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EL MONTSEC DE L'ESTALL: ESTUDIO ETNOGRÁFICO                                                           Manuel Benito Moliner

 

 LOS RECURSOS

 

Dado lo anfractuoso del terreno y las dificultades inherentes para un buen aprovechamiento, las gentes del Montsec tuvieron que agudizar el ingenio para conseguir sustentarse con lo que la tierra les ofrecía. El aumento demográfico, planteado desde finales del siglo XVIII, aumentó también las dificultades de supervivencia en un medio bastante hostil. Las gentes tuvieron que roturar nuevas tierras, llevaron a cabo artigueos en las sierras, incrementaron el rendimiento de las fincas mejores, con cultivos de suelo-vuelo, es decir combinando el cereal con olivar y viña. Buscaron nuevos recursos naturales: salinas, minas, carboneo... Y, por último, llegaron a desarrollar un oficio como actividad auxiliar, para que la familia pudiera salir adelante a pesar de la escasez de tierras o de la infertilidad puntual de estas: sequías, plagas, pedregadas...

 

 

AGRICULTURA

 

Con la ganadería, la forma más clásica de explotación del entorno y, desde luego, el pilar básico de la economía de la zona.

 

Desde que empezamos a tener noticias históricas de los cultivos utilizados hasta hoy, las variaciones han sido escasas. En los siglos XVII y XVIII, se sembraban diversas variedades de cereal, buscando el que mejor se adaptara al clima y altitud de cada explotación. Encontramos trigo puro, trigo segall o centeno, trigo grossal, mixtura, trigo escanda o escaña con variedades como la espelta y, por último, el trigo carraón o carragó, más pequeño y con el grano más comprimido que el común; su cultivo estuvo muy extendido por ser el de mayor aceptación a la hora del rendimiento.

 

Otros cereales cultivados son el centeno, el ordio o cebada, la avena y el mijo. Este se introdujo a partir del XVIII sobre todo, permitiendo una siembra más tardía, si el clima se presentaba muy desfavorable, sobre el trigo. Era más prolífico que el centeno, sucedáneo más común del trigo, y su pan tenía mejor sabor.

 

Los campos sin más abonos que los orgánicos y los fornigueros, debían descansar en barbecho y, a veces, para no perder totalmente el rendimiento, se sembraban hierbas para el ganado.

 

En algunas zonas que permiten el regadío: en (PM), más de cien hectáreas, (ES) y (E), se cultivan alfalfa, esparceta, algo de maíz y árboles frutales. El resto de poblaciones disponen, en menor medida, de huertos, a orillas de barrancos, bajo fuentes o manantiales o al lado de pozos y balsas. En ellos se obtienen las hortalizas y legumbres necesarias para el consumo propio; antes también se emplearon para el plantío de lino y, sobre todo, de cáñamo. Desaparecieron también las guijas o guixas, durísima leguminosa que precisaba varias horas de cocción, teniéndose que preparar en puré muchas veces para evitar su mala digestión.

 

En cuanto a cultivos arbóreos, sabemos que el olivo y la vid están implantados desde antiguo. Su distribución en la zona es un tanto irregular, dándose con mayor facilidad en las faldas meridionales del Montsec. Fet y Finestres fueron dos potencias oleícolas, tal como denotan las pilas para aceite instaladas en sus casas. Abastecieron, principalmente, a Benabarri de donde se llevaban el grano que en sus tierras, por contra, escaseaba. En la actualidad los olivares se encuentran en proceso de extinción, la recolección de la oliva en pleno invierno, el tenerla que aventar, almacenar, moler, etc., supone un engorro, lo mismo que la presencia de los olivos en los campos que perturban las labores con maquinaria.

 

El vino ha seguido un camino similar, su grado se sitúa entre 9 y 12, y su calidad nunca fue excesiva por más empeño que pusieran los rabadanes para ensalzarlo en las pastoradas. Se cosechaba en septiembre, Pa Santa Ubaldesca, la uva en la cesta, se exprimía en prensas, muchas veces empotradas en las paredes de las casas, en huecos entre ellas (F) o en sitios exclusivos (CM); el mosto se depositaba en el lagar y, después de haberlo sacado, echaban agua por debajo (P, T) para hervir la barrusca o brisa de la uva, obteniéndose la vinada, sucedáneo del champán en las veladas invernales. Para la primera mengua, San Miguel o El Pilar, se encubaba.

 

La tendencia actual en secano es el monocultivo de cebada, trigo, avena o centeno. Antaño, según noticias documentales, se sembraba también azafrán (B, T) antes del siglo XIX. Este cultivo se extendió en épocas bajo medievales, aunque de forma puntual y selectiva. Se comercializaba a través de un mercado que, al efecto, había en Barbastro. De allí se llevaba a Barcelona. Alcanzó un buen precio en Europa, pero la picaresca hizo que, muchas veces, se vendiera adulterado por lo que el rechazo de los compradores no se hizo esperar. A partir del XVII la regresión es continua y, a finales del XVIII, el último reducto altoaragonés del azafrán está ya en Los Monegros.

 

La introducción de la almendra (T), desde comienzos de este siglo, no ha tenido excesivo éxito y, en algunos sitios (T), se ha optado por arrancarla.

 

Las labores que requiere el campo son igual que en otras partes; últimamente han cambiado algo las fechas de ejecución. Antes se sembraba ya en octubre (ES) y ahora basta con hacerlo en noviembre o diciembre, antes de Santa Bárbara (M). Para el cultivo del cereal (bllat y ordi sobre todo), se hacían correlativamente las siguientes faenas, ayudados de animales de tiro: llaurar (labrar), gradar, abonar, sembrar, rollar, abonar otra vez en primavera, sulfatar y cosechar en el mes de junio. A veces, después de labrar, se mantornaba o labraba una segunda vez. Para cosechar o segar se empleaban, antaño, varios jornaleros que iban en cuadrillas. Al que solía hacer de jefe se le denominaba conde o conte, este es el apelativo de dos casas (EC, CM) originado en esa actividad, pues en ambas poblaciones nos consta la existencia de cuadrillas que subían hacia el Pirineo para ofrecer su labor. Desde luego, ninguna de las dos tuvo nada que ver con la nobleza. En (T) recuerdan segar a dalla, pero lo más común era la tradicional hoz con su correspondiente zoqueta.

 

Las faenas de la trilla, realizadas en la era, eran también muy pesadas pues, aparte de ser un proceso lento (visto desde la perspectiva actual), había que hacerlo con rapidez para evitar la llegada de tormentas y del mal tiempo (se dormía allí por si acaso). Tras limpiar y rollar la era, se trillaba con trillo de pedernal tirado de mula, luego se aventaba con una pala para que el grano se separara de la paja y, aquél, se envasaba en sacos estrechos para su transporte al molino o a los silos caseros. El uso y abuso de estos sacos de forma tan peculiar, por carecer de carros y caminos, dio el apodo de morsillers o morcilleros a los de Tolva. Paulatinamente se fueron incorporando nuevos artefactos: trillos de ruedas, engavilladoras, empacadoras, etc. Hasta llegar al grado de mecanización actual.

 

 

GANADERíA

 

La ramadería o ganadería supuso una actividad importante dentro de la economía del Montsec; después de la agricultura, es la que más desarrollo alcanzó y alcanza. Todas las casas disponían de ganado, en mayor o menor cantidad, desde los animales de corral, hasta los grandes rebaños que subían a pastar, en verano, al Pirineo leridano.

 

Ganadería doméstica. Como tal se pueden considerar los animales de corral: gallinas, cerdos, conejos, pollos, palomos; los empleados en las faenas agrícolas y transporte y las colmenas. En cuanto a los primeros, decir simplemente que la carne de cerdo constituía un elemento energético de primer orden de cara al invierno (Pa San Martí mata el porc i minja el ví), su total aprovechamiento, tras el proceso de matanza o matacía que constituía una fiesta familiar con participación de las más allegados a la casa a través del presente, le hacia ser un animal casi sagrado en nuestra cultura porcofílica. Hoy se ven nuevas explotaciones a cielo abierto con pequeños refugios para las camadas, la mayor extensión y el aire libre permite una cría diferente que hasta la fecha parece haber mejorado la calidad del cerdo.

 

A la gallina también se le conocía su alto contenido calórico, sus caldos eran prescritos tras partos y enfermedades infantiles que cursaban con debilidad general, aunque esto en casos extremos pues su destino era la puesta de huevos y reproducción (clluecas). El pollo y el conejo eran plato de día festivo.

 

Los animales de transporte y trabajo agrícola fueron el somé o burro y el mulo o macho. Más raramente yeguas y caballos.

 

Antes del XIX, se utilizó mucho el buey en estas tareas, pero la introducción de nuevos tipos de explotación (suelo-vuelo, artigueo, bancal, etc.), hizo que se desplazara su uso en favor del ganado caballar, más grácil y por tanto más manejable sobre los campos pequeños o con dificultades arbóreas en su perímetro. El macho y el somé fueron dos buenos elementos de transporte, desde personas a cargas de todo tipo: paja, hierba, grano, estiércol, agua... Creándose toda una gama de accesorios para facilitar y aprovechar al máximo su capacidad de carga.

 

Yeguas y caballos eran más difíciles de ver, sólo las casas más ricas tenían el suficiente dinero para su adquisición o la labor necesaria para su amortización. Existió una actividad importante en torno al transporte con caballerías, dando lugar a algunos oficios: trajinés de machos (M), arrieros: casa Arrié (T). Incluso un constructor de carros llegó a haber en Benabarri a comienzos de siglo, aunque no parece que tuviera mucho éxito dado el terreno anfractuoso y la implantación paulatina del automóvil.

 

La apicultura se introdujo por todo el área, con el fin de aprovechar el monte bajo. Primero se emplearon arnas de caña alargadas, depositadas en abrigos naturales, oquedades o en arnés, toscas construcciones de cuatro pilares rematados por tejadillo de losas. En la actualidad son de madera. La miel en algún caso se comercializa hacia fuera, corno la de Guiral en Mas Blanc. La cera tuvo antaño mucho uso como elemento de culto religioso: presentallas o exvotos, velas, cerillas, etc.

 

Los pequeños rebaños de cabras y ovejas se sacaban al monte a comunal o dula, con un pastor pagado por todos o un propietario cada vez, a turno preestablecido. Por este sistema se sacaban también otros animales a pastar: machos, burros, cerdos. Si alguna casa tiene muchas cabezas los sacaban por separado, ahora todas, empleando en ello niños, viejos o miembros de la familia disminuidos. Se empleaban como pasto los montes comunes, o los propios. A veces se estabulaba en plletas o cercados móviles, para estercolar los campos.

 

Cuando los rebaños eran considerables, se establecía una cabaña con varios pastores jerarquizados, tal como se ve en algunas pastoradas: mayoral o jefe, rabadán o ayudante-aprendiz, y zagal que se cuidaba del ganado más flojo, de los perros, etc. En estas cabañas se reunía ganado de varios propietarios previamente marcado, para hacer la trashumancia o ramada, subiendo de tierra llana hacia junio (por San Medardo) hasta los altos valles de Seu d'Urgell y Viella, volviendo entre finales de agosto y septiembre. El ganado se triaba con ganchos en una paridera, para devolverlo a cada propietario.

 

 

INDUSTRIAS Y OFICIOS

 

Evidentemente no se puede hablar de un Montsec industrial, pero tuvo esta tierra algunas actividades que, por su carácter, pueden ser englobadas en este apartado.

 

 

ALIMENTACIÓN

 

A este ramo pertenecieron tiendas y abacerías que no faltaron en los pueblos. En la actualidad, salvo en las villas (B, PM, T), se carece de vendedores fijos en los pueblos, esto se ha paliado con la mejora de las comunicaciones que, a su vez, facilita la venta ambulante.

 

Trigo. Para su transformación en pan se precisaban molinos y hornos o panaderías.

 

*Molinos harineros. Existieron en todos los municipios, eran hidráulicos por lo que se ubican junto a ríos o barrancos con un cierto caudal. En este siglo pasaron a ser también fábricas de luz o electro-harineras. Solían ser de propiedad comunal regentadas en sociedad, aunque los había particulares como el de Porta (L). En Purroy hay un barranco del Molino con un caudal exento de garantías, por lo que suplían la ausencia o posible ineficacia, con unos trituradores que disponían en las casas.

 

*Hornos y panaderías. En un principio, cada casa disponía de su horno, pero tras el aumento demográfico las casas humildes no tenían posibilidades de contar con todos los elementos precisos. Surgieron los hornos comunales o públicos, normalmente propiedad del ayuntamiento, allí hacían pan cada 15 ó 30 días. Posteriormente estos hornos fueron arrendados a particulares, naciendo así las panaderías rurales.

 

 

Aceite. Para obtenerlo de la oliva se precisaban los tornos, prensas o molinos de aceite. Eran de sangre o sea que se movían mediante tracción humana. Los hubo por toda la zona y su tipología corresponde al modelo estándar: gran viga de madera que asciende por un extremo mediante un tornillo girado por asideros, el otro desciende prensando la estera donde están las olivas, previamente machacadas en una muela. Se prensa la pasta de las olivas escaldada con agua que, por su mayor densidad, saldrá por un orificio inferior practicado en una pila de paso. El aceite extraído se transportaba en boticos y se guardaba en la bodega, en unas grandes pilas pétreas con tape de madera. El orujo se podía utilizar para elaborar jabón. A principios de siglo se introdujeron las prensas de hierro, en (L) llegó en 1917, paralizándose en 1963. Otros se electrificaron.

 

Vino. Ya se ha explicado, a grandes rasgos, el proceso que incluía la utilización de pequeñas prensas. Sin embargo, no era solo vino lo que se obtenía de las uvas, cuando aquél se picaba no se tiraba, al igual que la brisa todavía valdría para obtener aguardiente. En (B) hubo entre tres y cuatro alambiques en la década de 1920-30, en (P) hacían anís y en (SI) aún se conserva un alambique. Las casas llamadas de l'Aiguadé (V, PS, FI) debieron de dedicar parte de su tiempo a esta actividad en tiempos perseguida por la ley.

 

*Tabernas. Dedicadas a la compraventa de vino y aguardientes, sirvieron como los bares actuales, de punto de reunión y de lugar donde correrse una juerga de ciento a viento. En (C) está actividad dio nombre a una de sus casas: Taberné.

 

 

*Otros. El oficio más chocante de Benabarri es el de chocolatero. La villa contó desde el siglo pasado con una fábrica artesana de chocolates regentada por D. Francisco Brescó, este dejó escrita la fórmula y el proceso para elaborar el chocolate artesano a la piedra en 1875. Hoy sigue otro Francisco Brescó que mantiene la pequeña fábrica artesanal. Conserva los viejos libros de su bisabuelo y los primeros utensilios que se utilizaron, estos se muestran en un pequeño escaparate en la Plaza de la Iglesia, justo donde tiene su comercio.

Francisco fabrica un chocolate excelente con aromas de cacao tostado en su punto y mezclado convenientemente con azúcar, vainilla, canela y clavo. También lo aplica a la repostería en forma de tartas chocolateadas y pasteles. Su producto está elaborado a brazo, porque lleva su tiempo y su esfuerzo moler, tostar, cocer, enfriar, conservar... y comercializar.

 

Toda una artesanía de la tentación, que va a ser ampliada en una nave del polígono industrial de Benabarre.

 

 

FIBRAS VEGETALES

 

Cáñamo. Antes de mediar el pasado siglo, ya se registran más de cincuenta familias dedicadas a la alpargatería. A finales de ese siglo algunas noticias nos dan una quinta parte de la población trabajando en esa actividad que irá decreciendo a medida que el empleo de caucho y el tratamiento industrial de la piel, se extienda. A comienzos del XX, la cifra de alpargateros baja a doce, cuatro en 1928, tres en el año 31 y sólo dos en el 50. En otras localidades también encontramos alpargateros o esparabers: en Tolva existe casa Esparaver, donde se guardan espadas para espadar el cáñamo. Casa Galindo, también se registra dentro de esta actividad en agendas comerciales y en nuestros propios datos. En Llusás hay otra casa Esparavé. En Purroy el cartero Miguel Latorre, se dedicó a fabricar alpargatas, al menos, entre 1928 y l950. En Pilsá recuerdan un alpargatero que emigró a América. Por último, en Estopanyá está casa Espartenyer.

 

La materia prima, el canim o cáñamo escaseaba y debía importarse de fuera, llegando a existir en el área un comerciante de cáñamo (M) en 1928. Y escaseaba, a pesar de que una buena parte del regadío disponible se dedicaba a su cultivo, porque además de alpargateros que fabricaban calcero, sogas y cordeles, había tejedores que lo transformaban en sacos, mandiles y ropas de basto. En (PS) recuerdan como Ceferino Ríu, al quedar inválido de una rodilla, marchó a Graus a aprender el oficio, volviendo e instalando su telar con el que fue sobreviviendo a 30-35 pt. el metro. Sustituyó a otro que hubo, aún queda una casa llamada Teixidó que no es la misma que la de Ceferino.

 

Otros tejedores ejercieron su profesión en: Viacamp, donde se documenta uno pobre en el siglo XIV, igual que en Benabarri con casa Teixidó del Pou (pozo) y cuatro artesanos dedicados a tejer a principios de siglo. En (T, CC, S, P, M), uno por pueblo y dos en Estopanyá.

 

El proceso del cáñamo era, a grandes rasgos, plantarlo, arrancarlo, ponerlo a remojo en una balsa, agramarlo en agramaderas de uno o dos dientes, espadarlo, cardarlo, ponerlo en lejía (ceniza) si era para sabana o ropa, o teñirlo con cascara de nuez hervida en agua, para darle el color marrón claro típico de sacos y mandiles y, por último, tejerlo en los telares.

 

Sabemos que muchos alpargateros hacían también soga y cordelería, sin embargo sólo hemos hallado dos casas que registran esta actividad: casas del Soguer, en Pilsá y Estopanyá; de este último sabemos que se dedicó a realizar sogas, cuerdas de diverso tamaño y, con la estopa, cestas, bensills o fencejos, echar culos o sitials a las sillas, empleando también la paja para este menester que siempre se recuerda con una doble intención.

 

Mimbre o bimet. Los artesanos que lo trabajaron recibieron varias denominaciones: cesteros, sargué, sargaire y cistillaire i cartroné. Lo tejían a mano para convertirlo en argadells (algaderas), els caltrises (cuévanos unidos), cartronets (espuertas para albañilería), cartró (cestos), cistelles (cestas), panistres (cesta grande de dos asas), cartres (cestos grandes para la vendimia), paners (cesto de asas), banastros (banastos), bressols (cunas), salvamanteles y protectores para garrafas y botellas. En (E) también hacían cañizos.

 

Registramos este oficio en (E): sargaire; (M): cistillaire i cartroné; (PS): Agustín Azanuy; (V, P, EN): casa Sargué en los tres. Estas artesanías también se practicaban de forma ambulante, en (LU) anotamos la presencia periódica, antaño, tanto del sargaire como la del reparador de sillas, oficio que como tal existió en (P) y (M), en esta villa recibía el nombre de cadillaire.

 

Cerramos las fibras vegetales anotando la fabricación (E) de escobas con una planta llamada curnie o curniera.

 

 

LANA

 

El esquileo dio lugar a unas cuantas ocupaciones. En el XIX habla el Madoz de varios pelaires en (T), donde se les conoce con el nombre de cholladós, subsiste casa Choladó. En (E) también anotamos dos casas Pelaire. Sólo encontramos un colchonero en (C), pero sabemos que en otros sitios (V) había gente que desempeñaba esa actividad ocasionalmente.

 

 

MADERA

 

Carpinteros, fusteros o fustés. Importante fue, y es, este oficio que participa en todas las demás actividades importantes: construcción y amueblamiento de viviendas; agricultura: fabricación de aperos y herramientas; ganadería: ejecución de pesebreras, plletas, los mismos pastores mataban el tiempo modelando cucharas de boj, bastones, saleros, etc.; indumentaria: zuecos de madera (E); juegos y deportes: pelotas, palistrocs, muñecas de trapo; religión: parte del ajuar eclesiástico y del mobiliario, ataúdes, banquillos de Todos Santos, escaños, tenebrario de Semana Santa e imágenes de santos. Esto último nos da pie a contar una anécdota recogida en (T) y que también se cuenta en otras localidades de la provincia de sus respectivos fusteros:

 

Como la imagen de san Sebastián se había roto, le encargaron una al carpintero. Este cortó un ciruelo que tenia en el huerto y con la madera hizo la efigie del santo y un pesebre para su cuadra con la que le sobró. Llegó el día de la inauguración y al ver el fervor popular que levantó la presencia de la imagen, espetó la siguiente copla, como si no entendiera la importancia del asaeteado:

 

Glorioso San Sebastián

que del pesebre de mi burro,

eres hermano carnal.

De mi huerto te criaste,

hijo de un cirolero.

Los milagros que tu hagas

me los pongo en el trasero.

 

Hay carpinteros en todos los municipios, a excepción de Viacamp donde suplían su falta con los dos que había en Fet, número que de otra forma resultaría excesivo. Allí va la nómina:

 

(T). Casa Carpinté.

(PS). Dos.

(F). Dos.

(B). Cuatro.

(C). Casa Carpinté, también se dedicó a fabricar carros.

(P). Dos, casa Carpinteu y otro.

(CP). Lo hubo antaño.

(M). Casa Fuster.

(E). Tres.

(CC). Una.

(LU). Uno, casa Paulino.

 

Cubero o cener. Con este último nombre debió conocerse este oficio en (B) pues así aparece en el siglo XIV, y parece relacionado con la transformación de la madera en piezas circulares: toneles, pipas o cubas, vasos, cedazos... Lo cierto es que tenemos cuberos-toneleros en (CC, C, M), se dedicaron, especialmente, a ejecutar cubas montadas in situ, en la misma bodega pues de lo contrario no hubieran pasado por la puerta.

 

Carbón vegetal. Tampoco precisaba dedicación exclusiva, cuando no había faena en el campo o en casa podían ir a las sierras a hacer carbón. Se cortaba leña, se amontonaba convenientemente, se tapaba con ramas de boj y tierra dejando unos respiraderos, y se encendía. Junto a la carbonera construían alguna caseta pues debían pasar allí algunos días porque en cualquier descuido podían encontrar la leña hecha cenizas. Una vez se había cocido se destapaba, se troceaba algo y se cargaba en sacos. En (T) tenemos casa Carbonero con almacén de este producto, en (C) también había almacén, en (M) hacían carbón y en (E) y (FI) había dos personas en cada sitio que se dedicaban a ello de forma continuada.

 

 

 

METALES

 

Herreros, ferreros o farrés. No faltó este oficio en ningún pueblo de más de diez casas. Aparte de herrar caballerías elaboraron y repararon herramientas (aladros, martillos, clavos, tenazas, trébedes o tres peus, azadas...), verjas, balcones, aros para tonelería, etc.

 

Caldereros. En Benabarri se dedicaron la calderería dos familias con asiduidad durante algunas generaciones: Los Sirvent y los Sirera. En (LU) tenemos casa Caldera, pero nada sabemos de su relación con este oficio.

 

Hojalateros. Oficio también perdido, se ejerció en (B): casa Lojalatero, en (E, CC) tuvieron uno cada uno.

 

 

MINERALES

 

Minas. Mucho ruido y pocas nueces, esto fue lo que pasó con estas minas. Se hicieron prospecciones y se encontraron varios yacimientos: de caliza (M), carbón: uno en (EN) y dos en (F), parece ser que se declararon y apropiaron pero no dieron rendimiento; en (E) hubo mucho movimiento, se abrió una mina de cobre y otra de lignito que duraron poco, más tiempo estuvo abierta la de manganeso, hasta 1931.

 

Salinas. En (CC) hubo unas de poca transcendencia y en (E) la explotación de las de Tragó provocaron alteraciones sociales. Declaradas, a mediados del pasado siglo, por un catalán, son registradas siguiendo el proceso burocrático; la población de las inmediaciones, aprovechando los vientos revolucionarios que corrían en l868, toma las salinas y comienzan a explotarlas entre unas treinta personas de Tragó, Estopanyá, Camporrells y Alcampell.

 

Desde Huesca se envían fuerzas de orden que expulsan a los ocupadores poniendo la sal en manos del dueño legítimo, este refuerza la vigilancia construyendo un pequeño baluarte y repele a los campesinos con fuerzas propias, pero aquellos no tardarán en volver a tomar la propiedad, derribando la defensa hasta los cimientos.

 

Los campesinos debían tener algún derecho consuetudinario. Al parecer se halló la sal en los términos de un pueblo desaparecido: La Irena, cuyos términos se repartieron entre Camporrells, Estopanyá y Tragó; lo que fuera monte común engrosó la propiedad comunal de los municipios receptores, por ello la población podía aprovechar los recursos: caza, leña, pastos... y la sal. Sin embargo nuevas leyes dictadas lejos de las peculiaridades forales, obviaron estos derechos ancestrales. Aunque dieron más quebraderos de cabeza que otra cosa.

 

Yeso. Hubo explotaciones en Tolva y Pilsá.

 

Hornos de tejas y ladrillos. Aprovechando la tierra, y con un horno excavado en ella, se obtenían estos materiales en Puigvert (B), Fet, Llusás, aquí venían a explotar la tejería unos valencianos. En L'Estall tenemos casa Teulé o tejero.

 

Alfarería. La industria alfarera tuvo su centro de producción en Benabarri, donde todavía queda, como último vestigio, el nombre de casa Baisillé (vajillero). Cinco alfareros se censan a comienzos de siglo: Medardo Arsac, Alejo y Manuel Guardia y Medardo y Ramón Salinas. En 1923 sólo continúan dos hijos del primero: José y Joaquín y un descendiente de los Guardia, Manuel, que sería el último vajillero de Benabarri en activo al menos hasta los años 50.

 

Albañiles o piqueros. Se registra este oficio en (PS, SI, LU, M), uno por pueblo, en (E) llegó a haber cuatro, todavía queda la casa del Piquero con una preciosa portada alusiva a la profesión. En (EC) está casa Piqué con un pico esculpido en bajorrelieve sobre la puerta anunciando la actividad a la que se dedicaba el amo. En La Cerulla queda el Mas de Piripiqué o Pedro Piquero.

 

 

DIVERSIONES

 

En el siglo XIV aparece, curiosamente, un joclar o juglar en (L): Pere Marques. Todavía hoy existe casa Marqués en esa población. Las actividades de esta ocupación consistirían en la composición de versos para pastoradas, gozos a santos y loas a nobles y ricos. No parece tratarse de un caso aislado, en (E) hay todavía una casa llamada del Juclá.

 

Música. En (E), hubo varios músicos que iban en orquestas, en (C) la orquesta de Arcas que aún tocan, los que quedan, algunos pasacalles por el pueblo en celebración importante; y en (P) también hubo músicos en casa Laball.

 

OTROS OFICIOS

 

Notarios. Los hubo en las villas. En (E) durante el siglo XIV lo ejercitaba el cura, todavía queda casa Notari; igual denominación que en Tolva convertida en restaurante; y por supuesto, en la capital ribagorzana. No sabemos si lo hubo en (M), en (LU) pudo haberlo, en un documento del siglo XVI, de casa Pinot, firma Juan Loret, notario publico y habitante de San Llorens, quizá ejerció en (LU) y Castigaleu.

 

Maestros. Todos los pueblos contaron con escuela, aún se oyen nombres de casas como Mas del Maestret (C), Mestre en (LU) y Maestret en (E). Hoy los escolares se han concentrado en Benabarre.

 

Barberos o barbés. Los hubo en todos los pueblos medianos, eran además cirujanos o practicantes. Antaño cortaban el pelo, sajaban heridas y hasta sacaban muelas o atendían partos difíciles.

 

Saboné o jabonero. Queda una casa con ese nombre en (E). Hacían jabón a partir de grasas, en algunos sitios con una planta -la saponaria. También utilizaban el orujo de prensar olivas.

 

Sastre. Oficio de poco prestigio social en la zona, en (E) hubo hasta tres; en otros puntos se anotan estos datos:

(T). Casa Sastret, casa Sastresa, casa Marieta el sastre.

(EC).Casa. Sastre.

(C). Casa Sastret

(E). Casa Sastre del Pere, casa Pilar del Sastre, casa Sastre dels Roials y casa Sastre.

 

También trabajaron modistas (M, E, B, T y otros).

 

Ermitaño. Por lo general se ofertaba este cargo a alguna familia necesitada. Se les daba vivienda junto a la ermita que debían cuidar. Llevaban también algo de tierra, algún huerto y, en algún sitio y época, una imagen del santo o Virgen con la que pedían por pueblos y mases. (V, E, P, LU, T).

 

Tintorero. En (B).

 

Meler o Melero. Casa con este nombre en (P).

 

Mandadero. En (B).

 

Pesadó. (B), pesador, o encargado de controlar los pesos y medidas.

 

Abanadó. Casa en (B), de badana: piel. Fabricante de boticos, botas y artículos de piel.

 

Guarnicionero y albardero. (E).

 

Fabricante de conchas de yute (E). Se detecta en 1950, se trata de Miguel Quintillá que también era soguero y debió probar a hacer los capazos, con una materia prima un tanto exótica para la zona.

 

Zapatero. Se documentan en (B) y (LU) en el siglo XIV. Hubo dos en (B) en el siglo actual, otro en (P) de forma casi accidental pues vino al pueblo desde Jaca con su mujer, maestra destinada a estos lares.

 

 

CAZA Y PESCA

 

Han desaparecido, en buena medida, los sistemas tradicionales de caza y, poco a poco se han ido imponiendo las escopetas, los cotos y los cazadores foráneos que pagan para ejercitarse. Hasta no hace mucho tiempo se cazaban perdices, codornices (guallas), liebres, conejos, zorras (guineus), garduñas (fuinas), palomos torcaces, tórtolas, grivas, moixons d'alada, jabalíes y hasta lobos. Muchos con rudimentarias máquinas como estas:

 

-Paranys o cepos de alambre, los hacía el herrero.

 

-Lazadas o llaxos, para animales de suelo, se ponían verticales.

 

-Lloves o lluellas. Losas articuladas con palitos.

 

-Llossetes, para pajaritos (misós i torrodás)

 

-Espinguets. Se fabricaba con una rama de boj, se doblaba en circulo y los extremos se ataban con una cuerda. Luego llevaba un pelo de burra y un agujero donde se enganchaba el pájaro por las patas, mediante un asa situada al efecto.

 

-Llinyes. Lazo elaborado con pelo de cola de caballo, servía para cazar perdices.

 

Los de Tolva tenían fama de cazadores, especialmente de moixons y torrodás. Utilizaban unas verguetas o ramitas verdes que disponían untadas con vesque o liga en forma de cruz, algo disimuladas en arboles o matorrales, luego con un reclamo, natural o artificial, atraían a la pieza. A tenor del refranero popular, no se les debía de dar mal esta industria, empleada sobre todo por niños: Misó que per Tolva has pasat, i no t'han pillat pots dí qu'has estat al infern i no t'has cremat.

Durante mucho tiempo se usaron cepos loberos con dientes, para cazar lobos, guineus y fuinas. Era preferible a la escopeta, porque no se les perforaba la piel.

 

La pesca tenía también sus modalidades que servían para atrapar barbos, madrillas, pencas, carpas y truchas. Había dos tipos de cañas: la normal y la compuesta, esta tenía en el hilo de dos a cuatro corchos que se correspondían con otros tantos anzuelos.

 

-Forquilla. Método ancestral de pesca, consistía en un palo rematado por un tenedor o tridente (como un arpón pequeño). Su uso requería práctica, reflejos y vista que calculara la refracción de la luz en el agua. Se practicaba por las noches con un candil de carburo.

 

-Esparaver. Especie de bolsa de malla con plomo en los bordes, se echaba al río, especialmente tras las tormentas o deshielos.

 

-Croca. Se picaba el fruto de una hierba llamada científicamente Anamirta Cocculos y se echaba en los remansos donde había peces, estos se emborrachaban y subían a la superficie para ser atrapados fácilmente con una pequeña red enmarcada y con mango.

 

-Bertol de brimet. Llamado en otras partes butrino, era una especie de cesta alargada, con otra más pequeña dentro cuyas bocas coincidían pero esta última no tenía fondo, acabando en un agujero estrecho; era pues como un embudo dentro de un banasto pequeño. Se hacía, como su nombre indica en mimbre. El pez penetraba por el embudo hasta el banasto más grande, y ya no podía volver porque las puntas, donde empezaba el orificio para él, lo espantaban.

 

-Filats. Larga red con una hilera de corchos por arriba para que flotara y otra de plomos por abajo para que se estirara y cubriera el cauce del río; se tiraban piedras para arrimar los peces a la red. Precisaba del concurso mínimo de dos personas.

 

- Con escopetas se cazaba o pescaba -no sabemos bien- al atardecer, cuando los peces subían a la superficie a comer moscas y mosquitos.

 

- Método prohibido pero utilizado ocasionalmente, era el del cartucho de dinamita que se hacía explotar en el río para que la onda expansiva aumentara la presión en el agua, matando a los peces.

 

En (ES), gracias a los lagos, podían pescar pencas y carpas doradas, madrillas, barbos y anguilas, empleaban sobre todo el bertol. También cazaban patos (fochas negras).

 

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