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EL MONTSEC DE L'ESTALL: ESTUDIO ETNOGRÁFICO                                                           Manuel Benito Moliner

 

 

EL PAISAJE RURAL Y URBANO. El municipio, el pueblo y la casa.

 

 

Si hacemos un repaso de las denominaciones municipales veremos como las más antiguas no se adscribían como hoy:

 

Lo que hoy conocemos por Tolva, antes no era más que El Puy, puesto que la voz Tolva servia para nombrar a un territorio con unidad jurisdiccional. Territorio compuesto en el siglo XI, por Sagarras, Falces o Fals y El Puy. Tolva no era la capital, Tolva era la agrupación de todo.

 

Con Montanyana ocurre lo mismo, hoy llamamos así a la población que se fue reuniendo en torno a un castillo. Este lugar se llamó Baldós y Montanyana era la suma de Baldós, La Mora, Colls, Torrebaró, El Pont...

 

Viacamp ve poblarse su territorio que se articula en torno a un castillo. Bajo su falda se van instalando gentes en: Obac, Solá, Lliterá. La parte más abrupta se ocupa militarmente por imperativos estratégicos, se levanta el castillo de Mongay -aquí pudo haber población con anterioridad, adscrita a Viacamp- y se puebla el eremus o yermo, dando lugar a Chiriveta o Xirveta, al pueblo de Mongay y a algunos mases dispersos. Más tarde surgieron La Cerulla y L'Estall, y algunos mases que se desperdigaron por los términos.

 

El topónimo Estopanyá, de posible ascendencia romana, acabó aglutinando varios núcleos de población: Perpellá, Saganta y Soriana, (todos con castillo medieval) y parte de los términos de Miravet, y La Irena. El caserío que hoy conocemos como Estopanyá, está compuesto también por varios barrios: Trespena, Roials, Vila...

 

Lo mismo se puede decir de Llusás, con el Tusal, una iglesia vieja en el cementerio, La Madrona, La Almunia... Y de Pilsá con Castilló del Pllá, Mas Blanc, Estanya, Terrés...

 

La población de la zona se produce desde antiguo, siguiendo unos cánones de tradición romana que determinan las denominaciones, con el nombre del primer poseedor latino, godo o musulmán, y la indivisibilidad e inagregabilidad de la circunscripción, regla no transgredida hasta nuestros días en los que, por la despoblación, ha sido preciso unificar pero ya con criterios de núcleo-capital. Criterios que no existieron hasta que surgieron necesidades defensivas colectivas, de casas o granjas diseminadas (guerra cristiano-agarena, bandolerismo, alteraciones sociales, guerra Catalana, etc.), suponiendo un cambio drástico en el paisaje rural:

 

Las gentes de lo que luego seria Purroy de La Solana, vivían in illo tempore en el llano (Pllá), en lo que hoy se conoce como partida de Marulls o Marrulls donde, según la historia popular, que estamos narrando, queda una campana enterrada. Llegó la guerra entre moros y cristianos y tuvieron que marchar al Pueyo Rojo, para tener amparo en el castro. En el siglo XVIII, en el libro del Padre Faci, se señala junto a la ermita de la Virgen del Pllá, restos de un poblado moro. En nuestros días se abandonó el Pueyo, alejado de la carretera y de los campos, para construir un nuevo poblado en el llano, otra vez.

 

Creadas o aglutinadas las poblaciones a la falda de los castillos, ofrecen una tipología muy similar en toda el área: Castillo junto a iglesia románica, a los pies de la solana se derraman las casas. En algunos casos la iglesia románica desaparece, en favor de otra más grande que se puede ubicar en el mismo sitio: Fet, Purroy y Catserras, o más hacia el centro de la población, en alguna terraza de la falda: Benabarri, Estopanyá, Calladrons, Estanya, Monfalcó, Llusás, Castilló y Saganta. Otros casos son más peculiares:

 

Chiriveta. Se instaló la población bajo la torre de Mongay, hacia el Noguera-Ribagorzana, construyeron iglesia románica (Virgen del Congost) y comenzaron a explotar las tierras inmediatas que, pronto, resultaron insuficientes. Las gentes se fueron aguas arriba, fundando mases y dando lugar al núcleo que hoy conocemos como Chiriveta.

 

Mongay. El caserío, formado al igual que el anterior a partir del castillo de su nombre, se mete en la roca dando una imagen semitrogloditica. En este núcleo encontramos una fuente o pozo bajo-lugar, la construcción de todas las que conocíamos es de tradición musulmana, y es la que, hasta la fecha, sabemos más al norte.

 

Finestres. Ubicado en un lugar agreste, las gentes se fueron unificando en una zona llana, junto a los cultivos. Su fisonomía es muy simple: Calle única que se inicia bajo la torre de Casa el Siñó, desembocando en una plaza donde están las mejores casas, el molino aceitero y la iglesia con el cementerio adosado. En el centro, completa el conjunto, una fuente-abrevadero-lavadero.

 

Montanyana. Aquí el caserío, las iglesias románicas, las torres defensivas llamadas Las Torrotes y creídas obra de moros, y el puente de factura arcaizante, forman un conjunto artístico de primer orden. Sobre la población se levanta un semiderruido torreón, junto a la iglesia románico-tardía de Baldós; por la solana del montículo se desparrama el caserío, con traza urbana medieval, llegando a estar murado o amurallado en el siglo XVI, aunque esto sólo nos lo recuerda una torre, de esa época, y una portalada de acceso junto a ella. Muestra digna de la arquitectura doméstica, son los edificios de Ca de la Vila, La Badía, La Cárcel y la Ca de Garreta, antigua casa del conde.

 

Colls. Anejo del anterior presenta una ubicación a pie de un largo monte ondulado (colls: cuellos). Su iglesia antigua se sitúa curiosamente en una umbría, algo apartada del caserío, y sin vestigios de castillo cercano.

 

Pilsá. Las casas se disponen en la solana del castillo permitiendo, por las características topográficas de la ubicación, formar con él un recinto murado.

 

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