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Las casillas de picode La Ciesma en Grisel                                                               Joaquín Marco &  Felix A. Rivas 

 

 Las casillas de pico

Après tout, faire renaître par la redécouverte de techniques          

traditionelles, un habitat du passé et l'intégrer à un système               

moderne d'exploitation touristique ne serait-il pas un moyen              

excellent pour renouer le lien entre un monde urbain désormais         

 au bord de l'apoplexie et une campagane rurale en voie de                  

rapide extinction dans ses expressions les plusauthentiques.                

 ("Al fin y al cabo, hacer renacer a través del redescubrimiento de técnicas            

tradicionales, un hábitat del pasado e  incorporarlo en un sistema moderno           

de desarrollo turístico, ¿no sería un  mecanismo excelente para restablecer el        

vínculo entre un mundo urbano que se acerca al borde del colapso y un medio        

rural en peligro de rápida extinción en cuanto a sus más auténticas expresiones?"  

 (Traducción de uno de los autores))           

Claude  BOUET                                 

Entre la ruina y la puesta en valor

Ha quedado ya relatado cómo, en la década de 1960 se abandonó el cultivo de la mayor parte de las laderas de La Ciesma: "hace cuarenta años o más se dejó de cultivar". Las razones que explican este abandono (la reestructuración del sector agrario, la despoblación del medio rural y el empleo de maquinaria) incidieron de manera especial en las áreas marginales que, como La Ciesma, debido a las fuertes pendientes de sus laderas ofrecían más dificultades de las comunes para su cultivo. Así, abandonados los campos de cultivo y faltas de función por primera vez las casillas, han ido deteriorándose poco a poco a pesar de la evidente robustez y perdurabilidad de sus características constructivas.

En la actualidad, de las 27 casillas inventariadas, más de la tercera parte (10) pueden considerarse en ruina completa o con la cubierta totalmente destrozada y, por lo tanto, prácticamente irrecuperables. Otra fracción importante (7), presentan un estado de conservación que podría considerarse regular con problemas estructurales significativos como la existencia de filtraciones del agua de lluvia a través de los muros o la pérdida de algunos elementos fundamentales como la parte superior de la entrada y, en la mayoría de los casos, una buena parte de las piezas que componían la parte exterior de sus muros. No hace falta arriesgar mucho para afirmar que todas estas casetas, si no se pone en marcha un remedio urgente, acabarán derruidas en un corto periodo de tiempo.

Solo aproximadamente una tercera parte del conjunto (10) puede considerarse que se hallan en un aceptable estado de conservación a pesar de que, algunas de ellas, presenten problemas fácilmente solucionables como ligeras filtraciones en sus muros o pérdida de algunas de sus piezas exteriores.

Esta situación actual de las casillas, al borde de una desaparición sustancial de la mayor parte de sus ejemplos en La Ciesma y si no se pone remedio con la pérdida total segura a medio plazo del conjunto de los ejemplares, no se le puede escapar a ningún observador o interesado en la arquitectura popular o en el patrimonio etnológico de la comarca de Tarazona y el Moncayo. Muchas cosas se deberán hacer para solucionar esta cuestión, pero antes de proponer algunas podemos hacer un pequeño repaso a algunas de las actuaciones que, sobre construcciones análogas, se han realizado recientemente en nuestro entorno geográfico con el doble objetivo de garantizar su supervivencia y lograr su puesta en valor.

Uno de los principales objetivos que se han propuesto muchas de estas intervenciones es el de convertir las construcciones de piedra seca en una atracción para el turismo (Plans y Roca, 1997: 164) y no solo por si mismas sino también a través del paisaje en el que se integran. Para ello se han creado senderos e itinerarios que pueden estar señalizados sobre el terreno, tal como se pretende hacer en el proyecto 'La senda de los pastores' de Montalbán, dentro de un programa de cooperación europea con otras dos localidades de Francia e Italia (Painaud, 2001). Estos itinerarios pueden contar asimismo con medios explicativos (http://www.aragon-cabardes.com.fr/piersech/assoc.html) como paneles, mapas, medios audiovisuales, una pequeña guía en papel o figurar en Internet (http://www.dedaele.com/capitelles/, http://www.ifrance.com/laure-capitelles/ y http://www.radiquero.com/casetas/) de donde pueden 'bajarse' para ser utilizados sobre el terreno.

Un programa que ha perseguido estos mismos objetivos es el promovido por la Agencia de Desarrollo Local del municipio valenciano de Enguera (http://www.geocities.com/congresopiedraseca). En este término, con limitados recursos económicos, se trató de potenciar el turismo mediante la rehabilitación de las casetas de falsa cúpula, denominadas cucos, acompañada de su señalización y de la edición de un folleto. Pero junto a ello, y con el doble objetivo de concienciar sobre su importancia a nivel local (para garantizar su pervivencia futura) y de favorecer la creación de empleo local, se puso en marcha una escuela-taller que se encargó de rehabilitar los cucos mientras formaba a cierto número de jóvenes desempleados de la localidad en esta casi perdida técnica de construcción.

En otras ocasiones (http://ecole34.neffies.free.fr/cc0.htm y http://perso.wanadoo.fr/ecole.loupian/psches.htm) se han llevado a cabo interesantes experiencias de concienciación de la población local a través de la construcción ex novo de una caseta por parte de los alumnos de la escuela del lugar. Otra posibilidad es realizar este mismo ejercicio de construcción de un ejemplar simbólico que represente el afianzamiento de este tipo de construcción como referente de la identidad local, tal como se ha llevado a cabo en lugares tan alejados entre si como la región francesa de Bretaña y la localidad monegrina de Robres (http://perso.wanadoo.fr/arethuse/reconstruction_en_pierres_seches.htm y Oliván, 1997), donde se aprovechó la ocasión para grabar un interesante vídeo sobre el proceso de construcción de las casetas locales de falsa cúpula o "tambores".

También en Aragón se han llevado a cabo otras experiencias que podrían considerarse pioneras. Una de ellas es la primera protección legal de un conjunto de casetas de falsa cúpula mediante la otorgación de la figura de Lugar de Interés Etnográfico (Beltrán, 2000: 90-91), recogida en la Ley de Patrimonio Cultural Aragonés (Ley 3/1999), a un importante conjunto de casetas y muros de delimitación en piedra seca del municipio de La Iglesuela del Cid en la comarca de Maestrazgo. Y otra iniciativa que brilló con luz propia por el acierto y la imaginación de sus organizadores fue la que se llevó a cabo en el municipio de Mosqueruela (Gascón, 2001), en la comarca de Gúdar-Javalambre, y que consistió en una exposición de arte contemporáneo ubicada en el interior de varias casetas de falsa cúpula situadas en los alrededores de la población.

Y mientras todas estas acciones acciones se llevaban a cabo, aunque a muchos les resulte inesperado, en Grisel tampoco estaban paradas las cosas. Algunas iniciativas se iban poniendo en marcha y otras iban plantando pequeñas pero prometedoras semillas que ya van dando sus frutos y que han de continuar dándolos en los próximos años. Quizás uno de los más "visibles" hasta ahora sea la recreación de un ejemplar de casilla de pico, situada tras la cabecera de la iglesia de la localidad,

   (Ilustr. 16)

 que se construyó hacia 1995 (Paracuellos, 1995: 270) por iniciativa del ayuntamiento en colaboración con el Centro de Estudios Turiasoneneses y la Mancomunidad de la zona. Al igual que se ha realizado en otras localidades aragonesas como Robres o, más recientemente, Guadalaviar, se construyó una reproducción del tipo de arquitectura popular más característico de la zona aunque, en esta ocasión, no se respetaron exactamente las proporciones comunes en las casillas de pico de La Ciesma sino que se realizó algo más esbelta y puntiaguda que las reales, según los relatos recogidos, por causa de que "el albañil tuvo miedo de cerrar pronto la cubierta y por eso la hizo más alargada".

Pero esta restitución testimonial resulta a todas luces insuficiente si se quiere plantear una puesta en valor real de estas construcciones. Un primer punto de partida a plantear ha de ser sin duda, después de ver el serio peligro de desaparición real de la mayoría de los ejemplares conservados, el mantenimiento material de las casillas o por lo menos de las que hasta ahora se encuentran en buenas condiciones o son susceptibles de quedar recuperadas con un pequeño esfuerzo. Aunque no podría quedarse así un planteamiento que contemplara el medio plazo en las acciones de conservación. Sería necesaria de manera complementaria una campaña de concienciación de la opinión pública (Soler, 1992: 21) acerca de la importancia de estas construcciones que, parcialmente, puede considerarse que ha sido ya iniciada por la Asociación Cultural La Diezma mediante la realización de actividades de animación sociocultural con la población infantil que tiene en Grisel una segunda residencia, una exposición de fotografías, la difusión del tema en su revista periódica y otras. Y todo ello habría que enfocarlo hacia un último objetivo consistente en conseguir la continuidad del uso de las propias casillas de pico aunque, evidentemente, después de adaptarlo o recrearlo para las necesidades de la sociedad actual. Podrían convertirse las casillas, por tanto, en un objetivo de atracción turística que los visitantes de la zona considerasen entre el conjunto de atractivos e infraestructuras turísticas con los que va contando la comarca, promocionando de este modo la actividad turística en Grisel mismo y en toda la comarca. Asimismo podrían ponerse en marcha iniciativas educativas con la población escolar de la comarca en las que se utilizaran las casillas como motivo central en actividades de descubrimiento del medio ambiente y el paisaje como producto privilegiado de un contacto ancestral entre el ser humano y su entorno natural. También, no hay que olvidarlo, el propio mantenimiento y puesta en valor del recurso que pueden ser las casillas puede servir para reforzar la identidad local y comarcal y, por lo tanto, para fortalecer la mirada hacia el futuro de su población.

En todas estas tareas, en lo realizado y en lo que queda por realizar, no podemos dejar de destacar el papel de la asociación cultural La Diezma cuyos objetivos de "servir, favorecer y beneficiar a Grisel", y en especial promocionar la cultura como una de las formas de conseguirlo, se traducen en "intentar salvaguardar los usos y costumbres de nuestros antepasados, y conservar, dentro de lo posible, lo que con tanto esfuerzo realizaron las generaciones anteriores a nosotros". Puede considerarse, por tanto, que la labor de la asociación es, en esencia, una labor de salvaguardia y promoción del patrimonio cultural de la localidad, entre cuyas manifestaciones destaca por su singularidad naturalmente las casillas de pico de La Ciesma.

Valdría la pena, pero excede a las posibilidades del presente trabajo y sus autores, realizar un reflexión más detallada acerca del papel jugado (y el que le queda por jugar) a la Asociación Cultural La Diezma en la dinamización sociocultural de Grisel y, en especial, en la valorización y propuestas de protección de las casillas de pico.

Esta asociación, formada en su mayor parte por personas no residentes en el pueblo (los conocidos como veraneantes) y entre cuyas filas han trabajado de manera desinteresada un gran número de personas, goza como ocurre en casi todos los grupos voluntarios de una participación desigual pero que, en todo caso, es realmente muy significativa contando con el volumen de población de Grisel y que, posiblemente, le lleva a ser la asociación de este tipo que ha conseguido una mayor continuidad entre las de la comarca. Como factor limitante de primer orden para sus actividades, hay que tener en cuenta sus limitadas posibilidades para conseguir y gestionar fondos económicos. A pesar de ello, cabe destacar la evolución de la labor de la propia asociación que, si hacia sus principios en 1992 estaba fundamentalmente dedicada a la organización de los actos festivos anuales, con posterioridad ha ido centrándose en las actividades de animación sociocultural de la localidad. Los niños (los hijos de sus integrantes) constituyen además una atención preferente, y uno de los propósitos más trabajados es precisamente conseguir su iniciación a los valores de respeto y aprecio por la cultura y la naturaleza.

El interés de la asociación por las casillas de pico se remonta ya al comienzo de sus actividades cuando fueron elegidas justamente como símbolo o logotipo de la asociación, y enlaza perfectamente con otro de sus objetivos principales: el de promocionar las señas de identidad del pueblo, tal y como había intentado con otros edificios significativos de la localidad como el molino o la ya perdida herrería.

Una persona en concreto, Joaquín Marco, fue el alma y principal impulsor de la idea de recuperar y consolidar las casillas comenzando con su localización e inventario fotográfico. De manera complementaria se realizaron diversas actividades de divulgación como la visita a las casillas por los niños del pueblo o la edición de un pequeño cuento ilustrado, 

  (Ilustr. 17)

que culminaron con la exposición "Las casillas de Grisel" durante las VIII Jornadas culturales San Jorge del año 2000

    (Ilustr. 18)

 y con el comienzo del presente trabajo de investigación que se entendió como un paso necesario hacia el desarrollo más profundo de esta labor de recuperación de las casillas. Incluso está empezando a plantearse la posibilidad de establecer una figura de protección legal como medio para favorecer la continuidad de la presencia de las casillas pero también para difundir su importancia y facilitar la puesta en marcha de otras medidas paralelas de promoción como recurso turístico, educativo y cultural.

Estos han sido los primeros pasos de un proyecto común de recuperación y promoción de las casillas que ha de continuar avanzando con paso tranquilo pero con decisión, o al menos así lo merecería el tremendo esfuerzo que ante una situación de grave necesidad realizaron los habitantes de Grisel hace apenas más de un siglo para levantar estas sencillas pero sólidas construcciones, estos testigos de un pasado cercano que siguen siendo testimonio con su característico perfil de la antigua interacción entre ser humano y medio ambiente en este emplazamiento concreto, lo mismo que en muchos otros a lo largo y ancho de Europa y el entorno mediterráneo: el monte de La Ciesma en Grisel.

 

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