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Las casillas de picode La Ciesma en Grisel                                                               Joaquín Marco &  Felix A. Rivas 

 

Las casillas de pico

Y un reflejo material

La construcció en pedra seca és una herència                   

comuna a tots els països mediterranis, que s´ha                     

transmès quasi ininterrompudament fins a fa ben poc.          

( " La construcción en piedra seca es una herencia común a               

todos los paises mediterráneos, que se ha transmitido casi                 

ininterrumpidamente hasta hace bien poco." (Traducción                 

de uno de los autores))                                                                      

Josep M. SOLER                                           

                       

... en un contexto geográfico y técnico

Al contrario de lo que ocurre con las casillas de cubierta por entramado vegetal y muros de mampuestos asentados con mortero de barro, extendidas de manera generalizada por las zonas de cultivo ("de las de bardiza en cualquier sitio había una"), las casillas de pico, con su particular fisonomía y sus muros de piedra seca, parecen localizarse en puntos geográficos muy concretos, circunstancia de la que los propios habitantes de Grisel eran plenamente conscientes al afirmar que "fuera del término de Grisel no hay ninguna".

Tal vez esta escasez y localización irregular, que se repite a escala continental, sea el motivo que explique el gran interés que han despertado este tipo de construcciones entre los estudiosos de la arquitectura popular, plagando de artículos sobre ellas las publicaciones en papel y electrónicas sobre patrimonio etnológico de toda la Europa mediterránea. O acaso haya que considerar asimismo la parte de interés que suscita una técnica que por su sencillez parece aproximarnos extrañamente a nuestros antepasados humanos más lejanos y que, al mismo tiempo, ha permanecido viva en nuestra cultura mediterránea hasta hace bien pocas décadas. En cualquier caso, Grisel y su monte de La Ciesma pueden sentirse con razón privilegiados en este catálogo informal de casetas de falsa cúpula que se está realizando poco a poco en toda Europa. Rara vez tantos ejemplares y de una tipología tan uniforme se dan cita en un espacio tan reducido y tan diferenciado de su entorno como La Ciesma: otro motivo más para acentuar la singularidad de este monte.

Vamos ahora, por tanto, a realizar un repaso incompleto por algunas de las noticias publicadas acerca de otras casetas similares a las de Grisel, en su comarca y entorno más cercano, en Aragón, en la Península Ibérica y en el entorno mediterráneo, para resituar con mayor precisión su lugar dentro de un conjunto mucho más amplio de manifestaciones constructivas similares y, por tanto, para apreciar mejor su valor de singularidad y ejemplaridad.

Ya ha quedado expuesta la opinión entre los habitantes de Grisel de la exclusividad de las casillas de pico al monte de La Ciesma en su término municipal, ("de picote no hay en La Valluenga"), opinión que sin embargo habría que comenzar a matizar en boca de los mismos informantes, "en Vera igual habrá alguna...". Ya en bibliografía (Paracuellos, 1995: 270) así como gracias al testimonio de algún colaborador (Debemos esta información a Alfredo Sanz de El Buste) de los pueblos del entorno hemos podido constatar la presencia de un número apreciable de casillas similares a las de Grisel en la continuación de La Muela de Borja dentro del término de El Buste. Incluso hemos sabido que una de ellas parece servir de apoyo a un abejar o colmenar, estando integrada en el conjunto de la construcción.

También por testimonios orales (Recogidos por Vicente Chueca que amablemente nos los facilitó), conocemos la existencia de pequeñas casillas de uso pastoril en la zona de pastos de verano en el Barranco del Horcajuelo, junto a las Peñas de Herrera, dentro del término de Añón de Moncayo. Y pudimos localizar y fotografiar una pequeña casilla en muy mal estado de conservación, tal vez similar a estas últimas y desde luego muy parecida a los ejemplos conservados en la llanura de la cima de La Ciesma, anexa a un corral o barrera en la zona de monte del término municipal de Vera de Moncayo.

También en Vera, esta vez dentro de la zona cultivada próxima a la población, se conservan todavía en buen estado dos pequeñas casillas de planta circular y muros de piedra seca pero con la cubierta ligeramente diferente a las de Grisel pues, aunque al interior se resuelve igualmente por una falsa cúpula por aproximación de hiladas, al exterior el perfil de la casilla queda repentinamente interrumpido y se remata en una superficie plana o aterrazada compuesta por un relleno de piedras y tierra sobre el que, en un caso, llega a crecer una capa de césped o hierba.

 (Ilustr. 11)

Otra casilla muy similar a éstas, tal vez incluso de tamaño menor, se localiza a las afueras de la localidad de Añón de Moncayo, y otra muy parecida, por lo que nos contaron (Fue, de nuevo, Vicente Chueca el que vió la caseta y nos lo contó), se encuentra en el término de Illueca, ya dentro de la comarca de Aranda. En esta misma comarca, pero más cercana a Grisel, se conoce la existencia de otra casilla en el término de Calcena que, esta vez, por su tamaño y la resolución de su cubierta, resulta muy similar a alguno de los mejores ejemplares de La Ciesma. Por último, ya dentro de la comarca de Valdejalón, junto a la carretera que discurre entre Fuendejalón y Ricla se sitúa una asombrosa casilla de apoyo a un corral que por su planta circular y por su tipo de cubierta pertenece al mismo tipo que las de Grisel pero que, por sus extraordinarias dimensiones, destacaría claramente entre ellas pues llegó a contar en su interior con lo que parece un segundo piso interior en altura. 

  (Ilustr. 12)

Y al igual que ocurre en el entorno más próximo a Grisel, en donde junto a una mayoría de casillas de pico con finalidad de apoyo a las faenas agrícolas se dan asimismo algunos casos de casillas anexas o relacionadas con un corral de ganado y por tanto de un carácter más propiamente pastoril, en otras partes de Aragón, la Península Ibérica y el resto del entorno mediterráneo (Las informaciones referentes a las diversas áreas geográficas han sido extraídas de las siguientes fuentes: Alto Galligo/Alto Gállego (Biarge y Biarge, 1999: 130-131, Biarge y Biarge, 2000: 106-107, Garcés, Gavín y Satué, 1991: 104 y 107-108 y Pallaruelo, 1988: 150), Baix Cinca/Bajo Cinca (Bada, 1999: 32, 80 y 253), Biello Aragón/Jacetania (Biarge y Biarge, 2000: 107, Rábanos, 1996: 58, Rivas, 2001 y observación directa de uno de los autores), Cuencas Mineras (Painaud, 2001 y observación directa de uno de los autores), Fueba de Uesca/Hoya de Huesca (Biarge y Biarge, 2000: 112-114), Gúdar-Javalambre (Ibáñez y Casabona, en prensa), Maestrazgo (Beltrán, 2000: 86 e Ibáñez y Casabona, en prensa), Matarranya/Matarraña (Grupo, 1981: 116-120), Monegros (Anónimo, 1988: 1, Biarge y Biarge, 2000: 118-119 y Lasaosa, 1997: 110-111), Ribagorza/Ribagorça (Vidaller, 1996: 27), Semontano de Balbastro/Somontano de Barbastro (Biarge y Biarge, 2000: 110 y http://www.radiquero.com/casetas), Sobrarbe (Biarge y Biarge, 2000: 111 y http://www.radiquero.com/casetas), Valdejalón (http://www.aragob.es/edycul/patrimo/etno/epila/portada), Zinca Meya/Cinca Medio (http://www.aragob.es/edycul/patrimo/etno/pastoril/portada); Baleares (Juvanec, 2000: 65 y Sastre, 1997), Castilla y Leon (Olmos, 1995: 81-82 y Sánchez y Carricajo, 1995: 112-115 y 126-127), Castilla-La Mancha (Flores, 1973: 37, Sánchez, 1998: fig. 40 y 53-55, http://www.dipualba.es/municipios/Cenizate/arquitectura_local.htm y observación directa de uno de los autores), Cataluña (Baernat, 1997: 456-458, Juvanec, 2000: 61, Olivé y Alay, 1997: 511, Plans, 1994, Soler, 1994 y Violant, 1954: 198), Comunidad Valenciana (García y Zaragozá, 2000: 32-36, http://www.xarxamuseus.com/prehistoria/museo/etno3.htm y http://www.geocities.com/Athens/Olympus/9673/barraques.htm), Extremadura (García, 1967: 48), Madrid (González, Rubio y Valiente, 1995: 58-59, 72 y 84), Navarra (Flores, 1973: 36-37), Península Ibérica en general (Krüger, 1995: 78-79, Sánchez, 1998: 287 y http://www.geocities.com/congresopiedraseca) y La Rioja (http://www.larioja.com/vino/suplemento2000/guarda.html); Francia (Bouet, 1993: 58, Bouet, 1997: 252, Buisan, 1991: 71, Granier, 2000, Raimbault y Rouchousse, 2000, Weber y Association Histoire et Traditions Gransoises, 2000, http://www.aragon-cabardes.com.fr/piersech/psaragon.html, http://www.dedaele.com/capitelles/, http://www.jtosti.com/musee/cabanes.html y http://www.pierreseche.com), Grecia e Israel (Ron, 1997: 336), Italia (Tamborrino, 1997: 177-192 y http://www.salveweb.it/pajare.htm), Marruecos y Siria (Sánchez, 1998: 282) y Europa y entorno mediterráneo en general (Juvanec, 2000: 61-65)), estas dos funciones pueden compaginarse o sucederse. Tal vez resulte algo más abundante la dedicación agrícola en este tipo de casetas de falsa cúpula y así se ha testimoniado en muchas comarcas aragonesas (Alto Galligo/Alto Gállego, Baix Cinca/Bajo Cinca, Biello Aragón/Jacetania, Gúdar-Javalambre, Maestrazgo, Monegros, Sobrarbe, Semontano de Balbastro/Somontano de Barbastro, Tarazona y el Moncayo, y Valdejalón), comunidades autónomas españolas (Castilla y León, Castilla–La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y La Rioja) y en otras zonas europeas. Frente a ellas, parece algo menor el número de emplazamientos en los que las casetas de falsa cúpula cumplen funciones de apoyo a las faenas pastoriles, tanto en Aragón (Alto Galligo/Alto Gállego, Biello Aragón/Jacetania, Gúdar-Javalambre, Maestrazgo y Tarazona y el Moncayo) como en la Península Ibérica (Asturias, Baleares, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid y Portugal). Y eso a pesar de la generalización (Ibáñez y Casabona, en prensa y Rivas, 2001) errónea del término "caseta pastoril" para referirse a este tipo de casetas sin antes haber hecho una mínima comprobación al respecto y aventurando la idea de una estrecha unión entre solución arquitectónica y funcionalidad concreta que en el amplio y diverso mundo de la arquitectura popular o preindustrial no se cumple sino en contadas ocasiones. Así, según lo hallado en la bibliografía consultada y por la observación directa de los autores, podría adelantarse la propuesta de la necesidad de la presencia de al menos una de las dos circunstancias que presentan todas las casetas de falsa cúpula con empleo pastoril para poder considerarse como tal: o su ubicación corresponde a una zona de pastos de verano en la que no resulta tan necesario un recinto en el que recoger al ganado, o la caseta se halla anexa o muy cercana a un recinto destinado a recoger los animales. En cuanto al empleo agrícola cabría diferenciar además, en relación especialmente con las dimensiones de la caseta, su grado de compartimentación interior y los elementos interiores con los que cuenta, entre las de refugio ocasional (más pequeñas y sencillas) y las de habitación temporal (mayores y más complejas).

Una tercera función que se ha reseñado en un número limitado de zonas (Monegros, Cataluña y La Rioja) es la de vigilancia de las cosechas, especialmente de las viñas, para lo que suelen contar con unas peculiares ventanas que normalmente se abren a los tres lados de la caseta no ocupados por el vano de entrada Y junto a ellas, el caso curioso de un único ejemplar cuya función era la de servir de vigilancia a una infraestructura hidráulica en Lanaja (Monegros).

En cuanto al tipo de planta, la más numerosa entre toda la información recogida es, con diferencia, la circular -y en ocasiones ovalada- (Alto Galligo/Alto Gállego, Baix Cinca/Bajo Cinca, Cuencas Mineras, Fueba de Uesca/Hoya de Huesca, Gúdar-Javalambre, Maestrazgo, Monegros, Semontano de Balbastro/Somontano de Barbastro, Sobrarbe, Tarazona y el Moncayo, Valdejalón y Zinca Meya/Cinca Medio; Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y La Rioja; Cerdeña, Creta, Elba, Irlanda, Languedoc-Rousillon, Malta, Provence-Alpes-Côte d'Azur, Puglia, Rhône-Alpes y Suiza), seguida de lejos por la planta cuadrada (Alto Galligo/Alto Gállego, Biello Aragón/Jacetania, Cuencas Mineras, Matarranya/Matarraña, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Croacia, Eslovenia y Languedoc-Rousillon) y por la mucho menos abundante, tal vez simplemente menos conocida, de las casetas insertas en un muro (Alto Galligo/Alto Gállego, Biello Aragón/Jacetania, Semontano de Balbastro/Somontano de Barbastro, Sobrarbe, Israel y Rhône-Alpes).

Mención aparte, al hilo de las casillas de pico de Grisel, merece el tema de las distintas soluciones de cubierta que presentan este conjunto de millares de casetas de falsa cúpula del entorno mediterráneo. En total, y según nuestro repaso que no pretendía ser exhaustivo, hemos podido diferenciar seis modelos distintos, a saber:

1º.-Cubierta formada por el mismo muro prolongado en altura y, por tanto, con aspecto convexo o puntiagudo (es el tipo de las casillas de Grisel).

2º.-Cubierta aplanada o ligeramente abultada mediante un relleno de piedras y tierra que, en ciertas zonas, se recubre por una capa de césped o tasca.

3º.-Cubierta acabada en una capa exterior de lajas superpuestas y adaptadas al perfil convexo de la caseta.

4º.-Cubierta a dos aguas y acabada en una capa exterior de lajas o losas delgadas.

5º.-Cubierta con escalonamiento o fuertes estrechamientos en altura.

6º.-Ausencia de cubierta por la inserción de la caseta en un muro.

La distribución de estos modelos, reflejados en la cartografía,

  (Ilustr. 13)

pueden suscitar algunas conclusiones o comentarios. Mientras el quinto modelo se encuentra ausente de la Península Ibérica,

  (Ilustr. 14)

 el cuarto sin embargo, por la información que hemos podido recoger hasta ahora, es un modelo original y exclusivo de Aragón con algunos ejemplos en Maestrazgo y una cumplida nómina en Biello Aragón/Jacetania. El modelo de las casetas insertas está presente a ambos extremos del mar Mediterráneo

   (Ilustr. 15

pero, tal vez por falta de datos, no aparece en la mayor parte del área. El tercer modelo aparece también en puntos relativamente aislados que tal vez tengan que ver con zonas concretas de empleo de la losa como material de cubrición común en la arquitectura popular del entorno. Del primer tipo, al que pertenecen las casillas de Grisel, podemos afirmar que se haya representado en los tres principales ámbitos conocidos (Península Ibérica, Mediodía francés e Italia) aunque en su distribución en la Península Ibérica parece concentrarse en ciertas zonas entre las que destaca la riojana-navarra dentro de la que podrían enclavarse los ejemplos de Grisel. Junto a él, el otro modelo más ampliamente distribuido es el segundo, que presenta la variación de la capa final de hierba en emplazamientos de clima húmedo.

Y después de este repaso al grupo de las construcciones de falsa cúpula, que tipológicamente destaca por su gran riqueza (Alomar, 1997: 33), ¿cuál es la posición dentro de este amplio conjunto que podríamos asignar a las casillas de pico de La Ciesma?

En primer lugar cabe subrayar la presencia complementaria de casillas relacionadas con una actividad agrícola (las más abundantes) junto a unos pocos pero significativos ejemplos de casilla adscrita al mundo pastoril (las ubicadas en la llanura de la cima), ambas categorías funcionales además pueden relacionarse con ejemplos agrícolas en La Rioja y con ejemplos pastoriles en los cercanos términos de Añón y Vera de Moncayo.

Su planta circular es, como ya hemos visto, la más abundante dentro de las casetas de este tipo, posiblemente por la facilidad que supone a la hora de engarzar muros verticales y cubierta, y por lo tanto en este sentido las casillas de Grisel son un buen ejemplo de una tipología ampliamente extendida por el entorno mediterráneo. Su tipo de cubierta, formada por la prolongación en altura del mismo muro perimetral y con un acabado puntiagudo o convexo, aparece asimismo bien representado a lo largo de las tres áreas mejor conocidas del entorno mediterráneo (Península Ibérica, Mediodía francés y Península Itálica) y, entre los ejemplos ibéricos, parece formar parte de un subconjunto que podríamos denominar riojano-navarro-griselano y que da testimonio de las estrechas relaciones culturales que se han establecido desde antiguo entre las comarcas de la ribera navarra, las riojanas orientales y la aragonesa de Tarazona y el Moncayo.

De esta manera, la idea que tenían los habitantes de Grisel y su comarca acerca de la excepcionalidad del caso de las casillas de pico de La Ciesma, no desaparece del todo sino que se enriquece con la comprobación de la existencia de una íntima relación con comarcas hermanas aunque actualmente separadas por los límites de las respectivas comunidades autónomas y, sobre todo, con la certidumbre de la pertenencia a un conjunto europeo-mediterráneo de expresiones culturales, etnológicas y constructivas. Esta pertenencia convierte a las casillas de pico de Grisel en un ejemplo de casetas de falsa cúpula plenamente europeo y que, por tanto, participa de un fondo cultural, social e histórico común a otras muchas poblaciones repartidas por el amplio territorio que rodea el Mar Mediterráneo.

Así que una vez comprobada la herencia común de esta técnica constructiva al conjunto del entorno mediterráneo, cabría interrogarse a su vez sobre el posible origen de esta técnica o sobre sus posibles vías de difusión hasta que llegó a plasmarse, en este caso, en el emplazamiento concreto del monte de La Ciesma en Grisel.

Antes de nosotros, muchos otros investigadores se han hecho la primera parte de esta pregunta y, de sus reflexiones, podemos aventurarnos a extraer algunas conclusiones. Se encuentra muy difundida la idea de la relación entre este tipo de arquitectura en piedra seca y cubrición por aproximación de hiladas y las grandiosas construcciones megalíticas (Soler, 1994: 9, entre otras muchas referencias) de los milenios III y II a.C. especialmente en Micenas (en la isla griega de Creta), pero también en otros puntos como la isla de Menorca con sus conocidos talayots. Sin embargo, estudios realizados (Sastre, 1997: 555) concretamente en Menorca afirman que ni en el tipo de construcción, ni en el tamaño ni en su función puede establecerse una relación clara entre las recientes casetas de falsa cúpula menorquinas y las construcciones talayóticas. Y esta distinción clara (Confirmada por uno de los mayores expertos europeos en construcciones en piedra seca, el arquitecto y profesor universitario esloveno Borut Juvanec (Juvanec, 2000: 60)) queda reforzada al analizar las condiciones que anteriormente ofrecimos a la hora de considerar las peculiares características de la técnica de la piedra seca y que se resumen en su condición de técnica radicalmente autosuficiente, lo que no se corresponde en absoluto con unas construcciones megalíticas formadas por piezas de gran tamaño y, por tanto, fruto de un momento socioeconómico de gran desarrollo y complejidad.

A pesar de ello, y en contra de lo que pudiera parecer, la negación de la esta posibilidad no parece restarle antigüedad a la técnica de la piedra seca. La gran extensión territorial alcanzada, así como el hecho mismo de constituir una herencia común a todos los países mediterráneos ya puede hacer presuponer (Soler, 1992: 19) la gran antigüedad de este tipo de construcción popular que podríamos considerar ancestral (Plans, 1994: 32), posiblemente originaria del periodo neolítico (Sánchez, 1998: 282). Además, algunos testimonios arqueológicos van confirmando esta tesis como el hallazgo de muros de piedra seca en poblados de la cultura íbera (Soler, 1994: 12) o la tradición de viviendas circulares que ha perdurado hasta nuestros días en zonas de Asturias y Galicia (García, 1967: 48).

En cuanto al caso concreto de las casillas de pico de La Ciesma, habría que considerar la posibilidad de la existencia de ciertas "escuelas locales" o zonas (locales o comarcales) en las que un complejo conjunto de causas sociales y culturales pudieron hacer difundir una técnica determinada de construcción de la falsa cúpula por aproximación de hiladas tal como ocurre en el conjunto riojano-navarro-griselano así como en otros (En el departamento francés de Gard (Languedoc-Rousillon), por ejemplo, se dan tres tipos de cubriciones distintas que se corresponden con sendas comarcas diferenciadas (http://www.dedaele.com/capitelles/html/forme.html)). También, para explicar la explosión de construcciones en esta técnica que parece producirse en una zona tan concreta y en un periodo tan limitado como las últimas décadas del siglo XIX, podríamos tener en cuenta la presencia anterior en el mismo entorno de ciertas construcciones (tal vez no tan numerosas) que habían empleado la misma técnica de la falsa cúpula como los pozos de hielo o las casillas de los corrales, presumiblemente anteriores a las de función agrícola.

De cualquier manera cabe incluso plantearse, dada la extrema sencillez y humanidad (en cuanto a su cercanía a las posibilidades básicas de cualquier ser humano) de esta técnica, la posibilidad de su surgimiento espontáneo ante determinadas circunstancias en las que una o varias personas se veían expuestas e interaccionaban con una serie de posibilidades y necesidades planteadas por las condiciones ambientales, las circunstancias históricas, las coordenadas sociales o el modo de producción en que estaban inmersas.

 

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