Volver al ïndice

Las  "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal)                                                             Felix A. Rivas

 

Análisis tipológico y arquitectónico

- Los tipos de plantas

El tamaño de la superficie excavada ocupada por las cabañas (A la hora de contabilizar estas dimensiones se ha tenido en cuenta únicamente el espacio útil y, por lo tanto, no se ha sumado el espacio de los pasillos o corredores. También, en el caso de cabañas en las que el soportal se había ensanchado considerablemente, o incluso llegado a convertir en una caseta anexa, sí se ha contabilizado la superficie que ocupa.) puede acercarnos ya a una primera división dentro del conjunto considerado. Aunque las dimensiones de las diferentes cabañas oscilan ente la diminuta Cb 4.20-21/Ep con tan solo 2 m2 de superficie y la más amplia con diferencia entre todas ellas, la Cb 6.20-21/Ep con un total de unos 47 m2, pueden establecerse en primer lugar dos grandes grupos entre las de tamaño pequeño (entre 2 y 13 m2) y las de tamaño mediano o grande (entre 19 y 47 m2).

Esta división no solo se cumple en cuanto al tamaño sino también con respecto a la composición y diseño de la planta ya que mientras las cabañas del primer grupo se caracterizan por componerse de una sola o a lo máximo dos estancias, las del segundo grupo adquieren un grado de complejidad mucho mayor adoptando una distribución interior en base a cuatro tipo de estancias distintas que se repetirá, casi sin excepciones, en la mayor parte de ellas.

El grupo de las cabañas de menor tamaño y planta más sencilla, además, puede dividirse en otros dos atendiendo al conjunto de la obra de la que forman parte y al uso principal al que eran destinadas. Así puede considerarse un primer grupo compuesto por las cabañas de refugio ocasional, con superficie de no más de 9 m2 y composición de una sola estancia y, en algún caso, hasta dos. Son las Cb 1.19/Ep, Cb 4.20-21/Ep, Cb 3.24/Ep, Cb 4.24/Ep, Cb 5.24/Ep, Cb 7.24/Ep y Cb 9.24/Ep. Su forma suele ser circular u ovalada y, en dos casos, se componen por dos estancias de las que la más cercana a la entrada es la principal y la otra aparenta ser una estancia auxiliar de menor tamaño. En un solo caso, la estancia única se acompaña de un diminuto nicho en la pared que sirve como fogón y sobre el que arranca el hueco vertical de una pequeña chimenea. En este mismo ejemplo resulta curiosa la presencia anexa a la entrada de la cueva de un abrigo o refugio contra el cierzo que en esta zona son especialmente habituales. Otro dato a destacar es su considerable mayor presencia en el polígono 24 de Épila, el más cercano al núcleo urbano de los estudiados, así como en los extremos más cercanos a él de los polígonos 19 y 20-21. Este hecho podría relacionarse con la baja densidad en esas mismas zonas de cabañas propiamente consideradas de habitación temporal que, por lo tanto, comenzarían a aparecer al menos en la zona estudiada a partir de los 7 km de distancia de Épila que equivaldrían a unas 2 horas de camino. Esta idea se apoya también en el testimonio de las entrevistas en Épila según el que, refiriéndose a las cabañas "nos quedábamos a dormir en ellas de la carretera Madrid para allá".

El segundo grupo entre las cabañas de pequeño tamaño responde a un tipo de cueva que no debería considerarse propiamente como tal sino solo como una simple estancia anexa a una caseta. Habiendo localizado a un número similar al del grupo anterior (son las Cb 4.19/Ep, 5.20-21/Ep, 22.20-21/Ep, 1.22/Mu y 1.27/Mu), presentan una superficie de planta algo mayor en general a las anteriores (entre 5 y 13 m2) y alguna particularidad en su forma. Así en un caso la estancia tiene contorno triangular, en otro se compone de dos estancias ovaladas una principal y otra secundaria al modo de algunas de las cabañas de refugio ocasional recién mencionadas, y los otros tres casos tienen planta rectangular y eje longitudinal respecto a la entrada. De hecho en dos de estos ejemplos, precisamente las dos únicas cabañas que han podido ser analizadas en el término de Muel, se repite una misma estructura interior con un pesebre adosado a uno de los lados largos con el claro objetivo de servir de cuadra a la caseta anexa. Si consideramos de manera conjunta la unidad formada por caseta y estancia anexa excavada, podemos advertir la conformación de lo que podría definirse ya como una infraestructura construida con uso de habitación temporal con sendos espacios bien definidos como fogón y cuadra, imprescindibles en ese caso y, tal como hemos visto, nunca presentes en las cabañas de refugio ocasional.

El otro gran grupo, con un gran número de ejemplos en los que se repite de manera casi sistemática una misma estructura interior, puede estimarse el más característico entre las cabañas del entorno de la carretera Épila-Muel. Son las que podemos denominar propiamente cabañas o cuevas excavadas de habitación temporal. Dejando a un lado los restos de ejemplos en ruinas, hemos podido contabilizar un total de 42 cabañas casi completamente situadas dentro de los polígonos 19 y 20-21 de Épila. Aunque hemos visto que su tamaño oscila entre los 19 y los 47 m2, los tamaños más comunes son los que se encuentran entre los 26 y 31 m2 y entre los 34 y los 38 m2. De hecho, algunos de sus ejemplos de menor tamaño (como las Cb 14.19/Ep y Cb 22.19/Ep) parecen, por el diseño de su planta, que en realidad sean comienzos de cabañas que no se llegaron a desarrollar completamente al quedar su planta reducida al equivalente de la parte delantera de muchos otros ejemplos.

Dependiendo de la organización interna de sus estancias podemos a su vez dividir este grupo en tres subgrupos diferentes de los que a continuación desarrollaremos las características de uno de ellos que, por su número de ejemplos, se convierte en abrumadoramente mayoritario e incluso paradigmático. Se trata del conjunto de las 39 cabañas de habitación temporal con planta de desarrollo longitudinal a su entrada. Aunque se desarrollará más adelante la descripción de cada una de estas estancias, este modelo suele componerse en la dirección desde fuera hacia dentro, en primer lugar de un 'pasillo' o corredor descubierto producido por la necesidad de ahondar en sentido longitudinal en la pendiente hasta lograr un frente vertical de suficiente altura y suficiente espesor de terreno sobre él como para que sirviera de entrada a la parte excavada. Desde él accedemos por fin al interior de la construcción que suele presentar un nuevo pasillo, llamado soportal, mucho más corto que el anterior y que puede estar cubierto por una estructura construida, por la roca excavada o por una solución sucesiva de ambas. En algunas ocasiones, este pasillo cubierto se sustituye completamente por una caseta anexa con las paredes prácticamente insertas en la ladera. Una vez dentro de lo que podría considerarse espacio excavado y útil, encontraremos sistemáticamente en un lateral la cocina con unos bancos y un fogón sobre el que se sitúa el hueco de la chimenea, y justo enfrente y más dentro de la ladera la pajera, el lugar para guardar la paja y que se utilizaba también como dormitorio por los ocupantes de la cabaña. Este espacio se suele separar de otro de tamaño mayor y que queda normalmente enfrente de la entrada por el conjunto formado por uno o varios pilares que se han dejado sin excavar, el primero de los cuales ocupa un lugar aproximadamente central de la planta, y entre ellos uno o varios pesebres que igualmente se han dejado sin excavar. La otra estancia es la cuadra y su función fundamental era servir de albergue a los animales de labor. Otra estancia que suele aparecer en un gran número de casos es el llamado 'bujero' y consiste en un nicho de tamaño desigual que se sitúa en el rincón correspondiente al extremo más cercano a la entrada de la pared larga de la cuadra contraria a los pesebres. Su función era la de guardar diversos elementos como los aparejos de las caballerías, el pienso para su alimentación, etc.

Podemos traer al papel un testimonio oral que confirma esta extendida distribución interior: "lo primero era la cuadra, a la derecha la cocina, la pajera enfrente, y al otro lado el bujero que decimos pa dejar los aparejos y el pienso y la leña".

Queda igualmente confirmado este testimonio por la planta tipo dibujada 

por uno de sus habituales ocupantes y por el correspondiente trazado de uno de los ejemplos más representativos .

En conjunto, el aspecto de esta planta es el de un contorno aproximadamente rectangular, en el que los lados largos son perpendiculares a la entrada (En un caso concreto (Cb 20.19/Ep) el eje de trazado de las estancias del interior no es exactamente perpendicular a la hipotética fachada sino que vira hacia un lado produciendo el efecto de una deformación involuntaria.), y que aparece dividido por el pilar central y los pesebres excavados en dos partes en anchura entre la cuadra y el binomio cocina-pajera así como en profundidad entre las parejas de la cocina y el espacio de la entrada, y la de la cuadra y la pajera. A esta unidad fundamental es a la que parecen agregarse, en el interior, el espacio circular o rectangular del 'bujero', y hacia el exterior el espacio de paso del soportal o la caseta anexa para desembocar, ya al aire libre, en la forma expansiva del pasillo.

Tan solo tres excepciones hemos podido registrar a esta regla. La primera es la de un solo ejemplo (Cb 2.20-21/Ep) que podríamos denominar de planta de desarrollo transversal a la entrada. En ella, tras un breve pasillo cubierto, presenta a un lado lo que podría ser una versión reducida del citado binomio cocina-pajera mientras que, de manera significativa, la cuadra se alarga en un eje perpendicular al sentido de la entrada en la cabaña, quedando adosado el pesebre excavado a la pared situada frente a la entrada (Diap. 125), y situándose el 'bujero' asimismo en esta alineación.

Las otras dos excepciones constituyen ejemplos más evidentes de plantas mixtas. Una (Cb 3.19/Ep), con una organización y diseño que podría calificarse de ortogonal, destaca por la ausencia de un espacio claramente identificado como pajera y se compone de dos cuadras –la más profunda lo es con seguridad pero no la más cercana a la entrada- que se suceden en un eje longitudinal, más una cocina de planta casi circular y con hogar central que marca de esta manera un nuevo eje transversal en la planta. La otra (Cb 7.19/Ep), con una falta de clara organización interna de las estancias que da como resultado una sensación de planta informe, presenta un primer tramo con sentido transversal compuesto por la cocina y una cuadra, al que se sucede una segunda porción de la excavación que incluye una cuadra y una pajera comunicados a través de un pesebre excavado a la manera de las plantas de desarrollo longitudinal.

 

Volver al ïndice