Las "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal) Felix A. Rivas
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Análisis tipológico y arquitectónico - El alzado y los niveles de suelos y techos Las superficies excavadas verticales resultantes del proceso de la excavación, en las cabañas, pueden llegar a presentar una gran variabilidad en cuanto su grado de verticalidad. Aunque en muchas ocasiones sean perfectamente o casi perpendiculares a la horizontal del suelo, en la mayoría de los casos se puede apreciar cómo a partir de media altura, y en mayor grado conforme llegan a su extremo superior, estos muros se van inclinando tendiendo a juntarse en el techo (Diap. 92) y formando de esta manera un perfil similar al de un típico túnel en forma de arco de medio punto. Este cierre en altura de las paredes puede dar lugar a perfiles asimétricos en los que solo uno de los lados se acerca hacia el otro
o puede producir incluso un cierto cierre en el enlace entre las paredes y el suelo , y resulta más visible en los casos de estancias estrechas como el espacio de acceso a las cocinas (Diap. 91), al contrario de los perfiles más verticales que suelen aparecer en las estancias de mayor anchura como las cuadras. En otras dependencias como el 'bujero', de dimensiones y planta muy variables, las paredes inclinadas o verticales (Diap. 304) parecen responder más a cuestiones relacionadas con el propio ejecutante de la obra. También ocurre que, por este proceso, la superficie de los techos resulta ligeramente menor que la de los suelos y que, en muchas ocasiones, el enlace entre las paredes y los techos aparece redondeado para favorecer una mayor estabilidad de la excavación. En cuanto a los diferentes niveles de suelos podemos establecer tres zonas diferenciadas que suelen aparecer en casi todas las cabañas de habitación temporal. La primera es la correspondiente al denominado entre los entrevistados de Épila 'pasillo', que a lo largo de su gran longitud suele salvar un pequeño desnivel situado normalmente entre los 15 y los 30 cm (Diap. 62) entre la zona inferior del acceso desde el exterior y la entrada propiamente dicha a la cueva que representa en todos los casos el punto más alto entre los suelos del conjunto. En algunas ocasiones, justamente situado en el umbral aparece ya un pequeño escalón que colabora a disminuir el desnivel hasta el suelo interior. El suelo del soportal, dentro de la variabilidad de su longitud, casi siempre desciende (incluyendo la altura del escalón en los casos en los que aparece) salvando un desnivel entre los 10 y los 80 cm. Un ejemplo excepcional, que también se citará más adelante, es la cabaña Cb 24.20-21/Ep con un pasillo que salva un desnivel de 1,95 m, con el objetivo de ahondar lo suficiente para dejar como techo un estrato de material de mayor dureza que el situado debajo. Al final del soportal se llega al nivel inferior que se corresponde con el suelo de todo el interior utilizable de la cueva y que, salvo el aporte actual de barro desde el exterior o de derrumbes de los techos, suele presentar un nivel uniforme en todo su interior. La única excepción es la estancia de la pajera que, en ciertos ejemplos, puede tener un nivel algunos centímetros más hondo que el resto para facilitar el depósito de la paja aunque también, por esta misma presencia de una cierta capa de paja, puede adquirir una cierta altura superior a la del resto de la cueva. Los niveles de techo presentan asimismo una clara diferenciación entre la parte anexa con cubierta construida y la parte propiamente excavada. En general, por razones de estabilidad constructiva, se observa cómo estos niveles de techo tienden a bajar en la zonas de entrada tanto al conjunto de la construcción como a la parte excavada propiamente dicha. Resulta significativa la solución que suele recibir el nivel de los techos de los pasillos cubiertos ya que por lo común, al mantener un forjado horizontal, van aumentando la altura interior conforme el suelo del pasillo desciende y avanza hacia el interior de la cabaña. En otras ocasiones, antes de que la parte final del soportal se abra en planta a las estancias de suelo horizontal del interior, este espacio de paso queda englobado dentro de la parte excavada y, en ese caso, su techo desciende (a veces bruscamente formando un plano vertical situado sobre la entrada a la cueva propiamente dicha) alcanzando ya antes de entrar en la zona de estancias los niveles de techo que predominarán en ellas. En estas estancias excavadas, el nivel de los techos se suele mantener bastante uniforme en torno a un intervalo entre los 1,65 y 1,75 m de altura que, por regla general es comparativamente un poco mayor en la estancia de la cuadra y un poco menor en la del 'bujero'. Entre las cabañas de refugio ocasional, la menor de estas alturas disminuye considerablemente situándose por lo común en torno a 1,35 m.
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