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 Monroyo: El habitat disperso (Las masías)                                                          Asociación Cultural Sucarrats

Batà, lo molí

Situación: Sector 6 (Vertiente del Tastavins desde la Molinera).  wpe2D.jpg (6615 bytes)

Personas empadronadas en 1955: —.

Conocido también como lo mas del Batà o, simplemente, lo Batà, se trata de un antiguo molino de telas < < molí teler> > reconvertido en primer lugar en molino harinero y transformado posteriormente en aserradora. Se emplaza en la ribera izquierda del Tastavins, a pocos metros del lecho del río, debajo del mas de la Llúcia y de la Torre del Marquès, y enfrente del mas del Torrero, que está al otro lado del cauce, en término de Fuentespalda.

El conjunto presenta distintas edificaciones agrupadas entre sí. En la visita que hicimos el año 1992 las hallamos en buen estado y aparentemente habitables. El actual propietario es Manuel Pallarés Villoro, que vive en Fuentespalda, y antes que él lo fueron Rosalía Villoro Mestre, y Manuel Villoro y Petra Mestre. Quedó deshabitado en 1947.

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Lo Batà

La puerta principal del molino, adintelada en madera, abre hacia levante y tiene asignado el número 20 de policía de edificios del término. Y en una de las piedras del dintel vemos este grabado: "1861". La distancia aproximada hasta el pueblo de Monroyo es de unas dos horas, aunque sus habitantes estuvieron siempre vinculados a Fuentespalda al encontrarse esta localidad mucho más cerca (aproximadamente, a una hora de camino a pie).

Al molí Batà se puede llegar por diferentes vías, ya que, por la misma puerta, pasan los antiguos caminos de Peñarroya a Ráfales y la Portellada, de Monroyo a Fuentespalda, de Fuentespalda a Ráfales (este último ha sido pavimentado hace pocos años) y el llamado de la Punta de la Molinera, que une Fuentespalda con La Cerollera. Están además los que suben al mas de la Llúcia y a la Torre del Marquès.

En este punto podemos atravesar el río Tastavins a través de un puente de obra que fue construido a principios de los años setenta. Anteriormente se cruzaba por el lugar conocido como la Palanca, a la que luego haremos alusión, que se situa a pocos pasos de distancia, aguas arriba del nuevo puente.

Delante del molino y en la ribera izquierda del Tastavins apreciamos la existencia de una frondosa chopera (Populus nigra) y nos han informado que antiguamente había habido aquí un monumental sauce llorón < < desmai> > (Salix babylonica), que se secó.

La extensión de las tierras es de unas 14 hectáreas, diez de las cuales están destinadas a bosque (madera, leña para calefacción y para hacer formiguers, y carbón vegetal), cuatro para cultivos de secano (cereales, viña y frutos secos —últimamente han plantado una hectárea de avellanos—) y, aproximadamente, un jornal que se trabaja como huerto.

La producción de la finca y del molino acostumbraba a ser suficiente para el sostenimiento de la familia, aunque, en ocasiones, pudiera resultar algo limitada. Disponían de horno de pan, y como trujal tenían un cup de madera. Prensaban la uva en el mas de la Llúcia o en el de Tapiano. La fuerza para mover los mecanismos del molino la conseguían con la caída del agua procedente de la acequia que baja la sobrante del molí de la Torre.

La potable la obtenían de la acequia que desciende de la font del Mas de la Llúcia o, en ocasiones, directamente de dicho manantial o de la que nace en la misma bassa de l’Hort. Por suerte, al contrario de lo que sucedía en el pueblo, aquí no tenían problemas de suministro.

Las residuales del fregadero, tras los diversos aprovechamientos, las evacuaban a la calle por medio de una tubería. Lavaban la ropa en la acequia o en la bassa de l’Hort (dicen que allí salía el agua muy caliente) e iluminaban las estancias de la casa con teas y candiles y, en los últimos años, con lámparas de petróleo.

En ocasiones, durante las largas noches del invierno, celebraban veladas con los masoveros de aquella partida y se ayudaban mutuamente cuando alguno de ellos estaba enfermo y también, cuando era necesario, en las faenas del campo. Con motivo de la matanza del cerdo, celebraban una bonita fiesta.

La gente de aquella zona iba todos los domingos a oír misa en la capilla de la Torre del Marquès.

Como decíamos más arriba, junto al molino, en el lugar donde el camino de Monroyo a Fuentespalda atraviesa el Tastavins, antiguamente existía una "palanca" * (todavía pueden verse las piedras que le servían de base) y muy cerquita estaba la cruz de término conocida como la creu del Batà. El día de Sant Jordi se congregaban en el lugar muchos vecinos; bajaba también un sacerdote de Monroyo y, situados alrededor de la cruz, el oficiante bendecía los términos < < beneir els termes> > . Al finalizar los actos religiosos repartían a los concurrentes unas tortas < < coquetes> > , previamente bendecidas, que eran planas y muy finitas y a las que se añadían semillas de anís para realzar el sabor y hacerlas así más apetitosas.

Wenceslao Blanco escribe Molino Batán y comenta: < < Unos metros encima del Batà toma aguas una acequia que llega más allá del Molí de Encardona. Precisamente, algunos metros más abajo de este azud, fue construido en el año 1977 un puente por el que salva el río el actual camino que enlaza Fuentespalda con Ráfales. Dicho puente había sustituido a otro más modesto construido artesanalmente con troncos apoyados sobre las rocas existentes en el lecho del río y que era conocido como "la Palanca"> > .

Y en otro apartado de su artículo, al referirse a la situación de las masías de esta zona en el año 1930, Blanco afirma que la que nos ocupa estaba habitada por ocho personas de apellido Pallarés: < < Se tienen noticias —dice- en el sentido de que por allá por 1830 se dedicaban a sembrar cáñamo, que, una vez recolectado, procedían a trabajarlo, convirtiéndolo en hilo para confeccionar piezas de tela conocida como "lienzo". De estas telas hacían camisas y sábanas; también obtenían otra calidad de tela más basta, para hacer "borrases", una vez tenían fabricadas las piezas de tela, las pasaban al batán, mezclando una tierra que les daba suavidad y otra tierra más blanca que les daba blancura; una vez acabado todo el proceso de fabricación, tendían las telas unos días al sol en las rocas muy planas existentes en las orillas del río Tastavins. Esta actividad se acabó allá por el año 1850, a partir de este año, se transformó en molino de harina, el cual funcionó en esta actividad hasta el año 1900 aproximadamente. Desde 1900 a 1915 en este mismo edificio, se instaló una sierra, aprovechando el salto —de 4 metros de altura— para moverla. Para darle más efectividad, idearon pasar el agua por un embudo de madera, consiguiendo mayor fuerza. Como digo, esta industria se acabó allá por 1915. En la actualidad, aún perdura un árbol llamado "Morera", como testimonio de la abundancia de dichos ejemplares que hubo en el pasado y cuyas hojas se recogían para la crianza de gusanos de seda, que, una vez obtenida la seda, la vendían con facilidad. En la actualidad, aún se conservan algunos ovillos. En septiembre de 1947 pasaron a residir a Monroyo, y un año después se trasladaron al pueblo de Fuentespalda> > . **

 

V: Blanco Segura, Wenceslao: Por los caminos del Matarraña —Lo Riu (Fuentespalda-Monroyo)—; en Plana Rasa, núm. 7, pp. 17 y 18.

* La palanca es la pasadera hecha con troncos, maderos o tablones que une las dos riberas de un río, de un barranco, etc.

** En Monroyo, al gusano de seda se le conoce con el nombre de lo cuc de filar.

Mapa de 1931: Mas del Bata.

Cat.: Pol. 3, MOLINO BATAN.