El Dance de Albalate del Arzobispo Fernando Gabarrús Alquezar, Emese Szöllösi
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9.2.- LOA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO: Puede que esta loa pertenezca al antiguo dance compuesto por la ilustrada Luisa Herrero y Rubira, dado el interés que pueda tener lo copio íntegro del libro "Historia de la antiquísima villa de Albalate del Arzobispo":Fingió allá la antigüedad Que el sol paraba una mesa, Tan abundante, tan rica, Tan magnífica y espléndida, Que párias le tributaban Cuanto la naturaleza Pródiga en tres elementos Produce, aumenta y conserva. El fuego, elemento virgen, Que ni concibe, ni engendra, Se ocupaba en razonar Los manjares con destreza. Flora y Mayo derramaban Sobre alcalifas de perlas, Para la mesa, las flores, Los frutos para la mesa. No faltaban los licores De ambrosia y suave nectar, Lo generoso del vino, Y del agua la pureza. Era franca para todos, Sin límite, ni defensa; Para que los caminantes Coman, descansen y beban.
Esta fábula, o mentira, Prototipo representa, Lo arcano de este Misterio A quien rendida venera La Iglesia que es Sacramento, Que sacramentos encierra. Y el sacro Sol de Justicia Hoy a sus luces inmensas Recoge, abrevia y los ciñe Al círculo de una esfera. Blancos cendales la ocultan; Y la luz que reververa, En el blanco hiere el alma Rayo a rayo y flecha a flecha. Hoy liberal para todos, Tan magnífico se ostenta, Que franca mesa nos pone, Tan rica y tan opulenta; Que aquel que un vocado come, Come... a decirlo no acierta Mi lengua, porque ha cifrado Cuanto tiene Cielo y tierra, Solo en un vocado, solo Para dar a mi pobreza Todo aquello que le falta, Para que descanso tenga. Fe, esperanza y caridad, Sirven la cándida mesa; La fe nos hace el platillo, La esperanza nos alienta, La caridad nos sazona, Para que el hombre se atreva A comer el majar fuerte Siendo la misma flaqueza. De dos pensiles etéreos De la eterna primavera, Flores y frutos derrama La gracia, a manos tan llenas, Para enriquecer la tierra. El amarnos, sirve el vino, La penitencia es copera; Y con el agua, a los ojos Brinda copas de pureza. Ya está todo prevenido, Llega alma, que andas sedienta Buscando gustos del mundo Que ni sacian ni comentan; A comer este manjar Dó en realidad verdadera, Te darán en un platillo Todos los gustos que encierra El Cielo; que son tan grandes Que ni se alcanzan ni se apean; Te darán con abundancia Fe, verdad, gozo, paciencia, Caridad y mansedumbre, Benignidad, continencia Longanimidad, bondad, Humildad y fortaleza, Castidad, modestia, hartura, Templanza, piedad, prudencia. Llega; ¿por qué te retiras? Come, pues está hambrienta. Mas, ¡ay dolor! dice el alma, Que es esto de banquete y mesa Anuncia riesgos fatales, Y pronostica tragedias. Dígalo el rey Baltasar, Que a los rayos de una vela, Miró una mano con pluma, Que firmaba su sentencia. La Reina Basti, un combite Fué ocasión, que no lo fuera; Y en otro combite, Aman Cayó de la gracia Regia. Pues si miro estos peligros En la hartura y la opulencia ¿Cómo llegaré ¡ay de mí! A tanta Luz, siendo ciega? Lo mejor, que tienes, alma, Es venir ciega; que ciega Te ha de menester la fe. A sus verdades, atenta. Que aquel que, lince, quisiese Penetrar con sutilezas Sus misterios, quedará Ofuscado entre tinieblas. Has de creer a ojos cerrados Lo que la fe nos enseña; Y si acaso no lo sabes, Alma estame un rato atenta: En ese círculo hermoso, En esa brillante esfera, En esa cándida nieve, En ese velo que ostenta Dios, de fino enamorado Las más cariñosas señas; En ese pan soberano, Que transubstanciado queda, Está el Cuerpo de Dios vivo. Por soberana asistencia, En el Cáliz se consagra Aquel suavísimo néctar De la sangre; y aquel vino También sin substancia queda; Sólo sirve de accidentes, La preparada materia. Porque en estando la forma Todo Dios allí se abrevia: Y aunque por propia virtud De las palabras, se queda La sangre en la nube bella Del pan, y este es pan de vida, Y vivo el que en él se ostenta: Y con la sangre y el alma El cuerpo vida conserva; Síguese que está en la hostia De Dios con real asistencia, Cuerpo, divinidad y alma Atributos y potencias; Y no sólo en toda junta, Sino que en parte tan pequeña, Que apenas al tacto humano Cosa perceptible sea. Lo mismo digo del Cáliz, Que así la Iglesia lo enseña. También por concomitancia E inesperable asistencia, De toda la Trinidad, La fe, los rayos venera, Según lo que dijo Cristo: Aquel, que me ama y observa Los preceptos de mi Ley Con fe, piedad y pureza, A él vendremos, y en él, Mansión haremos eterna. Llega pues, alma dichosa A comer en esta mesa El soberano manjar Que vivifica y recrea; Llega con temor y amor, Que el Príncipe te franquea Todo el Cielo en un vocado, Toda su gloria en un néctar; Te dará una rica joya, En señal, divisa o prenda De que has de cenar con él En aquella eterna cena, Dó sin velos ni revozos Le goces y le poseas. Es la joya un Agnus Dei De oro puro por esencia, Con los engastes de plata Cristal, Zafiros y Perlas. Su peso hace que se humille La más altiva potencia Y así para que la traigas Al cuello y no se te pierda, Te quiero hacer un cordón De tres partes, o tres hebras, A los cuales otros tantos Atributos y potencias Corresponden, porque así Sea estable firme y perfecta; La primera será blanca, La segunda y la tercera Berde y carmesí, porque Las colores representan, Aquello que significa, Lo que se junta con ellas. La blanca será la fe, La cual en la Omnipotencia, Resuelve todas las dudas Que al entendimiento cercan. Así contestó Gabriel A la pregunta discreta De María, que al ser Madre Y Virgen, cosa tan nueva; Pregunta como ha de ser Responde; Señora y Reina, A Dios no hay nada imposible; Y así quedó satisfecha. La verde será esperanza La cual en un Dios espera Sabio y Justo, que el que es Sabio Como tal castiga y premia. Y el Justo, dijo David, Está en la memoria eterna; La última es la Caridad, A la que, el amor fomenta; Y es la última, porque al fin, Amó Dios con más fineza, Y de buena voluntad Con caridad tan inmensa, Se sacrifica en la ara, Y vivo en le Pan se queda. De esta, pues cuerda dulcísima Siguiendo el hilo de la hebra, He de sacar por el hilo El elogio de la Fiesta Probando, que el Sacramento Es cítara de tres cuerdas. De amor y sabiduría, Y de suma omnipotencia. A las palabras que dijo En la misteriosa Cena, Cristo, al consagrar el Pan, Añade, sabia la Iglesia Otras, que sirven de ornato, Aunque no sirven de esencia. Tomó el Pan, dice en sus manos Santas, puras puras y perfectas Venerables, porque son, Muy dignas de reverencia. Y alzando al Cielo los ojos Elevados de la tierra Las gracias le dió a su Padre Dios se suma Omnipotencia. Aquí mi dificultad; Si esas manos están llenas De toda la potestad, Que hay en el Cielo y la Tierra: ¿No bastaban ellas solas, Sin que el poder asistiera, Para transubstanciar solo De una en otra la materia? Pregúntesele al filósofo Que siente de esto en su ausencia; Y dirá que es más criar De nada, de cosa perfecta. Creó Dios en el principio El Cielo y también la tierra. ¿Esa máquina brillante de luminosas esferas, Ese glovo de zafiros, Tachonado de planetas, Con techumbre de esmeraldas, Y pavimento de estrellas; No son obra de los dedos De Dios, según el profeta? ¿La obra de la Encarnación No fué su mayor grandeza, Dó en un Divino Supuesto Se hallan dos naturalezas, Siendo en todo las distintas, Tan contrarias, tan opuestas? Es la un una simplicísima, La otra toda compuesta Y hay entre ellas gran distancia Según nuestra humana ciencia. En esta obra ocupó Dios Más de un brazo para hacerla; Así lo dijo María Que hizo en su brazo potencia. Mas para sacramentarse, Toma el pan a manos llenas Le bendice, llama al Padre E invoca su omnipotencia. Porque en este Sacramento Echó el resto su grandeza, Hizo alarde de poder Y empleó toda su fuerza. Por eso con justa causa, Le llama toda la Iglesia Alto Misterio de fé, Que solo la fé penetra. Como Dios se da en comida Y bebida verdadera; Que es más que criar de nada Cielo, sol, luna y estrellas; También la Sabiduría Pensó aquí con sutileza Un modo, el más inefable Non plus ultra de su ciencia. Para darle vida al alma Y no vida como quiera, Sino vida de Dios mismo Gloriosa, rica y eterna... El lo dijo, para darnos A entender esta firmeza: Así como vivo Yo Por el Padre, que me engendra El que me coma. Alma espera Porque ¿qué podrá negarte Quien te da su vida mesma? Que vivais Vos por el Padre Que sois con El una esencia, Está bien. Que viva el alma Por Vos siendo tan pequeña; Pues sacasteis de la nada La Imagen de su belleza... Esto es lo que hallo difícil, Pero es verdad manifiesta. Porque es fuerza se sublime El alma, a tan alta esfera, Que se le pierda de vista La nada de su bajeza. Y que Vuestra Majestad, Tanto se humille, que venga A ser vida de la nada, Que ante Vuestra Real Presencia, Es hojarasca, que el viento Arrebata, con violencia, Vapor, humo, sombra o flor, Arista inútil y seca: ¿Quién habrá, que no se admire De maravilla tan nueva? También es obra de Amor. Amor dije?... Tente lengua. Mira que por ese golfo, Ninguna nabe, nabega, Porque en llegando a ese punto, Innoble y lastrada queda, Perdiendo de vista el norte, Porque le sirve de rémora Tanta inmensidad de rayos, Tanto diluvio de flechas. Mas, válgame el mismo amor, Que es el valeroso, y se prueba Chocando con los peligros A salir con lo que intenta. Y zabullido en le golfo De sus luces, dará vela, Por ese golfo de estrellas. Científicos Querubines, Dadme plenitud de Ciencia, Porque pueda percibir De ese sol, las luces bellas; De esas luces, algun rayo; De ese rayo, una centella; De esa centella, algún brillo, Que se lo dicte a la lengua. ¡Serafines Soberanos! Purificad mi torpeza Con el fuego de ese Altar, Con el ascua de esa Mesa. Cayo Pablo, y, de humillado, Se remontó, de manera, Que vió lo arcano del Cielo, Y aún no supo decir qué era; Que fue aquello que allá vió, Muchos piadosos contemplan; Mas yo digo que á mi juicio Fue la Caridad inmensa De Dios, su amor inefable Con que nos ama y nos premia, Que es liberal el amor Cuando ostenta su fineza. Y si él no supo decirlo Siendo la misma elocuencia, ¿Que haré yo, que a tantas luces Seré mariposa ciega? Cinco condiciones tiene El amor; es la primera, Unirse con el Amado Y hacerse una cosa mesma Con El. Y en el Sacramento Dijo la Verdad eterna: El que comiere mi Carne Y bebiere con pureza Mi sangre; Yo estaré en él Y él en mí. Verdad es ésta, Que pasma a los Serafines, Y el Cielo, de verlo tiembla. La segunda es hacer bien, A quien todo bien desea, Y para eso, deposita En él, toda su riqueza. La tercera, es desear Que en su memoria le tenga; Y para que no le olvide, Dios es del alma la prenda. La cuarta, es darle placer; Y al que al recibirle llega Con amor, le dá el Amor A beber su dulce nectar. La quinta es nunca apartarse Del amado y su presencia; Por eso mi dulce Esposo Porque apartarle no pueda De mí, la Cruz, ni la muerte, Ni del Padre la asistencia; Se sube triunfante al Cielo, Y vivo en el pan se queda. ¿Oh Divino Enamorado, Que hoy cumple vuestra fineza Con todas las condiciones De una amistad verdadera! En esa cifra del Cielo, En ese Pan, do se abrevia De un Dios, de amor disfrazado La Majestad y grandeza. Donde la Sabiduría Es amor; y Omnipotencia Puso todo su poder, Agotó toda su ciencia, Encendió todas sus llamas Y arrojó todas sus flechas. Alma de mármoles duros, Llega, sino eres de piedra, A comer el Pan Divino, Que es Pan, que da vida eterna.
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1.-INTRODUCCIÓN 2.-UN POCO DE HISTORIA 3.-EXPRESIONES DEL DANCE DE ALBALATE DEL ARZOBISPO 4.-INSTRUMENTOS DEL DANCE 5.-PERSONAJES DEL DANCE 6.-VESTIDOS DEL DANCE 7.-BAILES DEL DANCE 8.-LOS MÚSICOS Y LA MÚSICA 9.-TEXTOS DEL DANCE 9.1.-DANCE REPRESENTADO POR LOS INFORMANTES EN 1951 9.2.-LOA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO 10.-DESCRIPCIÓN GENERAL 11.-SINOPSIS DEL PROCESO FESTIVO 12.- ANEXO. IMÁGENES 13.- ANEXO. PARTITURAS MUSICALES |