Las campanas de Aragón: un medio de comunicación Dr. Francesc LLOP i BAYO |
Albarracín - (Comunidad de Albarracín)La ciudad de Albarracín, capital
de su Comunidad, antigua sede episcopal desaparecida con la Desamortización, cuenta con
una Catedral, parte de cuyas campanas están electrificadas. No fué posible encontrar a
ningún campanero, y menos aún intentar la grabación de los antiguos toques.
Entrevistamos el 23 de junio de 1984 a VICENTE TEJEDA, que nos comunicó algunas de las
características de los toques tradicionales, tan degradados como el resto de actividades
económicas y sociales de esa deprimida comarca histórica, cuyos límites no parecen
coincidir en la actualidad con la homónima Comunidad de Albarracín, confederación
ganadera y forestal. La entrevista tuvo lugar en uno de los bares de la ciudad, uno de
esos bares preparados para el turismo, y no siempre fué fácil entenderse en un ambiente
lleno de ruido y músicas estridentes. VICENTE TEJEDA fué sacristán; principal actividad
fué de preparación y auxilio en las ceremonias litúrgicas: Sí, el sacristán tocaba las campanas antes, más luego pues en cosas de la iglesia: ayudaba en la misa, ayudaba a preparar ornamentos que se preparaba para los sacerdotes, ¿no? Y sobre todo, cuando había fiesta así principal, tal como el Corpus, digamos, pues se cogía, cogía y si por ejemplo venía el señor obispo de Teruel, ¿eh? pues claro, preparábamos la plata, tal como se ponía antes la plata entera del Pilar, la iglesia en plata, en el altar mayor. Y venían, pues a lo mejor venían las autoridades, los del Ayuntamiento, venía pues a lo mejor el gobernador también, en fín, y luego pues se salía en procesión; ya se quedaban los tíos arriba en la torre para cuando se veía la procesión, para tocar las campanas. Hay varias campanas en la torre, y
algunas podían bandear, con cuerdas o con el concurso de varios hombres: Las dos grandes y otra que hay en medio de la torre que da al mirador, que se tocaba pero con una soga, enrollada al yugo: iba dando vueltas y iba enrollándose, enrollándose y luego cuando venía la campana a otra vez y los tintines. Los tintines, una cuerda para los dos; vamos, una cuerda de campana a campana... Hasta ocho personas, o sea dos en un lao, otros dos y otros dos en el otro lao. Sí, porque las campanas están en el medio... en un lao está una campana y en el otro lao la otra campana, ¿comprende? Y se ponían dos aquí, otros aquí, atrás otros dos aquí y otros dos aquí. El repique se podía realizar
desde arriba, con unas sogas, y también desde abajo, para algunos toques sencillos.
Alguna campana se tocaba también a media, para los toques de coro: Una campana para coro... Solamente media; a media ná más. Los domingos ordinarios otra campana, a medias, sin dar vuelta ni nada. Los tintines, una cuerda para los dos; vamos, una cuerda de campana a campana... El Angelus se tocaba desde abajo,
con una soga... Luego, para la misa ordinaria pues se tocaba pues desde abajo había una,
dos sogas: un campanico pequeño y otra pá, cuando se tocaban los toques del campanico,
se tocaba un golpe, "Tam!", y así se tocaba. Las campanas tienen cierta
peligrosidad: Vamos, peligro, más peligro tiene una campana. Si le pilla a uno, pues vuela. La compleja vida litúrgica de una
catedral, con el rezo comunitario en el coro, se reflejaba en una serie de toques, a lo
largo del día, toques reducidos a su mínima expresión, como ya sugerimos al principio,
así como el toque de oración y los de misas ordinarias: Para días normales sólo tocaban por ejemplo para coro, cuando cantaban los curas en el coro, y se tocaba solamente pues una campana; había que subir arriba. Una campana para coro, la misma, la misma... Solamente media; a media ná más. Pues una vez, dos veces: una vez por la mañana y otra vez por la tarde. O sea, a las diez, a las diez se tocaba, a las diez de la mañana, a medias ná más. Y por la tarde, a las tres había que, otra vez, la misma, la misma campana para coro, la misma siempre. El Angelus se tocaba desde abajo, con una soga, desde la [¿sacristía? - confuso] se tocaba la oración. A las doce, y luego por la tarde también, desde la sacristía. Luego, para la misa ordinaria pues se tocaba pues desde abajo había una, dos sogas: un campanico pequeño y otra pá, cuando se tocaban los toques del campanico, se tocaba un golpe, "Tam!", y así se tocaba. [Y así dos y tres, ¿no?] Sí. Los domingos se señalaban con un
toque de coro distinto: Luego, quitando los domingos que se tocaba otra distinta, pues a la media pa las diez, a las nueve y media, para empezar a las diez, eso los domingos, los domingos ordinarios; otra campana, a medias, sin dar vuelta ni nada. Los días de fiesta se bandeaba la
víspera y el mismo día al amanecer, un bandeo más o menos importante según la
festividad: Vísperas de fiestas, por la víspera de un santo, pero como le voy a decir yo, San Isidro, víspera de San Isidro, pues se toca una campana, un bando, como es mañana por ejemplo San Isidro. Una, una a bando. Luego, que le diré yo, la víspera de la Ascensión pues igual, exactamente igual, en fin, éso. Para los días de fiesta, para el primer día de fiesta, se tocaba la víspera. Bandeadas, todas bandeadas, y luego llegaba por ejemplo la víspera de la Patrona. El ocho de setiembre llegaba la Patrona, víspera había que tocar las campanas, arriba. Bueno, no, por la tarde a las siete o las ocho de la tarde había que tocar, a las ocho hay que tocar y se tocaban. Subíamos las personas que sabíamos entonces y se tocaban las campanas. Luego, el día siguiente, el día de la Patrona, a las siete de la mañana se tocaba antes, a las siete de la mañana, de madrugada, a despertar la gente por ahí. Y luego ya para la misa, pues había que tocar igual, exactamente igual. El día San Cristo, pues hasta que se... Enteramente igual como, como la Patrona, en fín, eso es. Los toques de difuntos expresaban
la categoría del muerto, sobre todo si era alguien de la Catedral, su edad y su sexo: Toques de normales de muertos es igual, quitando el capítulo; para hombre se dan tres tranes y para mujer dos. Al empezar de normales, se dan tres tranes para hombres y dos para mujeres. Luego pa muertos pues se toca una, dos, tres, cuatro, cinco se tocan pá muertos. [¿Si se muere un canónigo es distinto?] Sí, es distinto, es distinto, hay entonces, hay que tocar a capítulo. Capítulo. Y luego si muere un personaje de aquí de la Catedral, pues entonces, pues es distinto a capítulo. [¿También emplea las cinco campanas o ya no?] Igual, igual, solamente que a capítulo se tocaba una campanada a media vuelta, las otras van acompañando pero, pero del toque distinto, sin su son, se tira de la soga y eso es. Para infantiles se toca a Gloria, con dos campanas... Los tintines. Había toques de fuego, y
probablemente habría muchos más, como corresponde a una Catedral, pero nuestro
informante no supo darnos razón. Nos indicó, como hemos transcrito, toques muy simples
de coro, diferenciados para indicar distintas clases de días: [Entonces domingos ordinarios, días diarios, domingos ordinarios y domingos de fiesta; tres, tres maneras de tocar] Tres maneras distintas de tocar. Para las procesiones se bandeaba
todo el tiempo, aunque con ciertas paradas para el descanso de los campaneros: Y luego pues se salía en procesión; ya se quedaban los tíos arriba en la torre para cuando se veía la procesión para tocar las campanas. Y luego para la procesión, pues igual: todo el rato, todo el rato, todo el rato de la procesión dando voltiquetas. De vez en cuando se hacía una pausa, porque la gente se cansaba de... Se tocaba que una venía y otra iba, o sea a un par, a un par a lo que una venía, la otra iba, "Pim pim pam", hacía "Pom pom, pom pom, pom pom". El grupo de gente que tocaba
tenía una forma muy peculiar de organizarse, puesto que participaban en una subasta del
Ayuntamiento: Ofertas, por ejemplo el patrón; de las campanas, pues cogían: "Nos las queremos quedar por tanto dinero", por ejemplo por cinco mil, diez mil o veinte mil, digamos, ¿no? la cantidad, y ahora tantas personas: tú, tú, tú, tú. El Ayuntamiento; sí, luego también había una subasta. Una subasta para ver quién se quedaba la madera ésta, así, de la torre, y yo creo que las arenas igual; arenas, madera y campanas. Para fiestas. Para las maderas pagaban más, decían: "Más, porque hay más peligro." Vamos, peligro, más peligro tiene una campana. Poco podemos deducir de esta
entrevista, en cuanto a normas estéticas: parece que se tocaba a medias para los toques
de coro, y que también tocaba a medias una campana en los toques de muerto principales.
Para los toques de fiesta parecería que las campanas mayores, en el centro de la torre,
bandearían alternadas, merced al concurso de seis u ocho hombres, mientras que otro
repicaría y que una o dos campanas más bandearían libremente con cuerdas enrolladas al
yugo. Se trata, de todos modos, de unas conclusiones muy provisionales. Lo que parece evidente es que las
campanas, motorizadas, impiden los toques tradicionales y suenan de manera totalmente
diferente: Hoy en día ya no pasa éso porque ya le digo, han puesto todo eléctrico y han fastidiao todo pá tocar. Aparte hay una campana rota; me gustaría que subiera, solamente por ver, para que viera usted... Todas las demás eléctricas. Una se puede bandear, porque no está eléctrica. Alcorisa - (Bajo Aragón)Alcorisa es una villa del Bajo
Aragón que mantiene muy bien conservada la tradición de los toques de campanas, a pesar
de la destrucción de las antiguas en la guerra civil. ELISEO ALQUEZAR es el campanero,
soltero, con más de setenta años, Tambor Noble, que expresa, a pesar de los achaques por
la edad y por salud, hermosos ritmos con sus tres campanas, cuyos toques tuvimos ocasión
de grabar en tres ocasiones: el 14 y el 16 de setiembre de 1983, durante las fiestas, y
nuevamente el 6 de junio de 1984, para una misión de grabación del Consejo Internacional
de Música de la Unesco. Sus técnicas, sus ritmos, sus
palabras fueron recogidos antes de una posible electrificación: esperan que él se lo
deje para poner en su lugar motores, ya que ningún joven sube ni sabe tocar. El primer contacto tuvo lugar el
14 de setiembre, mientras repicaba él solo y bandeaba luego con otros dos ayudantes para
la subida al Calvario, y la comunicación no fué siempre sencilla porque ELISEO, que
también anda mal por culpa de una pierna, oye dificilmente. Otras palabras fueron
recogidas al pasarle el video, en casa del párroco, don José. Es preciso mencionar aquí
la ayuda proporcionada por este sacerdote, que colaboró las dos veces para que
pudiésemos recoger y fijar la tradición local de las campanas. También hemos de mencionar
expresamente a NOEL VALLÉS, gaitero de Alcañiz, que nos acompañó desde su ciudad y nos
presentó en Alcorisa: su desplazamiento, sus pistas, nos fueron de gran ayuda en las
primeras etapas, llenas de dudas, de nuestro trabajo de campo. ELISEO estaba muy contento, en el
momento de la entrevista, pues había recibido el título de Tambor Noble, que se concede
entre los pueblos del Bajo Aragón que forman la Ruta del Tambor y que golpean este
arcaico instrumento ritual durante la Semana Santa: [Otro: "Más de setenta años tienes! Si estuvieras casadico, abuelo serías de muchos nietos."] Tamborilero mayor; el pergamino me daron, sí señor. El Tambor Noble del Bajo Aragón. Por sesenta años que llevo en la iglesia, tocando y aquí. ¿Lo has visto? ?Y sabes lo que me han dicho ahora? Que ese cuadro lo tenía que haber subido yo a eso de pintura de la exposición. [Otro: "Aún lo puedes subir hoy."] ¡Ya lo conoce la gente! Como el Tambor Noble, como me dan del pergamino que tengo, y en casa lo tengo, en un cuadro. Y se lo llevaron, me lo daron aquí el día vente de marzo, vinión de Samper de Calanda, los d'Hijar, los d'Alcañiz, los de Mas de las Matas, los de Andorra, es verdá, a tocar. El Gobernador de Teruel, la Guardia Civil, estaba yo muy mal y, ¿vé usté?, yo también toqué. Y después el Gobernador: "No hemos encontrao como usté, ¡tantos años!" Conque, nada, en casa lo tengo. Y aquella tarde me se lo llevó xxxx y el, el día de Jueves, antes, me lo trajeron, que estuviese expuesto. Pero que me daron eso. Y, dice: "!No se ha encontrao otro!" ¡El Gobernador! Que muchos años. Digo: "Sí, hombre, ¡pues si viera como m'he manejau la iglesia esta semana!" ¡Coño! ¡Sesenta años! ¡Sesenta y cuatro! Pero por hacer la cuenta redonda pusieron sesenta. Durante toda su vida tocó las
campanas, y también hacía a veces el papel de sacristán: Yo, trabajar, me quedaba siempre, pero siempre los días de fiestas grandes, siempre venía a la iglesia yo. Hacía de sacristán muchas veces y después, a última hora, continuamente. Y en las solemnidades grandes, siempre. ELISEO ha sido músico, en una
villa con gran tradición musical como es Alcorisa. Un defecto en una pierna le evitó ir
a la guerra pero no le impidió precisamente trabajar en un conjunto musical, tocando la
batería, el "jazz-band": [Otro: "Una orquesta, la tuvimos muchos años, trenta años."] Teníamos... violín, saxofón, ¡ni aún cuando la guerra nos paramos! Yo por la pierna y el otro por joven, marcharon todas quintas y todavía nos quedemos y los tres tocabamos solos: el violín, el piano y el jabán. Teníamos orquesta; entonces el pueblo se suplía... Pa carnavales había dieciseis labios... [Otro: "Nos quedábamos dormidos de estudiar la solfa en verano, y luego me llamaba mi padre a ir a segar, y ¿quien se levantaba?"] Aprendió como ayudante de un
sacristán y campanero que hubo en Alcorisa, hace muchos años: Yo estuve aquí de... Y el sacristán que había, que entonces había que éso, campanero y todo, pues estuve aquí tantos años pus que lo fuí cogiendo poco a poco. ¿sabe? [O sea que antes el sacristán también era campanero?] Para el campanero aquel que había, el tío Tombo aquel, cuando estaba de sacristán le subía a tocar a él. Y yo después estuve de chico pequeñico con aquel hombre hasta que se murió. ¡Quince o veinte años aquí! El número de toques parece ser
bien definido, y también parece que tales toques se han conservado tal y como fueron
aprendidos: Los toques eran siete... No, no, yo los toques son los mismos. ¡Iguales! ¡Aquellos iguales que éstos! El repique de campanas que hi hecho, igual con éstas que con las otras; igual, igual. Hay varias torres, en el pueblo,
entre las que destaca la esbelta de Santa María, donde sigue tocando ELISEO. En las otras
torres solamente hay una campana: ¡No! Namás ahí abajo había una, hay una campana... Allí en el seminario también hay otra. Las antiguas campanas, que eran
bastante mayores que las actuales, fueron destruídas en la guerra, y la iglesia fué
quemada. Nuestro informante no menciona, sin embargo, que la actual campana mayor fué
fundida en 1952, bastante después de la guerra: Aquellas eran mayores que éstas, y éstas las hicieron en cuando, en cuando la guerra, ¿sabe? Pero aquellas eran mayores... Tres igual, más grandes. Los jubones eran de madera, los cabezales eran de madera. [Otro: "De madera y que cogía más alto."] ¡Calla! ¿No ves que ésta como lleva el peso desde la mitá, ¿m'has entendido? pues va más repartido? Y van más suaves, porque el peso va más anivelao... Pero aquella campana mayor, ésta pesó ya cuatrocintos kilos y aquella no me extrañara que pesara seiscientos kilos, ahora que pa tocar a muertos aquella campana, tenía un sonido tan [inaudible] y tan majo; las tocaba... El cabezal [de hierro] vino con éstas... Aquellas, cuando las tiraron... ¡Aquella mediana era casi como ésa! Yo las tocaba... [¿Y estaban puestas?] Igual, igual, en la misma situación... Yo digo, la mediana ésa, la pequeña ésa y ésa la grande. Éstas nuevas campanas no se han
roto nunca, pero parece ser, aunque la expresión es oscura, que una campana con trapos en
el badajo, puede romperse, abrirse fácilmente: A mí no se me ha abierto ninguna. Ahora hay que [tener] mucha cuidao, porque en las condiciones, lo que más encana es que, que vayan los batajos en trapos. Yo ya te digo, en los [años] que las toco, no me s'han abierto nunca. Dicen que la campana mayor antigua
tenía una especial sonoridad, y que los cambios atmosféricos influyen en las
características acústicas. También modifica la resonancia el mazo de tocar el reloj: [Otro: "En el campo se oía tranquilamente la campana"] En los llanos... tenía un sonido tan precioso... "Buummm, bum" [Si hace frío] Suenan más las campanas, más. A la que suenan a todo caso es a Navidad que tocando, tocas a misa'l gallo, se sienten estas campanas de, de, de la Quinta la Plana. ¡Suenan que hay que ver! Y la calor las aplasta más. [Otro: "Y ya digo, desde hora y media de lejos, por las mañanas, ¡las oíamos tan ricamente! En invierno, allá abajo, cerca del Monte del Caño."] Se oían aquellas. En, en, en tiempo de invierno. [Otro: "Así cuando siembras y eso, que estás en el campo, por las mañanas, el bandeo de misa mayor. "Ding, dong, ding, dong." Se oía pero que muy bien."] Ése es el mallo de tocar las horas el reloj, y a la que vamos a voltealas y éso, y éso se lo quito, porque como está encima, le mata algo el sonido a la campana. Parece ser, con ciertas dudas, ,
que uno de los que pagaron las nuevas campanas le puso a la suya el nombre de su hija: Aquella grande que se llama Juana María, la ésa, la aquella que está de aquí al lao Isabel y ésa se llama, se llama Pilar, y ésta, cuando la fundieron, un tío de éstos tenía una hija que se llamaba Pilar, y por eso la pusión Pilar a la campana. Sí, Pilar, ahí tiene el nombre de ella, de la hija de aquel nombre... Pero que aquellas tenían su nombre y éstas tenían también cada una el suyo porque la fundieron la dueña del que hizo éso, el padre de la hija d'ésa. Pilar se llamaba, y Pilar se llama la campana. El volteo se hace siempre a mano,
empujando las campanas, y no conviene girarlas demasiado deprisa, para que no se aflojen
los badajos: [Dice ELISEO a uno de sus ayudantes que hacía girar demasiado deprisa su campana durante uno de los volteos grabados en directo] Con tal rodie, no le dés fuerte, que los batajos se aflojan.! A manos, siempre a brazo. A brazo, a brazo. El semivolteo, empleado para los
entierros gordos y las rogativas, consiste en el movimiento alternativo de la campana
mayor, dejándola invertida. En el primer caso, tales oscilaciones se acompañan de
badajazos de las otras dos campanas, cuyas cuerdas lleva atadas a un cinturón
expresamente preparado para ello; en el segundo caso la campana toca sola, y es preciso
tener cierto dominio para pararla en su preciso momento, sin demasiado peligro: Ahora verás como le doy la media vuelta esta y se me vencerá ella sola p'abajo. ¿Ves? ¿Ves? Aquí me pongo yo las cuerdas a la cintura... y ésta la bandeo yo [dejándola parada hacia arriba] y ahora a la otra mano. ¿No ves? [Las de antes aún sería más difícil] ¡Igual! Aún iban más aniveladas aquellas que éstas. Aquella grande la soltabas y hasta que se paraba ella sola le costaba. Sí... Pues a la tarde, a esta correa llevaré esas cuerdas y les quitaré éstas. Y... la mano... No, hombre, no, que yo no me meneo: yo aquí de pié. Y con la mano ésta toco ésta y esta cuerda. Y ésta pa, pa rollar. [Otro: "¡Un toque p'hacer ahugau!"] Pero, no hay quien me le haga. Y pa padecer digo: "¡Sí! ¡Hala!" Y eso, esas medias vueltas que hi dao, cuando se echa el cabezal, la campana, cara a la carretera, has de procurar que llegue aquí, porque si la quisieras coger y te ganara el peso, ¡te se llevaría! Pero ya procura siempre que sobre fuerza, que ya te llega. ¡Ya lo creo! Ese toque es pa tocarlo dos. Varios de los toques, que incluyen
el repique de las tres campanas, se realizan con el pie,
con una cuerda a la mano derecha, otra a la izquierda, y la central con el
pie. Durante el entierro gordo, con semivolteo de la campana mayor, ata las cuerdas de las
dos menores a la cintura para poder manejar con facilidad las tres: ¡Pues! ¡Pues tós han de ser con el pie! Fuera de la campana para el entierro gordo... Y ése es más difícil, porque m'ato las cuerdas a la cinturaa y con una mano, manejo ésas de ahí... pero con el pie todos. Pero la del pie siempre la del medio. [Casualmente las cuerdas eran nuevas y las acababa de instalar] Esa cuerda me la tengo que bajar más que va muy alta pa poner la pierna, me la bajaré yo ya. Ahora, que se estirará algo. [Otro: "Sí se estirará, sí. Así como se va sobando se estirará."] Alguno de los toques más usuales
puede realizarse desde abajo, pues la campana mayor tiene el badajo atado con una cuerda
hasta la iglesia, y la mediana tiene cigüeñal que también permite, con una cadena y una
cuerda, su volteo desde abajo. Un campanico, instalado a media altura de la torre, puede
ser asimismo bandeado desde el nivel del suelo: [La grande] Y ésta, como es la que baja a bajo pa tocar campanadas... Esta cuerda baja hasta abajo. Y esa cadena es doble porque como la campana pesa más...Ésta [¿cuerda?] con el campanico ese de ahí, ¿verdá? pa tocar... que bajan abajo. El batajo lo engancho con esa cuerda pa tocar campanadas. Las campanas, para que giren
mejor, necesitan ser engrasadas de vez en cuando, y los badajos o batajos atados, y si es
posible mejor entre dos. Las cuerdas para el repique también han de ser conservadas, para
facilitar el toque, y también conviene repintar alguna vez los cabezales de hierro: Con estos engranajes van más suaves, los cabezales. Ahora, como está a nivel de mitá, ¿verdá? se coge el de la campana, cabezal, le va el peso más...[Y con el aceite irá más suave] Hombre, claro. Y más en este tiempo de calor. ¡Pero hay que dale muy a soven!... Ésa que hay, no le echas aceite, ¡no la puedes rodiar! [¿Deja las cuerdas ahí, en el gancho ese?] ¡Claro! Porque si no, si moja ahí en el suelo, se ponen como garrotes. ¿Lo ha entendido? Y te llegas a tocar y no las puedes jugar! Y así, colgadicas, así se moja algo, como está [inaudible], secan. [El batajo] Me he atrevido a atalo pero hay que haber dos, porque la campana tiene que estar echada p'arriba y tien que poder la cabeza y el cuerpo p'adentro. Hombre, ¡claro! Por que si no, ¿como vas a atar? Sí, antes me traía siempre guarnicionero, que como es a base de cuero, lo poníamos a remojo y todo eso y s'ataba muy bien. Dijeron que si quería que pintaran los cabezales, los hierros, ¿verdad? ... Las pondremos derechas y las pintamos; derecha es, ¡hombre! la boca por arriba. Y pinté este cabezal por la parte de la carretera En la actualidad la campana mayor
sirve para tocar también las horas del reloj de la torre. ELISEO piensa que, del mismo
modo que ocurre en el Pilar, se podía haber hecho una combinación, un "coro"
de campanas, un pequeño carillón, en suma, para tocar las horas: Hay sitios que hay coros de campanas, y eso lo sabe usté, que tocan ciertas clases de [inaudible: ¿músicas?]. Pues aquí, verdá, aún... Estas campanas están ahora; ¡pues mira si se podía hacer una combinación con las tres pa tocar los cuartos! ¿Hemos entendido? Y antes de las horas, avisar las horas también! Como en Zaragoza, en el Pilar, en el torrejón, hay cinco campanas, y antes de tocar la campana grande, pues anuncia: "Tin, don, dong, donnng". Y que el cuarto, y después... [Otro: "Muy majo, muy majo eso."] ¡Hombre, claro! Pues aquí cuando pusieron el reló arriba y éso dijeron de éso, de hacer una combinación con las tres. ¿Complicao? ¡No será! Se da un tono a cada una, se hace una combinación, la que mejor les convenga, y ya está. Y después ésta es la que responde con el mazo. [¿Es la grande?] ¡Hombre, claro! Pues en Zaragoza, ¡joer! ¡En el torrejón ahí los tienes! Pero que yo muchas veces m'hi fijao: está la esfera debajo y encima ¿verdá? pues anuncia el cuarto con la éso. Los toques de campanas pueden
causar accidentes, como roturas de badajos, que cayeron a la calle sin causar,
afortunadamente, desgracias personales: ¡Sí! ¡No pasó nada!... Era el día del Corpus y se partió por medio. Yo lo llevaba a soldar y el judiero [¿?] que me lo soldaba me decía: "No se fíe, Eliseo, que estas apegaduras suelen ser un poco... Y el cura también entonces, el que marchó: "Mire que me han dicho que no me fíe de estas apegaduras". Y lo pusí el día'l Corpus, y estábamos bandeando con éste, los dos. Yo ésa y ésta. De buenas a primeras me doy cuenta que no sonaba: "¡Ya habrá marchao el batajo a un tejao!" Con que a la que se paró la campana que ya perdió fuerza, la cogí y la paré y entonces tocamos los dos. Y después unos chicos, que ya estaba el paño, iba por telégrafos; digo, dice: "¿Eliseo, que se ha caído?" Digo: "¿Le ha tocao a alguno?" Dice: "No, no, no ha tocao a nadie. A unas que había dao eran unas monjas." Digo: "Menos mal, si hubiera jodío alguna monja, monos mal que no...". Conque a la que bajé, ¡bajé a buscalo! [Otro: "¡Si les cae la peladilla!"] Y estaba mosén Domingo y digo: "¿Vé usté? ¡Si hubiera cogido a alguien, la que hubiera pasao aquí!" Dice: "Oye, sácalo. Y te bajas el piazo." Y... y lo pesamos. Y pesa este batajo diez kilos y medio y lo encargo a Valencia y a los tres o cuatro días lo mandaron y lo pusimos, ¡y ahí está!. ¡Pero que pesa este batajo diez kilos y medio! ¡Si lo llegan a echar a alguien! ¡Coña! ¡El peacico del borde de la escala que cogió, rota está y hizo un trozo de más de cuatro dedos! Que se podía ver, aún está, aún está. [Entonces, ¿es peligroso tocar?] Hombre, si se tiene cuidao... ¡hay que tener cuidao! Que yo muchas veces sí, porque estos hombres ya están prácticos, pero ha venido aquí uno que no ha bandeao nunca ¡y yo tengo miedo! [Otro: "¡Sí! Porque dices: "¡Cuida!" y le pilla la boca de la campana."] Los toques diarios se realizan
desde abajo: El campanico, y campanadas d'esa, en la grande. [Primero he oído que tocaban ésta un rato] ¡Sí! ¡Ah! Eso, ¡cosas de los curas que tocan a su marcha! Pero que el toque de éso son las campanadas. Y pa tocar a misa es ése... [A misa tocan dos veces: el campanico y luego las campanadas] ¡Sí! [Unas cuantas campanadas y ya vale] Ya vale, ya vale. Y antes pues, a las doce, pero es que se ha perdido, se tocaba la oración, que yo cuando toco a fiestas o a muertos antes toco la oración siempre. [Otro: "Sí, las tres Avemarías."] Sí, ¡y después pues tocar a muerto o a lo que sea! Porque antes se tocaba a la oración al mediodía y por la mañana y todo, ¡pero ahora eso se ha perdido ya! Y el toque de almas... Los domingos hay, o había, misa
mayor, que se señalaba con el volteo de una de las campanas desde abajo gracias a su
cigüeñal: Un domingo igual, lo mismo. Ahora, se tocaba a misa mayor y se tocaba, ¿verdá? esta campana de abajo, el cura. No siempre sube nuestro informante
a tocar, ya que se limita a tocar para las fiestas o para los muertos, pero los toques
cotidianos, e incluso los semanales, son cosa de "los curas", como dice él,
aunque antes lo tocaba el sacristán, cuando lo había: Y ésta también, algún día, ¿verdá? algún domingo, alguna cosa así, porque aquí namás subimos cuando son fiestas y pa los difuntos. Así que pa tocar campanicas y cosas, con ésta, d'abajo, tocan los curas. Eso lo tocan los curas. A la que estaba el sacristán, el sacristaan; pues no haber ya, se quedó ésto... pues... ELISEO tiene que subir para
ciertas festividades, que exigen repiques y volteos, y también para los difuntos: Aquí ná más es pá las solemnidades grandes y los difuntos... Hay veces que según que solemnidades pues se echa una o se echa otra, y según las funciones religiosas de abajo, a repicar las tres. Pero pa bandear según la solemnidad que se hacía al bajo, la función, se bandeaba a lo mejor una solo. Estos días que... me busco gente pa las tres; es la cosa suya. Hay varias clases de toques de
difuntos, y en ellos se indica la edad y el sexo: [Me ha dicho que hay tres clases] Sí, pero ahora ná más se toca una. Pa tocar a muertos, el de segunda y el de tercer, pues con el pié la cuerda! [¿Entonces si el muerto es hombre o mujer toca igual?] ¡Sí señor! En los señales: si es mujer, dos; y si es hombre tres, al comenzar y al terminar. El toque es lo mismo, todos iguales, y el que era de segunda, de segunda, y el que era de tercera, de tercera, y el que era de primera, de primera. Pero al comenzar y acabar, si es mujer, dos, y si es hombre tres. ¡Hombre! ¡Claro! Era el dar más calidá, más sacerdotes, más cantos, más cosas. El entierro gordo... Y el, el grande esta tarde lo tengo que tocar. ¡Esta tarde! ¡Esta tarde, esta tarde tocan! Que ése ya no se toca ya. Que ése... ¡si no es el día de todos Santos! Esta tarde me ha dicho el párroco que hiciera el señal pa mañana a las nueve y media. ¡Y a las diez comenzar! ¡Ah! ¡Los entierros todos, los dos! Pero como no éso, me ato unas sogas aquí a la cintura... ¡Pues ya lo verá, ya! Tres veces: los dos toques, dos señales, y el de enterrar, tres... Ná más morirse ya vienen a casa a avisar. Y por la mañana, si muere al punto día, al toque de Angelus, por la mañana, al tocar la misa, ya toco un toque. Y si han de enterrar por la tarde, a media, el otro señal con los dos señales. Y por la tarde, a la hora que el párroco me dice, si a las cuatro o las tres o a las cinco, ¡a la que me han dau! [¿Y pa los chicos también tocan?] ¡Sí! De Gloria, ¡majo! ¡Este sí que es majo, ése! ¡Majo! Hay que, lo primero hay que repicar con estas dos campanas pequeñas. ¡Majo! ¡No, no, si tiene su instinto! Ya lo verá, ya... Si, cuando se arregle ésto, ya... Hombre, no. Tiene usted el entierrico de Gloria de chicos, tiene usté el toque de misas de difuntos... tiene usté el repique de viático del domingo de Quasimodo, todos. Hay unas matracas, todas rotas, en
el centro de la torre, pero no le preocupa demasiado a ELISEO, ya que bastante ocupación
tienen en Semana Santa: XXXX lo hizo, pero lo armó flojo, y se descoyuntó. Es que es verdá: le faltaban las varillas que van por entremedio y alguna vez... Y digo: "¡No! ¡Ya no me falta éso, también este cacharro! ¡Hombre! Esa semana es de... [Imitan ritmos de tambor] Hombre! Esos días ninguna, ¡joder! Esos días no se toca ninguna. Para una de las procesiones, la subida al Calvario, estuvimos y pudimos no solamente grabar los toques, sino participar tocando. Se tocó unas cuantas veces, precedidas de un conjunto repique - volteo - repique. Luego se bandeó cuando comenzaron a subir la cuesta hasta que desaparecieron por la revuelta (antes habíamos parado pero nos hizo reemprender el toque). Volvimos a tocar cuando llegaron arriba los gigantes y luego cuando comenzaron a bajar. Se tocó por tanto a lo largo del recorrido ascendente, que era seguido visualmente desde la torre, pero no durante todo el recorrido y al inicio del descenso, expresando probablemente ideas de espacio y tiempo: Ahora volteo... Ya no hemos de repicar más... Ahora voltealas cuando suban y ¡au! [¿Y ahora se espera pa bandear pa que suban?] ¡Sí! ¡Al Calvario! ¡Al Calvario! Después de lo que hagan, enfin... ¡Eso el Ayuntamiento! ¡Pero con ésto ya terminan!... ¿Ya viene la gente, tú? No, fíjate por ahí si viene el Ayuntamiento y músicos y todo. [Otro: "Entonces hemos de tocar otro poquito, ¿no?"] ¡Bien! ¡Hombre! ¡Tocaremos hasta que revuelvan y que echen a salir de la iglesia! Éste parece ser el modelo de
toques para procesiones: a la salida, de vez en cuando, y a la entrada: [¿Se toca todo el rato?] No, hombre, no. Tocamos un rato y después ya lo paramos, y éso. [Otro: "A la salida y éso."] [Otro: "A la salida y a la entrada, y el día de Corpus tocamos a la salida, al entrar y al terminar."] El número de siete toques, tan a
menudo repetido por nuestro informante, carece pronto de consistencia: a la hora de la
recogida aparecerá, recordado precisamente por el párroco, el toque de rogativas,
mientras que el toque contra tormentas es recordado, casi furtivamente, sin justificar
excesivamente su desaparición: [Otro: "Y tormentas malas antes también se hacían. Que tocaban un repiqueo."] Yo aquí una vez, habían escaecido aquí tormentas, y tú sabes como relam, ¡acuden relámpagos al timbre de las campanas! ¡No hay quien aguante! [Otro: "¡Yo no tendría ánimo de aguantar aquí si hay tormenta! ... No hay cosa que más, más temor tengamos la persona que éso, y en descampao, en un sitio, una tormenta mala encoge, es que encoje. No hay hombre valiente con ello..."] El campanero ha tenido que
improvisar soluciones extrañas, incluso peligrosas, como aquella que emplea para tocar el
entierro gordo, pero ésto estaría motivado por la falta de ayudantes o, al menos, por la
falta de gente en quien confiar para hacer un toque coordinado y bien interpretado. Lo
mismo le ocurre cuando tiene que hacer alguna reparación en las campanas: Pues a la tarde, a esta correa llevaré esas cuerdas y les quitaré éstas. Y... la mano... No, hombre, no, que yo no me meneo: yo aquí de pié. Y con la mano ésta toco ésta y esta cuerda. Y ésta pa, pa rollar. [Otro: "¡Un toque p'hacer ahugau!"] Pero, no hay quien me le haga. Y pa padecer digo: "¡Sí! ¡Hala!" Ese toque es pa tocarlo dos. [El batajo] Me he atrevido a atalo pero hay que haber dos, porque la campana tiene que estar echada p'arriba y tien que poder la cabeza y el cuerpo p'adentro. Hombre, ¡claro! Por que si no, ¿como vas a atar? También tiene que improvisar
otras soluciones para el bandeo o volteo (emplea ambas palabras aparentemente sin
distinción) de todas las campanas para las grandes fiestas: [¿Y pá bandear?] ¡Hombre! Alguna vez sube alguno... y me ayuda. Así volteo esta campana y tocan con las cuerdas las, éstas dos. Lo que ocurre es que no sube gente
joven a ayudarle, que no hay una cadena de colaboradores de otras edades; tampoco vienen,
como lo hacían antes, los vecinos de las calles a tocar las campanas cuando celebran sus
fiestas: ¡No, éstos [ayudantes] porque me los traigo yo porque el Ayuntamiento me los ha hecho buscar! Que si no... Yo toco a las fiestas esa campana sólo y basta. Ahora han venido las fiestas estas de los santos de las calles, pues la última calle, xxxx, y a otras calles igual, ¡que aún no han venido! Ahora, ná, porque no voy a buscarlos yo. ¡Sí! Ahora ya, si quiero ayuda, ¡tengo que ir a buscámela! [¿Y si no encuentra nadie usté toca sólo ésta?] Sólo ésta y ¡au! Se paga al campanero por su
trabajo, y quien le paga es precisamente quien le contrató: El campanero, a mí la Iglesia me pagaba mosén José por lo que toco. O el Ayuntamiento. [¿Y cuando es fiesta de calle?] [Otro: "La calle paga."] ¡Claro! Conocemos la forma, bastante usual
por otro lado, de avisar al campanero nada más muere algún habitante de Alcorisa. Más
tarde los toques se coordinarán con el horario del entierro: Ná más morirse ya vienen a casa a avisar... y por la tarde a la hora que el párroco me dice... a la que me han dau. Nuestro campanero apenas encuentra
ayudantes, como no sea pagándoles, y aún así con gran dificultad: ¡Aquí no hay nadie! ¡Aquí no hay nadie que venga! Y éstos vienen porque les pago, que si no tampoco vendrían, tampoco. [Se ríen] ¡Ya no más están acabando de tocar pa ir a cobrar! [Otro: "Nos paga el Ayuntamiento".] ELISEO está bastante bien
considerado: los curas, como él dice, se compadecen de su esfuerzo y le recomiendan que
toque más sencillo: Los curas dicen: "Mecagüen, este pobre..." No, ¡que se compadecen! Dicen: "Tocar más sencillo..." Sus ayudantes, en la torre, lo
definen como alguien que subirá a tocar hasta el fin de su vida, aunque él amenaza con
dejarlo cualquier día: [Otro: "Eliseo, ¡sí señor! ¡El hombre más feliz Alcorisa! Aquí está, ¡el hombre más célebre!"] El día que yo diga: "¡Vale!" ¡ya s'ha jodío tó! Y no tardará mucho, no. [Otro: "Tú, Eliseo, aguantarás hasta que te caigas de culo." "Mientras tú puedas aguantarás, ¡y [aunque] te tengamos que subir al rastro!" "Siete años le quedan pa estar mano sobre mano... Le tendremos que subir a colletas hasta aquí arriba. ¡Una carrucha!" "Eres baturrico de cuerpo entero ¡y baturrico morirás!"] Nuestro informante tiene bastante
claro cual es el papel del campanero: un coordinador de actividades: ¡Hombre, claro! ¿No vé usted que el pueblo está esperando? La familia te está esperando, el cura te está esperando. Pues si fracasas, todo s'ha jodío. ¡Hombre, claro! ELISEO es consciente de tocar de
manera distinta, incluso espectacular, y que con él termina una tradición: Éste que toco yo, éstos que toco yo, cuando usté los vea, con las cosas, dirá: "¡Ésto es imposible!" ¡Y ésto se acaba! En cuanto a las reglas de los
toques son las comunes para los pueblos: repique - bandeo - repique, y bandeo de más o
menos campanas según la importancia de la festividad y el número de asistentes. En este
caso parece que habría dos alternativas, que incluyen siempre el bandeo de una o más
campanas: si sube él solo no cambia bandeo por repique sino que hace repique - bandeo de
una sola, seguramente la mayor - repique. Si viene otro, sin saber por qué toma tal
decisión, o bien bandea ELISEO una campana, presumiblemente la mayor, y repica el
ayudante las otras dos o bien bandean cada uno una de las dos mayores. ¿Puede depender
tal decisión de que el otro no sepa tocar la grande? Es una probabilidad. En cualquier caso, si bandea más
de una, es indiferente el orden de principio o de final de toque, y cada una gira a una
velocidad distinta. Por otro lado los toques han de ir precedidos por el de oración: [Y para voltear las tres, ¿empiezan las tres al mismo tiempo y acaban las tres?] ¡Igual! ¡Igual! ¡Igual! ¡Igual! ¡Igual! ¡Igual! Aunque hay veces que según que solemnidades pues se echa una o se echa otra, y según las funciones religiosas de abajo. Se tocaba la oración, que yo cuando toco a fiestas o a muertos antes toco la oración siempre. ¡Sí! Y después pues a tocar a muerto o a lo que sea. ELISEO reflexiona sobre sus toques
como música, a petición nuestra, y sus ideas tienen gran interés, pues a pesar de su
formación musical, nunca ha asociado esos dos mundos: ¡Joder que si sabré música! Desde los veinte años. [¿Y no ha escrito estos toques en música?] ¡No! [¿No l'ha pensau?] Yo, la verdá, nunca, yo, la verdá, los he tocau siempre de oído, como se han tocau siempre, pero que por rutina, por tocalas, hace falta saber poco, y ensiguida lo verá usted cuanto lo hagamos. Y yo a mi sobrinico li he enseñau hasta corcheas y todo: ha solfeau para ir al Conservatorio... [¿Pero usté no lo ha pasau?] ¡No! Pero me usté me verá tocar con las [inaudible: ¿sogas?] y dirá: "¡Usté tiene introducida esa música!" ¿Eh? Yo, en cuando la guerra, no me paré; por ese motivo. Nuestro informante se queja de la
falta de futuro de las campanas: en cuanto él, con más de setenta años, y sus
ayudantes, unos pocos años menores, no suban, se han acabado los toques: Pues ahora no hay quien toque ésto... El día que nos acabemos unos cuantos ya... ¡s'acabau tó! Éste que toco yo, éstos que toco yo, cuando usté los vea, con las cosas, dirá: "¡Ésto es imposible!" ¡Y ésto se acaba! Yo ni me gano nada ni nada. ¡Nadie! Aquí no viene nunca nadie. Y mira que si me pongo delicao yo, aquí nunca he enseñao a tocar a muertos... Pues no hay tu tía, chico. ¡No hay manera! Y por ésto llegará a perderse, porque no hay suplente. Nunca le habían grabado la
integral de sus toques y repiques, aunque si habían subido alguna vez con magnetofón a
grabar el que tocase ese día.En un primer momento ELISEO no veía demasiado claro como
realizar la recogida, sobre todo por el gran revuelo que podría causar al pueblo, y
también porque no estaba demasiado motivado: ¡Mañana ya es otra cosa! [Ya hemos hablao con el cura y con el alcalde y a los dos les parece muy bien] He visto al párroco antes y m'ha dicho. ¡Antes se tiene que anunciar, me ha dicho él! [Quejándose] ¡Después el grande! ¡Después el toque de mortijico de los zagales! Ala, me cagüen la vida de al... [Otro: "¡Pero éso queda eternamente grabau!"] ¡Que quede como queda, pero...! [Otro: "Y te dirán, Eliseo, Alquézar, el tamborilero mayor..."] El pergamino me daron, ¡sí señor! A mí éso me lo ha dicho el Mósen: "Éso hay que pregonalo, proque vamos a [alarmar] al pueblo." Nuestro informante no estaba muy
de acuerdo al principio con explicarnos los toques; pensaba que con interpretarlos era
suficiente: ¡Siete [toques]! ¡Pero pa eso necesito yo media hora o una de tiempo! ¡Ya! ¡Sí! No, hombre, no, no. Yo le toco a usté los toques, los graba y se acabó todo. [Otro: "Tú explícaselo bien claro."] No, hombre, no, ¡ya está! Y el día que éso, los grabará y éso. [Otro: "Tú contesta a las preguntas de este señor"] [Sigue enfadado y apenas quiere contestar] Tampoco... Mira... Ya han llegao los gigantes allá arriba, tú. ¿Han estau ustedes allá arriba? Pues suban, ¡que les gustará aquello! ¡Suban, que les gustará! A pesar de las primeras
reticencias, no solamente le grabamos a los dos días, sino que volvimos a recoger todos
los toques, de nuevo, y con la mayor ilusión posible por parte de ELISEO, nueve meses
más tarde. |