Toponimia Altoaragonesa María Pilar Cambra Penalba
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5.- TOPÓNIMOS ARAGONESES EN AMÉRICA Y FILIPINAS:
Dentro de mi investigación de las comarcas de Somontano y Ribagorza he encontrado muchas similitudes con algunos topónimos de América y Filipinas, sin duda, el origen lo tenemos en nuestras tierras, y debido a la difusión que han tenido creo interesante introducir éste quinto apartado como ejemplo de la perdurabilidad de ciertos nombres al paso del tiempo y de las distancias.
La presencia y contribución de los aragoneses en la empresa americana no fue abundante, pero sí significativa, siguiendo la tónica general de los demás emigrantes: hombres solteros, fundamentalmente, de casas nobles y soldados, en principio, para dar paso luego a los comerciantes, artesanos de todo tipo y labradores, no faltando algunos intelectuales, como Martín Cortes, natural de Bujaraloz, quien mejoró de manera sensible la técnica de la navegación, o el marino Pedro Porter y Casanate, que llegó a ostentar puestos importantes en la Armada y en la Administración colonial.
En las listas de pasajeros legales, podemos ver oriundos de Albarracín, Alcañiz, Bijuesca, Calatayud, Fuentes de Ebro y de Jiloca. Ibdes, Jaca, Montalbán, Tarazona, Teruel, Torralvilla y Zaragoza, los cuales, aparte de su contribución en la empresa, dejaron testimonio de su permanencia en variados topónimos hoy todavía existentes.
Es bien sabido como la mayor parte de los topónimos, deben su origen a la forma del terreno (Muela, Pueyo, Hoz), al agua (Jaraba, Alhama, Tiermas), a la naturaleza del terreno (Salinas, Argente, Berich), a la vegetación (Artaso, Alloza, Linar, Pobo) al color del terreno (Alfambra, Montalbán, Montroy, Purroy), a la ganadería (Berbegal, Cañada y Larrés), a la agricultura (Novales, Aldea, Almunia) a personas concretas (Calaceite, Calatayud, Leciñena, Ontiñena) a las vias de comunicación (Acered, Alberite y Tabernas), a la religión (X de los frailes, X del arzobispo, X de San Juan), etc. El tipo de orígenes diversos de los nombres de lugar se podría ampliar enormemente, pero, aparte los reseñados, sólo dejaremos constancia de los topónimos que hacen referencia al origen de sus pobladores, como Romanos, Villar de los Navarros, Canfranc, Herrera de los Navarros, etc.
Este último caso tan corriente en la Península, que es fruto del secular proceso de la reconquista y la repoblación, tiene su paralelismo en América y Filipinas, donde son abundantísimos los topónimos debidos al lugar de origen de los repobladores hispanos.
En efecto – dejando a parte los topónimos debidos a emigrantes vascos, castellanos, extremeños o gallegos, entre otros peninsulares -, podemos seguir la huella de los aragoneses, puesto que son varios los topónimos mayores existentes al otro lado del Atlántico. Su número se vería enormemente incrementado, sin duda, si tuvieran en cuenta los topónimos menores (partidas, campos, fuentes, etc.).
América recoge una buena muestra de nombres de lugar de ascendencia aragonesa, nómina a la que tal vez pertenezcan Alcalá, codo, Cortés, Frías, Lucena, Mara, Mora, Salinas, Toledo, Triste, Tubo, Yésera, etc, aunque su origen también podría derivarse de emigrantes de otras latitudes hispanas.
Un análisis somero de los topónimos relacionados con Aragón nos lleva a que más del 50% de los mismos tienen que ver con localidades de la actual provincia de Zaragoza, entonces inexistente; algo más de un 38%, de Huesca; cerca de un 10%, de Teruel. Por otra parte, mientras Argentina supera el 17% de los nombres de origen aragonés en América, Filipinas sobrepasa el 15%, Estados Unidos el 14%, México el 12%, Colombia el 9%, Brasil cerca del 8%, y Paraguay sobrepasa el 6%; ya algo alejados, Venezuela (más del 4%), Cuba y Perú (más del 3%) y Bolivia, Canadá, Chile y Ecuador (que sobrepasan en poco el 1% cada uno de ellos).
Ahora bien, si relacionamos los topónimos con la extensión de los países que los contienen, observaremos que el índice mayor lo proporciona Filipinas, seguida de Cuba (aunque el número de nombres de lugar no es significativo) y Paraguay, en este caso debido tal vez a la presencia de jesuitas de origen aragonés.
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