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 Técnicas Tradicionales de Construcción en Aragón. Los Monegros.                        Ana Maorad y Felix Rivas

EL YESO EN LOS MONEGROS (redactado por Ana Maorad Videgain, a 12 de Febrero de 2003)

 

PROCESO DE FABRICACIÓN

1. EXTRACCIÓN DEL YESO- ARRANQUE.

La pureza del yeso depende fundamentalmente del tipo de mina de dónde se arranque.

Existen dos tipos de mina, abiertas o ciegas ( excavadas en profundidad); las betas abiertas tienen como ventaja frente a las ciegas su fácil extracción.

Sin embargo, las piedras se garantizan mucho más puras en las betas ciegas. Al no estar en contacto con otros minerales, conserva intactas todas sus propiedades. El grado máximo de pureza lo constituye el alabastro, un tipo de yeso de forma granular y fina, a menudo blanco y traslúcido, capaz de un buen pulimento.

A cielo abierto es frecuente encontrar el yeso asociado a betas de salagón y arcilla, repercutiendo desfavorablemente en la calidad. (Según nos cuenta el constructor de Lanaja). Sin embargo, si lo encontramos asociado a carbonato calizo, en el proceso de cocido, ésta se trasformará en cal viva, proporcionando más consistencia al yeso.

Este yeso será idóneo para argamasa.

Terrenos de extracción

El terreno a escoger para su explotación dependía principalmente de su accesibilidad, de las condiciones del transporte y de la proximidad a las zonas donde se ejecutase su elaboración

Eran tierras que pertenecían en la mayor parte al ayuntamiento. Atendiendo a lo que nos contaron diversos constructores de yeso monegrinos, a veces era necesario el consentimiento por parte del ayuntamiento (D. José Jiménez -Leciñena). En ocasiones ( entrevista a D. Valentín Alierta Orduño- Farlete), la extracción del yeso se lograba a cambio del pago en fajos de leña Sin embargo, en terrenos pertenecientes a agricultores, esta labor suponía más un favor a éstos, constituía una limpieza o saneo de su terreno, ya que la tierra de blanquero como aún dicen, impedía el desarrollo de la agricultura, "esa tierra no cría nada Pascual Azagra-Grañén).

Procedimiento

La técnica de arranque de la piedra del yeso ( Ca SO 2H 0) comenzaba con un desescombro. Dependiendo de la profundidad donde se encontrase el estrato, esta actividad resultaba más o menos compleja. La herramienta para esta función la denominan arrobadera (Lanaja). Una vez descubiertas las planchas yesíferas, se procedía a embarronar, introduciendo el extremo del barrón en una hoquedad inferior a la plancha, haciendo palanca con el apoyo de una piedra y a golpes de mallo (punterola en Lanaja). El golpe que culminaba la descolocación de la loseta de yeso con respecto al cello, venía delatado por un sonido característico, ..entonces se decía "ya sopla la tierra "(Lanaja- Angel Escanero). En caso de ser la plancha extraída a cielo abierto, los trabajadores debían limpiar los minerales asociados al yeso. A continuación la loseta se dividía en pedazos más manejables, facilitando de esta forma el llenado al volquete, para su posterior transporte a la casa. Además del barrón y el mallo, se servían de otras herramientas como el pico, la azada y las falcas (Monesma- vídeo).

 El transporte de la piedra del blanquero se solía realizar con volquetes tirados por caballerías. Sin embargo, si no existían estos medios de acarreo, el ingenio servía para lograr el acarreo. Según nos cuenta Pascual- Grañén, en ocasiones las piedras eran transportadas sobre un trillo. Las piedras eran cogidas y llevadas al medio de locomoción con unos corbillos (cestos sin fondo- Lanaja).

2. EXTRACCIÓN DE LEÑA

La leña ejercía de combustible para el quemado del hornazo. Su obtención viene en función de la flora de los alrededores próximos al sitio de elaboración. En el paisaje de Los Monegros abundan las plantas aromáticas, así como las sabinas.

Tipología de cada localidad

- En Lanaja se utilizaba romero, coscollo, amallo y las partes bajas de la sabina que predomina en la sierra de los Monegros ( todavía no estaba prohibida). - En Perdiguera recogían fundamentalmente aliaga y romero.

- En Farlete el sisallo y las ontinas, teniendo la ventaja estas últimas de no tener casi terraco adherido. (El esfuerzo y duración de esta labor se debía en mucho a la cantidad de terraco que se agarraba a las raíces, ya que era necesario el uso de una leña limpia para que ardiera bien a pie de página). - En Bujaraloz también se encontraba romero, sisallo y ontina. - En Leciñena cariñosamente llamaban leñazota a la colecta de sisallos, sosas, llagas, romero y en menor medida hoja de sabina. En Grañén en cambio lo denominan carrasca.

- En Torralba también predomina el romero, la leña bajera, sosas, sisallos...

- En Robres aliagas, sosas, sisallos y crujidera ( mata verde que al echarla al fuego cruje pero es  muy fuerte de fuego. Se encontraba en la Sierra).

Procedimiento

A golpe dejada (azada) se arrancaba, despojando la parte de terraco y agrupándola en fajos ( haces) esnucados, con fencejos. El tiempo de recolecta rondaba de uno a dos días, siendo la medida necesaria para el quemado de un hornete de 200 a 3 00 fajos, (equivale a 10 fascales). Era preferible que sobrasen fajos por quemar que no quedarse corto, ya que si esto sucediera supondría sacrificar todo el esfuerzo y jornales empleados en el hornete. Para arrancar leña no hacía falta la concesión dé un permiso, fuera terreno comunal o privado. El medio de transporte era el mismo que utilizaban para el yeso, volquetes tirados por caballerías. Más tarde se sustituirían por los camiones, mejorando así la comodidad y la rapidez. Antes de poderle prender fuego era aconsejable que estuviera seca, por lo que en ocasiones se dejaba al amparo del viento alrededor de un mes.

3. EXCAVACIÓN DE LA CASA

Casa (pedrera en Leciñena)- hueco de planta cuadrada aproximadamente, de unos 2'5 x 2'5 m, con tres de sus lados excavados en la ladera del monte, siendo una altura medía de 2m. Donde se funda el hornete. Por lo general cada familia disponía de la suya, amortizándose a los cuatro o seis hornazos (Leciñena), limpiando previamente los restos de la anterior quemada. Solía construirse en terreno comunal una vez concedido el permiso del ayuntamiento. Todas las casas se agrupaban en una misma zona común a las afueras del pueblo. Según testimonios recogidos en Farlete, picando a golpes con la azada se dejaba limpio el hueco. Las partes laterales del hueco se levantaban con pared de piedra y relleno de tierra para fingir la continuación de la ladera.

4. CONSTRUCCIÓN DEL HORNETE. DISPOSICIÓN DE PIEDRAS

" Cargar el horno "- decían los trabajadores al disponer las piedras para la formación del hornete. La disposición, el tamaño y la forma de las piedras que conforman el hornete son determinantes para conseguir un cocido homogéneo.

Procedimiento

Los trabajadores disponían primeramente las dos boqueras (hacer boqueras- Lanaja, "sacarlo de boca'). Dependiendo de la anchura de la casa, se ampliarían o reducirían a uno el número de bocas. Las boqueras son las que proporcionaban la resistencia y el aguante primero del resto de las piedras a colocar. Era muy importante que éstas encajasen entre ellas perfectamente, trabajando a modo de cantero cuando fuera preciso. Las piedras que escogían eran las de mayor tamaño, mayor resistencia a compresión por tanto. Además, soportaban más el aguante del contacto directo con las brasas del quemado. Las boqueras cumplían la función de conducto para la introducción de la leña. Éstas chupaban el calor del fuego hasta el interior del horno. Para la construcción de las boqueras se partían de tos llamados bancos ( piedras guías, enfiladas a lo largo del hornete). Sobre éstos se apoyaban las paraderas (piedras inclinadas que hacen puente, hacen bóveda de cañón, encajadas centralmente por cuñas). Los trabajadores (Monesma) denominan entapecer al tapado de los huecos que quedan entre estas primeras piedras madre con zaborros, con la intención de que no escapase el calor. Así se conseguía un ajuste perfecto de las piedras, mejorando de esta forma la calidad de cocción.

Una vez hechas las boqueras, daban paso a parar el hornete o rellenado de zaborros, arbitrariamente por encima.

A su vez, se levantaba una pared frontal que sujetaba la carga de relleno superior y hacía de cierre. Para esta fachada se empleaban losetas de yeso sin cocer, dispuestas horizontalmente, pudiendo ser en ocasiones algezones. Esta era la parte más indicada por ser la menos expuesta a la abrasión.

El carambollo o caramuello (Lanaja), es el montículo superior que remata el hornete. Formado por piedras de yeso pequeñas sin cocer, es la manera de aprovechar el horno en su máxima capacidad.

Teniendo ya construido el horno, se lavaba la fachada con una capa de argamasa de barro y paja, o bien de barro sólo. De esta forma se conseguía aislar y conservar la temperatura interior del cocido. El recautillo o pequeño alero de piedras separaba la parte superior de la fachada del carambollo, evitando el riesgo de que la de tierra de frenado del cocido (apartado de cocción del horno) cayese sobre el yeso. La medida de capacidad aproximada de un hornazo apuntan que es de 10.000 kg de piedra. ( Lanaja y Leciñena).

5. COCCIÓN DEL HORNO. QUEMADO DEL HORNETE

El proceso de quemado del horno era crucial para obtener un yeso de calidad, aunque bien es verdad que no podía fallar ninguno de los pasos a seguir, ni en la manera de ejecutarlo, ni en el orden. Si esto sucediera, el yeso sufriría alteraciones en sus propiedades intrínsecas, perjudicando enormemente su calidad para la construcción.

Proceso durante la cocción.

Durante el quemado, llegando la temperatura de cocción a unos 160ºC, los gases de combustión atravesaban el material del yeso y se desprendían junto con la humedad y el agua de hidratación ( componente de la piedra algez), teniendo lugar la siguiente transformación:

    CaSO 2H2O     calcinación                 Ca SO 1/2 H2O                                                      Ca SO

     Piedra aljez          semi-deshidratación                  basanita                           deshidratación                            anhidrita

     Yeso hidratado    proceso físico                                                           proceso fisico-químico

En este proceso, la piedra algez llegaba a perder 1/4del peso por la pérdida del agua.

Procedimiento en la quemada.

Una vez bien preparada la leña en fajos y dispuesto el horno como nos han contado, se comenzaba a echar leña con ayuda de la horca (fornicacha-Lanaja, forcaRobres, forcachita- Perdiguera, fonicolero~ Leciñena, punchón-Torralba), mata por mata, de fajo en fajo, a ritmo constante, hasta alcanzar una temperatura aproximada de unos 160' C. A partir de aquí, los trabajadores debían mantener con la máxima atención estos grados, debiéndose sacar también las cenizas que con el mismo horcón para que no se obturasen las bocas.

Los factores que proporcionaban un buen cocido son:

1. Extracción de un yeso ausente de impurezas.

2. Colocación idónea de las piedras para el hornete, atendiendo al tamaño y encaje de acuerdo con la cocción posterior.

3. Mantener constante a 160' C la temperatura dentro del horno, introduciendo más cantidad de lefia al inicio de la hornada, a ritmo siempre constante.

Según el constructor de Bujaraloz, a mitad de la quemada la boca de fuego devoraba la leña hasta dentro sin apenas necesidad de introducirla.

4. La comprobación del cocido también era importante para saber el tiempo justo de cocción. De ello dependería la velocidad de fraguado al hidratarse de nuevo en la construcción, al igual que determinará su propiedad resistente.

Una manera era observar el aspecto rusiente que presentaba el material, al igual que el color blanquinoso de los humos que se desprendían. Pero en esta comarca nos hemos encontrado sobretodo con la comprobación mediante paja; echando un puñadico de paja o esparto en la montículo superior del homazo, si ésta se prendía, era prueba de que estaba ya bien cocida.

Una vez comprobada la cocción de una zona del carambollo, se va tapaba con tierra floja, concluyendo el ataque del fuego. A esta función la llamaban enronar la tierra (Leciñena). Los trabajadores dirigían el fuego de atrás hacia delante, hasta llegar al cierre de fachada, quedando todo el montículo recubierto de tierra y conservando de este modo el calor, favoreciendo el buen quemado.

5. Tapado de bocas recién concluida la cocción, amortiguando el enfriamiento repentino del homete. En Los Monegros utilizaban losas sin cocer y relleno detierra a continuación. Previamente, como se ha apuntado en el anterior apartado, se había lavado la fachada de barro. La parte superior hemos dicho que tambiénquedaba recubierta de tierra a modo de aislante una vez cocido.

El tiempo de enfriamiento lento era fundamental para que el cocido fuera homogéneo y sin cambios bruscos en las propiedades del yeso.

Calculan los constructores de yeso de Los Monegros, que el tiempo de cocción oscilaba sobre las 12/ 14 horas.

Si después de la cocción quedaban piedras a medio cocer, algezones, éstos se reaprovecharían para una siguiente hornada.

6. TIEMPO DE ENFRIAMIENTO DEL HORNETE. DESTEMPLE

Como se ha señalado anteriormente, era importante que el horno se destemplase una vez cocido a ritmo lento para no perjudicar en la calidad. Convenía que el enfriado fuera gradual, un ritmo constante de perdida del calor concentrado bajo el abovedado. El tiempo mínimo que permanecía enfriándose era de unos 10/ 15 días, pudiendo estar sin despiezar el hornete hasta que lo fueran a emplear. Sin embargo, si no quedaba tiempo y se debía comenzar a construir la obra se podían destapar las bocas, dejando escapar el calor. Es necesario apuntar que éstas no son las condiciones de cocido adecuadas. Tampoco era conveniente el empleo del mismo apenas hubiera enfriado, ya que el yeso recién cocido fragua mucho antes que el "aireado", no dejando apenas tiempo para trabajarlo en obra.

7. DESPIECE DEL HORNETE. ROMPER EL HORNO. TRANSPORTE DE PIEDRAS COCIDAS A LA ERA.

El primer paso consistía en descubrir todas las piedras de la tierra que les protegía. Así se reducía el grado de impureza que supondría mezclarlas con el yeso.

Una a una se iban descolocando las piezas yeseras, a esto lo llamaban "romper el horno ". Se cargaban en el volquete y se transportaban tiradas por caballerías hasta la explanada que sirviera de rolladero (una era o explanada pequeña). Los algezones o piedras a medio cocer los separaban para recocerlos en un posterior hornete.

 

8. ROLLADO, CRIBADO. POSTERIOR APARICIÓN DEL MOLINO.

La era o explanación destinada a disgregar la piedra del yeso cocida se llamaba rolladero. En ocasiones aprovechaban el cruce de calzadas por ser terreno amplio y plano. Mientras unos transportaban el yeso en los volquetes, los otros extendían la parba de yeso, procurando que todos los trozos fueran homogéneos y de tamaño no muy grande. Las piedras de mayor tamaño se desmenuzaban previamente con el mallo o maceta, hasta conseguir la medida indicada para rollar. Con la parba bien extendida, las mulas se encargaban de rollarla. Arrastraban carros pesados y seguían una trayectoria de círculos concéntricos. De este modo las llantas de las ruedas iban aplastando el yeso hasta que confiriera un aspecto más fino. Entonces procedían a la fase de gribado o tamizado entre dos. Un trabajador echaba el material sobre la griba o criba, zaranda u otra modalidad de tamiz, sostenido a su vez por el segundo, que realizaría la tarea que aseguran más pesada de todo el proceso de fabricación, el gribado o cribado. Esta actividad, además de trabajosa y paciente, era muy perjudicial para el sistema respiratorio, el polvo del yeso obtura perjudicando a los pulmones. Mientras se realizaba la tarea de tamizado, se iban separando las granzas ( yeso que no pasaba por el tamiz por ser de mayor granulometría), reservadas para una segunda pasada por el rolladero. Siempre quedaban granzas incluso después de la segunda pasada, éstas ya se desechaban por su extrema dureza. De acuerdo con el uso pretendido para el yeso, en ocasiones se llegaba a pasar por una tercera fase de finura, esta vez a través del ciazo. El resultado sería un yeso para enlucidos o terminaciones de pavimentos. La lluvia era el más temido enemigo de los trabajadores. Esto se debe a la inevitable solubilidad del yeso con el agua. Un chaparrón sobre un hornete roto y rollado listo para gribar, significaría la pérdida irreversible de muchas jornadas de trabajo. Por ello, un buen constructor de hornos de yeso debía conocer bien las previsiones atmosféricas, además de prever un cubridor impermeable para proteger al yeso del agua en caso necesario.

Con la aparición del molino, desapareció la necesidad de rollado y gribado, aventajando considerablemente el rendimiento y la producción del yeso. Si los trabajadores disponían además de tractor, evitaban también la carga y transporte del material cocido. El molino era transportado por el tractor hasta el hornete Leciñena).

La Almolda fue quizá el pueblo monegrino donde más se explotó el molino. Todos los pueblos de alrededor dependían para la molienda. Actualmente el molino continúa siendo preciado por las personas que buscan la calidad del producto rústico. En función del acabado del fino, podían obtener; un yeso tosco ( empleado en nivelados, forjados y tendidos), yeso de griba, o yeso fino (para enlucidos y acabados pulimentados).

9. ALMACENAMIENTO. MEDIDA Y VENTA.

El lugar de almacenaje más apropiado era el seco y aislado de cualquier posible agresión externa. Normalmente el yeso molido se guardaba en sacos (en Farlete los llamaban amos), siendo la condición suficiente que estuviera resguardado del agua.

La medida más usada era el cahíz de yeso, equivalente a unos 200 kg de éste, o bien igual a 8 fanegas ( anegas). De un homazo aproximadamente se sacaban de 5000 a 8000 kgs..

Algunos trabajadores se dedicaron a la venta o trueque del yeso.

En Leciñena se vendían ya rollados y gribados, o bien por hornetes sin romper, e incluso sin quemar. Normalmente el hornete ya cocido se cambiaba porjuntas. También el dinero podía servir para comprar un hornete. Más tarde, con la llegada del molino, el negocio de la venta del yeso rollado se extinguió porque no salía rentable. En Torralba se vendía la piedra recién arrancada del cello, almacenándola en un lugar seco.

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