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Monroyo: El habitat disperso (Las masías)                                                          Asociación Cultural Sucarrats

Introducción

 

La mayor parte de los estudios locales realizados en España sobre el hábitat disperso se centran principalmente en las zonas de Cataluña y de la Comunidad Valenciana y, en menor medida, en Aragón. Entre estos últimos, y en lo que hace referencia a la provincia de Teruel, cabe destacar los excelentes trabajos Masos del Matarranya (I Pena-roja) de Desideri Lombarte Arrufat, todavía inédito,(V: LOMBARTE ARRUFAT, Desideri: Masos del Matarranya (I Pena-roja); Obra inédita pendiente de publicación). ¡, El Mas turolense: pervivencia y viabilidad de una explotación agraria tradicional, de Enrique Ruiz Budría (V: RUIZ BUDRÍA, Enrique: El Mas turolense: pervivencia y viabilidad de una explotación agraria tradicional; Institución "Fernando el Católico" de la Diputación de Zaragoza; Zaragoza, 1998.), así como los publicados por Pascual Terrado Rubio, Jacinto M. Porro Gutiérrez y Enrique Ruiz Budría en el "Proyecto Interdisciplinar de Mora de Rubielos" del Colegio Universitario de Teruel (Seminario de Arqueología y Etnología Turolense). (Hasta el año 1990 y en referencia al hábitat disperso se habían publicado dentro del "Proyecto Interdisciplinar de Mora de Rubielos", dirigido por Francisco Burillo Mozota, los trabajos siguientes: Las Masías de Mora de Rubielos. Demografía y Poblamiento de Pascual Terrado Rubio (1989), Aspectos Antropológicos de la identidad en el área rural de Mora de Rubielos, Los Salabrosos de Jacinto M. Porro Gutiérrez (1989) y Hábitat disperso y explotación del territorio. Las masías de Mora de Rubielos de Enrique Ruiz Budría (1990).)

Fue a finales de la década de los ochenta cuando decidimos iniciar la labor investigadora en relación con las masías de Monroyo. Nos movía principalmente una inquietud: el progresivo deterioro de las mismas. Y nos embargaba también un profundo sentimiento de impotencia ante la rapidísima degradación de tan venerables edificios que, entre campos de cultivo o junto al bosque, durante cientos de años, se enseñorearon de buena parte de esta tierra. Por ello, con la esperanza de que algún día se les llegara a reconocer lo determinantes que fueron en la vertebración del territorio y en la transmisión de la cultura rural, nos impusimos la obligación de rescatarlas del olvido.

Sin embargo, pronto supimos que tales inquietudes no eran patrimonio exclusivo nuestro, sino que había muchas otras personas que las compartían. Fue a raíz de la creación de la Asociación Cultural Sucarrats cuando se acordó constituir un grupo de trabajo con la específica misión de recuperar las masías para la memoria colectiva. Al asumir dicha entidad la obra como propia, la idea original venía a adquirir una nueva dimensión ya que tal decisión comportaba la incorporación de una serie de personas que habían de aportar su trabajo, su entusiasmo y nuevos puntos de vista a un atrevido e ilusionante proyecto cultural. Y podemos afirmar que el trabajo en equipo ha resultado muy gratificante y aleccionador. En este aspecto cabe añadir que en el año 1999 la Asamblea General de la Asociación decidió como más conveniente que este trabajo se publicara en castellano (sin perjuicio del lógico respeto a topónimos y antropónimos, que en el texto aparecen en letra cursiva), por lo que nos vimos en la necesidad de traducirlo y reescribirlo, ya que originalmente había sido redactado en lengua catalana. En tal sentido, por el inmenso respeto que nos merece nuestra lengua, optamos por mantener en el texto, también en cursiva y junto a su equivalente en castellano, muchísimas palabras e incluso locuciones completas. Otras expresiones, que por ser fácilmente entendibles no precisan traducción, aparecen incardinadas en idéntico tipo de letra. Y en lo que respecta a la bibliografía, a la incorporación de datos y a las citas documentales, mantenemos un criterio amplio. Así, prescindiendo de susceptibilidades lingüísticas y/o políticas, que entendemos fútiles, cualquiera que sea su origen o la lengua en que hayan sido escritas, hemos creído conveniente incluirlas todas sin excepción.

La práctica inexistencia de documentación y de bibliografía local, unida a la extensión del término de Monroyo y a la superabundancia de masías, ha tenido que ser suplida en gran medida por el trabajo de campo y la investigación a partir de la aportación oral en la que han colaborado multitud de personas a quienes queremos agradecer su amabilidad y dedicación.

Debemos, sin embargo, aclarar que no hemos pretendido analizar aquí en profundidad la trayectoria vital de cada una de las masías del término, ni tampoco realizar un estudio interdisciplinar sobre historia, arquitectura, urbanismo, etnología, etc., circunstancias que bien pueden ser motivo de futuros trabajos más exhaustivos, sino que, tratando de no caer en el recurso fácil del sentimentalismo localista, intentamos presentar una visión de conjunto que permita comprender y valorar en su justa medida el rico patrimonio cultural heredado a través de ellas.

En cualquier caso, el fenómeno que aquí estudiamos no es privativo del término de Monroyo, sino que, como antes apuntábamos, está muy extendido en Cataluña y en Valencia, así como en buena parte de la mitad oriental de Aragón. Las masías son, por tanto, la tónica general en las tierras de los cursos medio y alto del Matarranya y en la generalidad de las comarcas limítrofes con las que nos han unido desde siempre, y nos siguen uniendo, lazos de todo tipo. Entendemos por ello que las conclusiones que de este trabajo puedan derivarse son aplicables, con muy escasas diferencias, al hábitat disperso de dichas comarcas.

Y hemos visitado las masías observando con detenimiento las construcciones (en algunas ocasiones, como podrá verse, sus ruinas), así como los árboles y los cultivos. Hemos triscado pistas, caminos y senderos con la mochila cargada de ilusión y el objetivo de la máquina siempre dispuesto, gozando con la plasticidad de una integración armónica de las edificaciones, en perfecta simbiosis con el paisaje que las rodea. Y, sobre todo, hemos tenido ocasión de entablar relación con quienes las habitaron y trabajaron, disfrutando de una conversación y unas explicaciones que nos han permitido comprender mejor la vida en el campo, la utilización de estos edificios y su transformación con el paso de los siglos.

Porque las masías han sido y son la máxima expresión de un tipo de organización económica y social muy concreta y muy compleja. Y sus valores histórico y cultural revisten una importancia capital, dado que el mas no constituye tan solo un lugar de residencia, sino que es también el resultado de una interrelación de factores que va mucho más allá, confiriendo a este tipo de explotación agropecuaria unas condiciones y un sistema de producción autárquico que la define como una forma de vida especial, tradicional si se quiere, pero distinta incluso de aquella de la población en cuyo término se ubica.

Transmisoras de la cultura rural, testimonios mudos de siglos de noble y generoso trabajo, de ilusiones y de lucha tenaz contra las adversidades, prueba fidedigna de la íntima relación entre el hombre y la tierra que trabaja y transforma, las masías han devenido un factor básico para entender nuestras raíces. Y como elementos del paisaje y centros de la vida rural, como fenómeno sociológico, son una página abierta del libro de nuestra historia y constituyen por sí solas un verdadero legado cultural que ha pasado a integrarse en el patrimonio común.

Sirva este trabajo de sencillo pero emocionado reconocimiento a quienes les dieron vida.

 

José A. Carrégalo Sancho

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