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Las campanas de Aragón: un medio de comunicación                                                          Dr. Francesc LLOP i BAYO

Las campanas y la Iglesia

Las campanas son asociadas entre nosotros con la Iglesia: son instrumentos que llaman a los fieles cristianos, para atraerlos a los divinos oficios. No fue inusual, a lo largo de nuestro trabajo de campo, que nos dirigiesen, en pueblos donde el sacristán y/o campanero no estaba bien definido, hacia personas muy religiosas, cercanas a las actividades de la iglesia del lugar. CASES (1730:7) afirma:

Esta de campanas, no tiene otro fin, que protestar la grandeza de Dios con vozes, aclamaciones, canticos, Hymnos, tributandose estos sonoros ruidosos obsequios, en mayor reconocimiento de su poder, de su autoridad, y dominio.

Para GERSON (Gerson. tract.1. de Cantic.) según CASES (1730:9), usa la Iglesia címbalos para llamar y convocar a la alabanza divina:

Dize, que Cymbalos son las Campanas, de que usa la Iglesia para llamar, y convocar à las alabanzas de el Señor: Sunt ærea Cymbala, ea quæ vocamus Campanas, quas benè fortiter sonare nullus ambigit. Talibus utitur Ecclesia ad Domini laudes.

Las campanas aparecen al servicio de la Iglesia (f. 13), por su gran difusión, a pesar de lo poco complicado de su uso:

Valese pues la Iglesia de ellas, por no aver hallado mas acomodados instrumentos para llamar al pueblo à lo sagrado; pues no pidiendo el tocarlas mucho arte ò industria, es su ribombo y sonido el que mas se esparce y dilata.

En la misma página 13 se indican los cinco usos que LORICHIO (Lorich.in suo Thesaur.verb.Capana.) atribuyó a las campanas eclesiales:

Varios son los usos à que sirven. Cinco observò Lorichio, segun la costumbre, y ritus de la Iglesia. El primero, para llamar al pueblo. El segundo, para significar, y distinguir, los dias festivos; y por esto se tocan yà pocas, yà muchas, yà las menores, yà las mayores. El tercero para excitar los animos de los fieles à glorificar à Dios, por los beneficios con que su dignacion favorece al genero humano. El quarto, para mover nuestros corazones à implorar en las necessidades, los divinos auxilios, y assi sus toques, yà son festivos, yà lugubres. El quinto, para desterrar las aereas tempestades, y los infernales enemigos, que con ellas solicitan nuestra ruina: yà, porque es natural dissiparse à un vehemente sonido las nubes: yà, porque, como por su bendicion son destinadas al culto divino, azoran sus voces à las tartareas huestes, como clamor de Trompetas de el Rey de las luzes. A esto se añade, que como al tocar las Campanas, acuden los fieles à los ruegos, y oraciones, no pudiendo sufrir su baterìa aquellas feas esquadras, desaloxan à su pesar las nubes, pertrechos de que suele valerse su rabia, para hazernos guerra.

Aún sigue con una famosa cita, mil veces repetida, (Jodo. Corcin. in Thesaur. Catholic. part. 2. lib. 5 art. 6.):

Todos estos usos, y aun otros, les ciñò el Poeta en estos dos versos. Laudo Deum verum, plebum voco, convoco coetum.Diffunctos ploro, pestem fugo, fasta decoro. Y todo trae su origen de aquellas Trompetas de plata, que de orden de Dios hizo fabricar Moyses: Fac tibi duas Tubas argenteas.

Las campanas y sus toques han sido asimiladas, a menudo, con la visión del mundo que representan, es decir con la Iglesia Católica, como apunta LLEO (1947a):

Los campanarios encierran en sí una idea universal: la de nuestra fe católica, de la que son signos elocuentes. Símbolos en los que se recoge íntegramente el espíritu de una vecindad, hablan por medio de sus campanas, cuyas voces de diferentes sonidos o entonaciones, despiertan en los corazones humanos los más puros sentimientos.

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