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CONSTRUCCIONES PASTORILES EN LA COMARCA DE MONZÓN                                                       Felix A. Rivas

 

La paridera o corral

La relación entre construcciones y explotaciones

- Construcciones antiguas y modernas

Una vez realizado, lo mejor que ha sido posible, el análisis de las instalaciones ganaderas y la descripción de las explotaciones de las que son sedes, trataré de partir de la teoría que definía las posibles clasificaciones de ambas, para contrastarla con la realidad de la comarca. Puesto que la clasificación de las explotaciones ya ha sido enunciada anteriormente, me centraré a continuación en la de las instalaciones o construcciones.

A priori, tal como expuse en otra ocasión, la diferenciación fundamental podría establecerse entre los corrales pertenecientes a la llamada arquitectura popular y aquellos otros construidos "según modelos, materiales y técnicas totalmente modernos" (Rivas, 1997, 76).

La arquitectura popular es fruto de la particular interrelación entre un grupo humano y el medio en el que se sitúa (Acín, 1991, 14), con anterioridad al descalabro de la sociedad tradicional. Se caracteriza por ser fruto de una mentalidad pragmática basada en la comprensión completa del conjunto de los problemas arquitectónicos y de diseño por resolver, gracias a un fino conocimiento de los condicionantes geográficos y ambientales (Acín, 1991, 14 y Rábanos, 1993 b, 24) que actúan sobre una zona determinada, y al respeto y aceptación de las normas y costumbres que la tradición ha ido seleccionando ante esos mismos condicionantes (Acín, 1991, 15 y Flores, 1986, 9) junto a unas necesidades humanas que, de igual manera, han sufrido una variación mínima a lo largo de los siglos. Su procedimiento se define como autoconstrucción (Rábanos, 1993 b, 24) ya que puede llevarse a cabo tanto por profesionales como por aficionados aunque en todo caso los profesionales -albañiles- nunca habrían aprendido en un tipo de enseñanza normalizada como la actual sino bajo el antiguo sistema del aprendizaje práctico. Otra de sus características es la de la sobriedad constructiva que se traduce en una utilización preferente de aquellos materiales disponibles en el entorno y a la búsqueda continua de la funcionalidad (Acín, 1991, 14). El hecho de responder a una combinación de condicionantes geográficos y climáticos -invariables- y de técnicas, materiales y costumbres -invariables asimismo pues dependían de unas necesidades socioeconómicas que casi no cambiaban- le proporciona a esta arquitectuta un carácter unitario (Flores, 1986, 13) por unidades geográficas y culturales. Sin embargo esto se une a que sean individuos los que lleven a la realidad física todos estos planteamientos lo que, unido a los lógicos puntos en común y ligeras variaciones entre puntos geográficos muy cercanos, le aporta al mismo tiempo una realidad extremadamente variada y diversificada (Flores, 1986, 12).

En cuanto a los modelos modernos, existe una considerable bibliografía que trata de manera específica sobre las directrices que deben guiar el diseño de las actuales instalaciones para ganado ovino. En este diseño las variables previas a tener en cuenta (Jordán, 1988, 160) son: el tamaño de la explotación (El cálculo de la necesidad de espacio en la parte cubierta por oveja es de 1 m2 aproximadamente (JORDÁN, 1988, 164) ) , el ciclo reproductivo del rebaño y sus divisiones en el espacio según las distintas fases productivas (Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 34-35), las operaciones de manejo sanitario, reproductivo y alimenticio, el almacenamiento de los alimentos necesarios (Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 33), los costes de construcción y las condiciones ambientales del entorno. De esta manera la adaptación a las condiciones ambientales conllevará la orientación al este, la protección frente al calor en verano y unos mayores cerramientos en zonas de viento fuerte (Jordán, 1988, 170). Habrá que incorporar diverso material complementario como jaulas de ahijamiento, mangas de manejo, separadores, comederos, tolvas (Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 36 y Jordán, 1988, 171), bebederos con sistemas semiautomáticos que controlen el volumen de agua en el interior, y en el exterior bebederos para la vuelta del ganado por la tarde (Díaz y Garcés, 1995, 79-80). Y las necesidades sanitarias e higiénicas (Jordán, 1988, 187 y 201) harán que pueda entrar el tractor para facilitar la limpieza (Díaz y Garcés, 1995, 72), que se mantenga el suelo lo más seco posible y que se tenga prevista la evacuación del agua de lluvia.

En general, varios autores (Díaz y Garcés, 1995, 71 y Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 33 y 36) centran el concepto del diseño de estas nuevas instalaciones en que sean polivalentes y versátiles, en buena medida gracias al material complementario (Torres, 1995) aunque en algún caso, y apuntándose a las más nuevas tendencias, la alimentación del ganado entendida como suministro de alimentos (Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 34) debería ser el factor fundamental sobre el que girase el diseño de la instalación. Muchos, además, coinciden en considerar que el grado de intensificación de la explotación y la necesidad de los alojamientos, tanto en número como en complejidad, están directamente proporcionados (Garcés, Díaz, Fernández y Torres, 1995, 28) aunque no sea neceasrio renunciar a la extensificación (Quizás el más evidente sea el de los desplazamientos trashumantes. ) para apostar por la mejora y modernización de las instalaciones para ganadería ovina (Torres, 1995).

 

- ¿Diferentes construcciones para explotaciones diferentes?

A través de la comparación entre los corrales antiguos y modernos analizados en la comarca, y los tipos de explotaciones establecidas en ellos, se llega a una gran diversidad en la que, a pesar de ello, pueden trazarse algunas líneas más o menos generales.

En el conjunto de las explotaciones aparecen características que, según la clasificación utilizada inicialmente, pertenecen a los cuatro tipos enunciados en la escala de la intensificación.

Todas las explotaciones tienen encerrado el ganado durante la noche, al menos durante su estancia en la comarca, y durante varios días si se trata de los corderos recién nacidos. Algunas, situadas en corrales tanto antiguos como modernos, tratan de sacar a pastar a los corderos junto con el resto del rebaño cuanto antes y otras, con sede en instalaciones modernas, tienen parte del hatajo estabulado llegando a sacar solamente el bazibo.

El tamaño de los rebaños se va incrementando de manera paulatina por lo que los corrales modernos son de mayor tamaño aunque no por ello dejan de utilizarse corrales antiguos más pequeños ya que pueden ser aprovechados por fracciones de la explotación, según sea su organización en diversos lotes.

En alguna explotación se siembran plantas forrajeras o de pasto aunque lo predominante sigue siendo el aprovechamiento de los recursos naturales que, en muchos casos, se ve potenciado por los sistemas trashumantes tanto descendentes como sobre todo ascendentes, y cuyas explotaciones usan de igual manera parideras antiguas y modernas. El uso de corrales alquilados, la mayor parte de los antiguos, ha cedido paso a la construcción de modernos corrales por parte de los actuales propietarios de los rebaños que, en cualquier caso, no suelen renunciar a continuar utilizando instalaciones antiguas, no dependiendo este hecho de la mayor o menor intensificación sino del tamaño y la organización interna de la explotación que puede recomendar el uso de varias instalaciones complementadas por estructuras desmontables.

Las faenas dentro del corral son muy similares en las parideras modernas y en las antiguas aunque varían en mayor medida dependiendo del grado de intensificación que suele ser mayor, aunque no en muchos casos, en las modernas. Los métodos de ahijamiento son muy similares así como las divisiones del interior del cubierto y raso que, en las modernas explotaciones y también en algunos corrales antiguos, han aumentado y se han facilitado con materiales modernos. Los procesos de alimentación mediante aportaciones suplementarias en el corral se han generalizado aunque en diversos grados que no suelen guardar una correspondencia directa con que el corral sea moderno o antiguo. De hecho, en las entrevistas se ha comprobado que ya antiguamente se aportaba, aunque en menor medida, esta alimentación. También he podido constatar una cierta tendencia a mecanizar el suministro de alimentos mediantes tolvas o instalaciones especialmente diseñadas aunque, ambas, se encuentran presentes todavía en muy pocas explotaciones.

Un cambio fundamental ha sido el empleo de las casetas ya que, en la actualidad, ningún pastor se queda a dormir junto al rebaño.

Se han perdido de igual manera los antiguos métodos de carácter mágico y popular que trataban de proteger el corral y el ganado y se han generalizado las prácticas sanitarias con un aumento de las operaciones directas sobre el ganado como las de identificación, vacunación y aplicación de medicinas que pueden seguir realizándose manualmente y que, en algunos casos, se han facilitado con el empleo de material auxiliar como la manga de manejo. A pesar de ello, falta todavía una conciencia real de la importancia del estado higiénico del corral para la salud de las ovejas, cuyos problemas por esta causa han parecido acrecentarse con el aumento del tamaño de las explotaciones, a pesar de haber disminuido en mayor proporción por la mejora del trato sanitario.

Se aprecia, por tanto, una combinación de diferentes características que pueden situarse mayoritariamente entre los sistemas de explotación semi-extensivo y semi-estabulado, en muchas ocasiones presentes en una misma explotación, por lo que hace difícil una caracterización tipológica fija para el conjunto de las explotaciones de la comarca. A pesar de ello, se ha notado igualmente una tendencia a la intensificación que prácticamente en ningún caso es nítida y que tampoco es homogénea ni generalizada en el conjunto de las explotaciones de la comarca, muchas de las cuales continúan apostando por métodos propios de la extensificación. Y en consonancia con esto último, los cambios en los corrales también son muy tímidos entre los antiguos y los modernos, centrándose especialmente, aunque tampoco de una manera excesivamente clara, en el aumento de tamaño, la mayor división interior y la mejora y aumento del manejo del ganado y del suministro de alimentos.

Pero vamos a repasar con mayor detalle estas diferencias entre corrales antiguos y modernos, si es que podemos hablar de tales.

Las características principales de los edificios de la arquitectura popular que han quedado enunciados anteriormente (conocimiento y adaptación a los condicionantes geográficos y ambientales, sobriedad constructiva y funcionalidad) aparecen totalmente refrendadas por el análisis de los corrales antiguos, tal como ha ido apareciendo en la descripción general de las construcciones. Sin embargo, los criterios para la construcción de corrales modernos no parecen encajar totalmente con los corrales modernos analizados. A riesgo de repetir algún concepto de los tratados en los párrafos anteriores, intentaré componer un pequeño resumen comparativo de lo expuesto.

En el emplazamiento hay pocas diferencias entre parideras antiguas y modernas, ambas pueden situarse tanto en el interior de las poblaciones como aisladas. Todas las antiguas respetan una orientación adecuada combinada con una clara elección por las pendientes que facilitan el desagüe y, por tanto, el ambiente más seco en el interior de las construcciones. Las modernas continúan respetando de manera mayoritaria la orientación correcta pero en muchos casos prefieren las ubicaciones en plano. En la protección frente a los rigores del clima, todos los edificios renuncian a los vanos de las ventanas y, como mejora en contados ejemplos modernos, el acceso entre cubierto y raso cuenta con algún sistema de cerramiento. En el tamaño aparece una de las diferencias más claras, los corrales modernos son de gran tamaño y los antiguos oscilan en proporciones muy dispares pero siempre son más pequeños. Para aumentar la superficie de la parte descubierta, algunos corrales de ambos tipos poseen vallados adosados. Algo fundamental, el concepto básico de la construcción y su estructura interna, apenas varía. (Una sola excepción significativa es un corral moderno de Castejón del Puente, nombrado ya varias veces, en el que una instalación de considerable tamaño para facilitar el suministro de alimento a las ovejas conforma una parte fundamental del conjunto. ) En todos los ejemplos la edificación se divide en una zona descubierta y otra cubierta que, en la mayoría de los casos, se complementa con una pequeña caseta. He podido encontrar un ejemplo de ambas clases que carece de parte cubierta y claramente está relacionado con una explotación de tipo extensivo. La diferencia en este esquema constructivo básico, entre antiguos y modernos, estriba en que entre estos últimos hay una tendencia a aumentar la proporción de la parte cubierta sobre la descubierta, aunque hay algunas excepciones significativas en ambos grupos. En el diseño de los accesos y las comunicaciones entre los diferentes elementos constructivos, y entre estos y el exterior, todos carecen de acceso directo entre el cubierto y la caseta y solo algunos modernos presentan un acceso directo desde el exterior a los cubiertos. En todos los modernos, las entradas son de un tamaño adecuado para que pueda penetrar un tractor y en todos los antiguos que siguen en activo se ha modificado esta entrada para conseguir el mismo objetivo. La zona interior de los corrales antiguos aparece varias veces dividida de manera duradera, cuestión que se reproduce en los modernos ( No en todos) con un mayor número de divisiones, esta vez provisionales, las cuales vuelven a aparecer en algunos antiguos. Algunos de los modernos, pocos, cuenta con una manga de manejo para facilitar las operaciones con el ganado, con bebederos automáticos (Aunque todos se encuentran en corrales modernos, responden tanto a explotaciones relativamente intensivas como a otras claramente extensivas. ) de nivel constante o con tolvas para una menos laboriosa distribución de los alimentos en el corral.

Comparando, por tanto, estos datos con las propuestas de diseño de las modernas instalaciones podemos comprobar que, al igual que en los corrales antiguos, se tiene muy en cuenta los condicionantes ambientales y el tamaño de la explotación. Algo diferente es lo que ocurre con el planteamiento previo y director de unas instalaciones polivalentes y versátiles pues solo de manera muy irregular se han tenido en cuenta el ciclo reproductivo del rebaño y sus divisiones temporales y, si se ha hecho, se ha resuelto más que por cambios estructurales por el uso de material complementario. Por último, la alimentación entendida como suministro de alimentos ha influido muy escasamente en las nuevas construcciones.

Todo ello coincide en describir un paisaje, el más extendido en la comarca, compuesto por explotaciones con una orientación claramente extensiva. Es por ello que las diferencias entre corrales antiguos y modernos ( Dejando a un lado las cuestiones más específicamente arquitectónicas, como los materiales y técnicas de construcción, que se tratarán en los dos próximos capítulos)  no son excesivamente significativas y más bien se reducen a los correspondientes cambios estructurales que ha experimentado la ganadería estas últimas décadas como el aumento del tamaño de los rebaños, la mejora sanitaria y de los medios de trasporte y el ligero aumento de aporte de alimentos en el interior del corral. Al continuar siendo explotaciones básicamente extensivas, el régimen alimenticio no ha cambiado de manera significativa y la alimentación complementaria -todavía- no se ha situado en el centro de la concepción de la explotación ni, por tanto, de su instalación correspondiente, por lo que el modelo de planta de corral más difundido en la actualidad sigue siendo básicamente el mismo que el de la ganadería tradicional, es decir, el de la arquitectura popular.

En este análisis he procurado aclarar un poco la relación entre las variables antiguo-moderno y extensivo-intensivo que, con referencia a las explotaciones y sus alojamientos, puede ser demasiado fácil confundir en una primera aproximación al tema. Se han producido unos cambios estructurales en la ganadería a los que, de manera paralela, se ha respondido en dos direcciones diferentes: una hacia la adaptación a las nuevas circunstancias de las explotaciones extensivas y sus instalaciones, y otra, mucho más minoritaria al menos hasta este momento, que apuesta claramente por la intensificación.

 

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