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CONSTRUCCIONES PASTORILES EN LA COMARCA DE MONZÓN                                                       Felix A. Rivas

 

Ventanas

Estructuralmente hablando, los problemas que suscita la apertura de un hueco para situar una ventana en un muro son muy similares a los de una puerta y, por tanto, serán también muy parecidas las soluciones que podamos encontrar entre las construcciones pastoriles de la comarca de Monzón. Una diferencia a tener en cuenta, sin embargo, es la necesidad obvia de todas las construcciones de contar con una puerta que permita el acceso a su interior mientras que las funciones que desempeña una ventana, como permitir la iluminación o la ventilación de un interior, no la hacen igual de indispensable, tal y como comprobaremos en muchos casos al repasar, de manera separada, las ventanas de los cubiertos y las de las casetas.

Los cubiertos de las parideras antiguas, como ya ha quedado apuntado, suelen quedar completamente abiertos sin la presencia de ninguna pared en el lado que comparten con la zona descubierta del corral. La función de sus ventanas no será, por tanto, la de ventilar ni la de iluminar sino únicamente la de ayudar a mantener una temperatura adecuada por lo que se abrirán únicamente en los muros traseros de cubiertos con una orientación inusual hacia el NE o SW. En estos casos, (Paridera de Borgiles y Paridera de los Lunas) las ventanas son de tamaño notable y carecen de batiente aunque pueden contar con una reja de metal de protección que quizá hayan perdido en algunos ejemplos. Esta apertura notable en el muro conlleva algunos recursos para afianzarla, como el previsible dintel de madera en todos los casos. En uno de ellos, el dintel está protegido por un arco de descarga formado por adobas (Ilustr. 94) que, a pesar de seguir dentro de su hilera, toman una forma ligeramente convexa que ayuda a desviar la carga de la zona superior del muro correspondiente a la ventana. Una de estas ventanas además, tiene todo su marco rebozado con mortero, posiblemente de cal, y se le ha resaltado esta zona con un encalado posterior que recuerda a parecidos procedimientos en la arquitectura popular de algunas comarcas pirenaicas. Otro ejemplo nada común de ventana en la cuadra de un corral antiguo es uno que se abrió en un muro reconstruido a base de ladrillo hueco y que cuenta con marco de madera, reja y mosquitera.

En los cubiertos de los corrales construidos en materiales modernos, las ventanas tampoco son nada frecuentes y quizá pueda destacarse la presencia de unas ventanas translúcidas (En la parte trasera del cubierto del Corral de Lepanto.) de material plástico, que cuentan con un sistema de sirga para facilitar su subida y bajada, así como la de unos simples huecos dejados por la falta de una de las piezas del paramento en un recrecimiento de un muro a base de bloques de hormigón en la Paridera de Ollés. También quedó ya comentado anteriormente el único ejemplo de ventanales giratorios entre el cubierto y el raso (Ilustr. 81).

Entre las casetas, tanto las de los corrales como las construidas de manera aislada, muchas de ellas -aproximadamente la tercera parte de las estudiadas- carecen por completo de cualquier vano o hueco con función de ventana.

Las ventanas encontradas pueden dividirse en dos tipologías diferentes, en principio según su tamaño, entre las de tamaño mediano y grande y las pequeñas que muchas veces constituyen un simple hueco en el muro. Funciones y recursos constructivos en cada uno de estos dos modelos serán, en consecuencia, muy diferentes.

Entre las primeras, las de tamaño considerable, hay que resaltar en primer lugar que prácticamente todas ellas carecen de cualquier hoja o batiente y aunque algunas hayan podido perderlo, muy posiblemente fueron concebidas ya de esta manera. Las excepciones en las construcciones antiguas (La caseta de una paridera en el Sabinal y la caseta situada junto al Camino del Tozal Gordo.) tenían el batiente, naturalmente de madera, conformado por listones ensamblados mediante una unión en su cara interior, al estilo de las puertas ya comentadas. Entre las construcciones modernas, las ventanas sí que suelen contar con algún tipo de hoja o batiente de material plástico translúcido o de cristales encajados en un marco de madera. También en ellas, como medida de seguridad, puede aparecer una reja moderna. Las rejas están presentes asimismo en las casetas antiguas en versiones mucho más sencillas a base de delgadas barras de metal -que pueden estar reforzadas en su unión con el muro mediante mortero de yeso- o palos y ramas incrustadas. Estas rejas, y otros elementos como una mosquitera, son buena prueba de la utilización de estas construcciones como lugar donde realizar diversas actividades como comer o dormir.

En cuanto a los recursos que se utilizaron en las construcciones antiguas para resolver el vaciado de un hueco en el interior del muro y asegurar su solidez, estos recuerdan, quizás en una proporción reducida, a los de las puertas. De esta manera, el cierre superior más abundante es el consistente en un dintel de madera (Ilustr. 95) que, en ocasiones, puede complementarse o sustituirse con otros materiales menos habituales como delgadas ramas, cañas, elementos reutilizados de metal como una placa o una reja, y en un solo caso un dintel monolítico (Ilustr. 64) en una construcción ya resaltada por su gran calidad. Las jambas de las ventanas pueden, del mismo modo que las de las puertas, elaborarse en un paramento diferente al de los muros por su mayor tamaño y forma más regular (Ilustr. 94) o por el tipo de material, ladrillo macizo en algunos casos antiguos (Como en la caseta en el Vedau.) y ladrillo hueco en reparaciones modernas. Algunas ventanas, además, cuentan en el interior de su marco con unos rebajes con mortero de cal que les proporcionan, al parecer, una mejor apariencia y una mayor solidez (Ilustr. 64).Otra zona que no suele recibir ningún elemento especial es la zona baja de la ventana que, en ocasiones, (Como en una caseta junto a la Loma de Fleta.) puede presentar una repisa de ladrillo macizo, tejas (En la caseta de la Paridera de Mombrún.) o con un revoco de mortero de cemento. A pesar de todo esto, muchas ventanas carecen de cualquier refuerzo en sus jambas y sus lados inferiores, lo que a veces acaba provocando un deterioro evidente. 

(Ilustr. 96).Ventanas de una caseta en Los Sosiles Bajos.

Unas pocas casetas poseen al mismo tiempo ventanas del tipo grande que acaba de ser descrita y de las otras mucho más pequeñas como simples huecos en los muros, lo que permite deducir su diferente uso ya que, en estos casos, su aparición se corresponde a cada uno de los dos pisos en que se divide la construcción. En una caseta, la ventana grande aparece en la planta principal mientras que la otra, más pequeña, se corresponde con lo que debió ser un piso suplementario en altura y de menor utilización, quizás como pajar (Ilustr. 64). En otras dos casetas (La situada junto al camino del Tozal Gordo y la que se encuentra junto a la carretera entre Monzón y Almunia de San Juan.) la diferenciación está mucho más clara entre la planta baja con pesebre y, por tanto, destinada a su uso como cuadra, en la que se sitúan los pequeños huecos con el objetivo de conseguir el máximo aislamiento térmico del exterior, frente a la planta superior de uso para las personas en la que se sitúa la ventana de mayor amplitud (Ilustr. 54) con el objetivo preferente de conseguir una mejor iluminación y ventilación del interior, aunque puede contar además con otros ejemplos de ventanas pequeñas.

El primero de los paramentos en los que se pueden encontrar ejemplos de estas ventanas pequeñas es el de adobas. En él pueden contar con algún pequeño refuerzo por medio de ramas o ladrillos macizos en la zona de la repisa, las jambas o el dintel, o lo más sencillo es que se deje de colocar una o dos adobas y el límite superior del pequeño hueco se resuelva mediante una forma horizontal o en forma de cuña.

Este tipo de ventanas de tamaño mínimo es más abundante en los muros de mampostería en los que se aprovecha una pieza algo mayor que las demás para que actúe como dintel del pequeño hueco resultante (Ilustr. 97). En algunos ejemplos además se puede reforzar su marco con un revoco que incluso puede adquirir una forma de rebaje que permita una mayor entrada de luz. (Como en la caseta de Polo.) En un caso también, siendo de un tamaño ligeramente mayor, puede reforzarse mediante un marco de madera y una sencilla reja. En otro, ya mencionado varias veces, el hueco se resuelve mediante cuatro piezas de sillarejo de buena talla y tamaño (Ilustr. 64).

En un material moderno como el bloque de hormigón también aparece varias veces este tipo de hueco a modo de ventana que, como ya he señalado, resulta particularmente fácil de dejar entre las piezas de este paramento pero que, además, puede servirse de un simple bloque de cemento para tapar el hueco dejado o utilizarse a modo de aparador en el que depositar cosas y objetos.

 

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