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 Técnicas Tradicionales de Construcción en Aragón. Los Monegros.                        Ana Maorad y Felix Rivas

LAS ADOBAS. LOS LADRILLOS Y LAS TEJAS

(redactado por Felix A. Rivas)

LAS ADOBAS

Las adobas en Monegros

Algunos autores al tratar de manera general sobre la vivienda tradicional en Monegros parecen dejar ver de manera evidente que las adobas han sido de empleo común en toda la comarca constituyendo uno de los materiales posibles (junto a la mampostería y el tapial) con los que construir los edificios de la arquitectura popular, sin llegar a establecer ninguna área de empleo preferencial ni de ausencia casi total.

Sin embargo, a partir de la revisión de una bibliografía más especializada y, sobre todo, gracias a los datos aportados por los informantes durante las entrevistas, pueden establecerse cuatro diferentes áreas dentro de la comarca según el grado de utilización de las adobas.

La primera de ellas abarca las poblaciones situadas junto a los ríos Alcanadre y Flumen (como Alberuela de Tubo, Grañén, Lalueza, Sena y Villanueva de Sijena) en las que el uso de las adobas es muy abundante.

La segunda, donde el empleo de adobas puede considerarse frecuente aunque no tan numeroso como en la anterior, abarca diferentes poblaciones de la parte de la comarca situada al norte de la Sierra de Alcubierre como Lanaja, Lastanosa o Torralba de Aragón.

Una tercera área, que abarcaría la totalidad de la comarca salvo su cuadrante sureste agruparía diferentes pueblos como Barbués, Farlete, Huerto, Leciñena, Pallaruelo, Perdiguera o Robres en los que la presencia de adobas podría considerarse habitual pero no tanto frecuente y mucho menos mayoritaria.

La última zona se corresponde con el cuadrante sureste de la comarca que abarcaría localidades como Bujaraloz, Castejón de Monegros o Monegrillo. En ellas, el uso de adobas podría testimoniarse solo en algunos edificios siendo de esta manera más o menos excepcional en el conjunto de las construcciones realizadas a base de piedra como materia prima. Algunos testimonios de estas localidades son reveladores pues la excepcionalidad de la realización de una pared de adobas hace que, como ocurre en Farlete, se recuerde que fueron personas venidas de otro pueblo cercano (en este caso Pina de Ebro) quienes las fabricaron.

Varios factores podrían ayudar a explicar esta curiosa distribución de las adobas en Monegros. En primer lugar podría tener su importancia la posibilidad de disponer de agua que, en general, facilitaría su presencia en aquellas poblaciones ribereñas y la dificultaría en aquellas otras sin un aporte regular de agua y con precipitaciones especialmente poco abundantes. En segundo lugar, la necesidad de disponer de arcilla como base para la elaboración de adobas hace que sean preferentemente las poblaciones que cuentan con amplios recursos en materiales detríticos depositados por los ríos las que dispongan de esta materia prima mucho más escasa en las demás. Además de esto, la propia naturaleza del suelo en la comarca, con una predominancia en general de los materiales detríticos al noreste de la Sierra de Alcubierre y de los yesíferos y margo-calcáreos en su cara sur y suroeste, ayudan a perfilar la distribución ya trazada anteriormente en la que a partir de la línea divisoria con dirección NW-SE que marca la Sierra de Alcubierre se pueden establecer aproximadamente cuatro cuadrantes de los que el noreste sería el más abundante en adobas, el sureste el de mayor escasez y los dos restantes quedasen a medio camino entre ambos.

Otra cuestión a tener en cuenta es la evolución histórica que le podemos suponer a las adobas en la comarca a lo largo de los dos últimos siglos. Si resulta evidente la total desaparición de su uso en torno a las décadas de 1950 y 1960, parece digna de crédito una teoría relativa a la cercana comarca del Somontano de Barbastro/ Semontano de Balbastro y que tal vez podría aplicarse también a los Monegros. Se trata de aquélla que propone un uso generalizado relativamente frecuente de las adobas a partir como mucho de mitad del siglo XIX, suponiendo de hecho esta generalización una alternativa más cómoda al uso más extendido hasta ese momento del otro material de tierra cruda: el tapial. La limitación de las fuentes consultadas en este estudio nos impide una aseveración más firme de esta propuesta pero a ella podría ayudar el hecho de la coincidencia geográfica de la zona en la que el tapial tuvo una mayor incidencia, el cuadrante noreste de la comarca, con la que ha conservado un recuerdo más generalizado del uso de adobas, además de la pérdida prácticamente total en la memoria popular del recuerdo de haber visto realizar paredes de tapial por lo que su decadencia y pérdida en Monegros podría fecharse hacia finales del siglo XIX o algunas décadas antes, lo que reforzaría la hipótesis de la generalización de las adobas en esas mismas fechas.

Otro dato significativo que avalaría la visión de la generalización de las adobas en la comarca, como testimonio de un momento histórico en el que el constructor anónimo pasa a emplear materiales con los que no está familiarizado y en el que el futuro dueño de la construcción pasa de desempeñar de manera práctica el cargo de maestro de obras a ser peón del albañil especializado, es el testimonio de algunos de los entrevistados que afirmaron el considerable repunte que experimentó el uso de este material en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil de 1936, lo que testimoniaría esta condición de material ideal para periodos de construcción a partir de materiales ya preparados y de disponibilidad económica muy baja.

 

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