Las "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal) Felix A. Rivas
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Anexos Agradecimientos Confiando (no con demasiada seguridad) en no olvidar a nadie, me gustaría ofrecer desde estas líneas un sincero agradecimiento a un buen puñado de personas sin las que este trabajo hubiera resultado literalmente inabordable. Espero que quede dentro de mis posibilidades el que yo pueda devolverles estos favores que tan amablemente me hicieron. Muchas gracias a: en primer lugar y de manera resaltada, a mis (lo digo con cariño) informantes: Arturo Sobreviela, Luis Cortés, Angel Barretá y Daniel Sobrevilla en Épila y Antonio Rubio en Muel, que supieron ser el soplo de vida que animase un poco este estudio frío y científico de las cabañas y demás construcciones, que colaboraron desinteresadamente en este proyecto, y junto a los pude echarme lo mismo un trago de vino, un trozo de torta o unas buenas risas recordando divertidos episodios de cuando el monte estaba lleno de gente como ellos que trabajaba sin parar y que sabían procurarse sus buenos ratos de ocio también a Benjamín, el pastor de la Paridera la Venta, a Fernando que guiaba su rebaño cerca de la Paridera los Boqueros, y al pastor de la Paridera del Tronco, por contestar amablemente a mi inesperado abordaje en el monte a Félix Rivas que atendió a mis preguntas diversas y me enseñó la cueva de mi bisabuelo el Tío Antolín, a la señora Nati que me mostró y contó la Cueva de la Consuelo en Muel, y a José Luis Rivas -mi padre- que me acompañó algunos días de cierzo cruel ayudándome a tomar medidas de casetas, balsas y abrigos a Alberto Sabio que muy generosamente me dejó los datos de los cambios en la propiedad de la tierra a lo largo del siglo XIX en Épila y Muel que había ido acumulando a lo largo de sus investigaciones a Josep Gisbert que me ofreció una primera orientación sobre la caracterización de los materiales geológicos en los que se enclavan las cabañas y me animó a que dejara esta ardua tarea en manos de un profesional de la materia a Pablo Calahorra, que diseñó con su habitual buen gusto las portadas de las diversas secciones del estudio a Mª Ángeles Parroqué, que sudó unas cuantas horas para meter todos los datos del mapa completo de las construcciones inventariadas en un programa informático y resolvió estupendamente la solución gráfica de toda la cartografía a Mª Isabel Álvaro Zamora, que me ayudó a datar los restos de cerámica que había ido recogiendo en mis pesquisas cabañiles a Inma Carné, que me prestó la jota (de Lagata) y el acertijo (de Belchite) que introduje en la recreación literaria 'Una noche en la Cabaña los Miterios', y que había recogido junto a Pilar Bernad en su archivo de tradición oral femenina del Campo de Belchite a Mª José Calvo, Pilar Caudepón, Luis Miguel Ortego y Miguel Ángel Pallarés, que me informaron de la existencia de otras cuevas de habitación temporal en Aragón y a Fina que no dejó en ningún momento de acompañarme y darme ánimos.
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