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Tradición oral e indumentaria popular de la Galliguera(I La Baja Galliguera)              Agrupación Folclórica "Santa Cecilia"

 

4.- EL COMERCIO EN LA BAJA GALLIGUERA

 

Como ya se ha indicado al hablar de las materias primas, la sociedad tradicional de la Baja Galliguera era una sociedad basada en el autoabastecimiento o autosuficiencia, por lo que el comercio al igual que en el resto de comarcas aragonesas no estaba muy evolucionado.

 

4.1- EVOLUCIÓN DE LA ACTIVIDAD COMERCIAL

 

Si nos remontamos atrás en el tiempo nos daremos cuenta que la actividad comercial en la sociedad tradicional era una cosa poco frecuente pero de vital importancia, ya que los productos que solían adquirir al llevar a cabo la misma eran aquellos que ellos mismos no podían generar.

 

El escaso desarrollo de los medios de transporte, solía desplazarse la gente andando, en carros o con caballerías, así como el mal estado de la red de caminos que llegaban hasta los pueblos y que servían para comunicarse entre ellos, como era el caso del camino que llegaba a Sierra Estronad, dificultaba tanto la presencia de los vendedores ambulantes en los mismos así como el acudir con más frecuencia a ferias y mercados o a poblaciones vecinas a adquirir algún tipo de artículo.

 

Posteriormente con el paso del tiempo, las ferias tradicionales como todos ya sabemos, fueron perdiendo importancia y poder de convocatoria,  (Desarrollándose en al actualidad una gran interés por recuperación de las mismas) debido en parte a la mayor cantidad de mercancías que entraban en los pueblos por la mejora de los dos aspectos básicos de la actividad comercial, infraestructuras y transporte, indicados en el apartado anterior. Esto dio lugar al desarrollo del comercio local que junto con los profesionales de determinados oficios, que hoy denominamos artesanos, favorecieron el asentamiento de la gente en los pueblos, teniendo lugar por entonces la época de mayor resplandor de los mismos.

 

Los comercios que se implantaron en los pueblos y los artículos que se ofrecían en los mismos eran mayoritariamente productos de primera necesidad, que junto con los molinos de aceite, de harina, la producción de carbón, y otros profesionales contribuían a desarrollar el día a día de sus gentes.

 

Algunos de los comercios y profesionales, no vinculados con la indumentaria, que estaban presentes en estos pueblos de la Baja Galliguera son los indicados a continuación:

 

Santa Eulalia de Gállego:  (En las carnicerías no se vendían ningún derivado de pollo; ixidor era aquel que se dedica a hacer adobes de tierra; tejero el que hace tejas.) Carnicerías (2), molinos de aceite (3), herreros (2), carpintero, carretero, tejero, ixidor, molino de harina, carboneros (3), ... .

 

Biscarrués: tiendas (3), estanco, café, farmacia, médico, practicante, (El practicante de esta localidad también era el que afeitaba a los hombres.) veterinario, maestros (2), herreros (2), .... .

 

4.2- FERIAS Y MERCADOS

 

Como se ha podido entrever en la lectura del apartado anterior, el pilar básico de la actividad comercial de la época eran los mercados y las ferias las cuales se realizaban de forma periódica cada año respetando una serie de fechas señaladas. Las principales ferias a las que acudía la gente de esta zona geográfica eran la de Ayerbe para San Miguel, y la de Huesca para San Andrés, frecuentándose está última en menos ocasiones.

 

Por lo que hemos podido ir recuperando de la memoria de nuestros informantes a la feria de Ayerbe iban tanto para comprar como para vender, siendo los productos que estos lugareños llevaban a la feria productos de primera necesidad, derivados de su actividad agrícola y ganadera.

 

Ayerbe en aquella época según Donato de San Eulalia de Gállego era lo que se diría en la actualidad capital de comarca, donde iban a parar compradores y vendedores de diferentes puntos geográficos, pudiéndonos hacer idea de ello en la serie de "Cuentos de mi tierra", y más concretamente en el titulado "En la feria de Ayerbe" del escritor carnicabra (Carnicabras: apodo con el que se conoce en la zona a los habitantes de Ayerbe.) Vicente Castro y Les y que se recoge en el libro de José Luis Acín Fanlo y José Luis Melero Rivas "Cuentos Aragoneses". (ACÍN FANLO, J.L. y MELERO RIVAS, J.L.: Cuentos aragoneses, Barcelona, 1997 (1ª ed. en 1996))

 

En este cuento se hace una pequeña descripción de lo que sería una mañana en la feria de dicha villa introduciéndonos en el gentío de la gente y en la compra y venta de las más diferentes mercancías. Entre todas ellas podemos encontrar madejas de cáñamo y de lino, albarcas con sus albarqueras y materiales y prendas para confeccionar, según se indica en el texto, un traje de novia y de novio para unos lugareños cercanos al río Gállego:

 

"(....) primero a comprar el merino para el traje de la novia, el florido mantón de flecos, la pieza de tela blanca, los pendientes dorados, la panilla para el traje del novio, el pesado sombrero de fieltro, el pañuelo de seda para la cabeza, el cinto morado, los borceguíes con recias tachuelas y dos anillos de latón con piedras de colores para las arras".

 

En esta feria solía comprar la gente de la zona cortes de traje, de camisas y de calzoncillos que posteriormente se llevaban al sastre para su confección, o los confeccionaban las mismas mujeres en casa.

 

4.3- VENDEDORES AMBULANTES

 

De las conversaciones mantenidas con nuestros informantes hemos podido apreciar que la presencia de vendedores ambulantes en los pueblos no era muy habitual, debido en gran parte y según Lorenzo Sanz de Sierra Estronad, a las malas condiciones de los caminos.

 

A Sierra Estronad llegaban vendedores de naranjas en cuenta por trapos, los cuales te deban un kilo de naranjas, que según comentan por aquella época eran malísimas, por trapos viejos o por pieles de conejos, pagando incluso estos vendedores por estas últimas una perra chica.

 

A Santa Eulalia de Gállego llegaban quinquilaires que arreglaban pucheros, cántaros con grapas y cuencos; afiladores gallegos, ajeros vendiendo ajos y vendedores de ollas de la localidad oscense de Bandaliés. (En Santa Eulalia recuerdan que de esta misma localidad oscense llegaba al pueblo un ciego que iba cantando romances a cambio de limosna.) En tiempos más recientes recuerdan a unos vendedores de naranjas valencianos que hacían pagar por un kilo de éstas tres pesetas.

 

En Biscarrués recuerdan a unos señores que iban comprando pieles ya secas por las casas.

 

Enterarse de la presencia de vendedores ambulantes en el pueblo era fácil, ya que ellos mismos solían anunciarse pegando voces en alto ¡ajerooo, ajeroooo! o por que eran pregonados en la plaza del pueblo y por sus diferentes calles por el aguacil, el cual anunciándose a toque de trompetilla entonaba la tan popular tonada: ¡se hace saber que el que quiera comprar ......, en la plaza del pueblo, ..... o en la carretera , ....!.

 

Otras muchas veces los propios vecinos de los pueblos se convertían en vendedores o tratantes ambulantes llevando por la redolada productos de elaboración casera como el queso y el requesón; los cerdos, etc (Honorio de Santa Eulalia de Gállego y Lorenzo Sanz de Sierra Estronad), y como Valentín de Loarre que bajaba a Biscarrués a vender cerdos.

 

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