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Las bodegas moriscas de Puibolea                                                                               Sergio Aurensanz Campo

 

 2.  MATERIALES EMPLEADOS

 

2.1. EL LADRILLO

 

No es preciso extenderse en la importancia que tuvo el ladrillo en Aragón como material de construcción a lo largo de su historia. El mudéjar, único estilo artístico genuinamente español, es una de las señas de identidad aragonesa más conocida. Las casonas y palacios coronados por frisos de arquillos contiguos, que hicieron del siglo XVI el siglo de oro de nuestra arquitectura civil, fueron construidos en ladrillo. Bien sea por la tradición del estilo mudéjar, la escasez de la piedra o la mala calidad de ésta, lo cierto es que los edificios significativamente más sobresalientes y las casas destacadas de los pueblos somontaneses muestran sus fachadas aparejadas con ladrillo. En otras construcciones aparece configurando únicamente parte de la estructura del edificio a base de esquinazos, cadenas, arcos de descarga, etc. En las viviendas más modestas, aquellas que fueron construidas con adobe, tapial o mampuesto, el uso del ladrillo se reduce casi exclusivamente a los arcos de entrada, alféizares o aleros, éstos en ocasiones combinados con teja, para enriquecer siquiera someramente la fachada, y para la pavimentación de algunas estancias como puede ser el patio, si no era paso para las caballerías, hogares o cocinas. En ocasiones estos arcos de entrada presentan unas escopetas muy anchas, más anchas que el ladrillo, con lo que se economizaba mucho material.

 

En el caso de nuestras bodegas, el ladrillo fue usado en algunas de ellas para la realización de los arcos de refuerzo de las galerías cuando la inconsistencia del terreno lo requería; sin embargo la escasa sección portante que poseen estos arcos y la monumentalidad que proporcionan a la bodega hace pensar si se realizaron por motivos de seguridad o por solemnizar y ordenar el espacio, objeto que desde luego se consiguió de lleno. La tierra donde están horadadas es una roca arcillosa, tradicionalmente conocida como salagón, de extraordinaria dureza. En la bodega de Casa Gabás vemos cómo se ha desplomado uno de estos arcos permaneciendo impasible el tramo de bodega que supuestamente sustentaba. Para la construcción de estos arcos se buscó una regularización de todos ellos en altura y anchura, siendo las roscas y jambas de los mismos de la mayor medida posible múltiplo de 0,18 metros, rellenando el hueco sobrante hasta llegar a la roca con cascotes y argamasa.

 

También se realizaron con ladrillo las bóvedas rampantes de directriz inclinada que cubren las escaleras de acceso y que salvan la pequeña diferencia de altura entre el nivel de la calle y el de la galería. Por último aunque constituyen fábricas mixtas conjuntamente con el sillar, el ladrillo participó en el elemento arquitectónico que primero define a estas construcciones, las portaladas de acceso.

 

Encontramos dos formatos de ladrillo, de 0,36x0,18x0,04 y 0,34x0,17x0,04 metros, medidas que se corresponderían con el molde o gradilla que custodiaría el concejo, que velaba tanto por el tamaño estandarizado de ladrillos y adobes como del precio de los mismos.

 

Estos moldes o gradillas eran generalmente dobles y consistían en un marco de madera dividido en compartimentos que se rellenaban con el barro, que una vez seco y cocido constituía las piezas. Estos moldes se enrasaban con la mano, pues los dedos de los artesanos aparecen en muchos ladrillos de bodegas ruinosas donde las tablas son visibles. Aparecen en ocasiones incluso huellas de animales o curiosos dibujos figurativos como corazones.

 

2.2. EL SILLAR

 

La piedra arenisca con la que están confeccionados muchos de los sillares que fueron empleados en la construcción de las bodegas es de mala calidad. Ancianos del lugar que estuvieron relacionados con el oficio de la cantería coinciden en señalar que aquellos sillares no erosionados y que han soportado bastante bien el paso del tiempo fueron traídos de fuera. Para distinguir la piedra foránea basta con observar su buena conservación y como dicen los del lugar "cómo se viste de negro". En efecto, los sillares mejor conservados parecen víctimas de un incendio. Son llamativos los casos de las antecámaras de las bodegas de Casa Huesqueta, y la de los frailes. Los sillares de esta última presentan una curiosa decoración a base de huecos semiesféricos regularmente distribuidos por toda su cara vista. Estos sillares nos ponen en la pista de algún tipo de construcción desaparecida de Puibolea, caída en desuso, y utilizada como cantera de aprovechamiento de material, pues este tipo de sillares decorados aparece desordenadamente repartidos por muchas construcciones del pueblo, incluso otras bodegas, como las de Casa de Lorés o la de Casa Oliván.

 

El elemento que invariablemente siempre se realizaba con sillares eran los lagares, donde se disponían formando hiladas sin pretender la misma altura para todas ellas.

 

2.3. EL MAMPUESTO

 

El mampuesto o piedra sin labrar, bien procedente de cantera o de lecho de río se asentaba con barro para formar las bóvedas y arcos de las antecámaras de las bodegas, así como los muros de contención que según las fotografías antiguas unían las puertas de todas ellas ofreciendo un aspecto de conjunto unitario todavía mayor al que ofrecen actualmente.

Cuando el terreno no era consistente, las bodegas se revestían interiormente con bóvedas y muros de mampuesto, no siendo visible la roca horadada. Una curiosísima cúpula apuntada ejecutada con mampuesto cubre el lagar de la bodega de casa Cestero. El cubrimiento de lagares con cùpula de mampuesto parece que no fue un hecho muy generalizado. En el lagar de la bodega de Casa Puimedón aparece también, aunque su aspecto es más desordenado, aproximándose su forma a un cuarto de esfera.

 

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