Volver al Índice

CONSTRUCCIONES PASTORILES EN LA COMARCA DE MONZÓN                                                       Felix A. Rivas

 

La paridera o corral

Las construcciones e instalaciones

- Emplazamientos

En la comarca de Monzón pueden observarse de la misma manera parideras que se encuentran aisladas en el campo o en el monte e, igualmente, otras que se encuentran dentro del casco urbano de las poblaciones 

  

(Ilustr. 13). Parideras que aparecen en el texto.

Yo las he podido ver tanto abandonadas como en activo en ambos emplazamientos. Aunque lo cierto es que las situadas en el interior de las poblaciones parece que van en franco retroceso, ya que no solo ciertas normas urbanísticas obligan a construir este tipo de instalaciones ganaderas a una distancia mínima de la población sino que, además, algunos pastores me hablaron de sus reticencias a usar los corrales que ya tenían construidos en el interior del pueblo a causa de diversos problemas como las quejas entre los vecinos o los posibles accidentes y molestias al ganado por parte del frecuente tráfico rodado que ahora existe en las calles de los pueblos.

Por estas razones los corrales construidos en los últimos años en el interior de las poblaciones, así como los que siguen utilizándose en este emplazamiento, se encuentran mayoritariamente en una zona periférica del pueblo desde la que el acceso al campo abierto resulta más directo y, por tanto, los problemas de los que antes hablaba, menores. Esta situación periférica la he comprobado en diferentes núcleos como Alcolea de Cinca, Cofita, Selgua o Valcarca. Pero esta situación es fruto, en el fondo, de los cambios en la configuración urbana y en las actividades económicas de estos pueblos así como en la forma de pensar de sus habitantes pues anteriormente era muy corriente situar los corrales de tamaño común dentro de las poblaciones. Como me contaba un pastor de Almunia de San Juan, "yo estuve encerrando dos años en la plaza del bar, debajo del médico, y todas las mañanas cuando se levantaba bajaba a ver cómo estaban las ovejas. Y ahora les molesta que pasen por las calles". En la misma población, sin ir más lejos, se conserva el llamado Corral de Calvet, un buen ejemplar de corral urbano en desuso de considerable tamaño.

Otro emplazamiento habitado en el que solían situarse corrales para encerrar el ganado ovino eran las torres, tal como me contaron en Almunia de San Juan, Selgua y Albalate de Cinca (en la Torre Nueva) y aún pude dar con alguno de estos corrales en activo como el de la Torre Cardiel, en Castejón del Puente.

Un hecho interesante que se cumple en esta comarca es la continuidad en la utilización de los antiguos despoblados como lugares donde guardar el ganado. Así ocurre en las dos principales poblaciones abandonadas antiguamente en la zona: Ripol, dentro del término de Binaced, y Gil, en el de Monzón.(Debo esta información a una acertada idea aportada por José A. Adell)

A pesar de lo que erré a escribir en otra ocasión (Rivas, 1997, 76-77), las diferencias tipológicas entre estos corrales situados dentro de las poblaciones y los aislados en el campo no tienen por qué ser importantes, aunque entre los primeros habría que distinguir los destinados a guardar diversos animales domésticos, como conejos, gallinas, cerdos y antaño caballerías, que se aprovecharían para alojar el número mínimo de ovejas o cabras que hace años debía de tener casi cualquier familia, y aquellos pensados y utilizados para alojar rebaños de un tamaño mínimo para considerarlos como tales. Entre estos últimos y los aislados en el monte sus únicas diferencias constructivas son las derivadas de los condicionantes impuestos por los edificios y las calles que los circunden. (Ha sido, pues, por esta limitación, y por la facilidad de investigación que suponen los exentos, por lo que en este estudio he centrado mi atención sobre estos últimos)

 

- Distribución

La distribución de estos corrales apartados de las poblaciones, de los que la mayor parte fueron utilizados hasta hace unas décadas y hoy van derrumbándose abandonados, parece casi imposible de poner en relación con el aspecto actual del paisaje comarcal. La puesta en regadío durante el siglo XX de la mayor parte del terreno a ambos lados del río Cinca ha transformado de tal manera no solo los usos del territorio sino también el aspecto del paisaje que los corrales que aparecen en él de la manera más imprevista parecen colocados como al azar. Sin embargo, y a pesar de la pequeña prospección realizada, he podido comprobar algunas tendencias en la ubicación de las parideras.

En primer lugar hay que destacar como primer factor las diferencias apreciables de altitud que no son muy numerosas pero sí han determinado, tanto antes como después de la puesta en regadío, la diferenciación de usos del suelo y de las características del paisaje. Entre las zonas elevadas sobre su entorno destacan de manera especial el Saso de Santa Cruz y su entorno en el término de Alcolea de Cinca, La Chesa de Almunia de San Juan y Fonz y la zona de Palau en Fonz. La primera de ellas presenta una densidad inusual de antiguas parideras de buen tamaño, la segunda conserva solamente los restos de las plantas de antiguos corrales y la tercera es una antigua zona de pastos de verano desmantelada por las plantaciones de pinos. (Otras zonas elevadas como los montes de Binaced o la parte oriental del término de Monzón no conservan restos aparentes de gran interés) El resto de la comarca, consistente en un regadío apabullante por su uniformidad y monotonía, esconde de manera más o menos uniforme antiguas parideras y la gran mayoría de los nuevos corrales construidos a partir de mediados del siglo XX, eso sí, nunca cercanos a las tres principales corrientes naturales de agua de la comarca: la Cinca, la Sosa y la Clamor.

Junto a esto hay que señalar que lo mismo secano como regadío son utilizados como terreno de pastos y, por tanto, en ambos se sitúan las parideras en uso. ( En cuanto a la relación de los corrales y la ganadería con los cultivos del entorno, en Fonz me relataron la antigua estrecha unión entre olivares y pastoreo debido al buen alimento que constituía para las ovejas las hojas de olivo caidas en el suelo. Por esto mismo existía una actividad secundaria denominada mazar la rama que consistía en golpear ramas de olivo secas para desprender de ellas las hojas que después se metían en sacos y se vendían a los pastores como alimento para el ganado) En algunos municipios, sin embargo, la razón que utilizaban los pastores para explicar la no existencia de corrales aislados fue la ausencia de extensión suficiente de monte debido al predominio del regadío y del terreno plano, como en Albalate de Cinca, o la reducida extensión del término, como en Pueyo de Santa Cruz y Valcarca, con la que resultarían suficientes los corrales situados en el interior de estas dos poblaciones.

 

- Pendiente y orientación

La elección entre un lugar plano y otro con pendiente también era de gran importancia a la hora de determinar el emplazamiento de un corral y, de esta manera, la gran mayoría de los corrales antiguos analizados y algunos de los modernos, se encuentran en una ligera o mediana pendiente que, tal como me explicaron en Pueyo de Santa Cruz, impide que el agua se detenga y, por tanto, que se formen zonas encharcadas en el interior de la construcción, ya que "cuanto más seco, mejor". Otro motivo que justificaría la elección del emplazamiento en pendiente sería facilitar la existencia de corrientes de aire en busca de un ambiente interior fresco en verano, según me contó en Alcolea de Cinca un ganadero que se lamentaba de haber construido una paridera en llano con el fin de facilitar el manejo del ganado. Este mismo ganadero reconocía la falta de cuidado al no tener en cuenta la posición de los cubiertos con respecto a los vientos más habituales en la zona: el cierzo y el bochorno. Entre estos, el más importante y decisivo es el cierzo, un frio y seco viento con dirección NW-SE que azota con frecuencia a la Depresión del Ebro.

A la hora de orientar los lados abiertos de los cubiertos de los corrales se eligieron de manera preferente las orientaciones SE, muchas de ellas entre los 100 y los 150o SE 

(Ilustr. 14).Orientación de las aberturas de los cubiertos de los corrales analizados.

 Estas orientaciones dan la espalda al cierzo que sopla desde el NW y se encuentran cerca de la dirección sur en la que se aprovecha la mayor cantidad de horas e intensidad de radiación solar, ya que, según un ganadero de Castejón del Puente, los cubiertos debían abrirse hacia el sur o el este, "nunca hacia el norte".

Vale la pena, en esta cuestión de las orientaciones, mirar con atención el mapa correspondiente y pararse a considerar cada uno de los casos en los que aparecen orientaciones diferentes a la SE. En dos de ellos, Los Corrales y la Paridera de Ollés, se trata de las aberturas de los cubiertos secundarios colocados de manera perpendicular al principal. El corral de las afueras de Cofita, que presenta tres orientaciones diferentes en sus distintos cubiertos, podría explicarse por la sucesiva adicción de plantas y volúmenes diferentes en una construcción moderna. En todos los demás (Corral de Balero, paridera en el Cordel de Castejón del Puente, Corral de Monte Pallarols, Paridera de Borgiles y Paridera de los Lunas) aparece la misma circunstancia de que la orientación elegida coincide justamente con la dirección de la pendiente en la que se sitúan las construcciones. Incluso en la última de ellas, aunque la apertura de los cubiertos con orientación NE sigue la de la ladera que vierte en pocos metros hacia el barranco del Valle del Castillo, la caseta que se sitúa exenta a pocos metros del corral, recupera esta vez la orientación mayoritaria con sus 110o SE, la más repetida de todas.

De esta forma, el procedimiento de elección de la orientación de los corrales parece un poco más claro. Por cuestiones climáticas relacionadas con la mayor insolación y la menor incidencia del viento dominante, la orientación preferente es la SE. Así aparece cuando el emplazamiento es en terreno llano o cuando la dirección de la pendiente o ladera sobre la que se asienta el corral coincide con la SE. En caso contrario, sin embargo, la necesidad de facilitar el drenaje del agua desde los cubiertos a los rasos y desde estos al exterior del corral se vuelve prioritaria, en ocasiones complementada por la protección de una cercana elevación que forma un anfiteatro natural 

(Ilustr. 15)Paridera de Mombrún.

, y se sacrifica la orientación SE, eso sí, con la prevención de evitar siempre el cuadrante NW en el que la menor insolación y la mayor influencia del cierzo lo hace desaconsejable en cualquier caso.

 

- Tamaño

El tamaño total de la paridera parece a primera vista una importante variable de cara a las posibilidades o limitaciones que ofrecerá la construcción en cuanto a su uso para guardar rebaños de tamaños y características muy diferentes, tal y como evidencia la enorme desproporción entre el Corral de Balero, el menor de los analizados con solo 253 m2, y el mayor de ellos, la Paridera de la Roya con casi diez veces su tamaño, 2.333 m2.

En un primer intento de agrupación de estos corrales en cuanto a su tamaño, aparece claramente diferenciado el conjunto de los que ocupan entre 1600 y 2400 m2. Todos ellos se emplazan en terrenos de regadío, están en uso y, sobre todo, están construidos con materiales y técnicas totalmente actuales. Su número no es muy grande aunque su distribución es relativamente uniforme por toda la comarca y, presumiblemente, deberían ser más abundantes en aquellos términos en los que hay mayor número de rebaños medianos o grandes en la actualidad. De construcción igualmente moderna es un corral en la Sierra de las Faceras, algo menor que los anteriores debido a que carece de cubierto. A partir de este último se produce una auténtica cascada de tamaños entre los 1200 y los 250 m2. Son, esta vez, los corrales antiguos, construidos con materiales y según técnicas y modelos propios de la arquitectura popular. La proporción entre el número de parideras de diferentes tamaños en este último grupo es prácticamente uniforme aunque no su distribución por la comarca. Puede señalarse tal vez que los menores son más abundantes en su tercio norte, en el que el relieve y los usos del suelo no facilitaban la existencia de gran cantidad de ganado lanar, y los mayores están más presentes en las llanuras de San Miguel de Cinca y de Binaced así como en Alcolea de Cinca. Esta última circunstancia quizás podría relacionarse con la presencia de grandes propiedades o con el uso invernal de estas zonas por parte de los grandes rebaños trashumantes pirenaicos.

 

- División interior

La división interior más común entre los corrales es la compuesta por una zona sin cubrir (el raso o descubierto), otra cubierta (el cubierto, cuadra o paridera), y un pequeño recinto para uso preferente del pastor, la caseta. A partir de este esquema básico (Ilustr. 16) pueden darse muchas variaciones que matizan la anterior división según el tamaño total.

Algunos informantes me hablaron de las diferencias del tamaño y la proporción del cubierto con respecto al raso entre la actualidad y los corrales antiguos. En Fonz un joven pastor me relató su recuerdo de la fuerte discusión que mantuvieron hace años su padre y su abuelo, asimismo pastores, cuando el padre decidió poner una cubierta en el corral de las ovejas y el abuelo "se echaba las manos a la cabeza diciendo que se iban a ahogar". En Alcolea de Cinca, por otro lado, un ganadero afirmaba que "antes los cubiertos eran más pequeños, como los rebaños". (Esta relación entre el tamaño de los rebaños y el de los cubiertos habría que esctablecerla más bien con el tamaño total de las parideras.)

El aumento de la superficie del cubierto en relación con la del raso habría que considerarla en realidad como un índice de una mayor intensificación de la explotación y, por tanto, de un mayor número de tareas de manejo del ganado dentro del corral, con la consiguiente necesidad de un espacio más amplio donde realizar con seguridad y comodidad las nuevas actividades que conllevan los regímenes semi-extensivos o semi-estabulados. En principio, ésta es una de las direcciones que deberían seguir las explotaciones si quieren no perder rentabilidad y por tanto no desaparecer, hoy en día. Y sin embargo, esta correspondencia que podría aventurarse entre el sistema antiguo de explotación -más extensivo, con menor superficie relativa de la cuadra- y explotaciones modernas -semi-estabuladas, con mayor superficie relativa del cubierto, no queda tan clara a la luz del análisis de los corrales estudiados.

Entre ellos, en primer lugar, hay que destacar la existencia de un ejemplo de antiguo corral que carece de cubierto, el de Calvet en La Gesa de Almunia de San Juan, actualmente fuera de uso pero con el testimonio de una pequeña caseta en su interior

 

(Ilustr. 17). Planta del Corral de Calvet.

 De igual manera, pude encontrar otro ejemplo de corral sin cubierto, en la Sierra de las Faceras (Ilustr. 18) que, aprovechando posiblemente el emplazamiento de un corral anterior, constituye el mejor ejemplo de un corral de este tipo, construido con materiales modernos y empleado en la actualidad, que perpetúa una tipología típica de las antiguas explotaciones extensivas con la única diferencia de que, en este caso, la caseta ha desaparecido (Ilustr. 19), probablemente por su falta de uso gracias a la generalización de los medios de trasporte a motor.

En los demás casos, la parte cubierta puede ser francamente mayor que la descubierta, como en un corral de Casasnovas o en una paridera junto al Cordel de Castejón del Puente (Ilustr. 20) que llegan a alcanzar más del doble de tamaño. En otros, el tamaño de ambas partes es similar como en un corral a las afueras de Cofita o en el Corral de Lepanto 

 (Ilustr. 21). Planta del Corral de Lepanto.

Todos estos ejemplos son construcciones modernas y de gran tamaño, lo que vendría a confirmar la tendencia apuntada anteriormente. Algunos ejemplos, sin embargo, de corrales antiguos se acercan bastante a estas proporciones, como Los Corrales (Ilustr. 22) y una paridera de pequeño tamaño en el Sabinal, cuyos cubiertos rondan el 70 % del tamaño de sus respectivos rasos. La mayoría de los cubiertos de los corrales antiguos, además, suelen ocupar aproximadamente la mitad que sus respectivos rasos (Ilustr. 23). Solo unos pocos poseen cubiertos cuyo tamaño se encuentra entre el 10 y el 25 % del de los rasos, aunque los dos ejemplos que se corresponden con la menor de estas cifras son precisamente una gran y antigua paridera fuera de uso, la situada junto al Valle del Castillo 

(Ilustr. 24),Planta de una paridera junto al Valle del Castillo.

 y la otra, de mayor tamaño pero de proporciones exactamente iguales, la Paridera de la Roya, un corral moderno y en uso, el de mayores dimensiones entre los analizados.

 

- Entradas y comunicación interior

Otro dato significativo que condiciona las posibilidades de manejo del ganado en el interior del corral es el sistema de vanos de entrada al conjunto y de puesta en comunicación entre sus diferentes dependencias.

Lo más característico es que, en las construcciones antiguas, el acceso principal a la paridera siempre se realice a través del raso, quedando los cubiertos incomunicados de manera directa con el exterior. En caso de que la caseta de estos corrales se encuentre fuera del raso, (Como la paridera de Ollés, la de Borgiles y la de la Roya.)ésta se abre asimismo al exterior (Ilustr. 25), por lo que el pastor necesitaría pasar en cualquier caso por el raso para llegar a los cubiertos, ya viniera tanto del exterior como de la caseta. Esta misma circunstancia se repite en el caso de que la caseta se encuentre dentro del raso, e incluso anexa a la cuadra: nunca se comunica directamente con el cubierto sino que se abre al descubierto. Incluso en el caso de que el corral cuente con dos casetas, una dentro y otra fuera del raso, la primera se comunica con el descubierto y la segunda con el exterior (La excepción es, de nuevo, la Paridera de la Roya con una distribución de accesos internos y hacia el exterior similar a los corrales antiguos.  Quizás tantas similitudes pueden sobreponerse al aspecto moderno que presenta en la actualidad y se trate en realidad de la planta de una antigua paridera, aunque en ese caso se plantearía el problema de la existencia anterior a los actuales grandes rebaños de un corral de semejantes dimensiones como éste) de la paridera. En los corrales modernos como la paridera del Cordel de Castejón del Puente y el Corral de Lepanto, se mantiene la no comunicación directa de caseta y cubiertos aunque estos tienen ya grandes puertas que los comunican directamente con el exterior. De igual manera, el Corral de Monte Pallarols, de antigua construcción, ha sido reformado abriendo una puerta de acceso directo al cubierto desde el exterior.

Con respecto a todo esto, cabe aventurar que la no comunicación directa entre la caseta y el cubierto podría señalar una clara intención de separación y aislamiento entre el espacio cubierto dedicado a las ovejas y el dedicado a las personas. Y en cuanto a la apertura de entradas directas desde el exterior a los cubiertos modernos, vendría a significar una mayor posibilidad y libertad para manejar el ganado y para operar en el interior de los cubiertos.

El tipo de abertura o comunicación entre el cubierto y el raso vuelve a reflejar esta división entre parideras antiguas, con poco manejo del ganado en su interior, y las modernas, con un sistema más intensivo. En las primeras, con la Paridera de la Roya entre ellas, la cuadra siempre se encuentra completamente abierta al raso, sirviendo como única sustentación para el tejado en ese lado unos pilares que carecen de cualquier cerramiento entre ellos. En las modernas, en cambio, se dan varias soluciones de aislamiento o cerramiento. En algunos, como el de las afueras de Cofita o el del Cordel de Castejón del Puente, consiste en unas vallas de metal de media altura que pueden ser movibles o desmontables. En la paridera de las afueras de Valcarca y en en el Corral de Lepanto se han levantado muros hasta media altura entre pilar y pilar aunque dejando huecos para unas puertas que no superan tampoco esa medida. En el segundo de ellos, además, el hueco entre los muros levantados y la gran altura de la cubierta se cubre con ocho parejas de ventanales 

(Ilustr. 26) Ventanales del cubierto en el Corral de Lepanto.

que giran sobre su parte central pudiéndose abrir y cerrar a voluntad.

Prácticamente todos los cubiertos de los corrales carecen de cualquier tipo de ventana que comunique su parte trasera con el exterior, al contrario que sucede en otras zonas de Aragón, y las pocas veces que aparecen, en la Paridera de Borgiles y en la Paridera de los Lunas, son de un tamaño medio lo cual quizás pueda explicarse por la inusual orientación de los cubiertos de estas dos parideras que, por la pendiente del terreno, se permitirían abrir los vanos hacia el NE y SW repectivamante. Esto encajaría mejor con la necesidad de proteger el cubierto, en el que se refugia el ganado, del frío y el viento en invierno que es el objetivo que se busca en otras latitudes al minimizar el hueco de las ventanas de la parte trasera del cubierto.

 

- Los cubiertos

Una nueva diferencia entre las antiguas y las modernas construcciones, aunque no en todas estas últimas, es la menor altura que presentaban antes los cubiertos, tal y como me contaron en Binaced. En Alcolea de Cinca, además, un ganadero relacionó este hecho con el fin de que entrase la menor cantidad posible de lluvia en general y de sol durante el verano, aunque lo evidente es la mayor altura de las actuales construcciones para permitir la entrada con tractores que facilitan enormente la limpieza de los interiores.

Las divisiones parciales del cubierto y sus usos son un aspecto fundamental para establecer una relación entre el proyecto a partir del que se construyó y los usos que actualmente recibe. (Es asimismo un aspecto difícil de tratar debido a la dificultad que supone el análisis de corrales abandonados o en ruinas, por la pérdida lógica de estas estructuras de división que suelen ser provisionales, así como en los corrales en activo, por la única posibilidad de entrar en ellos acompañado por los propios pastores y, si no, la parcialidad del análisis desde fuera de la construcción) En algunas parideras que pude visitar por dentro comprobé que sus cubiertos se encontraban habitualmente divididos en compartimentos mediante vallas. En la Paridera de la Minglana, el cubierto se estructuraba mediante un pasillo central a ambos lados del cual se situaban pequeños destajes hasta llegar a otra parte del cubierto en donde las divisiones eran de mayor tamaño y de menor número. En algunos casos, estos destajes podían situarse en dependencias cercanas o anexas al corral y, entre ellas, el caso más curioso es el de una antigua furgoneta abandonada y usada como corralico a la entrada de una paridera en las afueras de Valcarca.(Tambien en el exterior de las parideras pueden encontrarse balsas y abrevadores de los que trataré más adelante)

 

- Los descubiertos

La parte descubierta o raso también puede presentar divisiones provisionales aunque otras veces aparece dividida de manera permanente por un muro. Este muro puede tener una porción hueca que permite ser bloqueada por una puerta u otro elemento movible, permitiendo, de esta manera, compartimentar el conjunto de modo temporal. Normalmente este muro divide al raso en partes iguales, a menudo en dos o a veces en tres, aunque en algunos ejemplos esta división no es homogénea como en la Paridera de Borgiles, el Corral de Balero o la Paridera de la Punta en la que se da la particularidad de estar uno de los rasos incluido dentro del otro de mayor tamaño. Otro caso excepcional es el de la paridera junto al Valle del Castillo en la que las dos partes iguales en que se ha fraccionado el raso se vuelven a dividir en otras dos de tamaño dispar (Ilustr. 24). Cuando la división es homogénea puede ocurrir que el acceso entre ambos rasos se sitúe hacia la mitad del muro (Como en el Corral de Lepanto o la citada paridera junto al Valle del Castillo.) o en su extremo más cercano al cubierto.(Como en la paridera de la Roya, Los Corrales o la Paridera de Ollés en la que el acceso llega a situarse dentro del cubierto) En estos casos puede suceder que cada uno de los rasos tenga su propia entrada directa desde el exterior, como en el Corral de Lepanto, en la Paridera de la Roya, la de Borgiles y en Los Corrales (Ilustr. 22), con lo que un corral podría utilizarse como si fueran dos corrales adosados con solo mantener cerrado el hueco de comunicación entre ambos rasos, al que suele acompañar, en algunos ejemplos, otro hueco de comunicación dentro de los cubiertos que también habría que bloquear.

Por último, hay dos corrales, la Paridera de los Lunas (Ilustr. 23) y la de Ollés, en los que no existe comunicación entre los diferentes descubiertos (tres rasos con sus respectivos cubiertos en el primer caso y un raso con un cubierto junto a dos rasos comunicados con dos cubiertos en el segundo) y, por tanto, estructuralmente pueden considerarse como tres y dos corrales, respectivamente, adosados e independientes que no he podido averiguar si funcionalmente han sido usados como tales o no.

Para ampliar la superficie de los descubiertos y poder contener un mayor número de ovejas, una medida utilizada habitualmente, tanto en corrales antiguos como en modernos, consiste en instalar un vallado adosado al exterior del corral. Así los he podido ver en el corral a las afueras de Cofita, en Casasnovas en un corral moderno y en Los Corrales, en la Torre las Michinas, en un corral en el interior de Selgua y en el Corral de Monte Pallarols.

 

- Instalaciones y otros elementos adicionales

Un elemento novedoso, que solo he podido encontrar en una paridera de Castejón del Puente diseñada con especial cuidado hace pocos años, es un tipo de instalación para distribuir alimentos de forma rectangular, descubierta, vallada, y que se estructura interiormente a partir de un amplio pasillo central. El gran tamaño de esta instalación permite los aportes de alimentación a un gran número de cabezas así como a través de un tractor que puede entrar hasta el mismo pasillo central. En esta misma explotación, relativamente cerca del corral, se habían construido asimismo dos fosas recubiertas interiormente de hormigón armado para depositar en ellas los animales muertos.

Otra construcción que puede aparecer anexa a los corrales es un pajar o almacén. Este hecho parece característico de la zona de Fonz pues quedan vestigios de su presencia en los dos corrales analizados en su término, los de Balero y del Fiscal 

(Ilustr. 27).Planta del Corral del Fiscal. 

Más al sur, solo vuelven a aparecer en la Paridera de la Roya y en la pequeña paridera en el Sabinal y, en ambos casos, son construcciones modernas cuyo uso de almacén puede estar relacionado directamente con las actuales faenas agrícolas. En Albalate de Cinca, sin embargo, un pastor me contó que en los corrales modernos se deja siempre un trozo en el cubierto para almacén (y así pude verlo en el corral de las afueras de Cofita) y que en los antiguos siempre contaban asimismo con ese elemento. A este respecto, en dos corrales cercanos a esta población y de estructura casi idéntica -Los Corrales y la Paridera de Mombrún- aparece la caseta dividida en dos compartimentos, uno de los cuales quizás haya sido empleado con este uso de almacén.

Las casetas, otro elemento que aparece practicamente en todos los corrales, pueden estar situadas a su vez, como me dijo un pastor de Alcolea de Cinca, "unas dentro y otras fuera". En caso de que la caseta se encuentre fuera del raso, puede estarlo asimismo aislada físicamente del corral, como en la paridera del Cordel de Castejón del Puente o en la Paridera de los Lunas, o en variadas situaciones: como nexo de unión entre dos corrales adosados -corral en las afueras de Cofita-, adosada al exterior del cubierto en el extremo opuesto a los descubiertos -Corral de Lepanto y Paridera de la Roya-, lateralmente a ambos -Los Corrales y Paridera de Mombrún-, o adosada al exterior del raso en el extremo opuesto a los cubiertos -Corral de Vizanda y Paridera de Ollés-. Esta última paridera y la de la Roya poseen una segunda caseta situada en el interior del raso y ambas son una simple continuación del edificio de los cubiertos al igual que en la Paridera de Borgiles, el Corral de Balero y la paridera en el Sabinal. Otras ubicaciones de la caseta dentro del raso son: adosada a uno de sus muros laterales -paridera de la Sardera Baja, la de la Punta y la situada junto al Valle del Castillo- y la que aprovecha dos muros situándose en una de las esquinas -Corral de Calvet-.

Estas casetas suelen ser de pequeño tamaño en incluso en alguna ocasión, como en la Paridera de Ollés, de espacio muy reducido y empleadas solamente para guardar herramientas o pequeños utensilios. Otras veces, sin embargo, adquieren gran importancia llegando a presentar dos pisos como en los modernos corrales de las afueras de Cofita y del Cordel de Castejón del Puente o en la antigua, y en ruinas, Paridera de Borgiles. El relativamente gran espacio de esta caseta junto a la existencia en ella de hogar y chimenea, lo que vuelve a ocurrir en la Paridera de Mombrún, es prueba del antiguo uso de estas casetas como lugar de pernocta para el pastor o pastores.

Otro uso que sí continúa es el de emplazamiento donde realizar las comidas y almuerzos habituales u ocasionales para los que muchos corrales modernos poseen caseta con chimenea. En Valcarca por ejemplo, a pesar de situarse dentro del casco urbano, la paridera posee una pleta situada al exterior del raso en un lateral, al estilo de otros casos descritos el párrafo anterior, bien equipada para el almuerzo de rigor que tuve la suerte de disfrutar el día que visité la construcción. (lo mismo en una casa de la Minglana donde los pastores se calientan a la hora del almuerzo en invierno junto a la chimenea mientras dan buena cuenta de los alimentos cocinados en un hornillo de gas) Además de chimenea y hogar (Ilustr. 28), no faltaba la cocina de gas, el agua corriente, la leña apilada y los necesarios utensilios de cocina para los que se había colocado en la pared un precioso platero.

Un caso particular entre las casetas es el de la paridera junto al Valle del Castillo ya que, además de su curiosa situación atravesada en el muro del descubierto, posee en su interior como caso único un muro, que llega hasta media altura y que la divide en dos partes iguales, con un hueco en uno de sus extremos que sirve de comunicación entre ambas. Sin tener ninguna seguridad, quizás se podría aventurar el uso de esta división como separación entre las personas y las caballerías que también se guarecerían en su interior.

Entre algunos elementos con los que suelen contar los corrales son habituales en su interior los bebederos y las comederas. Los primeros pueden ser automáticos (Ilustr. 29), al estar conectados a una red de agua corriente y funcionar gracias a una boya que mantiene constante el nivel del agua. Estos bebederos solo pueden aparecer en los corrales con acceso directo al agua corriente como los situados en el casco urbano de las poblaciones -corral en el interior de Selgua- o en los que cuentan con una conexión con la red de regadíos -Paridera de La Minglana y Corral de Lepanto-. Las comederas suelen ser de madera, muchas veces fabricadas por un carpintero local, y se diferencian de las tolvas, que pueden tener su propio depósito o estar conectadas a un silo para todo el corral, y de los pesebres de madera o chapa con barandila de hierro que se adosan a las paredes.

Otro accesorio de gran utilidad que me enseñaron en Castejón del Puente es un botiquín bien surtido de medicamentos.

Al exterior, un elemento que pude ver en la Paridera de la Minglana y que facilita muchas de las operaciones con el ganado es la manga de manejo 

(Ilustr. 30)Manga de manejo en la Paridera de La Minglana.

, un pasillo formado por vallas de metal que al final cuenta con una puerta giratoria que permite dirigir las ovejas, una a una, hacia el lugar elegido.

Otra pequeña construcción que se ha hecho común en los corrales modernos es la diminuta caseta para el perro, tal y como aparece en la Paridera de la Roya, aunque esta caseta puede muy bien ser sustituida en su función por unos sencillos bidones de metal tumbados, tal como se encuentran junto a las entradas del Corral de Lepanto y de una paridera en las afueras de Valcarca.

Por último, como estructuras alternativas a los corrales de obra, se conoce el antiguo empleo en Santalecina de la pleta (Alvar, Llorente y Buesa, 1979-83, lám. 685), conocida en otros lugares como cletau, y que consistía en un cerco de cañizos, en el que se encerraba el ganado por la noche, y que se mudaba de sitio todos los días para abonar los campos con los excrementos de las ovejas. Más modernamente se usan otras estructuras para guardar de manera provisional al ganado. Una de la que me hablaron en Santalecina es un vallado circular formado por vallas sólidas de metal, también conocido como corral desmontable (Ciria, 1995, 68). Otro, más frecuente, es el chulet o pastor eléctrico, un cerco compuesto por unos pivotes clavados en el suelo entre los que discurre una tela en la que se incluyen unos cables conectados a una batería de coche. De este sistema me hablaron en Cofita, Albalate de Cinca y Santalecina, coincidiendo sobre su módico precio y su poca seguridad, (En relación con esta falta de seguridad, me hablaron en varios lugares del peligro que suponen los perros asilvestrados que pueden llegar a entrar en un corral u otra estructura y producir muchas muertes en el ganado, no solo de manera directa, sino sobre todo a causa de la asfixia provocada por el pánico del rebaño) y yo lo pude ver colocado como vallado anexo al Corral de Monte Pallarols.

 

- Variaciones y factores

Las variaciones con respecto a todas estas características entre las parideras de la comarca se deben a varios factores que pueden agruparse en dos.

El primero es el conjunto de factores determinados por el entorno geográfico concreto en el que sitúa la construcción. El tamaño del término municipal y, por tanto, la distancia entre los terrenos de pasto y el lugar de residencia habitual del pastor han sido los condicionantes que han decidido en cada caso la conveniencia de la construción de un corral alejado o no de las poblaciones así como antiguamente la existencia de una caseta en la que el pastor podía pasar la noche si el recorrido hasta el pueblo lo hacía necesario de manera habitual. De igual modo es el entorno concreto de la construcción el que determina la existencia de abrevadores en su entrada dependiendo de si existen o no lugares de abrevada en la zona de pastos o de si hay posibilidad de acceso al agua corriente, y el que, en la búsqueda de un ambiente adecuado para las ovejas, precisa la orientación de sus partes abiertas y cerradas y la disposición de sus diferentes elementos respecto a la pendiente.

El otro grupo de factores es el que tiene que ver con las diferencias entre los distintos sistemas de explotación. Entre ellos destaca el tamaño general de la explotación y sus posibles divisiones a la hora de su manejo, que condicionan el tamaño total de la construcción y la existencia de vallados anexos, la mayor o menor movilidad del ganado relacionada con la existencia de estructuras alternativas a la paridera como los corrales desmontables y los pastores eléctricos y, especialmente, el grado de intensificación de la explotación. Éste último factor es el que parece determinar la mayor parte de las caracterísicas ya comentadas como el tamaño de la construcción, la proporción entre la parte cubierta y la descubierta, el diseño de las entradas y las comunicaciones interiores, la altura de los cubiertos, las divisiones del raso y del cubierto, la existencia de pajares o almacenes donde guardar utensilios o productos de alimentación, la mayor o menor presencia, complejidad y versatilidad de bebederos, comederas y otros elementos auxiliares como la manga de manejo.

Hemos podido comprobar, por tanto, que a pesar de existir algunos factores que afectan de igual manera a las construcciones de los distintos tipos de explotaciones, son éstas (y especialmente su grado de intensificación) las que determinan en mayor medida las características de las parideras de la comarca.

Por todo ello, intentaré a continuación desarrollar más ampliamente la descripción de los diferentes sistemas de explotación que han existido y existen en la comarca para poder establecer de manera más detallada su relación con las construcciones que he venido estudiando.

 

Volver al Índice