaba [...]; estaba el piso de otra manera pero lo deshicieron; para dejarlo así era preferible que lo hubieran dejao. CC

Nadie se preocupó. Entonces murió papá. Es que coincidió con las obras. JL

Solamente tres campanas podían voltear, al tener el yugo de madera para hacerlo; el gran tamaño de las dos campanas mayores dificultaba a menudo su bandeo, que se realizaba casi siempre empujándolas. También ayudó la campanera a tocar la menor de las tres alguna vez:

Bandear es darle la vuelta a la campana, que tiene que ser con las manos. Yo mi he bandiao la primera campana, la santa Orosia. Cuando las bandean pues hay que ir poco a poco; yo ya he bandeao ésta muchas veces, ahora no la bandearía. [...] Y cuando una vez que has podido coger lo d'arriba, para darle la vuelta, ya por sí sola casi marcha, na más con darle así un poco, ya marcha por sí sola. Es hasta que coge la fuerza.

[¿De un bandeo a otro las dejaban al revés?] Es que, por no darles la vuelta, las dejan, ponían un palo, un palo, y las dejan ya con la media vuelta pa no estar allí después hasta que cogen la fuerza. Y después la sueltan y enseguida ya dan la vuelta.

Cuando había que bandiar pues se soltaba de aquí [las cuerdas atadas al badajo para la combinación]; si algunas veces, cuando yo digo que algunas veces m'he bandeao ésta, pues la soltaba y subía a bandear. CC

[La segunda] Casi la llevamos a medias, porque para primera como no lo había, como la segunda había que, que estar dos pa dar la vuelta, y la tercera, si no había tres o cuatro tíos, la primera vuelta no había quien se la diera porque hacía falta hasta que cogía la, la fuerza, pues.

[¿Pero entre toque y toque a veces las dejaban boca arriba?] Sí, es que se dejaban boca arriba porque por ejemplo la procesión salía, se tocaba al salir, entonces para evitar que luego... se siga bandeando, entonces, evitar éso de empezar a hacer fuerza otra vez, dar la primera vuelta... con soltarla con una tabla o algo así... JL

La manera más usual de tocar las campanas de la Catedral de Jaca era el repique desde unos metros más abajo, por medio de seis cuerdas que iban unidas a los pies y las manos de la persona que tañía, generalmente la mujer de la casa, sentada en un banco. Las cuerdas, la llamada combinación, tenían que estar dispuestas de tal modo que los badajos estuviesen cercanos a las campanas. El especialista en poner las cuerdas era precisamente el marido, mientras que su esposa solamente tocaba y no sabe recomponer el sistema de cuerdas:

Y vamos con la faena de los toques, que hay cuerda abundante. Ellos se realizan desde un pasillo obscuro y pequeño, donde hay un banco más solido que el de España, aunque con sus patas atacadas por la carcoma y con un pequeño respaldo: y allí sentado... al aire, él, ahora ella, la campanera, cogiendo las siete cuerdas correspondientes a las citadas campanas, unas arrolladas en las manos y otras a manera de estribos en los pies, y así como tejiendo un encaje sin palillos, suenan las campanas, unas veces tocando a Gloria, otras tocando a muerto; bien llamando a Coro, o llamando a los perdidos en la mejor acepción de la palabra. [DUMAS (1949:2)]

Para tocarlas una sola persona, que es lo habitual, se sientan en un banquillo, moviendo dos cuerdas con los pies y cuatro con las manos, normalmente la que toca es ella, ya que como dice Agustín, no es posible a la vez estar en misa y repicando. [TAZURC (1972)]

¿Vé? Éstas iban, vé estos agujeros de otras cuerdas que venían así cruzadas p'hacer el toque ese típico. [...] Venían así pero iban unas combinaciones, ¿sabe? ésta venía combinada con ésta, con ésta una cuerda así, otra así, iban así; no sé. Mi marido lo sabía muy bien. Y es que faltan dos cuerdas más que eran, dos cuerdas en cada mano que las pequeñas, que ésas las han entabicao por completo. Lo peor es que no sé si sabremos poner, tal como estaban. ¿Se acuerdan, unas cuerdicas cortas, que venían así, después de las largas? Para no tirar de abajo, ése, sin hacer casi esfuerzo y éso, sin, iba muy bien aquello. [Unas corticas que iban a la paré, ¿no?] Sí. Si tuviera mi marido, ya; como él las colocaba, ya lo sabía muy bien. Porque éso lo hacía todo él.

[¿Ésa tenía la cuerda ahí como la tiene ahora la segunda campana? - Para mantenerla inmovilizada] Sí, sí, sí, que es para sostenerla, solo sujeta, porque como tiene tanto bando. Era un banco con respaldo, como estaba, así, me sentaba, me sentaba, me sentaba con ésto en cada pie. Y después éstas dos en cada mano y las dos de, pequeñas, y las iba combinando, un toque d'ésos, y tocaba, las iba combinando. Segunda clase: cuatro campanas; una en cada mano y una en cada pie. Primera clase: seis campanas; dos en cada mano y una en cada pie.

Había que tocar las seis campanas a la vez y combinándolas. La segunda clase o la primera clase la toco sentada. CC

Bueno, las cuerdas estaban permanentes, las cuerdas, estaba el banco que venía ya de antaño, de toda la vida, ¿no? Y entonces estaban las cuatro campanas, bajaban verticales al banco, y las otras dos más pequeñas como estaban diferente d'ésto, pues caían más a la derecha que las; pero la mayoría de los toques, menos bandear, se tocaban desde el banco. Todos desde el banco... Yo por esta [palabra confusa] he soltado una, soltando una con la mano derecha, y cogiendo las dos porque entonces: "Tin, tin, pon", o sea, o sea con una mano jugaba con tres campanas. Algunas veces sí, algunas veces, al cogerlas así sonaban las, las dos "Tin, ton, ton", que con la derecha era con la que jugaba. [Es decir, los pies se quedan] Como para las dos grandes, y la mano izquierda también se queda quieta, y la mano izquierda se queda con la campana segunda que llamamos allá porque van en disminución; de la más pequeña luego viene una intermedia, luego viene la más grande que, como para bandear.

Normalmente tenía que estar más bien tirada lo que es el campano hacia fuera, para que la, el badajo quedara lo más próximo a la campana, porque contra más metida esté pues quedan más lejos, entonces hay que hacer más fuerza, pierdes más tiempo, entonces como no haces más que tocar: "Tin tan ton tun", o sea, vienen seguidas. [¿Cómo, cómo hacían para que la campana estuviera doblada?] Pues la campana tenía una; o sea, la campana está así. Y lleva apretaos un gancho aquí. Y entonces de este gancho, entonces con este gancho y dabas, o sea, la campana se va pa fuera, que es lo que ahora como vinieron ésos pues ya, quitaron los ganchos que tenían la ésto y ahora ya no hay forma de, se quedan, y están así [palabras incomprensibles] y hay que tener una fuerza.

Es que, es que no se puede, o sea que tocan muy mal y porque es que no hay, no hay medios, o sea tendrían que arreglarlo por lo menos, o poner el banco en condiciones, lo primero para poder tocar con los pies, y segundo pues ponerlas como estaban antes, porque antes estaban, antes venía, la cuerda venía completamente perpendicular y venía cogida desde arriba, con otra cuerda y entonces ésta que bajaba, la ésto, venía completamente recta, entiende, o sea había una aquí, una carrucha aquí, para que el palo viniera. Claro, es que ahora viene así, roza por todos los laos, de todas formas, venía del gancho abajo, pero cogida aquí en medio había como un ésto para que donde giraba la cuerda, ya cogía el agujero. Para abajo, bajaba perpendicular, claro, y entonces abajo también tenía pues, otra. Me acuerdo que eran de madera, una carrucha de ésas. que giraba. Entonces, claro, la cuerda iba suave, no como éso, que, claro, si roza en cualquier sitio pues tiene más. [¿Y para los pies lo que tenía era como un...?] Sí, bueno, aquello era como un cacharro para a lo mejor apoyarte mientras, o si estabas tocando primera clase y no tocabas con los pies, o tocabas los de segunda, pues, pues pones los pies ahí... O sea, la cuerda era namás vuelta, o sea anudada [palabras incomprensibles] con el, con el pie. [Mientras que las otras se cogen con la mano] Sí, las otras además eran más cortas, porque las cogías a, a ras de mano. JL

Entre otras penalidades, el trabajo de campanero incluía el goce de una casa con muy malas condiciones y la continua sujección al puesto, ya que había toques a lo largo del día, e incluso algunas noches. Las técnicas de bandeo tenían también cierta peligrosidad; algunas campanas giraban con más dificultad que otras, e incluso la pequeña enganchó a la campanera. Los toques desde el banco no suponían demasiadas molestias, pero la actual posición provisional de las cuerdas, exige un notable esfuerzo por parte de la señora CONCHA:

La del medio va dura. ¡No sé por qué será! No sé si l'han engrasau esta gente. VV

Antes vivíamos en el campanario y pasábamos mucho frío [...] porque te dejaban la vivienda que habías vivido toda la vida en ese campanario con un frío que pelabas y ya les paicía que hacían algo. Me tenía que subir el agua de abajo, que ¡menudo sacrificio! Ochenta o noventas escaleras, la leña y todo y el frío que pasabas, porque tenías hogar bajo, el día que venía cierzo te tiraba todas las brasas y todo que has pasao que para qué. [...] Aquí y tenía que subirme el agua desde abajo; conque mire qué penitencia, qué penitencia teníamos, ¿eh? Si nos ganamos bien el cielo, ¿eh? Con el frío que pasamos, subir el agua y luego subir y bajar sin luz ni nada por aquí; todo oscuro, que ni aún siquiera luz nos pusieron.

Aquello de allá una habitación y aquí estaba la cocina y todo así, y por aquí ya estaba una escalera que subía al campanar, y aquí es, aquí mismo tenía el banco pa tocar.

Ahora se ha puesto provisionalmente ésto, dos cuerdas, de plástico, que me sarro las manos, pa tocar l'agonía y a muertos, pero lo demás si no se arregla no se puede [...] Fíjese, vé, han puesto provisionalmente estas cuerdas de plástico, pero con las manos, ¡no! ¡Imposible! Ahora estoy con la columna y tengo que hacer con el pie así, pa poder tocar, porque las otras eran suaves, y aún éso. Pero ahora, bueno, enseguida como si me dieran una puñalada en la columna vertebral que la tengo completamente, tres vértebras lumbadas [...] Ésto es duro, ¡que te sarra las manos que pa qué! Sí, si no, fíjese que pa tocar a ésto tengo que estar, con el pie, si no, ¡uy! Como si me clavaran una puñalada en la columna. Y la tengo tan mala. El año pasao, que tuve que tocar dos seguidos, oiga, ¡aquí me desmayé! ¡Igual que una puñalada, mire! Me tuve que echar [palabras incomprensibles]. Me pensé que me quedaba, como si me dieran una puñalada con el esfuerzo ese. Conque subió un hombre, me hizo, me puso a la medida, ¿vé? Eso doblau; dice: "Así, coja usté y no haga el esfuerzo del pie, de las manos." Y así pongo por ahí el pie y ya no, porque como tengo tan mal la columna, pues el hombre.

Ahora no la bandearía. Pero una vez casi me quedé colgada, hasta allí llegué. Hay que darle así y después hasta que puedes coger, y se me engañó y me quedé así colgada y marché todo lo largo que es. [¡Menos mal que fué por este lao!] Por este lao, ¡que si llega por el otro lao, pa qué! CC

Las campanas pequeñas, precisamente aquellas que carecen de nombre, junto a una tercera, mayor, que pende de una especie de espadaña de hierro forjado, servían para tocar las horas, con un antiguo reloj cuya maquinaria estaba colocada encima de la campana de las agonías. Esta campana de las horas no parece que fuera empleada para los toques. El reloj tenía una vieja esfera hacia el lado de la calle:

Dos de ellas, las que tocan a mortijuelo, o muerto de un párvulo, y que, como los tiempos andan tan mal, si antes daban los cuartos y las medias, ahora no dan ni la hora, aunque ésto la hacía la tercera, que está como el reloj, más parada que un sin trabajo. El cronómetro, del año de la abuela de la bisabuela de Agustín, lo quiso arreglar un aficionado, pero se le acabó la cuerda - un cable de diferencial que hacía falta ser un Hércules para enrollarlo - y se acabó a las 10,38, de un día o noche, ya lejanos. Total que con 2 relojes que lucen sus esferas, en la fachada de la Catedral, uno con saetas más vistosas que las que se cantaron al paso de las procesiones y otro de sol, nos quedamos a la luna de Valencia. [DUMAS (1949:1)]

A lo largo del día había diversos toques de oración, distintos según el momento en que eran interpretados, así como diferentes según la clase litúrgica del día, clase que quedaba reflejada en los toques de coro de mañana y tarde:

Los toques comienzan a la salida del sol. Hay toques de 1ª y 2ª clase; toques de claustro, de Salvator, de la Consagración; de mediodía; de Vexila Regis; de llamada a coro, con repique de campanetas... Y el toque de los perdidos... En fin, los hay a Maitines y Laudes. [DUMAS (1949:2)]

Antes sí, cuando había los Cabildos de antes, todo el día, porque ya empezabas el toque de por la mañana, luego dispués ya te venían avisar que si un agonía o dos o tres que se te presentaban [...] Dispués el coro, que'l coro pues ya empezaba a las nueve, a las nueve y cuarto, a las nueve media, a las tres cuartos y luego a las diez y luego la Consagración que había que tocar también. Después, si había entierro, que por lo regular casi siempre había entierro o aniversario, luego la oración de las doce, así que todo el día te lo pasabas, toda la mañana. De verdá, toda la mañana. Después ésto ya llegaba la tarde, el coro de la tarde, a las tres y media o las cuatro y media. Unas veces lo ponían a las tres y media; otras veces a las cuatro, luego a las cuatro y cuarto, de cuarto en cuarto allí, hasta que empezaba el coro hasta las cinco. Luego, a la tarde, si había entierro también, que algunas veces también se hacían, o si hay novenas, que por lo regular siempre había novenas, pues había que tocar novena; si era novena de solemnidad, pues novena, con tres toques de sermón, así que. Después pa los viáticos, también había que tocar, para incendios.

Se tocaba tres veces al día a oración, y cada toque era distinto. Se tocaba así todos los días:

Oración de la mañana: a las seis de la mañana. Se tocaban tres campanadas con una campana y luego un repiquete, menos si era la primera clase, que se tocaban las seis campanas.

Mediodía: se tocaba dos veces un repiquete, y luego con la campana de la agonía, que le da más solemnidad, se tocaban las tres Avemarías. Si era primera clase no se tocaba el repiquete.

Noche: a las nueve en invierno y a las diez en verano. Tres Avemarías primero y luego un repiquete. A cada toque las Avemarías se tocaban con una campana distinta. [...] A mediodía siempre se daban las campanadas con la campana de la agonía.

A las nueve de la mañana se toca a coro hasta las diez, cada cuarto. [...] Cuando hay misa mayor de diario, se hace un repiquete de una sola y luego dos repiquetes.

Las campanas de coro, que están arriba, se tocaban cuando se hacía el coro por las tardes.

A la consagración de diario se tocan seis campanadas y luego un repiquete. Y si es segunda o primera clase, la clase.

Por la campana de la noche, antes de tocar la campana de la oración, se tocaba la campana del perdido, que se decía, y se orientaba la gente. CC

Luego estaba el de la oración por la noche, que son campanadas sueltas nada más, que se tocaban todos los días, que hacen "Bom, bom, bom", que la llamaban pues éso.

Y luego pues éso, estaba el de por la mañana, el de, por la mañana temprano, luego el de coro a las nueve, el de las diez que era cuando empezaba el coro, el mismo toque, y luego estaba el de la Consagración, que iban tocando los, los seis toques, arrodillarse el sacerdote, el adorar la, la ésto.

El toque de todos los días; para llamar a coro. [...] Como hacían variaciones, a lo mejor por la noche más corto. JL

Ciertos toques semanales indicaban algunos actos dominicales y otros mensuales acompañaban ciertas ceremonias como la Minerva:

Los domingos, cuando es la misa mayor, se toca otro toque, pues hacen una procesión antes, claustral.

El tercer domingo de cada mes se hace la Minerva y hay otro toque especial. [...] Ésto es la Minerva. El tercer domingo , con las cuatro; la grande poco. Con la del medio y las otras dos, el repiquete del final. CC

Los toques festivos unían al repique desde el banco el volteo de las tres campanas, aunque no parecen ponerse de acuerdo los informantes en el orden de los toques:

[¿Tocarán pocos días al año?] ¡Pocos! Y pasamos hoy hasta, hasta mayo. [¿Ayer tocarían, no?] Y esta mañana. [Ayer a mediodía] Y esta mañana a las nueve y media. [Ayer por la noche, no] No. VV

En las primeras clases, si podía mi marido, subían a bandear a mediodía las campanas.

A mediodía de las primeras clases se bandeaban las tres campanas, se hacía el repiquete de primera clase y luego se daban las tres campanadas. CC

Antes también se bandeaba en las vísperas de fiesta, la del Corpus, de Santa Orosia, de antes la víspera a las doce se bandeaba. [Sí, pero a ese toque también podía subir su padre.] Sí, lo que pasa es que se tocaba el toque y a continuación se bandeaba. [O sea que tocaba primero el ésto de primera clase y luego] Las tres campanadas, y a continuación se bandeaba. JL

Los toques de difuntos, numerosos, expresaban diferencias de edad, sexo y condición social en las agonías, aunque no reflejaban las clases ni el sexo durante los entierros; las diversas informaciones recuerdan la variedad pero no concuerdan en la cantidad de toques para unos u otros muertos. Cabe destacar, por otro lado, que los últimos toques conservados por la campanera, a pesar de un notable esfuerzo, son los de difuntos:

Dos de ellas, las que tocan a mortijuelo o muerte de un párvulo [...]; a muerto y a mortijuelo más el de la agonía, tocándose para los hombres y mujeres 10 y 11 campanadas por dos veces. Para los sacerdotes 3, para los Canónigos 4 y para el Deán 5. Para las monjas 10 campanadas tres veces. [DUMAS (1949:1/2)]

La que toca l'agonía, pa los muertos. Cuando se muere uno. VV

Las campanas de coro [...] también al morir los niños o parvulillos había un toque especial.

También se tocaba si había agonías y entierros.

Cuando daban el Santo Viático, cuando alguien se iba a morir, que cantaban las rogarías que hacían un rezo especial en el coro para que el Señor le concediese lo mejor, la salud o lo que fuese lo mejor para él, había otro toque especial. [...] Las rogarías que se decían también, cuando estaba un sacerdote o cualquiera que avisaba que estaba n'a, n'estado agónico. Pues ta rogarías.

El toque de la agonía, cuando se está muriendo alguien, se toca: si es mujer, 10 veces con la campana de la agonía, un intervalo de un padrenuestro y diez toques más: 10 / padrenuestro / 10. Si es hombre 11 / padrenuestro / 11.

Si es sacerdote 11 / padrenuestro / 11 / padrenuestro / 11. Si es monja 10 / padrenuestro / 10 / padrenuestro / 10.

Si es canónigo 11 / padrenuestro / 11 / padrenuestro / 11 / padrenuestro / 11. Si es obispo, me imagino que 5 o 6 veces; estando yo no se ha muerto ninguno.

Cuando moría alguien del Cabildo, se tocaban las cuatro campanas y si era una persona civil dos, la grande y la mediana. No se indicaba si era hombre o mujer. [...] A muerto de normal y a entierro de canónigos.

O sino la agonía a las seis de la mañana: había días que tres veces; se pasaba uno la mañana en el campanar. Y por la tarde que si coros, que si entierros, que si funciones.

Ahora sólo toco cuando pasan los muertos y a agonías. Da pena cuando pasan los muertos por la Catedral, que no se toque CC

Entonces estaba el de la agonía y el de muertos para [palabras incomprensibles], que eran dos diferentes, uno cuando moría y otro para...

[Para las agonías distinto, si era hombre o si era mujer, quiero decir] Sí, sí, las mujeres diez campanadas, o sea dos veces diez. Y dos veces once para, o sea, se hace intervalo, se para un poco como para éso, y empieza a tocar el segundo, la segunda de las [palabras incomprensibles] [Éso, mujeres y hombres, dos veces] Sí, dos veces. Luego estaba, pero que éso ya no me acuerdo fijo, me parece que era, luego si era beneficiado, eran cuatro, me parece, y para los canónigos seis. No me acuerdo exactamente de éso pero me parece que eran así, cuatro para los beneficiaos. Sí, sí, por categorías. [O sea, lo que menos hombre, bueno, lo que menos mujer] Lo que menos mujer, luego hombre. Pero, o sea, lo que pasa es que variaba de que la mujer con el hombre son dos veces, no, no se varían más que una. Sin embargo lo otro eran cuatro veces las once campanadas, o seis veces las once campanas si era canónigo.

El de muerto, cuando lo llevan a la iglesia y al salir. Desde que salen de la Catedral hasta que vuelven a la iglesia. Desde que sale.

Agonía, cuando ya se ha muerto. JL

Los entierros, en una ciudad de intensa vida litúrgica como Jaca, en la cual la Catedral era la única parroquia por la que tenían que pasar todos los habitantes, tenían que realizarse después del coro de la mañana o a media tarde:

Entonces, a continuación de tocar a agonía, mi padre iba a casa del muerto, entonces en aquella, en aquella época había entierros de primera, de segunda y de tercera, entonces iba allí: Bueno, pues tal." Entonces iba a preguntar primero: "Bueno, ¿a qué hora ha muerto?" "Pues oye, hace una hora, hace dos horas." "Habeis hablao con..." O sea, para programar la, la hora del entierro. Entonces ya con él: Pues mira, no podrá ser hasta por la tarde, porque por la mañana se ha muerto otro y resulta que..." Y claro en Jaca es un pueblo que siempre ha tenido que ser a partir de las once de la mañana que acaba el coro. Y claro, entonces, si había otro ya, pues a lo mejor podían hacer dos por la mañana, pero si había tres o a lo mejor se había muerto al mediodía, no lo podían enterrar ya hasta, hasta, por la tarde. JL

Había otros toques, relacionados de alguna manera con el ciclo anual litúrgico, como el de vigilias, que era interpretado la víspera, los toques de novenas o los de sermón:

La víspera de las vigilias hay un toque especial con las campanetas pequeñas.

Si hay novenas, que por lo regular siempre había novenas, pues había que tocar novena; si era novena de solemnidá, pues novena con tres toques de sermón. CC

Los toques de quema eran también interpretados por la familia, aunque debieron desaparecer a finales de los cuarenta según algunas informaciones:

Y la [campana] tercera [es de] 1885. Ésta que es la de fuego no se tañe ya, cuando hay siniestro, por estar la de la cárcel y las sirenas que lo avisan. [DUMAS (1949:1)]

Incendios, muchísimas veces; raro era la noche: como se gastaba mucha leña o serrín. CC

Luego estaba el de la campanada de fuego, por la noche. [Que ése lo tocaban a cualquier hora] Ése, cuando avisaban: "Oiga, que se ha prendido fuego una casa, que tal, que cual" Entonces tocaban [palabras incomprensibles] y la gente ya sabía que había un incendio. [...] El del fuego era rápido y "Dandandandandann". [...] Ésta debe ser la de fuego. Porque todos los toques son seguidos. JL

Al final de la jornada, en invierno, se tocaba para los perdidos, como ya hemos apuntado, toque que ya había sido simplificado hacia una forma menos fatigosa a finales de los años cuarenta:

Y el toque de los perdidos, que antes se tocaba dando media vuelta a la campana y ahora sólo con la cuerda; en invierno a las 8, ocho y media y nueve. [DUMAS (1949:2)]

Ha quedado señalado un cambio anual de horarios, que coincidía con las Cruces de mayo y de setiembre, fechas asociadas a la protección simbólica de la ciudad, como veremos más adelante:

Los toques tienen cambio de horas de Santa Cruz de Mayo, a Santa Cruz de Septiembre. [DUMAS (1949:2)]

Desde el catorce de setiembre hasta el tres de mayo se toca el primer, se tocaba; ahora ya no se pué tocar, a las siete de la mañana, que'ra'l primer toque de oración, y el último que era a las nueve de la noche. Y como en mayo ya empieza a alargar el día, pues desde la santa Cruz de mayo hasta santa Cruz de setiembre a las seis de la mañana y a las diez de la noche el último toque. CC

La clase de fiestas quedaba reflejada en las diversas categorías de toques de coro, a lo largo del año, así como en algunas variaciones de los toques diarios, aparte de las ya apuntadas:

Hay distintas clases de toques: diario, segunda clase, primera clase. [...] Había toques de primera, de segunda y de tercera. Era de mucho éso.

El de diario es un repiquete al final. Si es mediodía, al final las tres campanadas de oración; la oración de diario. Más o menos lent. Según.

Primera clase: ya están las campanetas pequeñas. Como tenían menos fuerza [iban menos duras] se tocan más fácil las pequeñas. "Tarán - taraán" Dos o tres veces se hacía ésto: dependía de la fiesta. Ahora ya es el repiquete del final.

En cuaresma, para que se notase que era cuaresma, la oración de mediodía se tocaba sólo con la campana de la agonía; sólo las tres campanadas. CC

Pues los toques estaban, lo que no me acuerdo de las variaciones, que habían cuatro y seis campanas, o sea para mí había el toque de primera clase y el de diario. Lo que pasa es que luego el de primera clase, pues lo hacían o con las seis o con las cuatro.

Sí, era mucha la diferencia entre el toque diario de "Tan, tan, tan, ton", nada más, hasta tocar "Tin, tan, ton, tonin, ton", o sea la combinación. JL

Durante la noche solamente tocaban si había incendios, pues los muertos se señalaban al día siguiente. Poca información tenemos sobre el silencio anual de las campanas, durante la Semana Santa, aparte de unas tópicas declaraciones del doctor DUMAS que sirven de excusa introductoria para su artículo:

Cesó su ayuno. Se entonó el Aleluya, y volvieron a ser volteadas, diciendo al mundo católico, luego de su elocuente silencio de tres días, que el Señor había resucitado. [DUMAS (1949:1)]

[¿Si moría uno de noche, tocaban de noche?] No, pero llamaban a Agustín, porque como él se entendía con el Juzgao. CC

Los toques de procesión exterior a la Catedral constaban de volteos, interpretados generalmente a la salida y a la entrada, por gente ajena a la familia, mientras que algunas procesiones interiores, claustrales, o la búsqueda del Obispo para su asistencia a algún Pontifical, eran acompañadas de un toque especial. Los asistentes a los volteos, reclutados a menudo entre los empleados del Ayuntamiento, no se preocuban siquiera de engrasar las campanas:

[¿Y las dejan siempre arriba?] No, no, no, no, o sea, como están normales ellas. Ahora las hemos preparao así, pa cuando nos den la señal oportuna, dales. ¡Sí! [...] Ahora voltearemos una vez y luego volveremos a voltear una vez. Ahora, cuando sale hacemos un volteo, y cuando vuelve hacemos otro. [...] No sé si l'ha engrasao esta gente. VV

Los domingos, cuando es la misa mayor, se toca otro toque, pues hacen una procesión antes, claustral. [...] Los domingos y los días de fiesta, con claustro, qu'era otro, un toque especial, el claustro, antes d'empezar la misa mayor. Después si eran los pontificales, cuando iban a buscar el señor Obispo, pues otro toque especial como señal de que iban a buscar al señor Obispo. CC

Para las procesiones, más que tocar toque no se tocaba, las procesiones ha sido siempre bandeo. Que había gente, que había poca gente, pues bandeabas una; pues había más gente, dos, o sea, con arreglo a, a los medios que había de personal.

Un rato al salir y otro rato cuando, cuando ya vienen para aquí, porque, claro, normalmente la procesión, como pasaba el Corpus y Santa Orosia, que son las que más eso, pues claro, baja hasta el final de Jaca y luego, y como luego resulta que también pues por ejemplo en esas fechas cuando iba por la calle el Carmen, pues tocaban las campanas los Capuchinos; llegaba por la parte de abajo, tocaban los de la iglesia de Santiago, repicaban, o sea, y luego ya cuando se veían decían: "Ya se acercan". Empezaban a tocar ya, hasta que ya se metía del todo en la Catedral y allí: "¡Oye! ¡Que ya han entrao!" Y ya se paraba de bandear.

[Pero entre toque y toque a veces las dejaban boca arriba] Sí, es que se dejaban boca arriba porque por ejemplo la procesión salía, se tocaba al salir. Entonces, para evitar que luego, pues por ejemplo soltar el rollo pues pa cuando [palabras incomprensibles] se siga bandeando, entonces evitar éso de empezar a hacer fuerza otra vez, dar la primera vuelta [palabras incomprensibles], con soltarla con una tabla o algo así. JL

Para los toques de Consagración y otros similares, que debían ser interpretados en el mismo momento en que tenía lugar la acción ritual, carecían de una campanilla u otro medio sonoro de señales entre la iglesia y la torre; los campaneros, que tocaban desde el banco, escuchando a través de una pequeña ventana de su casa que comunicaba con la Catedral, se guiaban para hacer coincidir sus toques con los actos litúrgicos:

Porque entonces, desde aquí no sé si lo vería, ésto, había una ventanica pequeña, que daba al ; entonces por la ventana esa le [palabras incomprensibles], y como oyes abajo, aunque no lo veías, pues oías: "Tilín, tilín, ton", la tocabas, ya, cuando... JL

Algún toque, así como otras actividades rituales y cíclicas, servían, y siguen siendo útiles en la actualidad, para defender a la comunidad. Destaca especialmente la bandereta blanca, cuya descripción fué minuciosamente descrita y releida por nuestra campanera, para verificar la exactitud de nuestras notas:

Me intereso por algo que ha llamado mi atención alguna vez: la banderita blanca que ondea sola, próxima a la torre y me alegro de preguntar su significado, por que tiene un poquito de curiosa; interesante historia.

El Romero mayor de Santa Orosia, compra el paño, la víspera de Jueves Santo, y se deposita en el Sagrario del Monumento del primer templo, sobre los corporales, y encima del paño, el Copón con la Sagrada Forma. Alli permanece hasta el dia siguiente, que, una vez vacío el sagrado lugar, se lleva el Sacristán para guardarlo hasta el 3 de Mayo, festividad de la Santa Cruz. Dicho paño, de lienzo recio, blanco, mide un metro por setenta centímetros, aunque por la distancia que de él nos separa, lo apreciamos bastante más pequeño. En el día antes señalado, al amanecer, acuden con el Romero Mayor, otros cinco, junto con el albañil señor Piedrafita, los que, en unión del Sacristán, luego de cortar un trozo del paño para dejarle dos puntas, suben al campanario el albañil y cambia el del año anterior por el nuevo, y del trozo sobrante se hacen tantos como los presentes, repartiéndolos. Y alla, arriba, viene el desayuno de anís y torta, dejando la nueva veleta colocada para ahuyentar la malas nubes.

Para lograr evitar ese peligro, se toca, tambien, a nuble. Antes, no hace mucho tiempo, luego del toque, si la tormenta descargaba furiosa se exponía a Santa Orosia en la lonja mayor, sacándola de su altar, con el Sacristán de la Hermandad, el portero y los serenos, más el capellán de Santa Orosia; esto si era de noche. De dia, además de los fijos e indispensables, algunos vecvinos que se prestaban gustosos a la ayuda. Ahora solo se dan los toques. [DUMAS (1949:2)]

Habló también de su campana preferida, "Santa Orosia", que se tañe para impetrar de la Santa Patrona de Jaca y su Diócesis aleje las tormentas malignas, cuando éstas son amenazantes. [CHICOT (1965:3)]

La bandereta blanca es signo de paz; se cambia todos los años. Para la Semana Santa compraban un metro de tela blanca fuerte, que la doblaban según el anchura que tiene el Sagrario; ponían un corporal encima y luego que está el Santísimo expuesto.

Luego, que cuando se saca el Santísimo, voy, cojo el corporal, lo doblo y cojo la bandereta, y se guardaba hasta el 3 de Mayo, que se cambiaba todos los años.

El día de la Santa Cruz (el 3 de mayo), después del toque de la oración (de la mañana) venían 4 o 5 romeros de la hermandad de Santa Orosia, y la cambiaban; con la vieja se quedaban un trozo cada uno.

Ahora se cambia, si vienen los del Ayuntamiento o si hay un hombre de buena voluntad; con fecha variable, cuando pueden, pero se cambia todos los años.

Se plega en dos la tela; se cose con liza fuerte; se recortaba y se cosía.

Representa un símbolo de paz. Sirve de protección a la ciudad: auyenta las malas nubes, y todo lo malo que puede ocurrir: aquí no ha habido nunca una mala tormenta. Mucha gente ni lo sabe: ni los curas lo saben. [...]

Se repartía entre romeros; pero ya no suben todos los años: venían sin avisarles.

Compro la tela más dura que puedo encontrar. Poca gente [...]  pide trozos, ahora sólo dos o tres familias: lo emplean como protección, en las casas y en las personas. Algunos la llevan en la cartera. Un chico que se iba a la mili al Sáhara, cuando la "Marcha Verde", se vino a despedir y se llevó un trocito de esta bandereta y una estampa de Santa Orosia: a la vuelta dijo que no le había pasado nada: "¡M'he salvao!"

Se le corta la forma del escote; ellos se repartían la bandera anterior.

Ahora lo hacen a veces los barrenderos, que vienen cuatro a poner la alfombra de la primera clase. CC

La división del trabajo dependía de la peculiar estructura familiar de los sacristanes de Jaca; nunca podían faltar ambos porque eran los únicos conocedores de los toques, con pequeñas diferencias personales:

Mi marido tocaba mejor: el nació aquí y las vivió; yo era diferente, yo era novata. CC

Sí, mamá casi siempre, porque es que además coincidía que cuando los toques principales, o porque empezaba el coro o tal, papá tenía que estar abajo. Entonces, por ejemplo, pues por la mañana el toque de oración, pues el toque de oración lo tocaba papá siempre, porque era cuando bajaba ya hacia la Catedral, a las siete de la mañana tocaba a oración y, y ya se bajaba que era el primer toque de por la mañana. Y pasaba como el de la noche, el de las diez de la noche, pues por la mañana, entonces era al revés, si mi madre estaba haciendo la cena, [palabras incomprensibles] y si eran más distintos, claro, el que coincidiera que estaba en casa. [Claro, pero los toques de coro...] Sí, entonces tocaba, y mi abuela. Sí, porque yo, a mi abuelo murió mucho antes, así com, cuando mi ma, cuando mi, mi abuela, yo tenía nueve años cuando murió, o sea que la conocí y la he visto tocar las campanas; mi madre yo me acuerdo; pues al abuelo había muerto antes de la guerra y no le llegué a conocer, o sea que no sé éso si, ya en éso, ha sido de siempre que la mujer ha tocao las campanas, porque el hombre ha estao siempre, o sea como ha sido la familia metida en la Catedral, pues.

[¿Y vacaciones les daban?] ¡Oh, reglamentao o sea no, nunca! Lo que pasa es que a lo mejor mi padre, pero siempre quedando uno. O sea que marcharsen los dos, nunca se han podido marchar de casa porque, por ejemplo, en la catedral por ejemplo, se pueden arreglar, a lo mejor se marchaba, a lo mejor mi padre en todo el año que se bajara aquí [a Zaragoza], que teníamos familia, cinco o seis días para el Pilar, pero siempre coincidía a lo mejor, pues bajarse un lunes para subirse el sábado. Todos esos días pues para la Catedral, pues claro, en éso de preparar y tal y como tenía nada más que preparar, pues, las ropas para el cura, las vinajeras, todo éso pues, cualquiera, otro cura, el ma, el de capilla o lo que sea pues se lo lavan y con los críos. Los dos no, porque entonces no llegaba ni para tocar las campanas porque ahí lo que no se puede solucionar era el dejar de tocar. [Es decir, sí se podia solucionar más o menos unos días sin sacristán pero...] Pero sin campanero no, porque no había nadie, o sea los dos no podían faltar nunca. [Es decir que los toques los sabían ellos] Sí. Y nadie más.

Porque claro, él, hay que reconocer, tocaba mucho mejor, pero era por la cosa de que tenía más fuerza; entonces tocaba mucho más deprisa, entonces el toque era muy, más rápido: "Tin, tan, ton, tun" claro. Sin embargo, mi madre al tener más éso, pues ya: "Tan... ton..." O sea, era más la diferencia o sea el tiempo de una campana a otra. JL

Los bandeos, interpretados a menudo por gentes ajenas a la familia, precisaban otro tipo de organización para iniciar y mantener el toque:

Yo no he tocao ésto nunca. El Ayuntamiento, los jardineros. La Brigada... Como tiene la pista de hielo paa, paa tendela. Tenemos qu'hacer muchas cosas, pa volvelas a desarmar esta noche. [Entonces siempre han tocao del Ayuntamiento] ¡Creo que siempre, niño! ¡La brigada! ¡De riegos y jardines! VV

En las primeras clases, si podía mi marido subían a bandear a mediodía las campanas: si alguien se prestaba voluntario él lo buscaba, porque mi marido sólo podía tocar una campana. Para las primeras clases, que mi marido estaba muy ocupado bajo, como santa Orosia o el Corpus, el Ayuntamiento enviaba una brigada para que tocasen.

Cuando vienen fiestas, una brigada del Ayuntamiento monta un andamio para bandear. Porque han dejado el suelo muy bajo.

Sí, tienen que venir ellos ahora. ¿Vé? Tienen que poner ésto. [¿Y ellos como saben los toques?] No, es que ellos el toque ese original no lo tocan ellos . Nada más sueltan lo, estas cuerdas, y a darle la vuelta; el toque original no lo tocan. Nada más bandear, lo que sale. CC

Para bandearlas subían, por ejemplo, estando yo en Jaca; ahora ya porque como no hay nadie que suba, sube el Ayuntamiento.

[Y los toques de bandeo, a más gente, mejor] Claro, contra más gente, más campanas se podían tocar. [Y cuando bandeaban todas, ¿empezaban todas al mismo tiempo o no?] No, conforme, por un regular, además, por ejemplo, si estaba poca gente y querías bandear más, entonces por ejemplo dabas vuelta a una, la dejabas boca abajo y luego ya vas a la segunda los tres, la ponías boca abajo y luego a lo mejor empezabas todas a la vez, ¿no? porque claro, ya que [palabras incomprensibles] había gente, pues ¡oye! Uno empezaba ahora, el otro ya, le daba vueltas. Normalmente empezaba siempre la pequeña, porque era la primera que se le daba la vuelta. Claro, y la otra sin embargo p'atrás cuatro o cinco veces hasta que le ibas cogiendo más. La primera, pues a dos a cada lado, ya la enganchabas del otro lao. JL

Los ayudantes para el bandeo eran grupos más o menos informales, de amigos y conocidos, que gustaban de tocar:

Pero yo me acuerdo, cuando era yo chaval, pues subían los amigos, subía yo con unos amigos o vecinos, que les gustaba también bandearlas: "¡Oye! ¡Que tenemos que bandear!" "¡Vamos!".

Antes era gente que a más de simple voluntad, porque le gustaba subir, porque siempre te estaban: "¡Oye! ¿Cuando hay que bandear y tal?" Y entonces pues no te falta... JL

Apenas practicaban toques de destreza o valentía, aunque JESUS LALAGUNA gustaba, cuando no le veían, de tocar al revés alguna de las campanas:

Y a empujar con las manos. Siempre hemos, o sea, yo, algunas veces la pequeña la he bandeao al revés, como lleva unas tablillas abajo, al cogerla, sí, pero claro, es más éso, porque además no sé, te puedes conf. Nada más empujar o se te puede quedar enganchada... [¿La manga?] La manga, no sé. Normalmente yo lo he hecho algunas veces pero cuando a lo mejor no me veían, porque dicen: "No, no, no lo hagas así, porque un día te engancharás o tal." Entonces la campana te viene de... De fuerza, hacíamos por ejemplo [palabras incomprensibles]; ése hace más deprisa, cosas de ésas, ¿no? JL

En esta familia, las motivaciones superaban las simples voluntades imdividuales, ya que tocaban o pensaban en las campanas como algo suyo, como una obligación personal:

Cuando me casé, me gustaban las campanas pero ahora les he cogido cariño.

Mi marido quería tanto a la Catedral que cuando nos dijeron que queríamos [en el programa de "Reina por un Día"], él todo lo que pidió lo pidió para la Catedral. [...] Ésta no se veía; ésta la pidió mi marido cuando le dijeron que pidiera, cuando nos hicieron el homenaje de "Reina por un Día" pidió que tenía tanta ilusión de que descubriera la campana esta.

Ahora sólo toco cuando pasan los muertos y a agonías. Da pena cuando pasan los muertos por la Catedral que no se toque. Aunque lo hago con grandes esfuerzos. CC

La familia no recibía una cantidad económica concreta por los toques de campanas, ya que su paga era global por los servicios prestados; a ello habría que añadir el usufructo de la casa, de pobres condiciones sanitarias. Alguna gente pagaba el trabajo del sacristán en especies. Los ayudantes para el volteo no recibían ningún salario:

Y viendo que el empleo es de gran altura y de muchas campanillas, me atrevo apreguntar; ¿y de sueldo?. Agustín, con su sonrisa habitual me contesta; de 82 reales, hasta el año 1912, fecha que aún conoció mi abuelo así como el aumento a 50 pts. mensuales. De Sacristán percibe seis al dia más derechos de arancel y propinas, entierros, bautizos y bodas. Ello unido a un piso bien ventilado y con magníficas vistas, aunque no es para tener un haiga, sí para ir viviendo y tañendo, y como los alimentos están por las nubes, él los podrá alcanzar fácilmente, mejor que los que nos arrastramos a sus pies. [DUMAS (1949:2)]

Sabemos que Agustín tiene mil satisfacciones y alegrías en el desempeño de su misión, ya que es estimado y querido por toda la población, pero nos gustaría saber que compensación tiene el puesto. Nos dice que disfruta de vivienda gratuita en edificio anejo a la catedral; que en 1921 ganaba 45 pesetas al mes, que han ido actualizándose, como se dice hoy, hasta multiplicar por 66 la cifra inicial, a lo que hay que sumar algunas propinas con lo cual vive este matrimonio, ya que ella no percibe cantidad alguna. [TAZURC (1972)]

A mi marido, por hacer los trámites, los labradores le daban trigo: "Éste para la Hermandad de Santa Orosia y éste, un almud por lo general, para Agustín." Yo no lo conocí pero amasaban en casa.

Es que la Iglesia no reconoce nada: ¡de las seis de la mañana a las diez de la noche y no te lo pagan! [...] Era una cantidá de, de toques, fenomenales, y todo el día, tó pendiente, por cincuenta pesetas al mes, ¡fíjese! Y el rato que te quedaba tiempo, tenías que'star siempre, que si a cobrar pa médicos, que si ésto y l'otro porque, claro, no teníamos ni pá'mpezar con tanta sujección y tantos. [...] Porque te dejaban la vivienda que habías vivido toda la vida en ese campanario con un frío que pelabas, y ya les paicía que hacían algo. [...] No te daban nada, estabas a todas horas, te daban un campanario y pensaban que tenían derecho a explotate. [¿Seguridad social y éso tienen?] ¡Bueno! Nada, treinta y ocho años al pie del cañón, arriba y abajo y no tengo retiro. Y al marido, ahora me ha quedao un poco, porque a mi marido, a última hora, cinco años antes, un hombre de sindicatos que hubo muy bueno, y entonces vino un día [palabras incomprensibles] aquí, y que vino a buscale, qu'era abogao; dijo: "Usté me manda muchos aquí, y usté sabe las leyes muy bien", dice, "así que el primero que tiene que cumplirlas, usté primero, como sacerdote, y después basta que como usté sabe las leyes, este desgraciao que tiene toda la vida allí esclavo, por cuatro perras, y el día de mañana que no pueda trabajar o éso, se va a encontrar con la poca caridad que tienen ustedes y ésto, sin nada." Y lo hizo firmar. Justo le vino, ¿eh? Justo le vino. Cuatro o cinco años antes de morir, que si no, nada. Con los años que llevaba, que llevaba más de cincuenta o cerca de sesenta años. Si hubiera costao de, éso. Y yo, treinta y ocho años que llevo ¡y nada! Namás que vaya uno a fregar cuatro platos a un sitio y ya lo ponen. No saben los apuros que pasaba; ¡tanto trabajar y no llegabas pa nada! ¡No tenías ni pa comer! Ahora que poco [palabras incomprensibles] ya sola, pues aún te vas defendiendo un poco, para mí sola [palabras incomprensibles].

Por dinero no se hacía: por vocación. ¡Yo estaba campanera y no me daban nada! Ahora me dan sueldo; ¡antes nada! CC

Los servicios del sacristán, que superaban los de un simple servidor del altar, como ya hemos visto, eran solicitados nada más morir algún habitante de Jaca:

Además al servicio del pueblo, porque te llamaban, si se moría uno da igual que fuera a la una de la mañana, a las dos que a las tres, venían: "¡Señor Agustín, venga!" [...] LLamaban a Agustín, por qué como él s'entendía con el Juzgao. Él s'entendía con todo, si, lo seguía todo, él les ponía los, l'horario de los entierros, de, de ir al juzgao, de todo. Y todo por nada. Pues nada, a éso que se veni, al so que se morían, lo primero qu'hacían, venir aquí: "¡Oy, Agustiné! Vin, ven, ya." Pues sereno, no, él tenía que marcharse, qu'estaba día y noche pendiente de to'l mundo. CC

En el entierro, para los entierros era cuando más tenían que participar, bueno, el, porque entonces venían y le decían: "Que se ha muerto Fulano, ¿no?" Por ejemplo, venía un familiar casi siempre, ¿no? o un vecino: "Oye, que se ha muerto Fulano, tal y cual; que toquen a agonía". JL

Más allá del control social, del conocimiento y reconocimiento de los toques, por parte de los vecinos y otros receptores, había un cierto autocontrol por parte de la misma familia, para limar errores u olvidos:

Pues tocar bien, o sea, a lo mejor sí, de decir: "¡Coñe! ¡Que lo habeis, si habeis tocao de eso y mañana es el Corpus!" "¡Meca! ¡Y no me he acordao! ¡Me he levantao y no me he acordao!" Cosas de esas, ¿no? Pero por tocar, más o menos bien, no se han oido, o sea más que nada, la diferencia de tocar [palabras incomprensibles] decir: "¡Meca! ¡No he tocao! ¡No me acordaba que mañana es el Corpus!" O sea, cosas de ésas, o que al momento de ir a tocar, pues no te has acordao y a lo mejor el primer toque lo has tocao a las doce de primera clase y luego al de las nueve de la noche pues lo has tocao normal, porque no te has acordao. JL

Los vecinos, al menos supuestamente, entendían el significado de los toques; así presumen los informantes:

De ello tal vez puedan hablar tanto más los vecinos, hasta que las costumbres se los haga indiferentes. [DUMAS (1949:1)]

Cuando avisaban: "Oiga, ¡que se ha prendido fuego una casa! Que tal, que cual." Entonces tocaban [palabras incomprensibles] y la gente ya sabía que era un incendio. JL

Sabemos que hubo visitas a la torre, y que muchas de ellas fueron motivo de entrevista o de grabaciones, aunque no hemos tenido acceso a ninguna de las últimas:

AYER Y HOY

SUENAN LAS CAMPANAS

Me asome a la ventana que da sobre la lonja mayor, y ante el fantástico panorama que se domina, pienso en una galería a la que pudiendo subir con más seguridades y comodidad, se la podría explotar, cual una Giralda o Torre Eiffel en pequeño. [...] Y cuando veo por donde hay que pasar para llegar a ella, pienso que Agustín, no realizará su sueño de mejora de marcas como se descuide. Y si he dicho, que impropiamente, se llama de la AGONIA, he dicho mal, ya que agonía causa el paso de la muerte, hasta alcanzar aquella. [...] Otra escalera, pendiente sí, pero más segurita, conduce a otras tres campanas, habiendo de ir con gran precaución por el paso, y por el piso, pues a poco peso, uno se pasa y para siempre, reposa. [DUMAS (1949:1)]

Mucha gente de fuera, de la Universidad y éso, venían con tanta ilusión a ver los toques.

Y cuando venían los de la Universidad y pasaban y les gustaba y subían cuando, a cogerlo por cinta: ¡Uy, que toque tan maravilloso!" Y subían y preguntaban en seguida por donde se subía al campanario, y aquí no se les ocurrió a nadie coger por cinta el toque ése, tan especial. CC

La familia de sacristanes y campaneros, gozaba de gran consideración pública, sin dejar de tener la posición menos favorecida en la escala de personal catedralicio; la campanera se queja de que su marido recibió reconocimientos solamente a la hora del entierro. Parece significativa la vaga consideración que tienen los de la Brigada de Jardines hacia el campanero y su familia:

¡Ahí es nada! Me manifestaba con gran cordialidad; es asombroso como una familia se ha consagrado con cariño y dedicación permanente por espacio de más de seiscientos años al sencillo oficio de Campaneros [CHICOT (1965:3)]

[Al pie de la nota necrológica]

Nota de la Redacción

Nos sumamos a las muy merecidas expresiones y comentarios que sobre don Agustín Lalaguna, el querido Campanero de nuestra S. I. Catedral expresa tan auténtica y cariñosamente el M. I. Sr. Canónigo Magistral de la S. I. Catedral de Jaca, don Babil Tobajas, y solamente nos resta como amigos de nuestra familia y míos de tan excelente familia manifestar nuestro muy sentido pésame a doña Concepción del Cacho Pérez, infatigable y extraordinaria esposa de don Agustín que con tanto acierto e ilusión continúa manejando las campanas de nuestra S.I. Catedral, deseándole muchos años de vida para continuar tan hermosa como sacrificada profesión; a sus hijos don Jesús y doña Mª Josefa; hijos políticos doña Mª Carmen Aranda y don Víctor Jiménez, nietos y demás familiares de éste ejemplar y querido amigo nuestro que fué don Agustín, el para todos tan querido Campanero de nuestra Catedral, continuador de tantas generaciones familiares en tan hermoso contenido. [TOBAJAS (1973)]

¿Una hija no salió en una fotografía? ¡La campanera! Sí, éso fué en la televisión, que salió en la televisión. [¿El campanero es el sacristán, me parece?] Ése está por abajo y toca l'agonía y cosas d'ésas. VV

Es que la Iglesia no reconoce nada: de las seis de la mañana a las diez de la noche y no te lo pagan.

Ahora digo yo, en la televisión veo: "¡Ay! Porque ha llevao más de veinte años, le han hecho su homenaje y le han dau un premio, le han dao éso". Yo llevo treinta y ocho años, [se ríe] al pie del toque de campana de sujección, aquí toda la vida, días de fiesta y días de hacienda y luego las otras generaciones, toda la vida, y nadie se acordó si no fuera cuando aquella ruta de Jacobea que nos hicieron el reportaje de "Reina por un Día". Sí, que si no pues nada, al final lo han tenido que hacer los de fuera. [...] ¡El que trabaja, se come la paja, y nada más! Dicen que nadie es profeta en su tierra y es verdá. Es que te lo hace, es los de fuera, como pasó aquella vez los de la Ruta Jacobea qu'estuvieron ocho o diez días y vieron el jaleo que llevábamos; dicen: "¡Qué barbaridad! Toda, que, ¡de no verlo no"s pué creer! Y que poco agradecidos y que mal recompensaos están ustees". Y tal, y cual; y por éso nos hicieron ese reportaje. [...] Éso, y otros, sin hacer éso, ¡oy, que homenajes, que, que premios! Pero en estos sitios no t'agradecen nada, como si no hicieras nada, igual. [...] Si los has visto, ha sido por los de fuera, pero los de aquí, pendientes, eh, porque ha sido igual ricos que pobres. Todos han estao, todos han acudido siempre. A mi marido, todos; por éso, el único que éso, cuando l'entierro pero ya, ya, es a última hora cuando uno no vé nada. Y las recompensas cuando está uno en vida y puede ver él el agradecimiento y éso. Sí, entonces sí, fué toda la clases sociales, de todas las clases sociales, allí hubo de ricos, pobres, barrenderos, carpinteros, allí tó, todo'l mundo y todo'l mundo lo lloró. Lo único que se vió, el detalle ese, sí, porque se volcó toda la gente social, donde, allí había de toa clase, y todos los lloraban y todos lo lamentaban. ¡Ay que ver! ¡La única cosa!

El sacristán nuevo, [palabras incomprensibles] no hacen ni la cuarta parte, porque ahora han suprimido mucho, ¡y sin embargo mejor visto, mejor pagao y mejor todo! Y los que han estao toda la vida... CC

No, nada, un empleao, el empleao más bajo, con el portero que es lo más. Con la gente pues han venido siempre con mucha simpatía, porque toda la gente tenía que acudir a él, sobre todo a mi padre, y luego a mi madre, porque todo el mundo pues se daba, se iban a casar: "¡Oye, Agustín, mira que se va a casar una hija!" Aparte de hablar con el cura, pues hablaban ésto.

Entonces, claro que se le veía con simpatía porque al fin y al cabo acudía, el personal todo acudía, porque, o tarde o temprano, o por bautizos o por boda o por el entierro, y más que nada cuando el entierro, es el que más, porque es que tenía que ir. JL

Los toques de campanas aparecen como un oficio familiar, al que es preciso añadir el placer personal. El toque más bonito es el de las seis campanas, aquel que era tocado con pies y manos. Por otro lado, la adaptación a la restauración ha mantenido unos toques mínimos, justificados por razones muy interesantes:

Pa cada cosa había su toque especial.

Ésto lo han tenido que poner los del Ayuntamiento para poder bandear, porque da pena el día de la fiesta, el día'l Corpus, cuando hay procesiones y no poder bandear. Y fíjese, ésto, ésto, ésto provisionalmente pa cuando hay entierro y tocar la agonía.

Ahora sólo toco cuando pasan los muertos y a agonías. Da pena cuando pasan los muertos por la Catedral que no se toque. Aunque lo hago con grandes esfuerzos. CC

Un oficio, un oficio en el cual, arte, porque sobre todo a mi padre, pues le gustaba tocar, y si algunas veces si tocaba mi madre a lo mejor que tocaba y tocaba mal, "¡Jolín, que mal, que tal, que cual, es que estabas ésto o lo otro!" O sea, porque claro, él hay que reconocer tocaba mucho mejor, pero era por la cosa de que tenía más fuerza.

[De todos estos toques, ¿cuales son los más bonitos?] El de primera clase, el de las seis campanas. El de tocar las seis campanas, el de los, con los pies y con las manos todas las campanas.

[¿Y el más feo?] El más feo, ¡pues casi el de la agonía! [Sonrisas] Pues por lo menos el de fuego era rápido [...] pero no sé. Además era el más aburrido, porque tenías que estar: "Pom..." Y esperar un poco: "Pom..." Y otro rato y luego descansar un poco entre las diez para que se diera un intervalo entre. JL

Los informantes son conscientes de formar parte de una tradición campanil diferente:

Primera clase [...]: ¡éste toque era único en España! CC

En los demás sitios, pues no tenían nada más que una campana que llamaba "Pam, pam, pam, pam"; lo que es para llamar a misa. [Sí, pero la historia ésta de tocar sentao y éso...] No, la única, la única era en la Catedral. JL

En cuanto a las normas generales que ordenan los toques de la Catedral de Jaca, hay que destacar la definición previa sobre repiquetes, así como el peculiar orden de repiques, toque de oración y volteos para las fiestas de primera clase, orden en el que no acaban de ponerse de acuerdo los informantes:

Un repiquete tiene que ser con dos campanas. [...] El repiquete es siempre con dos campanas? unas veces una y otras, según el toque.

A mediodía de las primeras clases se bandeaban las tres ocampanas, se hacía el repiquete de primera clase y luego se daban las tres campanadas.

Y al final es la oración. El orden era: primera clase; bandeaban; repiquete y se tocaba la oración. CC

[El toque de primera clase] Sí, lo que pasa es que se tocaba el toque, y a continuación se bandeaba. Las tres campanadas y a continuación se bandeaba. JL

La falta de futuro aparece como la principal causa de abandono por parte del hijo de los últimos sacristán y campanera de Jaca; tras el servicio militar, el ingreso en las fuerzas de seguridad del Estado le ofreció una estabilidad y un reconocimiento que él no encontró en la Catedral; su madre reconoce que la tradición se abandona si no es protegida:

Pero fíjese como iban a vivir ahora; yo ahora estoy sola y con poco me defiendo, pero ellos y de la manera qu'está la vida pues, claro, muchos dicen: "¡No seguís la tradición!" Pero no se dan cuenta que la tradición se puede seguir pero si te la pagan, bien, pero de esta otra manera... ¡Claro, como antes, no, yo por éso que no las toco. ¡Si fuera que te lo van a agradecer! Pero, total, como si no hiciera nada, igual. El chico ayudaba a su padre, pero el sueldo era pequeño; los militares lo prepararon y está en Zaragoza, en el parque de los militares. CC

Sí, hasta el servicio militar. Claro, en el servicio militar fué ya cuando, estando en el servicio militar me examiné para la Policía Nacional y ya, pues licenciarme, dos o tres meses en casa, desde abril que me licencié hasta setiembre que ingresé en la Academia y ya no. Y luego vino mi padre, pues a lo mejor cuando subía pues le ayudaba y por ahí, pero ya... Y yo como desde el primer momento ya ví que ahí no tenía nada que hacer, pues entonces ya no, o sea lo hacía más bien por ayudar a mis padres pero sin ninguna mira de aprender a tocar ni... JL

Algunos toques ya cambiaron después de guerra, mientras que una lamentable restauración que, como suele ocurrir, olvidó las necesidades de los campaneros, terminó casi totalmente con la tradición de las campanas jacetanas, al destruir la vivienda, en la planta intermedia de la torre, y arrancar toda la combinación o sistema de cuerdas. Nuestra campanera recuerda, con dolor, una cruel respuesta que le dieron, en la que justificaban su sustitución por motores:

El toque de los perdidos, que antes se tocaba dando media vuelta a la campana y ahora solo con la cuerda. [DUMAS (1949:2)]

Cuando les dije que lo arreglaran me dijeron que "¡Esas campanas que las electrifiquen! ¡Éso ya está pasado de moda!" Cuando murió subí y me encontré que todo lo habían deshecho; me disgusté. Dice: "Pues no se preocupe usté, no se sofoque tanto", dice "ahora se ponen eléctricas, nada más." Porque adaptada a éso. CC

Es que no se puede, o sea se tocan muy mal y es porque no hay, no hay medios, o sea tendrían que arreglarlo por lo menos. JL

Como apuntaba al principio, la entronización efímera de la campanera como Reina por un Día generó, y sigue todavía haciéndolo numerosa bibliografía especialmente escrita.   Tales artículos, sin embargo, desvelan pocas características de los toques tradicionales. Por ello no es de extrañar que CHICOT (1965:3) transcriba una poesía, recibida desde Bilbao, en la que se asocian el homenaje a la campanera con la, para ellos extraña, falta de nombre de las campanas menores de la torre:

Pero no queremos dejar de nombrar la [poesía] enviada por G. Artesero, de Bilbao, que titula "El mejor Día", y en la que haciendo referencia a las campanas que carecen de nombre, inserta la siguiente poesía:

La que tiene el campanario

sin dar nombre todavía,

¿no sería extraordinario

llamarla... REINA POR UN DIA?

El cronista relata los diversos regalos que recibió la campanera, así como algunas de sus palabras, referidas a los toques y las campanas. Entre ellas hablaba de "...las dos pequeñas, que llamó de "los parvulillos", que todavía no tienen nombre". El programa, que fué emitido en directo, emitió, comentado por la invitada, una película sobre su peculiar técnica para tocar las campanas:

Comentó los diversos toques: el de llamada a coro, los de gloria, los de la agonía y el entierro, el de fuego - actualmente suprimido - y el excelente fotograma del documental de Miguel Martín que presentó de nuevo a la Campanera de Jaca tocando seis campanas, cuatro con las manos y dos con los pies. [CHICOT (1965:3)]

El periodista jacetano finalizaba su artículo, junto a una majestuosa fotografía del trono de la homenajeada, así:

Concha del Cacho y su marido Agustín regresaron satisfechos, emocionados y agradecidos por las extraordinarias emociones vividas y las múltiples atenciones y delicadezas que para ellos tuvo en Barcelona Televisión Española. Un gran bagaje de maletas, abrigos, bolsos, zapatos y ropas estupendas de todas clases han sido el resultado práctico este sueño vivido, que, como ella nos manifestó es insignificante al lado de los maravillosos recuerdos que de este feliz y sencillo matrimonio se traen desde Barcelona merced al hermoso y bello rasgo de Televisión Española. Doña Concha del Cacho ha vuelto a su cometido de "Campanera Real" con la misma simpatía, sencillez y amabilidad que de costumbre, pero sabiendo cuanto en Jaca se le aprecia y que la ciudad se siente orgullosa y satisfecha de su magnífica intervención durante su efímero reinado de un solo día, pero que ella recordará con emocionado cariño y alegría toda su vida. [CHICOT (1965:3/4)]

Con respecto a los intereses de esta investigación, no hemos podido acceder al documento audiovisual que recogía el toque de las seis campanas; en una comunicación escrita se nos indicó que tal película, de existir, formaría parte de la colección privada de su realizador. También hubo, al parecer, grabaciones y fotografías realizadas por los participantes de la Universidad de Verano, materiales a los que no hemos podido acceder por desconocer su ubicación. El único documento gráfico que conocemos procede de un fotógrafo local, en el que se recoge el toque de las cuatro campanas mayores desde el banco. Una grabación antigua existente, de regular calidad, realizada por el hijo de los campaneros, muestra algunos de los toques interpretados por su padre; por el otro lado la grabación realizada por R.N.E., en la que participé activamente reconstruyendo el conjunto de cuerdas, recoge unos pocos toques, algo lentos, aunque de sonido muy fiel:

Televisión Española [...] y el excelente fotograma del documental de Miguel Martín nos presentó de nuevo a la Campanera de Jaca tocando seis campanas; cuatro con las manos y dos con los pies. [CHICOT (1965:3)]

Tengo unas fotos tocando la primera clase, que me las hicieron en "Reina por un Día". Cuando tocábamos la primera clase, y cuando venían los de la Universidá y pasaban y les gustaba y subían cuando, a cogerlo por cinta: "¡Uy, que toque tan maravilloso!" CC

[Esta grabación que hemos oido antes, que es la misma que tiene usted] Que es la misma que tengo yo, lo que pasa es que la que tengo yo está grabada por mi padre, está tocada. Pues es que fotos, más bien están a partir de, de, de mamá, o sea de mi padre por ejemplo no he conocido nunca una foto. Éso, porque más bien todo ésto, de la cosa de hacerle fotos y tal, fué a raíz de los de "Reina por un día", y no sé si, en el programa de "Reina por un Día", no, creo que no vinieron a Jaca a hacer ningún reportaje. Lo que no me acuerdo o sea si antes, por ejemplo es que a lo mejor éso, irían; ahora yo en casa no he visto ninguna foto de papá tocando las campanas. De mi madre sí, pero ha sido todo casi todas las fotos además, a raíz de entonces. [...] Todo ha venido a raíz de, todo una cosa detrás de otra, pero hasta entonces, no creo que haya nadie, y molestao, en ésto, molestao. Tampoco estaba la cosa de la fotografía como está hoy en día, ahora tienes un flás y claro, éso era todo oscuro. JL

Varias motivaciones justifican la recogida de los toques jacetanos: para el DR. DUMAS son los toques pascuales que resurgen tras el silencio de la Semana Santa; para la Televisión es la identificación de la campanera con los empleados anónimos del camino de Santiago; para JESUS LALAGUNA  es un hecho cultural que debiera ser conservado y recordado:

Cesó su ayuno. Se entonó el aleluya, y volvieron a ser volteadas, diciendo al mundo católico, luego de su elocuente silencio de tres dias, que el Señor había resucitado. Y al ser así, al constituir el hecho gratísimo y el más trascendente de la semana, me vi impulsado a escribir un sencillo reportaje sobre nuestras campanas catedralicias, labor un tanto costosa, que es preciso, para llegar aellas, ascender más que un piloto y por escaleras en las que si uno da el resbalón que cualquiera da uno en la vida, esta acaba en aquel instante. Ya gané las alturas. [DUMAS (1949:1)]

La simpatía, bondad y sencillez de este matrimonio y especialmente de la Campanera de la Catedral, hicieron que Miguel Martín, en aquel ya célebre reportaje sobre Jaca en la Ruta Jacobea, dedicado a la Campanera de la Catedral, propusiera a Concha del Cacho como excelente candidata al programa de T.V.E. "Reina por un Día". Esto unido a la carta que la interesada envió a Televisión Española expresando su deseo de ser elegida como protagonista de este programa, hizo que T.V.E. aceptase con singular agrado esta propuesta y este deseo. [CHICOT (1965:3)]

Y fué, Señor, que un día nuestra campanera se asomó a la pantalla de la televisión en un programa que se hizo famoso, "Reina por un día". Fue en octubre de 1965, cuando la tele agasajaba a la campanera de la primera catedral románica de España para, aprovechando el Año Santo Compostelano, rendir homenaje de admiración y cariño a todos aquellos que en humildes puestos a lo largo de la Ruta Jacobea, contribuían con su esfuerzo a la máxima brillantez de la conmemoración milenaria. De aquello se guarda imborrable recuerdo en la mente de este matrimonio sencillo y servicial. [TAZURC(1972)]

Sí, es que era una cosa típica, y había que recordarlo [...] [¿A usted le parece que valdría la pena grabar bien los toques alguna vez?] ¡Hombre! Merecería la pena, pero creo que no, no sé, o sea, hoy en día, mamá ni yo o sea para decir: "Sé perfectamente el toque que era", pues... O sea, lo oigo [palabras incomprensibles] no sé si es con la primera, con la segunda, con la tercera, que no habría ya forma de... Han pasao ya tantos años, que no habría forma de, de acordarte de, de un toque a otro. [...] Hablando un poco no se acordará pero lo tocará con las seis campanas, pero no será el mismo que, porque es muy difícil acordarse uno de, de, exactamente como, el toque, si va éste antes o dos o tres campanadas de ésta, de una, de la otra, éso. [...] [¿Cree que vale la pena recoger ésto?] Pues yo creo que sí. [¿Para qué?] Hombre, por un lao para que, o sea la gente lo conozca y que, donde existe que no se lleguen a perder, porque en algunos sitios como aquí pues se ha perdido ya, pues ya no hay más sitios como aquí, pues se ha perdido ya, pues ya no hay más remedio, porque si en algún sitio por ejemplo están a medio perderse, o se puede, existe el campanario en condiciones para poderlo tocar, pues que no se llegue a perder, o sea que sirva de, de, no sé, como un estímulo de [palabras incomprensibles] que se están perdiendo cosas, y lo que se ha perdido, mala suerte, y lo que está medio, poderse recuperar, que se recupere. JL

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