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 Monroyo: El habitat disperso (Las masías)                                                          Asociación Cultural Sucarrats

Situación actual

 

Dice la gente mayor que a finales del siglo XIX había en el Monroyo noventa y ocho masías habitadas. En 1900 vivían aquí 1.206 personas y un 42 % de ellas lo hacía en el campo (Como punto de referencia, tenemos constancia de que en el mismo año de 1900 la población dispersa del término de Morella era de un 45’1 % del total municipal. V: Viruela Martínez, R.: Morella: Poblamiento, industria y agricultura; Col·lecció Universitària, Castelló, 1992, p. 35.). Según el padrón de 1950, en aquel año residían en la totalidad del término 846 vecinos: 553 en el pueblo y 293 en el diseminado (un 35 %), con gente empadronada en 58 masías. Por su parte, en el de 1955, había 781 residentes inscritos: 531 en la villa y 250 (el 32 % del municipio) en 55 masías (Fuente: AMM. Expedientes de las revisiones del padrón municipal de habitantes a 31 de diciembre de 1950 y a 31 de diciembre de 1955.).

 

El decrecimiento del total municipal entre los años 1900 y 1950 fue de un 30 %. Y es más que considerable el que se experimentó entre 1950 y 1955, ya que en sólo cinco años disminuyó en 65 personas (el 7,7 %). Y aun cuando en ese lapso de tiempo la relación habitantes-población/habitantes-masía se mantiene, la pérdida particular de la población dispersa es también apreciable, puesto que se redujo en 43 personas (un 15 %).

 

La regresión de la población de Monroyo ha sido una constante durante todo el siglo XX: 1206 h. (1900); 1118 h. (1920); 1082 h. (1930); 930 h. (1940); 914 h. (1950); 716 h. (1960); 539 h. (1970); 442 h. (1975); 412 h. (1981); 414 h. (1986).

 

Con la recolección de la trufa, que se inició en esta tierra sobre el año 1962, se ha suavizado en cierta manera la imparable tendencia a la regresión demográfica, aunque lo cierto es que las circunstancias que motivaban la vertiginosa caída en la totalidad del término se mantuvieron durante las décadas siguientes, para situarse en un punto de relativa estabilidad a partir del año 1975 (V: Bielza de Ory, V.: La población en la provincia de Teruel; Cartillas turolenses núm. 13, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1988.).

 

La densidad actual se encuentra alrededor de los 5 hab./km2.

 

Evolución de la población de las masías

(Fuentes: Los datos de los años 1920 a 1925 han sido obtenidos de diversos trabajos publicados por Gabriel Molinos. (V: MOLINOS FIGUEROLA, Gabriel: < < MONROYO —Recuerdo para la historia, 1920-1925—> > ; en Gaceta del Matarranya, núm. 17, Valderrobres, julio 1990, p. 9. Ibídem, 18; septiembre 1990; pp. 9-10. Ibídem, 19; noviembre 1990; pp. 6-7). Los de los años 1950 y 1955 se consiguen a partir de los Padrones Municipales de Habitantes que se custodian en el Archivo Municipal de Monroyo. El de 1950 no concreta el nombre de las masías pero en la mayor parte de los casos, a partir de los apellidos de sus habitantes, hemos podido concretarlas.)

 

 

Masía

1920-1925

1950

1955

Agud, lo mas d’

6

4

5

Agustí, lo mas de l’

6

 

 

Albesa, lo mas d’

7

4

4

Amargós, lo mas de l’

 

 

 

Antolí, lo mas d’

 

5

4

Arcís, lo mas d’

8

4

4

Barberà, lo mas de

7

 

 

Bassa, lo mas de la

5

6

5

Batà, lo molí

8

4

 

Benigne, lo mas de

 

 

 

Bernardino, lo mas de

6

 

 

Blanc, lo mas de

6

6

5

Blas, lo mas de

6

6

6

Borreguer, lo mas del

7

6

7

Caldú, lo mas de

7

5

4

Cap-de-Riu, lo mas de

7

7

7

Capellans, lo mas dels

8

6

6

Carasso, lo mas de

8

 

 

Carceller, lo mas de

5

3

2

Cardona, lo molí

 

 

 

Carrascal, lo mas del

7

4

5

Carrasco, lo mas de

 

 

 

Cartagena, lo mas de

7

5

 

Cases, lo mas d’en

8

2

5

Casetes, lo mas de

 

 

 

Centelles, lo mas de

7

 

5

Clota (Estopiñan), lo mas de la

7

5

7

Clota (Ferràs), lo mas de la

7

3

5

Coix, lo mas del

 

 

 

Consolació, la casa de l’Ermità de la

7

 

 

Consolació, la tellería de la

 

 

 

Corrals, lo mas dels

 

 

 

Creu, lo mas de la

5

3

3

Cros, lo mas de

 

 

3

Cup, lo molí del

 

 

 

Duran, lo mas de

4

 

 

Esteve, lo mas d’

10

3

7

Fèlix, lo mas de

6

 

 

Fígols, lo mas de

7

 

 

Font-del-Roure, lo mas de la

6

 

 

Fos (1 y 2), lo mas de

7

 

 

Franxet, lo mas de

7

7

6

Frasquet, lo mas de

 

 

 

Gavarnera, lo mas de la

5

5

6

Gendret (1), lo mas de

5

 

 

Gendret (2), lo mas de

5

5

5

Gil, lo mas de

7

7

3

Guixo, lo mas del

 

 

 

Joanet, lo molí de

5

5

 

Joan-Tomàs, lo mas de

7

4

4

Justo, lo mas de

6

 

 

Lelo, lo mas de

 

 

 

Llombart, lo mas de

12

9

6

Llonga, lo mas de

4

1

5

Llúcia, lo mas de la

9

 

 

Mare-de-Déu-de-la-Font, la casilla dels camineros de la

7

4

4

Marquès, la torre del

7

9

6

Martí, lo mas de

12

7

6

Mentirola, lo mas de

3

 

 

Moleta, lo mas de la

12

4

5

Mora, lo mas de

7

 

 

Morera, lo mas de

6

3

2

Moret, lo mas de

6

3

6

Pablet, lo mas de

5

 

 

Pelut, lo mas del

7

4

4

Pere-Anton (1 y 2), lo mas de

9

 

3

Pere-Ferrer, lo mas de

9

7

5

Peris, la casilla d’en

 

 

 

Peris, lo mas d’en

8

 

7

Perota, lo mas de la

 

 

 

Portolès, lo mas de

 

 

 

Rallo, lo mas de

8

5

4

Riba, lo mas de

8

9

8

Riba, lo molí de

7

5

4

Roig, lo mas del

6

 

5

Roís, lo mas de

4

4

3

Romana, lo mas de la

3

 

 

Ros, lo mas del

 

5

3

Santa-Bàrbara, la casa de l’Ermità de

 

 

 

Segura, lo mas de

4

 

 

Serra (de la Cogulla), lo mas de la

6

4

4

Serra (Joaquín), lo mas de la

6

2

4

Serra (Ramón), lo mas de la

7

5

4

Serradet, lo mas de

 

 

 

Set-Portes, lo mas de

 

 

 

Simó, lo mas de

7

3

3

Sorolla, lo mas de

9

5

4

Tapiano, lo mas de

8

 

 

Telés, lo mas de

7

 

 

Termenc, lo mas de

7

 

 

Tinyena, lo mas de

8

7

7

Tinyeneta, lo mas de

5

 

 

Torre, lo mas de la

8

5

4

Torre, lo molí de la

7

2

3

Vell, lo mas

Xutxa, lo mas de

8

8

8

No concreta la masía

 

48

 

TOTALES

505

293

250

 

 

 

 

 

 

 

La suerte de las masías ha sido muy diversa y su situación actual puede considerarse como crítica, puesto que de algunas no quedan otros restos que un informe montón de piedras a merced de la maleza o, en el mejor de los casos, unas paredes que se resisten a caer bajo el peso de los años y del olvido más lastimoso. A otras muchas se les ha hundido ya el techo y, de mal en peor, como esqueletos de piedra, no tardaran en seguir los pasos de las primeras. Y es que, con la desatención, un día se produce una gotera, al siguiente empieza a correr el agua libremente por el interior y, al pudrirse las vigas, se desploma la techumbre y finalmente se van desmoronando las paredes. Porque, en la mayor parte de los casos, abandonada la masía, las dificultades económicas hacen imposible su mantenimiento. Por el contrario, durante los últimos años algunos propietarios han ido mejorando los accesos y han mantenido las suyas como edificios auxiliares de las modernas instalaciones agropecuarias. Y no falta quien, contra viento y marea, con el corazón colmado de afecto y de nostalgia, ha decidido mantenerlas en pie e incluso mejorarlas.

 

Las causas de tan penosa situación hay que buscarlas en el problema de la ya comentada regresión demográfica que han sufrido nuestros pueblos durante el siglo XX y en la difícil y complicada coyuntura económica que les tocó vivir a los masoveros hasta época reciente. También en las circunstancias históricas adversas (Hay que tener en cuenta el gran problema que representó la Guerra Civil de 1936-1939 y, para más inri, la orden dada por el Gobernador Civil en tiempo del Maquis (1947) que obligaba a los masoveros a vivir en el pueblo y dejar las masías. V: Yusta Rodrigo, M.: < < El Maquis en el Maestrazgo (1940-1950): rasgos de una sociedad rural en conflicto> > ; en Entre el orden de los propietarios y los sueños de rebeldía. El Bajo Aragón y el Maestrazgo en el siglo XX; Grupo de Estudios Masinos; Mas de las Matas, 1997, p. 164. V: Ortí Molés, J.M.: < < La construcción tradicional en el Bajo Aragón. Su implantación urbana y territorial> > ; en Chirigol de Etnología Bajoaragonesa, Boletín del Taller de Arqueología de Alcañiz, 7; 1997; p. 148.), con la consiguiente inseguridad que hacía peligroso para los masoveros vivir en aislamiento, y en la despoblación del medio rural cuya primera consecuencia era la tremenda soledad. Y, sobre todo, en la desaparición de las formas de vida tradicionales por causa de la tecnificación agraria.

 

La influencia de tales avances en la mejora de la calidad de vida motivó, de forma mayoritaria, el éxodo de las gentes del campo hacia los pueblos huyendo del mencionado aislamiento, aunque otros muchos, deslumbrados con la perspectiva de una vida mejor, emigraron a las ciudades.

 

En la actualidad, solamente está habitado de forma permanente el mas de Sorolla, aunque sus propietarios simultanean la vida en la masía y en el pueblo. Los amos del mas de Xutxa pasan también temporadas allí. El mas d’Esteve ha constituido la residencia vacacional de algunas personas durante los últimos años. Y otras, como las de Pablet, Arcís, Gavarnera, la Torre del Marquès, etc., han sido restauradas para hacerlas más cómodas y, por ende, habitables. Y recientemente algunos propietarios han contratado trabajadores subsaharianos que se han instalado en las masías. Mención aparte merece la casa de la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, que ha sido transformada para adaptarla a la función de albergue de montaña.

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Detalle de una escalera que se sustenta sobre bóveda «volta» de piedra (en el mas de Franxet)

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