Las campanas de Aragón: un medio de comunicación Dr. Francesc LLOP i BAYO |
Huesca - (Hoya de Huesca)
El conjunto de toques de campanas
de la ciudad episcopal de Huesca es el sistema urbano más complejo y coherente recogido
en Aragón. Huesca, por una serie de razones conocidas, como es la existencia aún activa
de un campanero, y por otras informaciones, será para nosotros el mejor modelo de ciudad
tradicional, en lo que a toques de campanas se refiere. Seguiremos, principalmente, las
palabras de dos campaneros, LORENZO RIVARES ALAGON, LR, conocido a través de una
entrevista periodística, y de PASCUAL CALVETE, PC, así como otros informantes. PASCUAL CALVETE HERNANDEZ, actual
campanero de las parroquias de San Pedro el Viejo y de Santo Domingo es un personaje
singular: activista político de un partido que estuvo de moda durante cuarenta años,
aunque ahora ya no lo esté tanto, conferenciante y escritor sobre campanas, es
posiblemente el campanero de quien más entrevistas se han hecho en Aragón en los
últimos años: tenemos un par de docenas de recortes de periódicos y seguramente hay
muchas más. Es un personaje singular, que vive y se desvive por su partido y por sus
campanas; apenas citaré la política porque él ha tenido la delicadeza de olvidarla cada
vez que hemos hablado. Hemos recogido sus toques un par
de veces: la primera con SALVADOR MARTIN MATEOS, de Radio Nacional de España, para su
programa "Documental", en octubre de 1978. La segunda vez fué durante la
misión de grabación de toques de campanas del Consejo de Música de la Unesco, en junio
de 1984. En total tenemos cerca de cuatro horas, que no recogen más de la mitad de los
toques que él podría interpretar. Una larga entrevista tuvo lugar en su casa, el 11 de
marzo de 1984, y hemos tenido otros contactos, entre ellos un intento de realización de
reportaje para la Televisión Aragonesa, que no pudo realizarse en el verano del 1984 por
malas condiciones climáticas: nos juntamos con el equipo periodístico al pié de la
torre de Santo Domingo, pero una lluvia pertinaz, con la consecuente falta de luz natural,
imposibilitó dicho reportaje. También es escritor: ha escrito su libro sobre campanas, y
lleva varios años intentando publicarlo. Hay alguna posibilidad de que dicho trabajo,
quizás un poco ambicioso (no se limita a las campanas y los toques de Huesca, de los que
tanto sabe y con los que bastaría para llenar una publicación; también habla de las
campanas de muchas catedrales del Estado Español), vea pronto la luz. PASCUAL CALVETE es un importante
campanero aragonés, pero no es el único ni el más significativo, como parece que se
deduce de las múltiples entrevistas que le han sido publicadas. En otro lugar de este
trabajo ya me refiero a los diversos campaneros tradicionales, urbanos y rurales, de
catedral o de parroquia. Nuestro informante oscense es uno de los pocos campaneros
urbanos, posiblemente el único en activo en la actualidad. También es uno de los más
jóvenes, a pesar de sus escasos sesenta años, y sus técnicas aportan la complicación
necesaria para expresar la vida ciudadana tradicional. CALVETE, uno más entre los
campaneros importantes de Aragón, nos guiará con su palabra y sus toques, entre las
complicadas técnicas y las complejas reglas que ordenaban las campanas de una ciudad; sus
palabras nos conducen a través de un mundo tradicional que ha desaparecido, pero que
persiste en las reglas y en las técnicas que son vividas aún por nuestro informante. En las siguientes páginas
intentaremos despejar muchas incógnitas, y marcar las grandes líneas que nos permitan
comprender los toques y los campaneros oscenses. El tema es tan complejo que merece,
cuando aún es posible, una tesina o incluso una tesis doctoral. Nuestras monografías, en
la mayoría de poblaciones aragonesas, recogen toda la tradición aún existente sobre los
toques de campanas locales, por lo que no debiera ser necesario volver. Huesca es algo
mucho más complicado y nuestro trabajo sugiere una posterior y definitiva monografía. Ambos campaneros se definen, desde
el principio de las entrevistas, como enamorados, como locos de las campanas: Lorenzo, "el Campanero", llora cuando habla de campanas. Le emociona. Le disparan la lengua. No en balde han sido toda su vida. LR Primero le debo decir que soy un enamorado de las campanas, claro está. PC Nuestro principal informante es
hijo de campaneros profesionales. Estudió en los Salesianos, y llegó a encargarse de
tres o cuatro torres en los últimos años, aunque en la actualidad solamente toca en dos,
que CALVETE considera como suyas: [Usted aprendió con su padre] Con mi padre, naturalmente, a los siete años. Pero que a partir del cincuenta y nueve vuelvo a repetir me quedé yo solo, ya no había campaneros titulares ni suplentes. En Santo Domingo hay cuatro; San Pedro, tengo cinco, y en la Catedral tenía seis, porque yo he llegao a tener las tres torres que las dejé el año setenta; era pa matarme yo, ¿eh? Ya que era joven, claro, eh... Tenía treinta y cinco años y treinta y siete todo lo más... Que San Pedro y Santo Domingo son las mías. En la Catedral tengo una [campana] igual que éstas. Vamos, tenía; ahora ya no, y aún están, aún existe. PC PASCUAL CALVETE tiene el corazón
dividido entre las dos torres: [¿Cuando dice su parroquia, cual de las dos me dice, San Pedro o la otra?] San Pedro, la de San Pedro. No, yo considero las dos igual, porque les doy el mismo mérito, primero, en primer lugar en Santo Domingo nací debajo el cuarto el reloj, que fuimos dos gemelos, venimos ya toda la familia de gemelos. Pero yo no conocí a mi hermano porque a la edad de mes y medio el más gordo, el más ésto, y el más guapo, decía mi madre, la pobre, en paz descanse, murió, y se quedó el barrabás. Que aprendí en San Pedro, ¿eh? Nací en Santo Domingo, tengo toda la historia de que allí fuí, que nací como he dicho antes, toda la retorica esa, pero... y en San Pedro fué donde yo me solté, donde aprendí. Fué en el año treinta y ocho, está escrito en la pared, entró mi padre de campanero, como titular, pero yo, era, ya tenía yo catorce años, como yo era el, el ayudante de mi padre, pues también estoy allí puesto. PC Nació en una torre, la de Santo
Domingo, pero aprendió en la otra, la de San Pedro. Estudió en los Salesianos y sufrió
la guerra, con el frente tan cercano a Huesca. Su relación con los Salesianos se ha
prolongado hasta la actualidad, en forma de conferencias, de charlas: Entonces, nací allí, y allí es donde aprendí. Si, allí nací pero le cogí cariño porque allí estoy bautizao, estoy confirmao, me casé allí, soy campanero de allí, menos la primera comunión que la hice en los Salesianos, porque yo estudié en los Salesianos y en las Escuelas Pías de Jaca. Estuve un año, allí se me llevaron unos familiares. Un año sólo, después ya me trasladaron a los Salesianos y allí estuve diez años, lo que pasa es que se introncó a la guerra y yo me quedé aquí. Tengo el asedio de Huesca desde el año treinta y ocho al veinticinco de marzo para la guerra, que hasta el uno de abril del treinta y nueve no acabó. Luego pues me llevaron a los Salesianos y lo poco que tengo de cultura, lo tengo de allí, muy agradecido, y siempre me llaman... Pero vamos, he dejao buena estela, he dejao buen sabor en mis conferencias, en las charlas, coloquio, en fin. Ya era chaval, era muy chaval, y aquí los frentes los hemos tenido a dos kilómetros y a tres, y a la orilla de un río, estar los unos en una parte y en la otra los otros, y a tiro conejo. Y se pasaban donde yo era enlace y se pasábamos los periódicos a las trincheras a vender, que nos exponíamos, y nos despachaban... Y ya nos conocían los unos y los otros, paraban, pero en cuanto la espalda, ¡hijo mío! Ya estaban otra vez. PC El campanero es un profesional,
que alterna sus toques con otro trabajo: LLevo cincuenta y tres, hace ahora, ya, tocando, aparte de que estoy en una oficina de empleo, porque yo estaba trabajando en la A.I.S.S., ya se acordará. Pues le llamaban A.I.S.S. a los antiguos Sindicatos; ahora me han pasao hace dos años al Empleo, pero sin salir del edificio. Exactamente, yo llevo treinta y dos años con los Sindicatos Verticales, más dos en el empleo, treinta y cuatro años sin salir de la misma casa, porque ahora en ese edificio se han puesto cinco organismos, porque estamos la Oficina de Empleo, está la Diputación General de Aragón, está el I.M.A.C., está la U.G.T. y la Cámara Agraria Local. O sea que estamos ahora todos juntos en unión. A las ocho ya estoy y firmamos a las ocho y estoy hasta las tres y media, hasta las cuatro no vengo a comer, toda la mañana, un horario criminal que tengo. PC Este campanero profesional,
trabajando en parroquias de ciudad, no tenía que ver con el sacristán; nuestro
informante simultaneó tales actividades solamente un año, en su juventud: Y como yo simultaneaba, y después me nombraron sacristán, un año solo, que había un párroco en un pueblecico de aquí llamado Bolea. Se me quedaba; dice: " Oiga, señor Pascual", que se llamaba Pascual mi padre igual que yo, dice: "¿Por qué no me manda al chico de sacristán aquí?" Y, claro, mi padre entonces le vino bien porque simultaneaba lo de sacristán con lo de campanero. Estaba en el campanario, y me iba bien porque desde la iglesia me subía arriba, tocaba, cogía la llave y ¡fuera! Hi hecho de todo; de acórito y todo. PC Es preciso insistir: el campanero,
en Huesca, es decir el campanero de una parroquia urbana, o de la catedral, finaliza su
relación con la iglesia al terminar sus toques, y se encarga a todo caso del
mantenimiento del reloj: [Seguimos: su padre y su abuelo eran campaneros. ¿Eran sacristanes también o no?] No, no nosotros. [¿Era separao?] Sí, en la provincia de, o sea en Huesca capital no es como en algunos pueblos de la misma provincia que se dedicaban pues, el campanero era sacristán, era el enterrador, en fin, que hacía de alguacil. Pero no, no, el campanero aquí en Huesca capital ha sido siempre independiente, ya que el que sube a la torre toca, baja, termina y se va. Y no tiene más misión hasta que le llega el otro horario de toques. Porque como yo vivía allí en la misma iglesia, subía yo al campanario y daba cuerda al reloj; ahora no. PC El campanero aprendió de su padre
los numerosos toques, que pasan del centenar, sin ningún material escrito ni otras normas
que le permitiesen recordar la manera de efectuar; todo se basaba en la memoria de los
intérpretes: Aquí se tocaba de tradición... que, se aprende de oído y, ¡y se acabó! [Y se recuerda de oído y ya está] Exactamente, pero que son, aquí pasan de ciento tres toques, ¿eh? Pero hay toques muy curiosos, y los sé tocar, sé tocarlos, aunque no se tocan lo sé, porque en fin, porque por ideas de mi padre, "Mira, este toque se empezaba con esta campana, luego hacíamos ésto, luego se daba media vuelta." En fin, ¿me entiende? PC Nos encontramos con una ausencia
de lista de los toques, ausencia que parece cosa normal en los pueblos pequeños o
medianos, pero que choca en una ciudad con tantos y tan complejos toques. La única
referencia, relativamente ajena al sistema, era la gallafa, el calendario litúrgico que
editaba cada año el obispado: No, no, no, ni solfa ni nada, no. Como muchos se creen que yo he tocao las campanas o las sigo tocando con solfa y atril digo, digo, y eso nada, pa lo que es ná más una cosa que se aprende de oído. Aquí no hay ni un argumento ni un libro de solfa ni nada. Hasta el cincuenta, hasta el año cincuenta [Y era distinto según las clases] Sí, sí, porque tenías una gallafa, una gallafa, es un calendario litúrgico, que ahora, ahora está reformao, porque ahora no viene en latín, ahora viene en castellano. Bueno, nosotros era igual, aunque viniera en latín ponía: "Festividad de San José, primera clase". Pues sabías que había que tocar el primera clase con volteo y todo, con... El, el día de San Blas, o Santa Agueda, de segunda clase, entonces ya era un toque distinto. PC Los toques, recibidos de
tradición, recordados únicamente en la memoria de los campaneros, no han sido cambiados,
aunque más adelante veremos que su número ha disminuido drásticamente, al desaparecer
muchos de los actos litúrgicos que anunciaban: Pues pasó lo siguiente: que alguien debió de, de inventar un toque, y sobre ese toque hemos seguido todos, o sea hemos continuado todo. PC La organización de los
campaneros, sobre la que volveremos, estaba acomodada a la organización espacial y
simbólica de la ciudad, presidida por una Catedral y dividida en cuatro parroquias: Las parroquias eran cuatro, ¿verdad?, como he dicho anteriormente y vuelvo a repetir. Eran cuatro campaneros titulares y cuatro suplentes; lo que pasa es que ahora hay nueve parroquias: ¡ha ascendido Huesca! Había uno por parroquia, porque en el año cincuenta, vamos, desde que se fundó Huesca, digamos así, hasta el año cincuenta y nueve mejor dicho había cuatro parroquias en Huesca, luego por lo tanto había ocho campaneros, un titular y un suplente. La Catedral es parroquia. Catedral, San Lorenzo, basílica de San Lorenzo, San Pedro y Santo Domingo. Esas son las cuatro antiguas que se tocaban campanas para funerales y para todo. La Catedral la consideraban ya como sede, pero ya nada más, y las otras ya son parroquias, tal como suena la cosa parroquias. [San Vicente Mártir] Ésa me la prometieron a mí y no quise, porque no es parroquia, esa no es parroquia, esa es convento de... No le llaman basílica, no, San Vicente, Real Compañía, y es todo de Jesuítas, porque ha sido toda la vida de Jesuítas éso, pero no como parroquia, no está considerada. PC Nuestro informante ha hablado
muchas veces en público tanto en conferencias como en medios de comunicación por lo que
tiene unas nociones generales sobre el uso de las campanas poco usuales entre los
campaneros más habituados a tocar que a cavilar y divulgar su trabajo: [Citando el manuscrito de su libro] Vé, aquí mismo dice, la campana es un instrumento musical, en forma de copa invertida, que se halla herido por el badajo para que suene y toque a la oraciOn. Luego, el badajo es una pieza metálica pendiente en el centro de la campana y sirve para que su voz sea oída por los fieles. La campana se divide en tres partes, a saber: yugo, copa y badajo. Dice, el yugo es de madera, también los hay de hierro, ¿vé como? Lo que hemos hablao antes, lleva por dentro unos tirantes sujetos con un [inaudible] de dicho yugo, se hallan incustrados los ejes, donde descansan dentro de los cojinetes, uno exterior de madera y otro interior que es de metal. La copa, un momentico, la copa es de bronce, fundido con diversas aleaciones como son metal y también bronce, claro, también tiene patino y algunos metales, diversos metales. El badajo es de hierro y los hay también de madera que sujetos con una pretina de hierro arriba abajo quedan reforzado totalmente. La pera o coronilla es de hierro macizo. Las campanas son unas voces metálicas que sirven para anunciar todas las festividades que se celebran durante el año, esto es la misma conferencia que ésa [se refiere a unos recortes de prensa donde citaban una de sus conferencias], ¿entiende? Las campanas son copas o vasos sagrados manejados por el campanero, el campanero es un ser anunciador del orden religioso. ¿Por qué decimos el campanero es anunciador, me pregunto yo? El campanero es anunciador porque atrae a la iglesia una multitud de personas cuando éstas oyen los sonidos acordes de las mencionadas voz. El campanero está en declive, el campanero se tambalea, el campanero se extingue, el campanero se acaba, pero ¡ay! Queridos amigos, el campanero desaparece. Pero, ¿por qué desaparece el campanero? Desaparece el campanero porque las técnicas de mecanización, quiere[n] sustituir las campanas de nuestra torre, pero dichas técnicas de mecanización, nunca jamás las campanas de la torre, sin no van por medio de una grabación de cinta magnetofónica que recoja dichos sonidos acordes de estas voces campaniles y al mismo tiempo recogiendo los toques de tradición, en el redoble de nuestras campanas. PC Las campanas tienen ciertas
características, algunas de las cuales ya han sido definidas en los párrafos anteriores
al hablar de sus usos generales. Estas características determinan algunas de las maneras
de tocar como el volteo, que ha de ser realizado en uno u otro sentido según la campana.
La recogida de datos para su libro, siempre presente en toda conversación de PASCUAL
CALVETE, le obligó a recorrer todas las torres de Huesca para conocer inscripciones y
medidas de sus campanas: Yugo le llamamos nosotros, pero no se llama yugo en realidad, se llama jubo. Sí, la parte de arriba. Lo que pasa que tal como le he enseñao yo la portada [del libro] esa, hay también de hierro que se llaman jubos o yugos, es igual, de juego bolas, juego bolas. Porque da la casualidad que aquí en el centro, en ésta no sé si estará, no, aquí no, ésta, en la Catedral tengo una igual que éstas. Vamos, tenía; ahora ya no. Y aún están, aún existe. Y hay una bola aquí en el centro, que por cada vuelta que da gira por sí misma la bola; por cada vuelta gira, da vueltas la bola, mientras da vuelta la campana, las que llevan el, que no son bolas; lo que pasa que en Huesca ná más hay una, y ahora en San Lorenzo pusieron otra, se nota que es la misma campana pero que le quitaron para electrificar algunas les quitaron el jubo, de madera y les pusieron el de hierro, si; por eso digo que son dos clases, ¿verdad? La catedral tenía seis campanas; San Lorenzo cinco, igual que San Pedro... La prima, la campana prima, la mediana, el cimbalico... Y tomamos nota de la fecha en que se, de las fechas que se fundieron, con los nombres que tienen dichas campanas, porque están apadrinadas, como cuando nace un niño y el cura lo bendice y le echa la sal y lo bautiza, en una palabra. Pues bueno, se bautizan y se nombra su padrino o madrina. Y luego vienen los nombres, en algunas, no en todas, de los fundidores, de los que fundieron la campana. [Entonces me dice que... unas campanas son para dentro y otras para fuera] Sí, sí, sí, porque hay otras que las quieres hacer voltear por ejemplo pa dentro y no, porque llega la mitad del jubo a la mitad de la altura del ventanas y se te paran, y después que se voltea al revés, claro. Que es al revés, la de fuera la quieres bandear para dentro, ¡bueno! ¡Menos aún! O sea que eso es muy... [Y todas las de una torre son para dentro o para fuera] No, no, no. Yo por ejemplo pues en Santo Domingo tengo tres que van de las cuatro, tres que van pa fuera y la mayor va pa dentro, por regla general tienen que ser las campanas mayores las que van [inaudible: ¿pa dentro?]. Más datos de las campanas de Huesca, de las campanas más antiguas de Huesca, antes descritas, diremos que hay unas campanitas dentro de la iglesia de San Pedro el Viejo que se hallan situadas en el coro, y según libros escritos en los archivos, pertenecen a la Edad Media, las pequeñas campanas del mencionado coro de San Pedro, llamada con mucha propiedad tintinabulus servían para llamar a las monjas a los rezos o mejor decir a la oración y también a las reuniones del Capítulo. Son medievales, tal vez del siglo XIII o del XIV. Había en Huesca maestros de hacer campanas, entre ellos Lucas de la Riva, que en mil ochocientos diecisiete hacía una para San Pedro. Francisco de LLanos que fundó, fundió varias para la misma iglesia y para San Lorenzo como a la de San Martín, hizo también una. Campanas antiguas, ves, aquí tengo una en Santo Domingo que tiene cuatrocientos ocho años y las de la Misericordia, ésa tiene cuatro años más. Santo Domingo... la mayor, la mediana, la prima y el cimbalico. San Pedro el Viejo, la mayor Agueda Pastora, mil setecientos setenta y ocho, siendo obrero don Manuel Hernán y don Domingo Frago, la mediana Petra del año mil ochocientos ochenta y ocho... siendo obrero mayor Fermín Calvo. Vicenta Bárbara, el cimbalico mayor de mil setecientos sesenta y ocho. La del tejado, San Ricardo, año mil ochocientos ochenta y ocho, ¿ves? ¡Sí! Igual que la otra, que la segunda, la misma fecha. El pequeño, Pedro Martín, mil novecientos seis, está aquí. La mayor, quiere decir que es la grande, la gorda. La segunda, la mediana, la mediana es la segunda. La prima es la tercera y luego el cimbalico y ya no hay más. Luego, ahora en Santo Domingo, encontramos una campana, Nuestra Señora de los Rosarios, refundida en el mismo año que el cimbalico mayor, Cristo Rey, porque hay dos cimbalicos, para distinguir el pequeño al otro, pues ponemos mayor. Nuestra Señora del Rosario, veinticinco años de manci... el cimbalico mayor, Cristo Rey, Santa Juana, Santa Bárbara de mil ochocientos treinta y nueve y aquí la más antigua procede de la iglesia de san Martín y dice en ella Martina,mil seiscientos sesenta y siete, y esta campana es muy conocida porque da las horas, en Santo Domingo. He hablao de los nombres de las dos parroquias mías, claro; después está San Lorenzo, que se encuentra en su torre Santa Paciencia, mil novecientos uno, de A. Averly. La mayor, Lorenza, mil setecientos sesenta y dos, esta campana da las horas, La prima se llama Bárbara, la pequeña Santa Quiteria y la del tejado Victoria, mil ochocientos veintiseis. [Esa del tejao] pues que la han quitao y ahora la han refundido para ponerlas ahora en la torre para mecanizar; la del tejao para tocar a misa desde la iglesia, los monaguillos para avisar a la gente. En la Catedral, en una conversación sostenida con el buen amigo, Miguel Jesús, no, Jesús Royo Montero, que es el que en paz descanse, ¿verdad? Que es el compañero mío que murió. Es decir, colaborador mío, y quien sacamos todos estos datos, de todas las parroquias, conventos y ermitas, salieron a relucir, ¿como no? las campanas y de esta sabrosa conversación nos hemos trasladado con un imaginario helicóptero a las torres de la Catedral, que es donde se encuentran las campanas, las campanas llamadas de San Lorenzo, la más joven de este campanario, que ésa de San Lorenzo data del año mil novecientos veintiocho, las de oraciones del año mil seiscientos die... mil ochocientos dieciocho, Santa Lucía de mil ochocientos noventa y seis, de mil novecientos quince es el cimbalico llamado Te Deum, Te Deum. Ése es de plata todo. Y ese avisaba a los canónigos, cuando tocábamos por la mañana al coro, tanto por la mañana como por la tarde quería decir que a los canónigos les quedaba siete minutos para poder entrar al rezo del coro, ¿eh? y es de plata. Ahora ya no existe, porque está descongao, está descolgao y... al hacer la nueva estructuración, nuevo esquema del plano de la Catedral, ha sobrao reloj y ha sobrao esa campana. Estaba por dentro, que no se veía, estaba entre medio de dos palomillas, ¿verdad? Hemos dicho del cimbalico Te Deum, que avisa a los canónigos para su asistencia al coro; la del fosal sustituye a la que aún recuerdan muchos oscenses llamada la de los perdidos... y que yo he tocao también. En la Catedral, solo. Y el Corpus, con tres graduaciones. La mayor es María de mil ochocientos cincuenta y Santo Cristo que es la mediana de mil ochocientos vientinueve... La de San Lorenzo, la más joven, se llama Lorenza, como la mayor de San Lorenzo, pero que ésta es muy pequeña, la del jubo, la única que tiene el jubo de hierro. La de oración es la de mil ochocientos dieciocho, eso se llama de oraciones, no pone ninguna inscripción más, porque hay quien lleva grabaciones, hay quien lleva incrustada, incrustada lagartijas, medallones, números romanos, mitad de siglo, en fin. Y Santa Lucía ora pro nobis, por ejemplo, que te ponen muchas eso. Y el Corpus, la campana del Corpus tiene tres grabaciones. La mayor es María, la octava del Cristo es la segunda, y la tercera es la del Fosal, la de los perdidos. Luego viene la de Santa Lucía y el cimbalico Te Deum, el que avisaba a los coros, a los canónigos para asistir al coro, con ésto indicaban que les quedaba medio cuarto de hora, siete minutos y medio. Ya dejamos la Catedral, trasladándose, trasladándonos a San Jorge, hubo en tiempos una campana que conmemoraba la batalla del Alcoraz. PC La posición de Huesca en la
guerra civil, del lado nacional, tuvo como resultado que ninguna de las campanas fuera, en
principio, destruida, a pesar de los numerosos bombardeos. Tal destrucción quedaría
motivada por la necesidad del metal para hacer dinero: No, no aquí no se han roto ninguna, en Huesca no llegaron, o sea que no se metieron dentro, en una palabra. Ahora, sí, fuera de los pueblos, sí, como Barbastro por ejemplo, pues alguna se descolgaron. Que las querían, las refundían para hacer, dinero en metálico, como es bronce... y perricas, eran de bronce, pues la campana de bronce... PC Sin embargo tuvo lugar la
destrucción fortuita del chapitel de la Catedral, que ardió durante la celebración de
la toma de Santander por las tropas nacionales, y que nunca fué reconstruido. Parece
interesante transcribir un artículo de "Nueva España", de autor ANONIMO
(1972:8) que reproducía treinta y cinco años más tarde el mismo periódico, recordando
el acontecimiento y deplorando que no se hubiese llevado a la práctica la
reconstrucción. El texto recoge fielmente el ambiente febril que acompañaba los éxitos
en el frente, vistos desde el lado nacional: LA TOMA DE SANTANDER EN HUESCA.- HASTA CON "CODETES" (25 agosto 1938) Sobre las cuatro de la tarde se recibió en Huesca la noticia de la entrada en Santander de las tropas de España. La noticia tuvo desde los primeros momentos confirmación por la autoridad militar. El pueblo oscense, animoso entre los animosos, en quien no hacen mella las crudezas de la guerra tan próxima por su gloria, exteriorizó en las calles con ¡Arribas! y vítores diversos su entusiasmo. Las campanas de todas las torres de la ciudad y la sirena que otras veces anunciando vecindades molestas, uniéronse gozosas al entusiasmo del pueblo. La campanita de San Jorge, movida por brazos de guerreros, mantúvose durante mucho tiempo anunciando la feliz nueva. A las siete y media, en San Lorenzo, organizado por el Ayuntamiento y con asistencia de las autoridades, flechas y banda de música de Falange, tuvo lugar un solemne "Te Deum" en acción de gracias por el rotundo triunfo de las armas nacionales en el Norte. Tras el oficio religioso se formó una solemne manifestación, que partiendo de San Lorenzo, fue a patentizar ante la autoridad militar de la plaza el reconocimiento del pueblo al Generalísimo por el acierto con el que lleva las operaciones y de albricias por la liberación de la capital montañesa... La alegría callejera siguió hasta entrada la noche, animando el paseo el concierto de la banda de música nacionalsindicalista que dio en los Porches... Con la alegría no nos dimos cuenta de que el chapitel de la Catedral ardía, y tan sólo al llegar la noche y con ella la normalidad, al contemplar sobre Huesca una fantástica antorcha, caímos en la cuenta del siniestro que supimos había ocasionado la explosión prematura de uno de los cohetes con que se celebró la conquista. El chapitel quedó totalmente destruido, dejando nuestra magnífica torre chata y desmochada. En fin, tras una jornada de alegría franca, solamente ensombrecida por el incendio de nuestra querida torre, que nos hacemos desde aquí el propósito de reconstruir, poniendo junto a la cruz que de antiguo la coronaba, el emblema del Estado nacionalsindicalista que amanece. ¡¡Arriba España!! Los volteos o bandeos de las
campanas, propios de las fiestas, eran efectuados por un numeroso grupo de colaboradores
organizado por el campanero y compuesto por volteadores o ayudantes. Las campanas eran
empujadas o se tiraba de ellas a mano, sin cuerdas, según las características de cada
campana, y al finalizar el volteo se dejaba que parasen por sí solas, aunque las grandes
lo hacían antes. Las campanas no solían quedar en esa posición invertida, pues
solamente se realizaba un volteo, aunque podían quedar boca arriba fácilmente, quizás
con la cadena empleada en los semivolteos: Para iniciar el volteo se colocan y se han colocao toda la vida boca arriba las campanas. Se echan a vuelo todas... Se bajan, o sea hay que bajarlas, las campanas se paran y por sí solas se posan en su situación normal, la de siempre. Esa campana hace falta tener, yo me la he volteao solo pero, no, a los diez minutos salgo con la lengua fuera... El manillar es lo que lleva el jubo, y ésa hay que tirarla para adentro pa pasarla por encima la cabeza, porque hay otras que se voltean al contrario hacia afuera. Lo que ocurre que a lo mejor una campana grande se para enseguida, o la tienes que parar tú con la mano, pero un cimbalico, pues ése, es según el vaivén que lleva, pues dá más vueltas de las debidas que la campana mayor, tarda más a pararse. [¿Entre volteo y volteo se dejan boca arriba?] Eh, no, porque ná más es un volteo general. Si había que volver por la tarde o supongamos a las dos horas, se, se pueden dejar muy fácil hacia arriba... PC Los semivolteos recurrían de
manera especial a la técnica de mantener parada e invertida la campana, sobre todo para
los toques de difuntos, en los cuales se emplea la campana mayor: Media vuelta, le daba media vuelta y paraba. Tocaba repiques [Y la enganchaba con un] como una cadena, sí, así es. PC Los repiques se realizaban con
todas o casi todas las campanas de cada torre, gracias a unas cuerdas que iban desde el
badajo a la pared de enfrente, juntándose todas en el centro, en una especie de anilla
que pendía del techo. Las cuerdas podían ser unidas dos a dos con un ramal o cuerdecita
en distintas combinaciones para interpretar los diversos toques tradicionales y tales
composiciones se adaptaban en cada torre a la colocación de las campanas: En Santo Domingo, sí, yo cojo, en Santo Domingo, cojo esta postura, supongamos que esto es el cuadrado, esto es la torre, el cuadrado, que forma un cuadrado la torre, ¿no? Pues yo cojo, con esta mano cojo una cuerda, esta cuerda de la mano izquierda, lleva la campana mediana con la prima, o sea la prima y la mediana, campana prima, se llama prima. Con la derecha la mayor con el cimbalico y solo una cuerda para atala. Ahora, cada repique tiene su distinta combinación de cuerdas, o sea que hay que deshacer el tejido ése, ¿eh? de un toque, como no son todos los toques iguales, pues hay que coger y cada vez tejer y destejer, y ponerlas en distinto sitio las cuerdas, o sea que las cambias radicalmente. En la catedral y en todos los sitios... es coger dos ramales, y a veces tres. y, repicas, por regla general, los redobles se hacen con cuatro campanas, se puede hacer con las cinco, pero la quinta es el cimbalico, el que hace un acompañamiento como el que está tocando la guitarra y lo acompaña la bandurria. La catedral, en el año setenta, me quitaron toda la tramada de cuerdas, que eso es difícil, eso si que ya no lo puede arreglar nadie, porque una cosa que está de origen, más en una catedral... Y a mí me las quitan en San Pedro y en Santo Domingo, me las armo solas. ¿Por qué? Porque son torres pequeñitas y hay menos campanas, pero cuando son seis y siete campanas... PC La conservación de tantas y tan
grandes campanas era compleja, como corresponde a un sistema elaborado de toques: hay que
engrasar las campanas, atar los badajos e incluso pintar los jubos regularmente. En caso
de roturas casuales de badajos, el campanero no es el responsable: Sí, sí, yo cada quince días las tengo que engrasar, con aceite quemao de maquinaria... de los coches, lo que usan los coches. Porque la de oliva se puede igual que mancha mucho la pared. Mancha mucho, hace, de echa unas, unas estrellas ahí negras que, que no se van en la vida ya; yo las tengo de, antes de otros campaneros que por ahorrar pues no... El badajo lleva pues, lleva una correa... lo más fuerte que hay, la hacían o fabricaban los guarnicioneros, ahora no sé. Aún me hicieron una nueva para la campana que se me partió en Santo Domingo, no hace mucho, un año escaso, me hicieron. LLeva una anilla, sobre esa anilla hay que hacer la unión con esa correa y primero le metemos una cuerda como señal, como señal de que se ata por ahí y después ya va la correa. Esta es la anilla y aquí es el, el badajo, que si es de madera, porque los hay de hierro, pero bueno, siempre terminan en redondo, una piececica de madera y ya, justo a la anilla a tope. Ahora viene el atao, o sea, entre la anilla y el badajo es cuando ya se hace la unión del atadijo, sí. Unicamente un badajo si se sale, que se ha soltao, o se ha partido y ha habido que llevarlo a la soldadura, pero... [Si se suelta, ¿es responsabilidad de usted?] No hombre, si se suelta no, porque, claro, ya procuras atarlo lo mejor posible, pero si se parte de otro sitio donde antes has mandao soldar un badajo, y se ha partido por otro sitio, tú no tienes nada de culpa, se ha caído porque, porque una casualidad. PC Los repetidos toques exigían un
continuo esfuerzo por parte de los campaneros, con no pocas obligaciones. Muchos toques
eran pesados, y no solamente los volteos: algunos repiques exigían un esfuerzo continuado
durante muchos minutos. Los agentes atmosféricos, como el viento, dificultaban asímismo
los volteos. Algunas veces había accidentes
muy aparatosos, como la caída de una campana, que afortunadamente no tuvieron
consecuencias mortales. También se hablaba de accidentes tópicos, con muertos lanzados
al medio de la plaza. Se insistía en la peligrosidad que acompañaba al volteo y en la
dependencia a lo largo del día del trabajo de los antiguos campaneros: Porque todos los campaneros estaban muy sujetos, vivían en el mismo campanario, tenían la vivienda y de ahí no salían para nada, ahí te; se hacían cargo del reloj, como yo también me lo hago cargo. Y mi padre, como no podía salir de la parroquia de San Lorenzo, que entonces tocaba coro mañana y tarde todo el año, bien lloviera o pedregara, cayera rayos y centellas, porque había que estar allí permanente, esos, los toques obligatorios, más los que pudiera haber de entierro, aniversario y fies, festividades, fiestas motivas que se llamaban. Bueno, pues entonces yo, mi padre le descansaba, no le hacía ir a San Pedro para nada, era yo el que estaba. Que cuantas veces hay un partido de fútbol, hoy domingo, para ir a ver al Huesca, hoy no, que se juega en Binéfar, aquí en la provincia. ¿Verdad? Pues bueno, pues hay un funeral, a mí me ha ocurrido tres domingos seguidos, haber, coincidir funeral a la misma hora que empieza el fútbol, y a la misma hora que ha habido una novillada. Pues mira, si te gusta y eres aficionao, pues te lo tienes que dejar y saltarte a la torera y no puedes ir a ver una película que empiece a las cinco de la tarde, sino esperarte a la segunda a las ocho o a las once de la noche o a las diez y media. Más trabajo. Y si hace viento, el número uno del campanero es que haya viento, que haya viento, y entonces no se [inaudible: ¿aprovecha?] el trabajo de volteo, ¿eh?, de volteo a mano. ¡Ah! El toque más pesao, el redoble, desde luego. En ese te pegas casi un cuarto de hora con, sales con los brazos destrozaos. ¡Anda! Métete a voltear, ése es el vermú que digo yo, eso es para vermú. Hombre, pues sí, se nos cayó una campana. Que nos cayó no sé cuanto; menos mal que el día de antes había estao yo volteándoloa, porque me dijo el párroco, que en paz descanse, porque como vivía allí en la misma iglesia, subía yo al campanario y daba cuerda al reloj... Y un día me dice, dice: "Mira, vamos a tocar", no sé que fiesta era, no sé si era la víspera del Santo Cristo de los Milagros o que, total que yo digo: "Me voy voy a ir a bandear la mayor", por no hacer, por no ponerle la más grande al cura. Dice: "No, no, tú quedate con ésa, y ésa dejamela, ésa ya la cojo yo." Bien, pues ese día no pasa nada, pero al día siguiente era primer viernes de mes... Se cayó una campana al día siguiente, yo no fuí. Me dijo el cura, dice: "¡No!", dice: "¡No te vale la pena!", dice: "Si puedes venir, vienes; si no ya bandearé." Se la bandeó él, tan éso que se recalentó, se partió un eje, con tan buena fortuna y tan buena suerte que la campana, si cae para fuera me deshace la cúpula del altar del Rosario; si cae adentro lo pone, en una tortilla, al cura. Total que, que, dando vueltas se quedó girando, y se quedó la campana toda ella apoyada a un lateral del ventanal, o sea que ni cayó pa dentro ni pa fuera, pero se quedó, si es, en vez de estar así, se bajó hasta el ventanal y se quedó así larga. Pero aún le pegó, con la madera, aún le pegó con la madera no muy fuerte en el brazo y aún lo llevó en cabestrillo quince días. Pues eso, o sea que se cayó, yo ya lo he visto larga la campana; [se ríe] a mí no se me ha caído ninguna. Unicamente un badajo, si, se sale, que se ha soltao o se ha partido y ha habido que llevarlo a la soldadura. A mí me decían que había uno, que en cierta ocasión fué precisamente el enterrao de mi padre, que mi padre estuvo casado por segundas nupcias... Dice que un día, un buen día, que ése me lo han contao, pero yo no paso a creerlo, la campana mayor de San Pedro que se había enganchao con el badajo el tío agarrao al badajo y la campana le daba el otro vuelta y él seguía, pues eso no lo puede hacer, si eso se, se tuerce uno la muñeca y va a la calle, ¡hombre! ¿Que le pasó al hijo de Rivalles? Que le pasó, un chaval de diez años que vive, que es zapatero y es amigo mío íntimo, y camarada además de mi Falange, y resulta que de chaval pues subía, que podía haber aprendido el oficio y a raíz de eso, ya empezaba a repicar, pero a raíz de eso no. En plena guerra, cuando había esos muertos que he dicho, que he nombrao antes sobre la toma de Málaga. Madrid la otra, la otra, la otra, Valencia inclusive. Pues se le ocurrió un día pues [inaudible: ¿voltear alguna campana?]; esa campana, hace falta tener, yo me la [he] volteao solo pero, no, a los diez minutos salgo con la lengua fuera, he salido. Pues ya el crío quiere hacer así, se desengancha el manillar, el manillar es lo que lleva el jubo, y esa hay que tirarla para adentro pa pasarla por encima de la cabeza, porque hay otras que se voltean al contrario hacia afuera y no hacia adentro porque no son dos, son dos cigüeñales, lo indican también, que no se puede porque se partiría el eje y hay que darle según, según indica el cigueñal, hay que darle vueltas con arreglo a éso. Total, que se agarra el crío, tenía ocho años o diez, y que se va pa arriba, que se va pa arriba. Su padre que lo vé dice: "Chico, no, no te sueltes." Se agarra su padre, y bajaron los dos y aún así se quedó, se dió vuelta las manos, apoyao la espalda al yugo, o sea que había dao media vuelta, porque si da vuelta entera, o marcha a la fuente de la plaza que se llama la Morena, que tenemos la Morena en la plaza de la Catedral, la hemos llamao así siempre, la denominan no sé, y si no va a parar al balcón del alcalde, que está enfrente. Y eso es lo que pasó, peligroso cien por cien... [Del campanero] de la Catedral, el hijo, el hijo. Como, mire, lo que pasó en cierta ocasión, esto me lo contaron, yo no lo había oído nunca, en un pueblo de aquí de la provincia de Huesca, eh, hubo un señor, pero ese no estaba borracho ni mucho menos. Fíjate si llevaría años en el oficio y veterano, pues un día no sé si se le fué la luz de los ojos o no sé, o le dió algo a la cabeza pues que le agarró la campana, la cabeza le fué a la plaza y el tronco se quedó dentro de la torre. Es peligroso: ésto no es pagao ni con dinero, ésto hay que hacerlo por, por verdadera. Ahora yo me mato pues a mi mujer no le quedan ni cinco, no tengo seguro. PC Algunas torres tenían reloj, como
Santo Domingo, y era el campanero, que vivía en la misma torre como acabamos de ver, el
encargado de darle cuerda, por lo que eran y son pagados cada mes: Tenían la vivienda, y de ahí no salían para nada... Se hacían cargo del reloj, como yo también me lo hago cargo de la torre, pues lo tengo nada más en una torre reloj. PC Un sistema de toques tan complejo
como el de Huesca tenía unos campaneros profesionales con un papel bien definido, y otro
tanto podemos decir de sus ayudantes. Algunos campaneros quedan en la memoria de nuestro
informante, que comienza su testimonio aclarando una serie de puntos, consideraciones que
son fruto, como ya he apuntado anteriormente de una elaboración poco usual entre los
campaneros: En primer lugar, si quiere hacer una entrevista, le voy a decir las tres primeras fases, digamos, de éso. Primero le debo decir que soy un enamorado de las campanas, claro está; segundo que el campanero para mí, nace, no se hace, ¿eh?, nace; y lo tercero que es la base primordial del campanero, es pues, el manejar las cuerdas, el tacto que debe tener con las cuerdas para los repiques de campanas. Pero todos los campaneros, o sea todos los profesionales, porque sin saber el manejo de las campanas, dar vuelta cualquiera sabe; usted mismo sube arriba, da veinta vueltas a una campana y ¿ya es campanero? ¡No! Campanero es el que repica [palabra inaudible]; yo lo catalogo en una de estas hojas [del manuscrito]; el campanero, no es lo mismo ser volteador que campanero. Volteador es la persona que sube a ayudar a bandear las campanas. Son los ayudantes del campanero, que puedo llevar hasta cuatro y cinco hombres como los he llevao en la catedral, y más también, para relevo, que íbamos por parejas... [Pero... lo importante era repicar] Repicar, naturalmente, campanero profesional es el que repica. También voltea, pero él tiene que estar siempre, cuando lleva personal, no voltear él sino estar a la expectativa que no se hagan daño ninguno de los ayudantes que van, porque, te sube a lo mejor un tío bebido, lo tienes que despachar. Me dicen los del pueblo [en Arruazu, donde asistió a un concurso de campaneros]: "¿Quiere ensayar antes?" Digo:"¡No, no!" Digo: "Perdóneme usted pero los profesionales no ensayamos nunca." Hasta el año cincuenta y nueve había cuatro parroquias en Huesca, luego por tanto había ocho campaneros, un titular y un suplente. Pero que a partir del cincuenta y nueve, vuelvo a repetir, me quedé yo solo, ya no había campaneros titulares ni suplentes, para que hicieran la suplencia de los mismos, de los, de los titulares. El primer campanero de nombre conocido hasta ahora en Huesca es Sancho del Puyal, que vivía a finales del siglo XIII, y campanero famoso, pues desde el campanario descubrió la existencia de las formas que habían sido robadas de la Catedral y escondidas en un montón de estiércol, junto a la muralla, en donde luego se edificó la pequeña iglesia de San Andrés en la primera mitad del siglo XVII. Otro campanero famoso fué Urraca, también de la Catedral, que durante la guerra de la Independencia se alistó en el Batallón de Voluntarios de Huesca que mandaba Villacampa y murió en el segundo sitio de Zaragoza en mil ochocientos nueve en la defensa del Convento de Santa Mónica. Era mi padre el mejor profesional que había de todos, porque el otro que tocaba en la Catedral cuando mi padre ya no, no, nunca, siempre se desentendió de la Catedral. Pues resulta que, que el otro le decían: "¡Oye pues, éste no toca tan bien como tú, es que las haces hablar!", le decían a mi padre. PC Ya volveremos más adelante a
comparar campaneros, a hablar de la organización de los grupos de trabajo o de los
salarios. Describiremos ahora los diversos toques que interpretaban estos campaneros
urbanos profesionales. Una de las principales
obligaciones diarias, aparte de los tres toques de oración, era el toque de coro, que en
San Lorenzo y en la Catedral se rezaba por la mañana y por la tarde; en las otras dos
parroquias solamente por las mañanas: En San Lorenzo y en la Catedral, en las dos torres mañana y tarde al coro, diariamente. Por la mañana entraban al coro a las diez en la Catedral, pues a las nueve y media. En San Lorenzo era a las nueve y cuarto, se tocaba siempre con media hora de antelación, se tocaban las campanas. A menos cuarto las nueve en San Lorenzo, porque a las nueve y cuarto comenzaba la misa y la Catedral la misa mayor era a las diez y había que tocar a las nueve y media. Obligatoriamente, aparte de los funerales que pudiera haber. Obligatoriamente, dos veces al día. Y por la tarde, al coro entraban a las cuatro; tocaban a las tres y media; si era a las cuatro y cuarto, pues las cuatro menos cuarto. [Y por la mañana, en la misa, ¿también había que tocar?] Sí, sí, para la misa, anunciando al coro, la misa, era todo seguido. [¿Tocaban al alzar a Dios?] No, no, tocaban a los funerales al alzar a Dios. [Y para la misa de diario] No, no, nosotros los toques de impreaviso, digamos así de la media hora de antelación [y] se acabó. Son tres toques pasando de cinco, pero son repiques sin volteos, como he dicho antes, de primera clase, de segunda. Tres toques, tres toques que hay que hacer dentro de la media hora. O sea que si era media hora por ejemplo, pues siete minutos el primer toque... descansabas cinco, volvías; otro, hacías otro siete minutos, y a esperar el último. [Y los tres eran igual] Igual, igual, igual, igual. Bueno, los dos primeros eran igual; el tercero era cuando ya dejas parar la campana y sigues repicando. El toque de sermón, ése me empleaba un cuarto de hora más, o sea que era la terminación de estos toques que hablamos, si bajaba el obispo; era un día grande. A la oración si tocábamos. El campanero lo hacía, pero nada, que estaba un cuarto de hora, que se pasaba casi ya en subir y bajar las escaleras; pa lo que hacía. Todos los toques; a las nueve de la noche también, o sea por la mañana era, como se llama, el Angelus. Al mediodía, al mediodía a las doce, y por la noche la oración a las nueve. [En San Lorenzo] la del tejado, pues que la han quitao, y ahora la han refundido para ponerlas en la torre para mecanizar... Para tocar a misa, desde la iglesia, [inaudible: ¿los?] monaguillos, para avisar a la gente. [En la Catedral] el cimbalico llamado Te Deum, ese es de plata todo. Y ése avisaba a los canónigos, cuando tocábamos por la mañana al coro, tanto por la mañana como la tarde, quería decir que a los canónigos les quedaba siete minutos para poder entrar al rezo del coro, ¿eh? y es de plata; ahora ya no existe. Avisaba a los coros, a los canónigos para asistir al coro; con ésto indicaban que les quedaban medio cuarto de hora, siete minutos, siete minutos y medio. PC La existencia de canónigos o de
beneficiados, su asistencia al coro matutino y vespertino se traduce en otra
categorización del tiempo, más elaborada que aquella de los pueblos, donde hay dias de
diario, domingos y festivos. En Huesca, como en cualquier otra ciudad tradicional, los
días tienen diversa clase litúrgica que se expresa con distintos toques; para las
fiestas se voltea una o varias campanas. Para los días más importantes, para los días
grandes, se hacen volteos generales de campanas, que incluyen todas las parroquias,
coordinadas para las mayores festividades con la Catedral o San Lorenzo, y se adornan las
campanas, o mejor dicho, los jubos de madera. Tales volteos generales se emplearon para
celebrar la toma de ciudades durante la guerra, y se siguen interpretando cuando llegan
personalidades a Huesca: O sea, por ejemplo dan las doce, un volteo general que se anuncian las doce, la víspera de San Lorenzo, por ejemplo, el Corpus, o cualquier festividad de una parroquia, entonces se hace un repiquete corto, con las dos cuerdas, con los dos timbalicos, se hace "Tin, tiririn, tin, tin, tin. Tin." Y, ¡hala! Y entonces ya todos están preparaos, y todos ya a la vez. Y así solo, ¿eh?, empiezan todos a voltear. ¡Es más! Para las fiestas mayores del Corpus, San Lorenzo y eso, se engalanaban las campanas con yedra. En la madera, claro, claro; los cuernos no se atrevía uno, porque allí se iba abajo. Al terminar el campanero de repicar, se voltean las campanas, pero cuando es solo una termina de repicar el campanero, y se va el campanero, él mismo, a [A voltear la campana] ¡Exacto! Y darle vueltas. [Y ya está; y mientras tanto, ¿no repica con ninguna otra?] No, no, no, ya no, porque terminamos ya con el ritmo, con el repiquete ese corto que hace: "Tin, tirin, tin, tin". Ya está, vale. Ya se ha terminao. Para la guerra había un toque especial, que cuando tomaban Málaga o ésto, todas las parroquias también a la vez, cuando tocaba la Catedral, todos tenemos que seguir, pero entonces estábamos más campaneros, ¿eh? [Cuando viene una personalidad] Pues mira, hace muy poco, no sé si hace dos o tres años, no me acuerdo, era la era de Franco, hace pocos años, antes de las elecciones del UCD, no, dentro del UCD fué, entre mil novecientos, el primer gobierno de UCD que hubo, vino el Rey a Huesca y nos hicieron tocar. Me avisaron a mí, claro, como campaneros no hay, pues tuve que ir, a correr, corriendo, corriendo, a tocar un volteo, un volteo de diez minutos nada más. En mi parroquia, sí, sí, en la otra no podía llegar y como por la otra no pasaba él, pues lo más preferible era tocar donde iba a [pasar]... San Pedro, la de San Pedro. PC Como era de esperar, los toques de
difuntos, extremadamente complejos, indicaban la edad, el sexo, la categoría social e
incluso la pertenencia a ciertas cofradías, y seguían el ciclo: agonía - entierro -
aniversario. El más impresionante entierro tradicional era el de Trinidad, que
comprometía no solamente a las campanas de las tres parroquias, sino a sus respectivos
cleros, que cantaban y acompañaban a los difuntos más importantes: Para agonías se tocaba, ahora no. Se tocaba ya por ejemplo, tres días antes de que ocurriera, pero que tenía que estar el campanero allí sujeto, y si no era por la noche, a estas hora que lo dejaban descansar, pues que a lo mejor, oye, a lo mejor le daban un viático a uno y van, se moría como no se moría, y yo todos los días no, pero llevó cinco veces el viático y ¡no se murió!. Pues había de primera, toques de primera, primera especial, primera, de los funerales, ¿eh?, segunda, tercera, cuarta; los de cuarta eran de cascadera o de cascador, se llamaban. Luego el mortijuelo, mortichuelo. Toque de cura, toque de monja... El de primera. Ésos catalogaos como de tercera o cuarta...El de obispo y el de canónigo son igual. Y el de papa el mismo, o sea asimilan el mismo toque para los demás. No he tocao también al ajusticiao, tocaban los campaneros antiguos, que éstos ya tenían, ya hacía cien años que ésto... El de San Pedro, el ajusticiao; allí había una capilla y un cuarto donde el rey estaba allí... dos o tres días, dos o tres días y hasta que lo confesaba allí, comiendo y bebiendo, la misma éso. Hasta que le llegaba el momento de ajusticiarlo. Solamente al empezar, si era hombre, dabas cuatro campanadas sueltas... de dos, de dos campanas... cuatro veces: "Tam." Tardabas, se tardaba, se escapaba el eco ya, cuando se terminaba el eco, volvía otra vez: "¡Tam!" Hasta cuatro veces. Cuatro para hombre, y si era a la mujer, tres. Exactamente, en éso se distinguía. [Pero luego todo el toque ya es] Es lo mismo, es lo mismo, lo mismo, con distintas campanas. Había de Trinidad, la, la, el entierro de Trinidad se tocaba a, al difunto que moría en una parroquia, y entonces eran, menos la Catedral, que eran las cuatro parroquias que he dicho anteriormente o nombrao, que eran San Lorenzo, San Pedro y Santo Domingo. Había que empezar los tres campaneros a la, a la vez, todos iguales, ¿eh?, sin movese un minuto, o sea ponernos los relojes en hora los tres y decir: "¡Oye! A las doce menos cuarto vamos a empezar, ¿eh? O sea, que no nos despistemos de que si cinco minutos tú más o tres que te hayas pasao." Todos a la vez. Y ya en la parroquia donde era proce, de procedencia del difunto, en ésa, pues tenía que tocar el acompañamiento, porque entonces, ahora no, esa se ha quitao, porque en vez de entrar el féretro a la iglesia, como se hace ahora, lo dejaban en la puerta de casa y lo recogían allí y lo bajaban hasta las cuatro esquinas al [expresión inaudible] y allí se despedía... [¿El duelo?] el duelo. Y ya el mortuorio seguía, los curas se volvían con cruz alzada a su parroquia, a las parroquias respectivas, ¡claro! Y a los demás, pues ya, los familiares cogían el coche y ya iban detrás del coche mortuorio, hasta llegar a... [Entonces, este entierro de Trinidad ¿qué era, el de primera clase?] Sí, es más que de primera, más, un primera especial... Lo único que era más bonito porque llamaba la atención, porque tocábamos, tres parroquias a la vez, es que... [La Catedral no entraba para éso] No, no, porque la Catedral, al ser tres, la Catedral la consideraban ya como sede, pero ya nada más, y las otras ya son parroquias, tal como suena la cosa parroquias. Y lo que se refiere a las cofradías, pues había aniversario de cofradía. Se llamaba de cofradía, porque había aniversario corriente, aniversario cabo año, cabo de año, aniversario de fundación, aniversario en fin, todo, lo tengo también todo [en su mencionado manuscrito]. [De cofradía] [Era un] toque muy raro, precisamente ahora voy a tener una donde al día veinte, como el diecinueve es San José, pues hacemos, que yo soy cofrade y llevo ya diez años de cofrade, por cierto que yo no bajo nunca a misa, porque a esa hora estoy tocando allá arriba y ¡claro!, tocar las campanas y estar en la procesión, no puede ser, como se suele decir. Bueno, pues toco ese toque y el aniversario de difuntos, de número que se llama, pero es de cofradía, entonces toco ese toque mural [¿?], mu feo, que ese no me gusta, pero lo tengo que hacer. PC Otros toques, bien distintos de
los recogidos en pueblos o en villas, completan la nómina de los tradicionales oscenses.
Había toques que anunciaban un sermón, los de primer viernes de mes o de jueves
eucarístico, los de rogativas, los de novenas, aunque no tañían para bautizos ni para
bodas: El toque de sermón, ése me empleaba un cuarto de hora más, o sea que era la terminación de estos toques [de coro] que hablamos. Si bajaba el obispo, era un día grande, San José, Corpus, San Lorenzo o San Jorge, en fin... Un cuarto de hora más por el sermón. [Pero que ya ha empezao la misa] Sí, sí, sí. Toco el de sermón porque es que antes, en vez de que ahora hacen la homilía ésa, se tocaba, porque lo primero que empezaba era el sermón, no la misa, pero que nosotros se tocaba, no sé por qué, cualquier costumbre, se tocaba la misa primero, para anunciar a los fieles de que la misa iba, comenzaba a la hora de siempre, pero después alargabas un cuarto de hora con unas campanadas sueltas, se, se le daban al badajo, con la mano, pa sermón... Ahora, por ejemplo la Cuaresma, había sermón; en estas fiestas que acabo de nombrar. Se tocaba... a viacrucis, ahora en Cuaresma, que ahora se vuelve, a penitencia, a rogativa cuando no llovía, se sacaban al Santo Cristo de los Milagros y a, a éste, como se llama, San Lorenzo, patrón de Huesca. Pues sí. Bautizos y bodas no he tocao. En una boda, por ejemplo, toqué una vez, pero era más bien como una cosa especial de un amigo, ¿verdad?, que me hicieron permiso, pero no... La misa comunión, sí; la misa comunión, jueves eucarísticos, la del primer viernes de mes, la de la novena de tal, de tal, de... [Jueves eucarísticos]: éso se ha suprimido; primer viernes de mes también, también se ha suprimido... Era un corrido, un redoble corrido pa terminar volteando una campana, la segunda, y pa, ésto pa el jueves y pa el primer viernes, es lo mismo... Un toque solo, un toque. Las cofradías eran, las llamaban novenas, que ahora se me acerca una en el mes de Julio, llamada la novena de la Virgen del Carmen, nuestra Señora del Carmen. Y además, porque ni pa bodas, ni bautizos, como hemos dicho anteriormente, tampoco no se ha tocao aquí nunca. PC Había otros toques, que
podríamos llamar comunitarios, como la llamada a los perdidos, que era interpretada
únicamente en la Catedral, con cierta campana característica: A veces se tocaba tempestad, se tocaba perdido, al que se perdía... La [campana] del Fosal sustituye a la que aún recuerdan muchos oscenses llamada la de los perdidos, que se tocaba, y yo he tocao también, en la Catedral sólo. PC El concepto de clase de días
está relacionado con una categorización litúrgica de los días por su importancia con
respecto al ciclo anual. Esta clase plantearía además otros problemas, que no tenemos
aún bien definidos con respecto a Huesca: la representación sonora en las distintas
iglesias, la articulación de los toques con las cuatro, cinco o seis campanas de las
diversas torres, llegando a producir un toque
con distintas campanas, de diferente sonoridad, pero que puede significar lo mismo, según
la torre en donde sea interpretado. Las clases se indican de manera
especial, como ya apuntamos anteriormente, en los toques de coro, que pueden tener
significados restringidos (la festividad de cierta parroquia) o comunes (una festividad de
todas las iglesias oscenses). Los campaneros se basaban en la gallafa, aquel calendario
litúrgico escrito en latín, que señalaba las diferentes festividades: La gallafa, es un calendario litúrgico... Primera clase, pues sabias que había que tocar el primera clase, con volteo y todo. De segunda clase, entonces ya era un toque distinto, entonces ya no se podía voltear dos ni tres campanas a la vez, sino que más bien, sino que más bien era sólo, solamente los repiques los mismos, empezqando al revés y voltear sólo una campana, en las de segunda clase... En vez de empezar, sí, para el coro, en vez de empezar con la mayor, cuando es la de primera clase con los repiques había que empezar al revés, con la mediana, con la segunda, con la segunda campana, ¿eh?, y voltear, en vez de voltearse en todas digamos, o dos o tres, pues la primera clase no permite nada más que voltear, lo que es la segunda, luego venía una tercera clase, la tercera clase era, se llamaba tercera o de llano, y nada más era unos repiques, simplemente tres veces, descansando cinco minutos cada. [Los tres repiques igual] Éso es, tres repiques, y ya dejando la campana no volteada, sino estirarla con la cuerda y que tocara ella sola, y tú acompañando a un mismo tiempo, siguiendo el ritmo, hechos los repiques, y tú repicando hasta que se paraba. [Éso para tercera. ¿Y cuarta?] No, cuarta no, no había, cuarta eran los funerales. [Se tocaba igual en los dos sitios] Sí, sí, pero claro, distintas campanas, distinta tonalidad. PC A lo largo del ciclo anual, las
campanas callan y son sustituidas por las matracas en Semana Santa, para ciertos actos
litúrgicos que también han sufrido modificaciones: Pues mire, pasa lo siguiente, el Jueves Santo, antes era por la mañana, porque también lo cambió el papa Pío XII, éso lo cambió el papa Pío XII, porque a las diez de la mañana se tocaba ya, y ya hasta el Sábado de Gloria, a las diez de la mañana también, no se volteaba ya campanas. Y ahora resulta que cambió, vuelvo a repetir, el papa Pío XII, el horario, que en vez de por la mañana, por la tarde, y por la tarde, pues claro, en una parroquia tocabas a las cinco, otras a las seis. [Sí, porque antes tocarían todas al mismo tiempo] ¡Pues claro! [O sea, siguiendo a la catedral] Pero ahora, como no hay campaneros, por ejemplo, a mí me dan la predilección de que a las cinco toco en una, a las cinco y media, corriendo, con la lengua fuera, a la otra. Menos mal que hay pocas escaleras en estas torres mías, que si fuera la Catedral, o San Lorenzo, que son ciento setenta y cinco. Se tocaba una matraca, que aún las tengo, pero que tampoco ya se tocan, no vé que como ya le he dicho, que no van al coro, que antes iban al coro, aunque sea en Semana Santa, los actos litúrgicos los tenían a la misma hora que los demás días de, siendo distintos. Lo hacían, entonces tocábamos la matraca también, tres veces, en media hora tres veces. No se atan, lo único que se hacen es quitarles [Esposa: Tapar los santos hacían.] Tapar los santos, pero éso ya es otra. No, no se tocan, no se quitaban nada más que los ganchos, pa repicar, para que no subieran los críos, los monaguillos, los sacristanes y se les ocurriera... Las cuerdas las dejábamos, las dejábamos colgadas de la pared, las cuerdas. El viacrucis, ésto, ¿como se llamaba ésto que a que, de la matraca? ¡Ah! Toque de tinieblas, que un ángel corría las cortinas del monumento de la Catedral, y sí, se tocaba con la matraca, porque ya sí, he dicho que la única vez que se interrumpe en el toque de campanas, son, son para la Semana Santa, que cogía la, los dos días, o sea el Jueves Santo por la tarde, a partir del toque ése, al Viernes Santo y el Sábado, hasta la noche, dos días con la matraca, a los divinos oficios. PC Las campanas oscenses también
sufrieron otro silencio forzado durante la guerra, por hallarse cercanas al frente, y las
torres fueron ocupadas como observatorios militares: Otra vez se interrumpieron, otra vez se interrumpieron los toques de campanas cuando la guerra civil española, porque no se podía tocar nada más que para aviación, y entonces había militares, tanto en San Lorenzo como en la Catedral, de observatorio, puesto de observatorio, que se miraban con los prismáticos y tenían el sistema éste de... alfabeto morse... del espejo y de los reflectores, que hablaban y comunicaban con los frentes de guerra. PC Los toques de procesión son
interesantes pues tienen cierta noción de espacio, tiempo e importancia social: según la
importancia de la fiesta se repica o se voltea, y en cualquier caso se toca durante todo
el tiempo que está la procesión en la calle: Hay un toque especial, que es repique, no volteo, sólo repique, todo el tiempo de la procesión. Claro, había procesiones que eran cortísimas, que también han desaparecido: no queda ná más que, que la de éstas, la que va a ser ahora, la de Semana Santa, la del Santo Entierro, y aún ésa no sé; las demás se han suprimido. ¡Ah! La de San Lorenzo es la que queda. Bueno, en las procesiones cortas era solamente repicar, mientras habían, hasta que, que regresaban. Un toque que se hacía a procesión al mismo tiempo, después de la misa mayor en la Catedral, que iban a recoger la Santa Bula a la, a la, como se llamaba, a la clínica provincial, que se llamaba Nuestra Señora, la iglesia del camino de la Esperanza. Pero la del Corpus, ésta era la más importante, la de la Catedral, ésa, sin repique ni nada se volteaban las campanas que a lo mejor estábamos dos horas, sin parar, pero, con gente al relevo; por parejas, había que estar dos por campana, ¿eh?, y desde que salía la procesión del Corpus, que era muy larga, que tiraba todo el Coso Bajo, al Coso Alto y daba la plaza a Santa Clara, volvía por la calle Ramiro el Monje. Bueno, una sinfinidad. Entonces era volteo general. Había un repiquete corto, para anunciar de que iba a salir la procesión, pero desde el momento de... PC Los toques de procesión, los de
difuntos o incluso los de júbilo por la toma de una ciudad a los rojos, eran coordinados
generalmente por la Catedral, como sede, como cabeza de la ciudad. Para la procesión del
Corpus, el campanero no tocaba hasta que no salía la procesión, pero ésta, a su vez, no
salía hasta que tocaba el campanero, avisado por uno de los canónigos. La torre que comandaba el toque de
las restantes era precisamente aquella en cuya iglesia se originaba la procesión: el
Corpus desde la Catedral y San Lorenzo desde su basílica. Las otras torres, de parroquias
o de conventos, tenían que coordinar con ellas sus toques. Otro tanto ocurría durante
los entierros de Trinidad, en los que no entraba a formar parte la Catedral; tomaba la
iniciativa la parroquia del difunto. Parece deducirse que la coordinación no era
solamente oral, y que algún repiquete previo, como el de las procesiones, podría
confirmar a los otros que había llegado el momento de comenzar, y que era preciso estar a
punto para seguir a la torre que llevase la iniciativa; en cualquier caso los que tocaban
en las otras torres estaban atentos para comenzar inmediatamente después de la primera: Y claro, cuando tiraban las salvas, el campanero tenía que estar alerta y oir como un gritar "¡Ya!", desde abajo, ya te daba, algún miembro del Cabildo te daba así con las manos, como que ésto; entonces ya, no podían salir los curas, hasta que yo no tocaba no podía salir la procesión, o sea quiere decir que hasta que no me daban la orden de salida, quietos todos. [Me está hablando de la Catedral] De la Catedral, natural, era pa la del Corpus, hablo de la del Corpus, la de San Lorenzo también se voltea desde que sale hasta que entra, pero que es un recorrido corto que hacen y luego hacen la misa en la misma fiesta. Van a buscar al Cabildo Catedralicio, pero la misa la celebran en San Lorenzo, donde está el patrón, porque ése día es San Lorenzo. [Un repiquete corto] la Catedral, que iba a salir la procesión [y luego] el volteo general, desde que salía hasta que volvían a entrar. [De una a otra torre se avisaban, había algún toque para avisar] No, porque estaban pendientes todos asomaos al ventanal, y cuando ya bien tocaba nosotros, que era la Catedral la que avisaba la primera, en lugar de que, ésto para el Corpus digo, porque en lugar de que en San Lorenzo es al revés, que cuando tenemos que estar, cuando la fiesta, pendientes de San Lorenzo, pues aquí era al revés, y ni las monjas, los conventos, todos estábamos a la misma hora; teníamos que empezar. Eso era en los volteos, cuando Pascua, Vigilia Pascual y era para Semana Santa como he dicho, para el Corpus y éso; nos hacíamos las señales y ellos ya estaban a la espectativa, asomaos al ventanal y escuchando: "¡Hombre! Pues ya empieza la Catedral. Venga, chicos, venga, que ya está." Y a empezar. Para la guerra también había un toque especial, que cuando tomaban Málaga o ésto, todas las parroquias también a la vez, cuando tocaba la Catedral, todos tenemos que seguir, pero entonces estábamos más campaneros, ¿eh? PC La organización del grupo de
campaneros aparece desde una doble perspectiva: la gente necesaria para tocar en
condiciones de comodidad y seguridad y las alternativas empleadas en caso de contar con
pocos ayudantes. Dicho de otro modo, el grupo ideal y el grupo real. El grupo ideal implicaba una
estratificación, una división del trabajo, coherente con la complicación cotidiana de
los toques de parroquias urbanas y con las categorías atribuidas a los distintos
participantes; el campanero era el que repicaba, y el que coordinaba los volteos, los
volteadores estaban a sus órdenes y el suplente sustituía al campanero en caso de
enfermedad: [Digamos que lo importante era repicar] Repicar, naturalmente, campanero profesional es el que repica. También voltea, pero él tiene que estar siempre, cuando lleva personal, no voltear él, sino estar a la espectativa que no se hagan daño ninguno de los ayudantes que van, porque, te sube a lo mejor un tío bebido, lo tienes que despachar. La [procesión] del Corpus, ésta era la más importante, la de la Catedral, ésa, sin repique ni nada, se volteaban las campanas que a lo mejor estábamos dos horas, sin parar, pero con gente al relevo. Por parejas, había que estar dos por campana... O sea, nosotros los repiques, repicamos... Al terminar el campanero de repicar, se voltean las campanas, pero cuando es solo una, termina de repicar el campanero y se va el campanero él mismo para... darle vueltas. En la Catedral, el profesional o titular. En la Catedral y en todos los sitios. [¿Y cómo redobla las seis campanas?] No, es que es coger dos ramales y a veces tres. Y repicas. Son volteadores, simplemente como yo lo reflejo aquí, en el libro, que no por el mero hecho de que mi tío subiera a tocar, que campaneros se dividen en dos clases, en repique; campanero repiques y con volteador, campanero volteador y campanero repicador. Que estrenaron una campana mediana en San Lorenzo, con mi padre, que entonces el titular, el titular era mi padre y el otro era suplente... Este hombre... era solterón. PC El grupo ideal de trabajo se
caracterizaba por la existencia de redes de colaboración: unos campaneros ayudaban a
otros, así como alguno de los vecinos o de los que celebraban la fiesta subían a
voltear. A veces ayudaban otros para repicar mejor haciendo acompañamientos: Yo he tenido amistades de los mismos campaneros que me han venido a ayudar, por ejemplo en la Catedral, como se tocaba a una hora la víspera del Corpus, por la mañana, otra hora por la noche, otra al coro, al día siguiente volvía otra vez lo mismo; luego la procesión que eran dos horas, y eso, pues te venían a ayudar, y entonces pues amor con amor se paga, ¿eh? Entonces yo, cuando ha habido por ejemplo el día San Lorenzo, iba voluntariamente , sin cobrar nada, ayudaba al campanero de dicha parroquia. Ahora por ejemplo para la fiesta de San José. pues vienen los carpinteros; a lo mejor me dicen: "¡Oye! Mira, subiremos tres o cuatro." ¡Bien! Ya está el cupo cubierto. Y repicas. Por regla general los redobles se hacen con cuatro campanas; se puede hacer con las cinco, pero la quinta es el cimbalico, el que hace un acompañamiento como el que está tocando la guitarra y lo acompaña la bandurria. ¿eh?. Haciendo el acompañamiento; pues coger el otro y llevar el acompañamiento, claro, pero normalemente el ritmo que lleva el otro: eso lo hemos hecho, lo he visto y me lo han dejao. A mí, a mi padre y ésto. He tocao de dos y uno solo. PC Estas relaciones entre campaneros
no estaban exentas de tensiones: algunos campaneros le quitaban el trabajo a otros,
buscando firmas de apoyo entre los vecinos del barrio: Sí, también había un poco de rivalidad, ¿eh? También había un poco, porque mi padre con el otro ya: "Porque yo llevo más años que tú!" Mira, la cosa estaba en mi padre, a mi padre le gastaron la siguiente trastada, con el campanero que murió hace poco; bueno, mi padre murió primero. Se quitaron las torres, mi padre tenía San Lorenzo y el otro tenía Santo Domingo, pues de Santo Domingo le quitó a mi padre San Lorenzo, Después mi padre le quitó San Lorenzo y el otro pasó a Santo Domingo. Por firmas, que se recogían firmas, para entrar de campanero por aquellas épocas, que no era decir: "Yo estoy aquí, oiga, si me quieren yo se le podré tocar las campanas." Todas esas cosas, no, no, allí se recogían firmas por la parroquia, por la parroquia donde era uno, para poder entrar de campanero; menos votación y ser por unanimidad. PC Esta competencia nos acerca al
grupo real de trabajo, es decir a las soluciones adoptadas, sin herir excesivamente la
regla, cuando había poca gente o cuando estaba enfermo el titular: Vino el Rey a Huesca y nos hicieron tocar; me avisaron a mí. Claro, como campaneros no hay, pues yo tuve que ir a correr, corriendo corriendo, a tocar un volteo, un volteo de diez minutos nada más en mi parroquia. Sí, sí, en la otra porque no podía llegar y como por la otra no pasaba él, pues lo más preferible era tocar donde iba. Mandaba yo personal a las otras parroquias; entonces tenía tres y como yo no me podía partir a las tres a la misma hora, pues cogía: "¡Oye! Tomar la llave, marchar dos a San Pedro y voltear." Solamente voltear, porque no sabían en realidad nada y total no se repicaba tampoco ese día... Y dos mandaba a Santo Domingo, y de esa forma. [Entonces volteaban dos o tres campanas y ya está] Sí, sí, o todas, según el personal que había. Si había dos, pues dos; si había tres, tres. Mi padre estaba... en San Lorenzo, más de treinta años. En la Catedral estuvo sufriendo tres enfermedades de tres campaneros, pero nunca quedó titular, así como yo sí, pues él no. Si me suben dos, pues dos campanas y yo con tres y otra, o sea que yo también me agarro. Cuando termino los repiques pues me voy al volteo, y una vez que se termina el volteo, hago el repiqueteo corto al final, y se ha terminao. [Si no sube gente, no tocan repicando] No, entonces no volteo nada más que una campana. Porque normalmente una persona no puede voltear dos a la vez. PC Otra característica interesante
de los campaneros de una ciudad como Huesca era su especialización profesional, ya
apuntada: los campaneros se limitaban a sus campanas, y no tenían otra relación laboral
con la iglesia como cantores, sacristanes... Esto suponía su doble ocupación, como
campaneros y como trabajadores más o menos autónomos, con lo que redondeaban sus
pequeños sueldos. Es de destacar la expresión "segundo oficio": el primero era
precisamente el de campanero: [¿De qué trabajaba el campanero, porque aparte de éso tenía que vivir de algo?] Sí, sí, porque, no daba, ya, cobraba dos reales y a lo mejor le salían cuatro o o cinco toques al día, pues eran diez, pero al fin del mes pues que cobraban tres duros o cuatro a lo sumo. Vivía, el uno era zapatero, el otro era sastre. Mi padre, por ejemplo, era barquillero, que se dedicaba a hacer barquillos. El titular de la Catedral... era ordenanza del Casino, en fin, todos tenían un segundo oficio para cubrir y poder vivir de ello, claro, porque éso no daba de sí, la iglesia nada, nunca ha dao. Hay un dicho que dice: "Los curas", dice, "estudian catorce años", dice, "siete para pedir y siete para no dar." [Risas] PC No subían mujeres a tocar, al
menos en las parroquias, ni siquiera para el día de Santa Agueda, aunque si lo hacían en
una pequeña ermita: Mujeres sí, pero no en las torres, porque en las torres no se toca ná más que eso, pero era volteo, lo que aquí hay una ermita que se llama las Mártires, y está Santa Agueda, como, cuya patrona es. Y allí subían chicas, jóvenes, mujeres a tocar. En las parroquias no... Aún así nada ya: eran toques que ya desaparecieron también, o sea que nada, nada. PC La destreza se medía, como
veremos más adelante, en lo bien que repicaba uno; en una ciudad no había toques
provocativos, peligrosos, como voltear amarrado a la campana, toques que son muy mal
considerados: [¿Había toques de habilidad, de valentía, yo que sé, cogerse a la campana y dar vueltas, por ejemplo?] No, no, no había así de... No se puede jugar con éso. A mí me decían que había uno que en cierta ocasión... dice que un día, un buen día, que ése me lo han contao, pero yo no paso a creerlo, la campana mayor de San Pedro, que se había enganchao con el badajo el tío, agarrao al badajo y la campana le daba el otro vuelta y él seguía, pues éso no lo puede hacer, si éso se, se, ¡se tuerce uno la muñeca y va a la calle, hombre! PC Las motivaciones para tocar eran
complejas, como cabría esperar, ya que a menudo no se tocaba por dinero: Y voy a decirle una cosa: igual que lo hago yo por devoción, porque lo hago, por antigüedad, es una hobby para mí ésto, pero soy muy tonto porque, le voy a decir yo ésto, proque el día de mañana no tengo ni seguro de accidente, ni seguro de enfermedad, ni vacaciones, ni nada. Claro, no voy todos los días, ésta es la verdad, voy sólo los domingos, días festivos y entre semana si hay algún funeral... Sí, todas las semanas, pero yo me parto un brazo y en la oficina no se querrían saber nada, dirían: "¡Oye! Así no, te has podido caer de la escalera y rompértelo pero nada más, pero allá en la torre nadie te lo ha mandao; tú has ido porque es tu capricho, porque es tu hobby, porque sigues por tradición, por lo que sea, pero..." [Si les pagan poco, entonces ¿por qué tocaban?] No, tocaban, pues mira, a veces por amistad. Claro, que por la afición que uno tiene de toda la vida, por no dejar ésto solo; ya ve que yo no dejo descendencia, porque no tengo varones. PC Alguna de las compensaciones era
precisamente comer y beber juntos, mientras se tocaba para la procesión del Corpus, por
ejemplo: A lo mejor pues te daban para el día del Corpus en la Catedral, te daban a lo mejor veinte, en aquellos tiempos veinte duros, que te los gastabas en vino, porque había que subir botas de tres litros de vino, dos veces por la mañana la víspera y otras dos al día siguiente y para que la gente, que se suda en, en la época del verano. Pues íbamos y comprábamos, si sobraba dinero, en vez de repartirnoslo, pues comprábamos tortas, tabaco, y si aún sobraban tres o cuatro duros, aún le dábamos una bandeja de tomate y cebolla, y echábamos allí, casi todo, para no beber a secas, a palo seco, que se suele decir, que es muy peligroso... con el vino que te cascas la cabeza por menos que canta un gallo. Y almuerzas. PC No es preciso insistir en las
relaciones entre campaneros: tocaban cada uno en su torre y se intercambiaban favores,
incluso con crisis de competencia, pero no salían de Huesca a tocar, ni reconocen la
venida de otros campaneros ajenos a la ciudad. Mucho más interesante parece
conocer el aspecto económico, que de manera más o menos importante regulaba, y aún
regula, las relaciones de los campaneros con quienes les empleaban. Esas relaciones
económicas chocan por lo precario, ya que no había apenas paga presente y ninguna
seguridad futura: Pagan a dos reales, cobrábamos antes... Ahora no sube nadie, ni pagando ni sin pagar, porque no lo pagan. "Encárgate, Pascual, de darle cuerda al reloj, ya te pagaré esta parte", que aún me lo siguen pagando, ¿verdad? Es peligroso, ésto no se paga ni con dinero, ésto hay que hacerlo por, por verdadera. Ahora, yo me mato, pues a mi mujer no le quedan ni cinco, no tengo seguro. [Normalmente al campanero le paga la iglesia] Sí, el párroco, por regla general, y es que no tenemos asignación fija mensual, ni nominal, o sea es decir, tanto tocao, tanto bailao, nada más, pero por no cobrar, por ejemplo que coincidiera hoy un entierro y mañana otro y pasao otro, por no ir, porque no voy a perder horas de la oficina. [¿O sea, que usted siempre cobra a través del cura?] Sí, siempre. Los paga el párroco, yo me hago una notica, por ejemplo cojo esta libreta, digo, día tal, parroquia Santo Domingo, funeral de tal, funeral, le iba a decir, como ahora no hay categorías, ahora son todos igual, y, quitando los curas y monjas y, y de mortichuelo, los demás toques son iguales, de funerales. Día catorce, por ejemplo, funeral en la parroquia de Santo Domingo a tal hora; bueno, día tal, otro, otro, tanto del reloj y fuera. Suma tanto, total que me vengo a sacar unas mil pesetas y del otro, unas mil pesetas en cada una; sí, por los entierros me dan treinta duros. Pero es a la bienvenida, porque es que antes tenía muchos funerales... pero ahora no porque ahora al crearse más parroquias, en vez de cuatro son nueve y ya, se ha repartido el terreno, luego me ha quedao [se ríe] de verano, y sin abanico. [Si es una fiesta, una cofradía o algo así] Puede pagar la cofradía, sí lo han hecho, pero se lo han pagao al cura; le dicen: "Tenga, ésto para el campanero." Mal, mal consideraos, económicamente mal... No, no, porque primero no ha habido así afición; segundo saben que no es medio de vida para poder vivir, porque yo tenía a mi campanero, o sea a un campanero antecesor mío en la Catedral, que fué al que yo sustituí, que éste cobraba al mes, venía a cobrar unas trescientas pesetas mensuales, después de los dos toques obligatorios, que entonces tocaba a coro, mañana y tarde, que si había funerales o había aniversario o fiesta motivas, en fin, yo le calculo que cobraría unas trescientas pesetas mensuales. Bueno, menos mal que no tenían hijos, pero tenían que ir a comer al Auxilio Social. Y claro, como he dicho, que no hay nóminas, ni asignación fija mensual, no hay un sueldo del Estado, por éso no se puede enseñar a nadie, ni que; ¿quien va a ir? Ya le he dicho que a mi antecesor le daban trescientas pesetas en aquellos tiempos, en el año cincuenta, y tenía que ir a comer y a cenar al Auxilio Social. PC A pesar de tan menguada paga, los
campaneros debieron pasar cierto control de calidad de sus toques, aunque no hemos
recogido ninguna información al respecto. Sí sabemos, al menos, que debían evitar, por
el hecho de ser campaneros, entrar a los bares: Y ¡ay! Nada, te prohibían entrar, ojo que a un campanero lo vieran entrar en un bar a tomarse un vaso vino, cuando los curas están conmigo ahora bebiendo vino y tomándose café. No, aquello no era permitido, y un señor de sotana, ¡ojo!, que aquello causaba respeto. PC Mucho más importante, no
solamente para conocer el control que sufrían los campaneros sino para entender todo el
proceso de comunicación a través de las campanas, era el conocimiento de los toques y el
placer que pudieron tener los habitantes de Huesca en escucharlos, lectura y conocimiento
que parecen estar en franca regresión en la actualidad: No, ná más decían: "¡Hombre!", a mi padre y a mí también algunas veces: "Hoy te hemos oido tocar a funeral", porque entonces, de cuatro partes de Huesca, tres entendían, hoy es al revés. Hoy no entienden más que una, y mal entendido. Porque a veces se ha dao el caso, a mi padre, a mi padre concretamente, tocar un funeral y cuandoi ha bajao por ejemplo sudando y ha ido a tomarse una cerveza o un vaso de vino, digamos así y éso, le han dicho: "¡Oye! Ya te hemos oido que has tocao a entierro y has tocao el Calvetín. Calvetón, Calvetín." Que éso me lo sacaron a mí en la conferencia, dice: "A tu padre decían ésto" "Sí" Y es que la terminación de un funeral, cuando se ha hecho el trío, el final, es que empieza cuatro veces se repica, lo mismo, y queda "Tantantín, tantantín, tantantín, trancotín, trancotín"... "Calvetín, Calvetón, Calvetín, Calvetín", con los dos cimbalicos. Y, claro, atacaban el Calvetín, Calvetón, Calvetín, se lo decían a mi padre pues sus propios amigos y compañeros de oficio. [Se ríe] "¡Ah! ¡Has tocao hoy mujer!" Y le decía mi padre: "¿Por qué lo sabes tú eso?" "Porque en vez de dar cuatro campanadas pa una tocan tres y ya"; por eso decía que... De los antiguos de esos de sesenta años para arriba lo sabían todos, pero ahora no, ¡bien! Ahora dicen: "Han tocao, han tocao a misa", pero nada más. ¿Que han tocao a un funeral? Pues no saben si he tocao a funeral o he tocao a, a gloria. PC Otro interesante aspecto de los
elaborados toques de campanas en Huesca es la consideración que los mismos campaneros
tienen de su trabajo, que no es considerado como música: El campanero es un ser anunciador del orden religioso... No, no, es un arte, es un arte y a la vez si se quiere pues es un oficio, como un electricista o un carpintero, lo que pasa es que no ha estao considerao ésto, porque no entra e, no está garantizao como paga del Gobierno, y claro, al no estar garantizao, pues no tiene, como se llama, la, la cosa social. No tengo seguros de ninguna clase. [Pero vamos, un arte.] Sí, sí, es un arte como otro cualquiera, como un oficio cualquiera, lo que pasa es que no se le da importancia y no cobra. Claro, a mí como saben que tengo un oficio, o vamos, un despido, pues ya me lo dicen y no, yo se les expongo también, mire. Cuando pueda, saldré, ¿eh? que el cocido lo tnego en el otro lao, ahora es mi hobby y vendré los domingos y días festivos, y cuando haga falta un [inaudible:¿funeral?] pero nada más. Y ya conformes y todo, o sea que ya estamos de acuerdo, los curas conmigo y yo con los curas. Toques más difíciles que hay en las campanas son tres, el toque de salve, el toque de funeral, el trío que llamamos y sobre todo el redoble, porque solamente en el cierre del redoble hay que tener una, un tacto y una sujección, que no tengas nervios, porque, que no haces el cierre bien, porque empiezas, ¿verdad?, con todas, con a fuerte, con fuerte badajo y después va descendiendo, va descendiendo la sonoridad y tienes que hacerlo todo, hasta parar y luego, volverlo, volverlo y claro. Los más bonitos para mí los que he dicho antes: redoble, el de la salve y el trío de funeral. [Los toques más emotivos] ¡Hombre! Pues cuando son toques así, por ejemplo, yo he tocao no sé si son cinco, puede que sean cinco papas, sol los toques que más he tocao con, tin, con sumamente, con mucho sentimiento, más luego ya empecé a tocar el día del funeral de mi padre, que toqué yo mismo, que... se me caía cada lágrima que se podía llenar una copa, una copa de ésas de anís se podía llenar... pero fué porque me dijo el cura aquel que le cayó la campana precisamente, que era el párroco de Santo Domingo, que era en Santo Domingo, me dice: "¡Oye! Hijo", dice, "ya sabes que no hay campanero", dice, "y tienes que subir tú." Digo: "Pero don Demetrio, no sabe usted lo que me dice, no." "Sí, sí, que es tu padre y tal y cual, pero se va a ir sin campanas, sin toque de campanas?". Y quieras o no quieras subo arriba, y después de tocar al duelo, ¿sabes? Con mi familia, y yo ya no podía más, ni las piernas y los brazos me temblaban una cosa horrorosa; no sé como me aguanté. Y luego el toque más emotivo fué cuando el traslado de los restos del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Y casi tocamos durante una semana, porque había relevos, había que tocar a lo mejor a las nueve de la mañana, a las tres de la tarde, a las seis de la mañana del día siguiente, sí, eso fué los toques que más. Tocar mal, por ejemplo, es que se parte una cuerda, se ha roto un gancho, una ese que llamamos, que va la badajo, que a lo mejor, ha venido uno a date un aviso: "Oye, pues que mira, que mañana tienes entierro, a las once", que si te paralizas, ya pierdes el ritmo, el compás de la música, y eso se llama tocar mal... Ruido no, poorque éso lo haces a destiempo. Aquí no hay ni un argumento ni un libro de solfa ni nada... Porque nosotros no entenderemos del do re mi fa sol, pero entendemos los toques, y los toques daos a su debido tiempo, que al de destiempo, ¿eh? PC Los campaneros oscenses consideran
sus toques distintos, y que solamente los de València tenian cierto parecido. [Valga
decir, al margen del texto, que tal comparación, precisamente con nuestra ciudad de
origen, en la que iniciamos el estudio de los toques de campanas, surgió sin influencia
nuestra, como señalan las preguntas]: [¿Se toca distinto en Huesca a los demás sitios?] Sí, sí, sí, sí, en toda la provincia, pueblos y aldeas, vamos, ciudades y todo ésto pues, en todos tocan distinto, no se ha tocao nunca igual... [Palabra inaudible] llevan nunca un librico, de partituras musicales y que diga: "oye, pues no, mira, nosotros tocamos de ésta forma, pues vosotros también lo teneis que hacer así. [Palabra inaudible] porque yo he dicho antes que el primer campanero que estuviera en Huesca, ese sería el que inventó el toque y, que no sabemos que es; bueno, he nombrao varios. El redoble... va descendiendo la sonoridad y tienes que hacerlo todo, hasta parar y luego volverlo, volverlo y claro; pero ésto es en Huesca; en los demás sitios. [No, hombre, ya lo sé.] Valencia es la que, la única que se asemeja a Huesca, en los toques. Porque he oído toques de procesión, pero en las demás provincias ahora ya no hay. [¿Donde los ha oído, en Valencia?] ¡Hombre! Eran unos toques, no, en Valencia no, he estao en Valencia pero muy poco, los he oído porque, según decían aquí en Santo Domingo, digo, en Santo Domingo, en San Lorenzo, eh, pusieron una vez unas cintas y, incluso tocan a procesión... Eso es, pues que me dijeron cuando ésto quel, que era un toque que hacían. Digo: "Hombre, sí." Y ya por oídas de mi padre, verdad, decían que Valencia era la única provincia de España que se asemejaba a los toques de Huesca. [Sí que tiene, tienen un parecido, sí.] Y por éso digo que, que no hay más, más cáscaras, según, yo no, ¿eh? Ya digo, por mí no me hagan caso porque, a las dijendas, que me... PC Aunque el señor CALVETE sigue
tocando en dos torres, es evidente la falta de otros campaneros titulares en la ciudad.
Eso justifica que durante algunos años él se ocupara de tres campanarios, aunque tuvo
que dejar el más importante, la Catedral, abandono que justifica por las obras que
tenían lugar en la torre mayor: [Usted dice que dejó una torre, ¿no?] La Catedral, en el año setenta. [¿Por qué?] Hombre, la dejé, primeramente, porque estaban en obras, no se podía tocar, había que pasar por debajo de los andamios, hacer la reverencia; vamos, ¡que te pegabas cada! Con la espalda, o que te cargabas todo. Luego me quitaron toda la tramada de cuerdas, que eso es difícil, eso síq ue ya no lo puede arreglar nadie, porque una cosa que está de origen, más en una Catedral. PC PASCUAL CALVETE no ha enseñado a
nadie, y justifica la ausencia de alumnos a la ausencia de paga: si fueran sufucientemente
remunerados, no faltarían los alumnos, los que quisieran aprender. Inmediatemente a
continuación, en el hilo de esta respuesta, nuestro informante recuerda que solamente le
fueron enseñados unos pocos toques, ante la precariedad de su empleo: No, no, porque no ha habido así afición; segundo, saben que no es medio de vida para poder vivir... Ahora, dime tú si no se puede enseñar; ahora, si llega el dinero, habría, yo creo que alguien saldría y ya no sé si sería por mera vocación o, o que le gustara el oficio o bien por dinero, eso ya no lo sé; es más, mi padre no me enseñó nada más que lo más esencial, no me enseñó todos los toques, o sea que se los aprendí de oído, de oído y de tacto,. que, que le hemos contao todos los campaneros con las cuerdas. PC La ausencia de campaneros o la
ausencia de salarios, y posiblemente otras causas, hicieron necesaria la electrificación
de las campanas en varias torres oscences, que tuvo resultados diferentes según la
empresa que se encargo de la reforma, motorización en la que no quiso colaborar CALVETE: Que San Pedro y Santo Domingo son las mías... ésas no se han electrificao; las otras están electrificadas, pero distinta, distinta electrificación. [Sobre todo en la Catedral y en San Lorenzo, ¿no han tenido en cuenta los toques antiguos, en poner motores?] No, no han tenido en cuenta mas que querían, eso sí, lo vuelvo a decir, coger los casés míos, por la escala y ponerlos, y hacer una electrificación, y entonces no quiero hacer la cama caldo gordo pal otro, y eso es la que no quiero yo. [¿Pero la electrificación que querían hacer era nada más poner el cassette y altavoces?] En los otros, pero en ésta de la Catedral son unos martillicos que fué un sistema de Santander, porque hay sistema alemán también; el sistema alemán para mí era este otro de San Lorenzo, porque se vé, claro, llevarán pues equis, ¿cómo se llama éso? [Motores] Motores, que le den la potenciada de luz para poder dar vuelta las campanas, claro, según los vatios que lleve la fuerza que pueda llevar la luz. PC Ante ésta electrificación, los
campaneros son tajantes, ya que vulnera todas sus normas estéticas tradicionales: Ha engrandecido, pero que no son campanas, no hay campanas, son pues unos disco acoplados a un altavoz, ¿eh? y van, o, o, o en su puesto un carrillón, y éso ya no son campanas, y eso yo no lo pongo ni en el libro ni se me ocurrirá. Y muy ridícula para [inaudible en la grabación]; bueno, los profesionales no les gusta el sistema. Ahora, en San Lorenzo pusieron otra; se nota que es la misma campana, pero le quitaron, para electrificar, algunas les quitaron el jubo de madera, y les pusieron el de, el de hierro; sí, por éso digo que son de dos clases, ¿verdad? Pero dichas técnicas de mecanización, nunca jamás harán [palabra inaudible] las campanas de la torre, sin no van por medio de una grabación de cinta magnetofónica que recoja dichos sonidos acordes de estas voces campaniles, y al mismo tiempo recogiendo los toques de tradición, en el redoble de nuestras campanas. Aquí en Santo Domingo, digo, en Santo Domingo, en San Lorenzo, eh, pusieron una vez unas cintas y, incluso tocan a procesión, y yo he dicho que estaban electrificadas, que son las que dan vueltas, las de la Catedral no dan vueltas. [¿Usted le parece que suenan mejor o peor?] Pues, para mí, peor. Peor, porque no le da ese sentido, por ejemplo, cuando se voltea, por ejemplo, la campana lleva según la fuerza que lleve "Ron, ton, ton, ton, ton" y an, Ton, ton, tan, tan" luego... no llevan el ritmo ese, ¿eh? que lo tocan descompasao todo, y además a lo mejor pegan un badajazo fuerte que no es normal, porque eso se, lo oímos nosotros y lo comprobamos cien por cien, porque nosotros no entendemos del do re mi fa sol, pero entendemos los toques y, los golpes daos a su debido tiempo, que al de destiempo, ¿eh? PC Los cambios introducidos en las
campanas motorizadas han modificado totalmente los toques y su manera de producirlos: De San Lorenzo, por ejemplo, esas se ven dar vueltas, aunque se repiquen, haya repique, pero las de la Catedral son na más unos martillitos que pegan un pulsador abajo en la sacristía el sacerdote que sea, el párroco o quien sea; y ya vé, tocan solas. Claro, entonces se graduan, ¿no? si es pa un cuarto de hora, si es pa media ho... Unos martillitos, pero no se mueven como las de San Lorenzo o sea que por éso digo que es distinta electrificación de la una a la otra. PC La mayor parte de los toques
tradicionales ha desaparecido, como ha quedado apuntado a lo largo de los textos
transcritos; CALVETE cree que la principal causa de la disminución actual de toques es el
Concilio Vaticano II: Entiendes, los viejos viejos [sacerdotes], sí, que guardaban el respeto, y como las misas en latín, que otra cosa era... Eso era muy bonito, un canto, un funeral en latín, aquello, ¡bueno! ¡Ponía los pelos de punta, hombre! Pero claro es que ahora debido a la reforma que hubo, eh, según el Papa Juan XXIII, ¿verdad? En el Concilio Vaticano II hubo muchos recortes en la liturgia. Luego al haber muchos recortes en la liturgia, no se hacen tantos actos eucarísticos [palabra inaudible] en las parroquias. Total, que tocamos, yo creo que no llegamos ni a diez toques distintos los que hacemos. Por ejemplo lo que le he dicho, han desaparecido porque no coinciden ya en las funciones religiosas que se celebraban anteriormente. Al día siguiente era Primer Vienes de mes, que se tocaba el primer viernes de mes, que ahora no se toca, como se tocaban también todos los Jueves Eucarísticos; tampoco se tocan. Por éso digo que se han perdido muchos toques respecto a lo que hablaba antes, al Concilio Vaticano II... Éso también se ha suprimido. Para Semana Santa... Se tocaba una matraca, que aún las tengo, pero que tampoco ya se tocan, no vé que como ya le he dicho, que no van al coro, que antes iban al coro, aunque sea en Semana Santa, los actos litúrgicos los tenían a la misma hora que los demás días de, siendo distintos. Claro, había procesiones que eran cortísimas, que también han desaparecido... [¿Tocan más o menos, ahora?] No, no tocamos, como ya he dicho: las fiestas mayores, los domingos y algún entierro y nada más. Y además, porque ni pa bodas ni bautizos, como hemos dicho anteriormente, tampoco no se ha tocao aquí nunca. PC Sin embargo PASCUAL CALVETE, a lo
largo de la entrevista, apuntó un par de factores que indican que no solamente el
Concilio pudiera ser la causa de la desaparición de toques. Por un lado, su padre no le
enseñó todos los toques que sabía, y nuestro informante confiesa conocer algunos por
haberlos visto tocar o incluso por su simple descripción. Por otro lado la casi ausencia
de remuneración actual sería la principal causa de la falta de gente que quiera aprender
a tocar. Los toques de campanas formaban
parte de un contexto más amplio, de ese arte efímero que se desarrolló especialmente en
el barroco, aunque los mismos toques ya son una ocupación por breves instantes, del
espacio comunitario. Precisamente en Huesca había otro tipo de arte efímero, como era el
adorno de las campanas, durante las fiestas, adorno que parece ser tradicional: Es más: para las fiestas mayores del Corpus, San Lorenzo y éso, se engalanaban las campanas, con yedra. En la madera, claro, claro, los cuernos no se atrevía uno, porque, allí se iba abajo. Y a veces les poníamos hasta flores y todo para adornarlas. Ahora no, ahora ya, ésto lo quité yo; bueno, lo puse yo, yo fuí el que lo inventé, pero lo quité, porque claro. Sí, con yedra, por delante y por detrás del yugo, e incluso cuando no había yedra pues comprábamos esas flores artificiales que con unos alambres enganchaos con unas puntas los clavábamos en el mismo yugo, ese jubo que se llama jubo, el verdadero nombre es el jubo. [¿Ese fué un invento de usted?] No, ya lo hacía mi padre y [palabra inaudible] y los otros campaneros también. Lo que pasa que yo lo he seguido y; ahora no, ahora ya lo quité, porque ahora la yedra, ahora para coger yedra ahora. Bueno, encima de que no se cultiva, jé, jé. PC Como ya hemos apuntado, PASCUAL
CALVETE tiene una intensa relación con los medios de comunicación; aparte de nuestras
dos grabaciones otros equipos de emisoras de radio han grabado sus toques. Numerosas veces
ha sido entrevistado en la prensa escrita, y ha hecho al menos un concierto en Huesca,
patrocinado por una de las peñas, la Zoiti. También ha dictado varias conferencias, en
su colegio de los Salesianos, y al menos una en Zaragoza, en el Ateneo. Y por otro lado está su libro,
que emerge continuamente a lo largo de la entrevista: algunas de las respuestas más
elaboradas pertenecen a este trabajo, cuya publicación pudiera tener cierto interés,
aunque no se limita a desarrollar los toques de Huesca, como sería deseable, y habla de
otras campanas de diferentes Catedrales del Estado Español: Esos papeles que les he entregao se los queden, porque yo ya los tengo. Hay cosas muy curiosas, y como, mire, después de la conferencia vuelvo a repetir, ¿verdad? de, que dí en el mes de mayo en los Salesianos, como antiguo alummno que soy del colegio. Claro, pues he dao ya varias en los Salesianos pero no seguidas, o sea cada tres años una. En fin, y este año pasado pues me tocó dar la última y a continuación a los dos meses me citaron de aquí de la Peña Zoiti, de aquí de Huesca, ¿eh? De que les tenía que dar este concierto que dí, después. Ahora me grabaron también éste, he salido en video, me tienen que dar. Pero que no tengo video, he salido cuando la peña Zoiti, el concierto ese de campanas, había tres filmando arriba, otros tres de radio Huesca, de la emisora de radio Huesca tomando notas y éso. Tengo ciento veintiocho [páginas] pero falta el índice aún, pero eso ya es lo de menos. Y numerarlas, claro está. Aquí tengo todos los datos, todos los toques, como se llamaban, cuando, en que fecha se tocaban, aquí tengo mucho. ¡Oy! ¡Esto lo tengo yo! Hasta el bautismo de las campanas lo tengo aquí todo, con el salmo setenta... De las Catedrales de España más importantes, o sea de las diócesis más importantes, entre lo que no puedo poner yo es lo que, lo que es de cam, de campanas nuevas, no: en el año setenta y sesenta éso no lo pongo. De éso no. Tengo anécdotas, tengo todo, tengo el prólogo que lo he hecho tres veces, y aún no me parece bien. Papel cuché, que éste me ha hecho trabajar, ¿eh? Que ésto no lo marca la máquina, se desliza, hay que pasarle dos veces línea por línea. Tengo cosas muy bonitas aquí, ¿eh? es una cosa... me he desmoralizao... Al menos que no me hubieran ofrecido nada. Yo si ofrezco una cosa es para darla, vamos, para darla a conocer. Tengo que mandar a todos estos señores, a todos estos señores que me enviaron datos de las Catedrales de provincias, les tengo que mandar un libro gratuito, o bien por reembolso, o certificao, como impreso, como sea. Es que yo tengo ilusión, porque voy a hacer sesenta años dentro de dos meses y días, aunque no lo aparente; me sabría mal marcharme al otro mundo sin tener un libro escrito para aquí, porque ¡ya que empecé! PC La recogida de los toques tiene
sentido, y ya fué propuesta por un Deán al señor CALVETE hace unos años: Hombre, claro que vale la pena [recogerlo] porque por lo menos, para no perder las tradiciones, no ya solamente de esta provincia, sino de todas, que lo debían de tener, porque el día de mañana, pues en muchas hay campaneros y si hay jóvenes que han, han resurgido, digamos del rescoldo de, de, de las llamas, pues que sigan adelante. Y yo para mí, pues soy un gran admirador, como he dicho, y para mí, si hay juventud, pues lo más bonito sería. Estos toques de aquí, ya me los han cortejao, ya, que me decía un deán, ya difunto hace lo menos diez años, dice: "Nos tendrá que dejar los cassettes", dice, "porque el día de mañana", para tenerlos en el archivo catedralicio. Y luego dice que no, que mientras yo viviera, ahora yo, si yo me doy cuenta verdad, que se acerca mi muerte y diga yo: "Bueno, pues, ésto que lo pongan en San Pedro, ésto que lo pongan en Santo Domingo"; eso ya es cosa mía. PC Un único rasgo de literatura oral
es recordado aparte del citado durante los entierros, cuyo final era interpretado por la
gente como "Calvetín, Calvetón": También decían ésto, dice, "como el cura de Juslibol", dice, que decía "toque bien, toque mal, cinco duros le han de dar". PC CALVETE participó igualmente en
una actividad poco usual entre los campaneros tradicionales, y que le hizo viajar fuera de
Aragón: un concurso de repiques, que tiene lugar cada año en Arrauzu, en Navarra: Porque este pueblo está a treinta kilómetros más allá de Pamplona, carreterra de Vitoria... Nos presentamos trece, pero que a la hora de la verdad salió una que fué la campanera de Igoa, que el año anterior se había presentao... Y ya nos quedamos en doce; nos cayó un rayo y fuí el primero yo... Fastidió un lateral del ventanal de la torre donde se hallaba situada una de las cos campanas y, y estaba templando y para acabarla de enredar dieron las cinco, empezaron ésto, y voy y me saco yo la suerte, que yo quería caer entre la mitad... Y no me dieron premio. Pero dos campanas, eso no se puede hacer, lo mío es más meritorio, y ya se lo dije, a los mismos campaneros que conocía allí, digo: "Miren ustedes, ustedes están acostumbrados todos los años"; porque eran todos de allí, el único que venía de doscientos kilómetros era yo. PC La grabación de los toques exige
una cierta preparación: [¿Qué toques grabaría?] Los tres principales que he dicho antes, los tres más difíciles, los más bonitos para mí. [Podríamos grabar todos, ¿se atrevería?] Por atreverme, sí, únicamente que necesitaríamos un, dos días o tres, porque primero, horarios de abrir la iglesia, porque como no está el campanario. Habría que pedir permiso al obispao, para decir: "Mire usted", y comunicarlo por prensa, durante tres días, y por radio, porque claro... Por poderse hacer se puede, pero pidiendo siempre el permiso. Y comunicarlo en prensa y radio. Porque entonces, claro, es que me pedirían cintas todos pero, que no las iba a dar por la cara, que yo sin cobrar no; a ver si me entiendes. Que la gente, todos vendrían a mí y éso que pueda ser un trabajo escuetamente minucioso. PC |