Las "cabañas" (cuevas excavadas de habitación temporal) Felix A. Rivas
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Otras construcciones secundarias Los abrigos Aunque pueden aparecer en cualquier punto de la zona prospectada, la presencia de abrigos es mucho más densa en el término de Épila y, con gran diferencia, en su polígono 24. En total han sido 56 los abrigos inventariados. Su ubicación más concreta es similar a la de muchas cabañas pues suelen aparecer en un mínimo recodo entre parcelas o en un rincón entre una parcela y una camino. En todo caso siempre se localizan incluidos o inmediatos a una zona cultivada. En algunos casos, se eligió un punto ligeramente sobreelevado sobre el entorno o resguardado por una ladera, tal como quedó recalcado en la información oral: "se buscaba un desmonte para abrigo". En planta, estas pequeñas construcciones carentes de cubierta suelen adoptar una forma curva al modo de un fragmento de circunferencia o media luna,
que puede quedar muy abierta o ir cerrándose progresivamente. Una variante poco usual de este tipo de planta es la que presenta su lado izquierdo en la vista frontal mucho más largo que el otro Otro tipo (Ilustr. 4) algo diferente y menos frecuente es el que, aun manteniendo en algunos casos su forma curva al exterior, en su parte interior la forma absidial queda sustituida por la ortogonal. En este caso la planta puede presentar sendos brazos en sus laterales que avanzan hacia delante creando una cámara interior abierta solo por uno de sus lados (Diap. 427), o quedar su lado derecho en una vista frontal reducido a la mínima expresión (Diap. 412). Sus dimensiones son relativamente variables, pudiendo llegar a alcanzar su 'cámara' o espacio protegido de 1,8 a 6 m de anchura y entre 1,4 y 4,5 m de profundidad. Un dato que sí comparten todos los abrigos es su orientación, ya que todos ellos dirigen su parte exterior o cóncava hacia el cuadrante noroeste. En concreto, los abrigos analizados oscilaban entre los 295 y los 345º NW aunque el intervalo más frecuente era el de 330-340º NW. Su sencillo alzado, compuesto por un muro de planta curva o formando un ángulo recto o una forma de U abierta, alcanza una altura muy regular que en los ejemplares analizados medianamente bien conservados se sitúa entre 1,3 y 1,7 m. Entre los informantes, sin embargo, cundía la opinión de que antaño llegaban a medir "a lo mejor dos o tres metros de piedras", o "antes eran más de dos metros, ahora se han nivelado". Sus muros pueden haber sido construidos a base de mampostería asentada con mortero de arcilla o, más corrientemente, con piedra seca (Diap. 416). Algunos abrigos se levantan además en la parte trasera sobre un pequeño abultamiento de tierra que tal vez proceda de la pequeña excavación que se observa en la parte interior de algunos de ellos. Con un grosor que puede variar entre los 40 cm y los 2,1 m, estos muros pueden estar formados por una rústica hilera de piezas en altura (Diap. 424) o por una complejo conjunto de dos muros paralelos que se han ido rellenando en su hueco central por tierra y cascotes tal como puede comprobarse en algunos casos (Diap. 426). Pueden presentar asimismo un perfil completamente recto o ir formando un plano ligeramente inclinado en su parte trasera. También sendas caras del muro grueso, en su caso, pueden presentar notables diferencias por el tamaño de sus piezas (mucho mayor en la cara interior que en la posterior) o por el pequeño desnivel entre ambas caras (Diap. 420). Otras opciones que también pueden aparecer son el apoyo de la cara interior en un amontonamiento trasero de tierra o de piedras, y el remate superior del muro en una hilada de losas planas o en una penúltima fila del mismo material sobre la que se sitúa una última de piezas más bien cúbicas En cuanto al procedimiento de construcción, la información oral recopilada parece indicar que estaba muy relacionado con la habitual práctica de limpiar de piedras los campos de cultivo, que las diferencias de calidad en los distintos ejemplos pueden deberse al desigual grado de habilidad de sus constructores (los propios labradores de los campos) y que podría darse el caso, poco probable según las observaciones directas a los abrigos dado el carácter uniforme y continuo que suelen presentar sus paramentos, de que su construcción fuera a base de recrecimientos sucesivos en varias tandas o incluso años: "en las planas sale mucha piedra. Pa labrar, uno labraba y otro hacía el abrigo. Un año y otro y otro y al final un abrigo bueno. Entonces existía el tiempo que hoy no existe. Piedra, piedra, piedra a ponerlas un poco bien puestas. Siempre había personas más curiosas que otras". Los elementos muebles que aparecen en ellos son testimonio de su uso todavía en vigor como refugio circunstancial especialmente para protegerse del viento del noroeste, el cierzo, durante la época invernal. Cajas, neumáticos, restos de latas de comida, sarmientos o una novela del oeste son significativas huellas de los momentos de descanso, abrigo al fuego y comidas frugales que los labradores del entorno han vivido en ellos, y todavía siguen haciéndolo. Como excepción puede señalarse, con el objetivo de acoger una pequeña hoguera con la que calentarse o cocinar algunos alimentos, la existencia en uno de los abrigos de un fogón rudimentario de planta cuadrado limitado por grandes piedras en el suelo. Han sido además variados los testimonios orales recogidos acerca de este uso de protección del cierzo que, gracias a su buena orientación, estos pequeños abrigos continúan desempeñando a la perfección, tal y como pude experimentar en primera persona durante el trabajo de campo en el área prospectada: "abrigos del cierzo, todos cara a mediodía. Se hacían con piedras, pa pretase a comer a mediodía (...), podías hacer la carne y las mulas estaban al abrigo. Lo que más molesta es el aire, que aquí anda mucho el aire para el invierno", "el abrigo lo hacías pa que te respaldara el cierzo que es el aire más malo. Se estaba de primeras cuando parabas a comer. Venía un borrascazo y la cabaña estaba un poco lejos pues te acercabas", o "dicen que los hacían los malos trabajadores, pero cuando hace frío son muy buenos, es un dicho".
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