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Serie "Núcleos deshabitados"  nº1 FOCES                                                                                         Manuel Benito Moliner 

EL TEMPLO

Declarado en 1916 Monumento Nacional, el edificio conserva parte de su empaque. Es de buena cantería, con sillares marcados por sus artífices. En el lado sur, donde está la portada, hay un tosco grabado que representa la Cruz de Malta, símbolo de la orden sanjuanista, y bajo ella un reloj de sol con las siguientes letras P. T. S. N. V., iniciales de las horas más importantes de la comunidad monástica, respectivamente: prima, tertia, sexta, nona y vísperas.

11.jpg (21145 bytes)    Reloj que marca las horas canónicas

Hay tres óculos al exterior abocinados y enmarcados por puntas de diamante, con algunas tracerías hacia el interior para dirigir o modificar la luz, según la costumbre de la época. En los ábsides hay ventanas alargadas longitudinalmente en medio punto o alancetadas, enmarcadas por columnitas que fingen sostener capitel y arco. Las aristas de los paramentos apoyan sobre esbeltos contrafuertes que parecen adornar más que sostener.

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 07.jpg (14654 bytes)    Vistas de la Iglesia

Tuvo tres accesos, uno en el muro norte que comunicaría con las dependencias monacales, otro a poniente que daría acceso al claustro, los dos cegados en la actualidad y de dovelas enmarcadas por puntas. El muro oeste se culminó con una pequeña espadaña, ya rota, que sustituyó a la antigua torre desaparecida.

La portada del mediodía es magnífica, posee cuatro arquivoltas con sus baquetones que descansan en capiteles con sendas columnas basadas. La interior es de dientes de sierra, le sigue una de arquillos de herradura seriados, otra de puntas de diamante y por último la más exterior festoneada en puntas con decoración, tanto dentro como en el marco, de ataurique. El tímpano está orlado de arabescos, aunque en su interior no tiene decoración. Algunas puntas de sierra se ven mutiladas porque hubo una época no muy lejana, en la que se puso de moda entre los pastores de la zona, hacer puntería con ellas (Estos datos, según los informantes citados, los refieren a comienzos de este siglo.).

09.jpg (18395 bytes)    Portada      10.jpg (17660 bytes)

08.jpg (19619 bytes) Detalle de una mano de Fátima entre la decoración mudéjar

Los capiteles se decoran con lacerías, filigranas y hojas de vegetales autóctonos: vid, encina, higuera y cardo.

Todos los rasgos comentados nos llevan a pensar en una importante influencia árabe, que se da también en otras iglesias de la época como en la de Anzano -en La Sotonera-, la Catedral de Lérida o la iglesia de Castejón de Monegros.

Sobre la portada queda un tejaroz sostenido por una curiosa serie de canetes, iniciada por uno decorado con hojas de vid, siguen once de rollos -otra posible influencia árabe- y dan la vuelta por el paramento oeste otros dos, uno de rollos y otro de hojas de vid. Algunos autores han querido ver en esto una alegoría otoñal (Canellas López, Ángel y San Vicente, Ángel. Aragón Roman. Zodiaque. París. 1971.).

En el muro norte quedan restos de arcuaciones y apoyos de otras estructuras. Allí se estableció una torre, el claustro y la casa monacal, siguiendo los parámetros de otros monasterios de aquella orden y época. Otro monasterio que también fue abandonado por esas mismas fechas por las órdenes militares, próximo a éste, fue el de El Treviño (Adahuesca), y a muy pocos kilómetros, entre ambos, se fundó el monasterio cisterciense de Casbas que aún subsiste. Los tres, y alguno más (Se documenta el de San Fructuoso en Bierge y existen restos arqueológicos o legendarios en San Vicente de Bascués (Casbas) totalmente desaparecido y sin excavar, San Pedro de Cetrana ya citado y San Fertús entre Castilsabás y Sasa, donde aparecieron restos visigóticos -Ver Carta Arqueológica...- y queda una iglesia del siglo XIII, que perdió la techumbre hace un par de siglos.), estuvieron en el mismo tramo de la vieja ruta.

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Foto de antes de la guerra de 1936, conserva parte de lo que debió se claustro, hoy totalmente desaparecido

Al interior dispone una nave central cubierta con bóveda de cañón apuntada. Se divide en dos tramos por un arco fajón que descansa en unas pilastras que parecen diluirse en el espacio, a través de sendas ménsulas escalonadas, lo que se ha dado en llamar cul de lamp. Frente a la puerta de acceso hay una pila bautismal que se trajo desde la desaparecida iglesuela parroquial de Foces.

14.jpg (16183 bytes) Capilla lateral

Tiene un transepto de bóveda de arista que da acceso a una cabecera triabsidial. El ábside central es el de mayor altura y capacidad, tiene siete lados mientras que los laterales tienen cinco, en él se venera a la Virgen mediante una moderna imagen, réplica de otra románica destruida en la última Guerra Civil. La capilla del evangelio estuvo dedicada al titular de la Orden: san Juan Bautista y la de la epístola a san Miguel, arcángel relacionado con el pesaje de las almas y primera advocación del santuario, hasta que se desplazó por el culto mariano. Este prístino culto al arcángel, reafirma el carácter funerario de la iglesia que se construyó para panteón de los Foces.

 

Las aristas y nervaduras descansan sobre capiteles, aún románicos, de decoración vegetal y de entrelazados, aunque uno tiene figuras animales muy estilizadas.

En los muros se dispusieron tres parejas de sepulcros, destacando los que están a ambos lados del transepto por sus pinturas. Están enmarcados por arcosolios ojivales y en el frente tienen columnitas. En el del evangelio se representaron pasajes de la vida de la Virgen, temas del Nuevo Testamento y símbolos; esto en el testero. En el arcosolio de la izquierda, un pantocrátor con tetramorfos y en el de la derecha la Coronación de María. En los intradoses: santos y símbolos evangélicos. Las pinturas de este lado están en peor estado, por efecto de un blanqueo generalizado que las deterioró.

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Mejor se encuentran las del lado de la epístola, donde se creen fueron enterrados Jimeno y su hijo Ato o Atón de Foces. En el testero aparecen escenas de la vida de San Juan Bautista y otras figuras de difícil identificación: frailes, soldados y ángeles. En el arcosolio de la izquierda, hay arriba una Crucifixión escoltada por ángeles portadores de incensarios (turiferarios) y bajo la cruz una cartela que reza lo siguiente:

Anno domino MCCCII, die luna, XIII. kalendas octubris, obiit nobilis Ato de Focibus, filius quondam nobilis Eximini de Focibus, qui hanc ecclesiam edificavit, quorum animae requiescant in pace.

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Abajo se representa la subida a los cielos de un alma pergeñada en un niño y escoltada por sendos ángeles turiferarios. En el intradós hay santos y ángeles muy bien trazados y pintados. El arco está decorado por escuditos.

El arcosolio de la derecha tiene arriba una Majestas domini (Dios en majestad), con sus ángeles turiferarios en los lados. Debajo otra Crucifixión rodeada por los apóstoles. En el intradós hay ángeles y santos, como en el anterior. Abajo se representa un paño que imitó el cubrimiento del sepulcro con mucho drapeado.

Predominan los tonos brillantes de verde, blanco, azul y rojo. Con dos pintores diferentes, uno bastante más experimentado. Se corresponden al primer gótico, de influencia francesa, con un fuerte carácter lineal. La profesora Lacarra Ducay (VV.AA. GRAN ENCICLOPEDIA ARAGONESA. Tomo V. pp. 1397-1398. Unali, S.L. Zaragoza. 1980. (Artículo de María del Carmen Lacarra Ducay en la voz Foces).) destaca su semejanza con los programas iconográficos de las vidrieras y miniaturas, tanto en la disposición compartimentada, como en los colores, brillos y acusados contornos.

A pesar de llevar más de ochenta años declarado monumento nacional, su conservación es bastante deficiente y si no se ha caído se debe en gran medida a las actuaciones puntuales de la Asociación de Amigos de Foces, que va paliando el deterioro progresivo de la cubierta. Hace unas décadas se intervino en el edificio, colocando al exterior excesivos pegotes de cemento que afean la bella estructura.

 

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