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Las casillas de picode La Ciesma en Grisel                                                               Joaquín Marco &  Felix A. Rivas 

 

Y añadiendo, para finalizar

Agradecimientos

No queremos dejar pasar la oportunidad de agradecer sinceramente su colaboración a todas las personas que han hecho posible el presente estudio, advirtiendo además que carecen de cualquier responsabilidad sobre cuantos errores y descuidos en él puedan encontrarse y que hay que adjudicar a los autores y solo a ellos.

Por delante de los demás, con nuestro cariño, queremos nombrar a Carmelo, el marido de Mari Cruz, Lucio, Miguel Ángel, Emiliano, Jesús Lozano y Teodoro Miranda, quienes con toda la amabilidad del mundo atendieron nuestras preguntas y nos contaron una pequeña parte de sus experiencias en las décadas pasadas en Grisel y cerca de las casillas de pico, aportando a este trabajo, creemos, uno de sus mayores valores: el ser testimonio de la memoria de las gentes de Grisel, parte insustituible de su identidad y forma de ser, con la que mirar hacia delante con un poco de dignidad y esperanza, al menos. A todos ellos, muchísimas gracias.

Y muchísimas gracias también a la Asociación Cultural La Diezma, de cuyo seno surgió la idea de considerar las casillas de pico como algo más que cuatro piedras puestas unas encima de otras, y por su apoyo y su confianza. Esperamos no haberla defraudado en exceso.

Queremos dar gracias asimismo a otras personas que nos han aportado valiosos datos y colaboraciones, como Vicente Chueca (de la cooperativa El Acebo del Moncayo) quien nos indicó la existencia de varias casetas de falsa cúpula en la zona e incluso nos acompañó a visitar algunas de ellas. También a Alfredo Sanz, de El Buste, que nos contó la existencia de casillas similares en su localidad. Y a Javier Ibáñez, profesor universitario y miembro del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense, que no dudó en proporcionarnos una copia de la ponencia preparada por él mismo y por José F. Casabona para su presentación en el I Congreso Nacional de Arquitectura Rural en Piedra Seca, que va en camino de publicarse dentro de sus actas, y con cuyas atinadas reflexiones hemos podido enderezar un poco el discurrir final de este trabajo.

A todos ellos, de nuevo, muchas gracias.

 

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