Las campanas de Aragón: un medio de comunicación Dr. Francesc LLOP i BAYO |
La fundición
Una vez elaborados los moldes e
instalados en un pozo, tras haber construido
al lado el horno tenía lugar la fundición, empleando generalmente el metal de las
campanas anteriores, quebradas. El proceso, tras el enfriamiento del bronce derretido y su
extracción de los moldes, ya inservibles, terminaba con el pulido de la campana: Aquel año las de Magallón y estando allí se enteró que había una rota en Ambel y subió y la hizo. En cuanto las enterraba, aquella misma tarde, en terminar ya hacía del horno a cada éso, una canaleta y ponía un respiradero, uno para que entrara el metal y otro para salir. El horno lo hacía él ni que fuera a otro pueblo, ni que fuera aquí lo hacía él sin que metiera mano nadie, también a base de adoba y tierra refrectaria. Arcilla. Arcilla, y claro preparaba la fundición y nada todo a base de, todo a base de arcilla, él sabía el punto que le daba al metal. Una vez hecha la fundición, al día siguiente pues ya a desenterrar las campanas. [Claro porque fundir es lo de menos, lo de más...] Claro lo último es la rúbrica, es la preparación que llevaconsigo ahí todo el proceso de material, el molde. Porque mira, con un palo, con un madero, por donde respiraba el horno, le daba vuelta mi padre como cuando se le da vuelta a una sopera de patatas. Y hay veces que salía la campana majísma. ¡Hombre había de todo! Pero negras nunca, siempre salía. Claro después venía el pulimento, todas esas cosas que se hacen. La verdad con esparto y una alpargata de cáñamo, con arena. Como en los tiempos más primitivos [...], porque si usted hubiera visto las herramientas que tenía, vamos éso. Parecía mentira pero es que no es. El transporte
El desplazamiento desde la torre
al lugar de fundición, especialmente si se trata de otra población, suele ser a cargo
del pueblo. Los de Ribarroya escriben que la fundición de la expresada campana se
efectuará en el pueblo de Peroniel (Soria), siendo obligación de los vecinos de
Ribarroya, llevar la rota la pueblo donde ha de fundirse. Probablemente el mejor proceso
de transporte es el escrito por el cura ecónomo de Almenar, que sugiere, a propuesta del
Ayuntamiento, en 1926, para abaratar los costes, que el carro, a la ida, lleve pimientos o
uva, trayendo al regreso la campana rota: Que como
V. ha de venir aquí para traer la campana casi le resulta tan barato trayendo el carro y
se la llevaba, haciendo el contrato en las 600 pesetas de que ya hemos hablado, porque
desde aquí no van carros a Tarazona y V. podría traer viaje con pimientos por ejemplo o
uvas y así le resultaría bien el viaje, por lo cual yo le ruego venga V. por ella y una
vez aquí, vea si puede conseguir que se le pague la mitad del Viaje hasta Tarazona, pues
creo que no ignora V. que de ordinario las casas se encargan del porte de ida y regreso.
A veces se habla de carros, pero también se cita el ferrocarril, sin mencionar camiones
ni otros vehículos automóviles. En Barcebalejo dicen que serán de cuenta de Don Pascual
Frías [párroco] los portes de conducción de las campanas al sitio de destino y regreso
a su punto de partida pero el fabricante Don Pablo se obliga a dirigir la operación de
ponerlas en el campanario y montarlas. En Quintanilla de Tres Barrios
escriben que el Sr. Pablo se obliga y compromete a dejarla colocada en el campanario de la Torre de forma que se pueda tocar [...] Que el mentado campanero Sr. Pablo se compromete por su cuenta a llevar y traer la campana desde la Estación de Berlanga a Bayugas para su fundición, haciendo lo propio una vez que esté fundida a dicha estación [...] Què el Ayuntamiento se compromete a satisfacer los gastos de porte por ferrocarril de ida y vuelta de dicha campana. En ningún caso se señalan las
causas de la rotura, aunque es indudable que la guerra debió ser el motivo principal de
las numerosas campanas quebradas en torno a Bayubas de Abajo, en zona roja. La colocación de las
campanas en la torre
Las campanas, tras ser pulidas,
eran colocadas en la torre, aprovechando los antiguos yugos de madera, o instalando otros
construidos por algún carpintero local. El campanario debía ser adecuado al tamaño y al
subsiguiente esfuerzo producido por las campanas que iban a ser instaladas allí, teniendo
en cuenta que iban a ser volteadas, sometiendo el edificio a importantes tensiones en
varias direcciones a la vez. El fundidor acostumbraba a subir con su obra, por el exterior
de la torre: su peso era leve, comparado con el de la campana, y su presencia impedía que
el bronce golpease los muros, dañándolos o estropeando el instrumento que ascendía
hacia su colocación definitiva: Tenían que hacer, porque no en todas las torres según el peso de las campanas las pueden poner. [¿Con los yugos como hacían porque hay sitios que el yugo ya estaba pero había otros que había que hacerlos nuevos, como hacían?] Los mandaban hacer al carpintero porque son de madera casi todos, llevan esos hierros que son los que enganchan en las... El yugo es que era regulao por la forma de la campana, del peso, es natural. El año catorce tenía yo seis años, y en todas campanas, todas campanas que ha colocao, ha subido él montao en ellas, las campanas hasta... Montao por fuera a colocarla en el campanario. Montao en campana y ha subido al campanario en todas que ha fundido. Con una maroma. Para que no pegara en las paredes y se estropeaba. Hace falta valor, para llegar arriba y... En Magallón si se fijan está en un alto la iglesia y la torre que allí se asusta uno, entonces le sacaron fotografías y hasta en la hoja parroquial lo pusieron, vino la fotografía de la colocación de las campanas. La colocación, según los
documentos, suele ser a cuenta del pueblo,
aunque el campanero está obligado a dirigirla técnicamente; en algunos casos es de su
cuenta la contratación de mano de obra y de transporte. Los de Rebollo de Duero contratan
que El Sr. Pablo se obliga y compromete a dejar colocada la campana en el campanario de la
torre de Rebollo [...] Adiciona. Que para la colocación de la campana en la torre le será facilitado por el Ayuntamiento el personal necesario y materiales necesarios. El contrato de Navajún, tan singular, marca unos límites, a mitad del recorrido, en los cuales participará el Ayuntamiento para ayudar a traer la campana, pero la responsabilidad es en todo tiempo del campanero: Los arrastres de la nueva campana desde el punto de refundiciónhasta ésta son de cuenta del Sr. campanero y la colocación de la misma en la torre también por cuenta de dicho Sr. con ayuda del pueblo desde el barranco titulado la Nava. El Ayu° y párroco no salen responsables de los accidentes del trabajo que ocurran al traer la campana y colocarla en la torre. Garantía de refundición
Las campanas quedan, generalmente,
garantizadas por diez años, siempre que ocurra el desperfecto con motivo de la
refundición, en cuyo caso vendrá obligado a refundirla gratuita nuevamente el Señor
Campo. En el contrato de Andaluz queda
muy explícita tal garantía, aunque es el único donde se especifica tanto: que igualmente se hace constar y se compromete el campanero D. Pablo del Campo de como las deja garantizadas por el tiempo y el espacio de diez años siempre y cuando que no ocurran las roturas por causas de fuerza mayor, como descarga eléctrica, intento de destrozarlas, etc. [...] De tal suerte que la garantía se refiere á que tocando las campanas ni fuerza ni violencia extremas, sino ordenadamente y de manera ordinaria de días de trabajo y festivos, ocurra la rotura por sí mismas. Si hubiere tal refundición el
campanero quedaba generalmente obligado a añadir por su cuenta las mermas naturales, a
traer y llevar la campana gratuitamente así como a instalarla, aunque algún contrato
señala que la campana refundida por estar en garantía en caso de fundición perderá
tales mermas naturales, lo que supone un perjuicio menor para el fundidor. Las contratas más antiguas
solamente tienen 2 años de garantía, como Torrelameo, en 1901, o Burujosa y Trasobares
en 1926 y Ribarroya en 1929. Gabás, de 1900, tiene una garantía de tres años, hasta que
terminen de pagar los plazos, aunque es la única que relaciona período de refundición
gratuito con vencimiento de la deuda. También tiene un plazo de 3 años el contrato de
Fitero, justificado por la edad avanzada del fundidor, que tenía 70 años en 1941. A
causa de esta edad, dos años antes, en 1939, Año de la Victoria, como indican
específicamente, los de Monreal de Ariza no solamente exigen que la garantía llegue
hasta 10 años más tarde sino que alargan las responsabilidades hasta mujer e hijos del
fundidor: por lo tanto si éstas se rompiesen durante el indicado plazo, por defecto de
fundición, dicho Sr. queda obligado a refundirlas nuevamente por su cuenta y riesgo, o en
otro caso a sufragar todos los gastos de toda clase que originase la nueva refundición de
las mismas. [...] Estas obligaciones se extienden a la esposa e hijos de D. Pablo del
Campo Alvarado. Estas últimas condiciones, que rozan los límites de la educación
comercial, no se repiten, ni antes ni después, en ningún otro lugar. Lugares de fundición: el
proceso de Bayubas de Abajo
Las campanas eran fundidas en los
talleres permanentes, actualmente destruidos, que el señor DEL CAMPO poseía en Ambel, o
en uno de los pueblos donde refundía las campanas, montando allí una base estacional y
provisional, de alcance más o menos comarcal. Sabemos que en Almenar, en 1926,
establece uno de esos talleres: como quiera que la refundición ha de ser en esta Villa se
le cede gratuitamente el terreno que ocupe hasta el 31 de Mayo, para poder refundir otras
de pueblos comarcanos. Otro tanto ocurre en Peroniel, en 1929. Allí le ceden el local y
la leña para la primera refundición, pero si precisa rehacerla los gastos serán por su
cuenta; el alquiler del local parece gratuito, pero es citado en una línea tachada en el
contrato: La leña que se considere necesaria para la primera refundición será de cuenta de este municipio [...] En el caso de no resultar la campana con el peso convenido y forma expecificada será de cargo del refundidor el pago de todos los gastos incluida la leña [tachado con dos líneas pero legible] «y alquiler del local». El caso más interesante y mejor
documentado es el de Bayubas de Abajo, en 1940, cuyo contrato acabamos de transcribir. El
local, cedido por el pueblo, junto con los materiales necesarios y el peonaje requerido,
permanecerá durante todo el verano, para la refundición de campanas de los pueblos
colindantes. Mientras que los primeros han de administrar materiales y mano de obra,
aparte del lugar de trabajo, casi todos los demás pagarán una cantidad por gastos de
fundición. El proceso motivará 29 documentos, con la realización de campanas en doce
lugares, así como la imposibilidad económica de fundir en otros dos, y la petición de
información de otros tres. El desarrollo diacrónico fué el siguiente: 25 marzo Cendejas Carta oferta 15 mayo Bayubas de Abajo Contrato
en Bayubas 20 mayo Valderruedo No pueden;
escrito a Bayubas 02 junio Ciruela Contrato en
Ciruela 03 junio Torreblacos Contrato en
Bayubas 16 junio Bayubas de Abajo
Colocación campana 16 junio Valderrodillas Contrato
en Bayubas 18 junio Rebollo de Duero Contrato
en Bayubas 20 junio Quintanilla de Tres
Barrios Contrato en Quintanilla 22 junio Valdenebro Contrato en
Valdenebro 27 junio Valdelubiel Contrato en
Bayubas 29 junio Ciruela Colocación
campana 30 junio Torreblacos Colocación
campana 08 julio Momblona Contrato en
Momblona 16 julio Bayubas de Abajo Pago 11 agosto Valdenebro Colocación
campana 12 agosto Valderrodilla
Colocación campana 14 agosto Valdelubiel Colocación
campana 18 agosto Cendejas de la Torre
Solicitud contrato 22 agosto Almazán Solicitud
visita 24 agosto Centenera de Andaluz
Contrato en Centenera 25 agosto Rebollo de Duero
Colocación campana 12 setbre Quintanilla de Tres
Barrios Colocación campana 23 setbre Momblona Colocación
campana 27 setbre Cendejas de la Torre
Contrato en Cendejas 11 octbre Bayubas de Abajo Final
contrato 08 novbre La Gallega Solicitud
visita; a Bayubas 14 novbre Matanza No pueden;
escrito a Bayubas Muchos de los contratos son
realizados en Bayubas de Abajo, aunque siempre en la Casa consistorial. No faltan los
escritos dirigidos a este taller provisional solicitando información, desde zonas
relativamente alejadas como La Gallega, en tierras de Burgos. Otros, por malas cosechas,
no podrán costear la anhelada refundición. Los problemas de fundición
A veces hacía campanas mucho
mayores de lo deseado, y en Cendejas de la Torre, también salieron malas, lo que obligó
a bajar dos veces la mayor, para refundirla de nuevo. Es difícil saber lo que pasó, pues
las primeras notas tras el contrato confirman que las campanas nuevas han sido colocadas y
probadas a gusto de todos, aunque dos años después hay cartas con quejas por el exceso
de peso y el mal sonido. Escriben en enero de 1942 que de nuevo hemos tenido que hacer gastos extraordinarios con los que no contábamos por el error de V. en el peso de las campanas [...] todo lo daríamos por bien empleado si la gente hubiera quedado satisfecha, pero dicen y es verdad, que la campana mediana cada día suena peor, como puede comprobarse y además como el peso se ha excedido tanto [...] y no es razón que paguemos nosotros solos las consecuencias de todo esto. Cabe decir en defensa de nuestro
fundidor que es el único lugar donde se quejan de las campanas, su tamaño y su son, y
que del resto de refundiciones no hay protestas similares. Reparaciones
No siempre se refundían campanas:
también se reparaban a veces, de lo que tenemos dos ejemplos, precisamente en poblaciones
aragonesas. En Santa Cruz de Moncayo, en 1939, se interesan por reparar una campana que
debe carecer de asas; como la campana está en buenas condiciones les molesta refundirla,
aunque también les preocupa que no se pueda voltear; no sabemos como resolverían la
contradicción entre dos aspectos más culturales que económicos, que hoy tendrían
fácil solución, con las actuales herramientas electromecánicas: Sabemos que no se podrá voltear pero hace duelo fundir una campana que está sana. Si V. dice que poniendole las asas quedará sana y es necesario llevarla ahí para ello comuníquelo. En Litago, en 1941, escribe el Regente de la Parroquia, preocupado por
que las campanas están rajadas, y solicitando una reparación que impida que el corte
aumente, estabilizando en cierto modo el sonido: para ver el modo de atajar el que las campanas se raje más [...] por si conviene y el pueblo lo acepta podría [palabra incomprensible: ¿hacerse?] un taladro. El trabajo del fundidor, sus
procesos de trabajo, han quedado apuntados a través de las palabras de su hija y su
yerno, informaciones muy sugerentes, pero insuficientes. Los documentos conservados de su
padre, principalmente contratos, alguna carta así como los moldes para la ornamentación
de las campanas y la famosa tablica con la
relación de medidas, completaron el perfil de un reciente fundidor ambulante, que tenía
amplios conocimientos de los cuales que muchos de los actuales industriales carecen: la
facultad de construir de nuevo, cada vez, las medidas y las formas para la campana que hay
que refundir. El estudio iconográfico, que
otros más preparados debieran hacer, así como la preservación de los materiales y su
posible exhibición completarán las numerosas informaciones recogidas a través de
diversas fuentes (menos contradictorias de lo que cupiera esperar) orales, escritas,
materiales. También será preciso analizar formal, acústica y epigráficamente las
campanas de PABLO DEL CAMPO ALBARADO, en una monografía que esperamos si no realizar al
menos impulsar. De cualquier modo los pequeños restos escritos, orales y materiales nos
han permitido reconstruir una actividad casi medieval, que llegó hasta nuestros días. |