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Las  "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal)                                                             Felix A. Rivas

 

 Otras construcciones secundarias

Los mojones

Pocos son los mojones que han sido inventariados aunque hay que tener en cuenta que la búsqueda no ha sido muy detallada y que su aspecto y mal estado de conservación (Diap. 493) han podido hacer pasar por alto más de uno.

Los localizados se encuentran junto a antiguos pasos ganaderos, alguno de ellos como el del polígono 2 de Muel totalmente perdido aunque los del término de Épila se encuentren en un aceptable estado de conservación y convenientemente reseñados in situ y en la cartografía del Catastro de Rústica.

La tipología de los mojones inventariados es invariable: "una piedra grande tiesa" hincada en el suelo,

 

normalmente en un lateral de la cabañera. Puede resaltar además de por su perfil vertical y su localización a veces en sitios altos y bien visibles (Diap. 494), por su color desusadamente blanquecino (Diap. 498).

Todos los mojones inventariados estaban señalados como tales en los mapas del Catastro de Rústica o han sido identificados como tales por algún pastor de la zona. Así, alguna otra piedra de características y localización similar (Diap. 496) ha sido encontrada junto al paso ganadero del polígono 26 de Épila pero, ante la falta de pruebas seguras, se ha optado por no incluirla en el inventario.

La función de todos estos mojones es, por tanto, marcar y hacer respetar los límites laterales de una cabañera o paso ganadero: "piedras hincadas, eso es que marcan el paso ganadero. Eso lo pondría la junta de ganaderos". En principio, estos caminos son propiedad pública (Ley 3/1995, de 23 de marzo, de Vías Pecuarias) y pastores, ganaderos y cualquier otro ciudadano tendría derecho a pasar por ellos en detrimento de cualquier otro interés de los labradores que cultivan los campos del entorno y que, ante la caída en desuso de estos caminos, han acabado en muchas ocasiones por apropiarse de ellos para sus faenas.

En la actualidad, estos mojones tradicionales se han visto sustituidos (afortunadamente en lo que supone de salvaguardia por parte de la Administración hacia estos caminos públicos) por modernos pivotes de plástico (Diap. 497) con las siglas 'VP' (vía pecuaria) colocados por el Gobierno de Aragón.

Pero hasta hace no mucho no todos los mojones eran exactamente como los inventariados ni su función era la misma. Otra importante misión de los mojones era la de señalizar los límites entre términos municipales, frecuente fuente de disputa entre concejos, pastores y labradores de pueblos vecinos. A uno de estos mojones se referían los informantes de Épila al nombrar "el Mojón de los Cuatro Términos, una piedra grande de un metro de alta, de piedra de Calatorao". Para mantener y revisar el estado y la situación de estos mojones se solían realizar unos recorridos de forma conjunta con representantes de ambos concejos y visados por un notario que redactaba posteriormente un acta de "amojonación" como la que el primero de marzo de 1872 se realizó entre los términos de Épila y Muel y en cuya acta (AME, 64-9.) de "deslinde" aparecen citados diversos tipos de mojones: "piedra larga clavada", "piedra movible", "piedra movible señalada de cal" y "piedra labrada en redondo y larga".

Otra importante función de estos mojones era la de constituir hitos simbólicos y espaciales en el paisaje que ayudaban, y ayudan, a localizar otros elementos presentes respecto a ellos. Así, como ejemplo, durante las entrevistas en Épila la zona situada en torno a las cabañas Cb 26, 27 y 28 del polígono 19, junto al límite con el término de Muel, era conocida entre los entrevistados de Épila como "el mojón de Muel".

También podían considerarse a los mojones como puntos con un cierto contenido simbólico para la colectividad y así, en momentos extraordinarios, eran utilizados como lugares de asamblea. O al menos así ocurrió en 1924 con ocasión del sorteo de las partes de la Dehesa de Ibar, para lo que se convocó junto al "mojón de Épila" una reunión (Rubio, 2000.) entre los 31 labradores que habían adquirido la extensa finca.

 

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