Las "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal) Felix A. Rivas
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Otras construcciones secundarias Las parideras (o corrales) Para valorar en su justa medida los breves resultados aportados en este apartado, hay que tener en cuenta la dificultad de enfrentar un análisis mínimamente válido sobre esta tipología partiendo de los objetivos y las limitaciones de este estudio. Por ello, y como complemento a las demás tipologías y apoyo para futuras investigaciones más minuciosas, se ofrecen a continuación solamente algunas pinceladas sobre el tema, teniendo además en cuenta que habría que revisar diversos aspectos como la posibilidad de considerar alguna paridera como dos o más parideras independientes pero anexas, las divisiones de la planta, un análisis tipológico, el pasado cercano de estas construcciones, etc. Su uso principal es de albergue para un rebaño de ovejas, y como suele ser habitual (Rivas, 2000 b: 10.) se compone de un edificio cubierto, una zona despejada y una caseta de habitación humana. Así ha sido asimismo documentada (Rábanos, 1996: 176 y Gimeno, 1958: 127 y 134.) su distribución interior en áreas cercanas como la comarca del Campo de Cariñena o la próxima población de La Muela. Han sido localizadas 16 parideras que esta vez se reparten por igual entre los dos términos. Hay además alguna otra que no se ha contabilizado por ser una construcción totalmente moderna. En cuanto a las inventariadas, muchas de ellas se encuentran fuera de uso, algunas en ruina y las todavía empleadas presentan un grado más o menos alto de modificaciones a base de nuevas dependencias y materiales modernos. Suelen situarse en lugares bien visibles, a veces en alto (Diap. 488), y con un amplio espacio disponible en su entorno. En sus cercanías muchas veces podremos encontrar una balsa o un pozo. Son, con su solitaria presencia sobre los campos y las parameras (Diap. 490), importantes hitos en el paisaje por lo que son bien conocidas tanto ellas como sus nombres (Hay que puntualizar que en Épila y Muel el único término empleado para nombrar estas construcciones es el de paridera mientras que el de 'corral', usado en otras comarcas, aquí se refiere tan solo al espacio abierto anexo a la vivienda (Gimeno, 1958: 118-124).) de los que han podido recopilarse todos los de las parideras que se mantienen en pie: Pr 1.18/Ep. Paridera de Aznar (Diap. 483) Pr 2.19/Ep. Paridera del Plano (Diap. 484) Pr 3.19/Ep. Paridera del Plano (Diap. 484) Pr 1.20-21/Ep. Paridera de Virgilio o de la Canosa Pr 2.20-21/Ep. Paridera de la Venta Pr 1.24/Ep. Paridera de Juan Antonio (Diap. 488) Pr 1.26/Ep. Paridera del Conde Pr 1.2/Mu. Paridera de La Balsa (Diap. 489) Pr 1.3/Mu. Paridera Los Boqueros Pr 2.3/Mu. Paridera de Francho Pr 1.22/Mu. Paridera de la Desa Pr 2.22/Mu. Paridera de Caniques (Diap. 490) Pr 3.22/Mu. Paridera de Matiícas Pr 1.23/Mu. Paridera Morusa Pr 1.28/Mu. Paridera de Enroque.(Ver nota número 50.) Algunas de estas parideras son de una gran antigüedad pues tres de ellas (las de los polígonos 2 y 3 de Muel) aparecen ya citadas en un documento fiscal (AHPZ, Hacienda 89.) de 1861. En el siglo precedente (AME, 436-2.), al igual que ocurría con las balsas, en Épila era la Casa de Ganaderos de la villa la que se encargaba de la "Fabrica de parideras". Y aún antes, a comienzos del siglo XVII, la carta de población (Lapeña, 2000: 48-49.) que el marquesado de Camarasa concede a la villa de Muel para facilitar su repoblación incluye entre los derechos de los nuevos pobladores que "podrán hacer parideras y abrevar todos los ganados en todos los montes blancos, excepto en la Dehesas que el Marqués de Camarasa tiene". De sus dependencias y características constructivas merece especial atención la distribución interna de las casetas de algunas parideras, que resulta común a otras en toda la comarca del Campo de Cariñena (Rábanos, 1996: 176.), y que presenta una estrecha relación con cabañas excavadas y de obra, las otras dos construcciones de habitación temporal presentes en el entorno. Tienen en su interior una división utilizada como almacén de paja y dormitorio que recibe el ya esperable nombre de 'pajera' y no falta nunca un espacio de cocina en torno al fogón (Diap. 486). Este fogón, por el testimonio de alguna caseta de paridera visitada es similar al de las casetas de obra y cuenta con una campana, pegada al fondo y con forma de visera sujetada por un marco en forma de U muy abierta (Diap. 487), idéntica a la de las casetas y algunas cabañas bajo tierra. Según la información oral, además, estos fogones de cabaña de paridera contaban casi siempre con una "cadena pa colgar el caldero, más en las parideras (que en las cabañas), pa hacer el rancho o las migas". La vida de los pastores, más acostumbrados incluso que los labradores a pasar la mayor parte de su tiempo lejos de la vivienda del pueblo, no andaba sobrada precisamente de comodidades: "había pastores que no aparecían por el pueblo en dos semanas. Los pastores tenían en sus parideras una cabaña de obra y a dormir en el banco de piedra con un pellejo debajo y tira, un banco grande que cogía a lo mejor dos para dormir". Y como dato complementario puede citarse la existencia probada en la Paridera de Francho (Aprovecho para corregir el error que cometí al dar noticia de este hecho (Rivas, 2000 a: 269) al darle a esta paridera (Pr 2.3/Mu) el nombre equivocado de una de sus vecinas.) de un remedio mágico de protección del interior de la paridera mediante la colocación de un fragmento de pedernal y una herradura en el muro frontal del cubierto, a los lados de las entradas. Aunque no se conocen más casos, este uso mágico del pedernal (muy abundante en el entorno) y de la herradura podría relacionarse posiblemente con los poderes sobrenaturales que se les suele atribuir en la cultura popular al fuego y los metales.
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