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Santa Cruz de Moncayo. La cultura del Barro                                            ASOMO. Acebo. J.M. Larraz. Chema Roc

Arquitectura en el Espacio Rural

 

Sector Oriental

Santa Cruz de Moncayo es un municipio con un término que, podemos afirmar, bastante pequeño. Accediendo a él, por la carretera que se dirige a Moncayo desde Tarazona, lo primero que nos llama la atención es el ascenso rápido que se produce, unos100 metros en aproximadamente tres Kilómetros.

El sector oriental del término se nos muestra dividido en sucesivas vales que por su parte más septentrional, la Nava, nos muestra sucesivas tablas donde el cereal, el maíz y sucesivas granjas nos van acercando hacia el monte de la Diezma o Ciezma.

Es notable que, cuanto más nos acercamos a este monte, las tablas van haciéndose más pequeñas y convirtiéndose en bancales. Los cultivos que aquí predominan son el olivo, el almendro y testimonialmente la vid.

Fruto de esa labor agrícola se levantaron diversas casetas, con una función de apoyo al trabajo agrícola. Hemos localizado varias de ellas en lo que es el término conocido como el Sotillo.

La mejor manera de llegar a él, desde Santa Cruz, es tomar el camino que lleva a Grisel, nos desviamos por el cruce en dirección Tarazona , seguimos por éste camino hasta que aparece un desvío hacia el Este, dirección Grisel de nuevo, como a unos cincuenta metros aparece la caseta denominada del Sotillo.

Está en un desnivel de los bancales, junto al mismo camino. Unos diez metros más adelante aparece la segunda, ésta en el lado occidental, junto al mismo camino.

La misión fundamental de estas casetas es cobijarse y cobijar la caballería en caso de tormentas. Diversos aperos se tenían en ellas vinculados siempre a la labranza. Tienen unos 12 metros cuadrados. (3 por 4 metros)

Tienen una planta rectangular, con abertura en forma de vano de puerta, hacia el sureste. Están levantadas en mampostería. El grosor de sus muros ronda los 50 cm. y el de los vanos el metro. Se encuentran actualmente en el suelo y apenas queda más que el testimonio de sus muros. Nada sabemos de su forma de cubrición directamente.

En el término de Tarazona, hacia Cabezolleros, cabezo de los olleros, justo en la prolongación natural del Sotillo, nos aparece una con tejado a doble vertiente, con un forjado de madera y cañizos sobre el que se dispone sucesivas capas de tierra y barro. Esta muy retocada por modernos materiales, como hojalatas, plásticos, uralitas, etc. Es un ejemplo que puede servirnos para suponer como eran esas techumbres de Santa Cruz.

Desandamos nuestro camino y volvemos por el camino de Santa Cruz a Tarazona, en dirección a la primera localidad. Tras llegar al cruce de caminos que nos conducen a Grisel, giramos en esa dirección.

Tras caminar como 100 metros aproximada-mente, aparece en la base de la Diezma, esto es en dirección Sur, lo que se llama La Torre, hoy en día, y que en las fuentes del siglo XIX, la denominan como Torre Cavero o Cabero.

Nos dirigimos hacia ella campo a través, al estar entre el ojo de La Pedrera, -muga con Grisel- y las Cabañas, está lo suficientemente elevada como para vislumbrarla fácilmente. Estamos a unos 660 metros de altura.

El edificio- vivienda tiene una planta rectangular. Levantado en mampostería, en sus muros Norte y Sur, en altura se convierten en tapial. Esta técnica hace su aparición sobre todo en la antigua fachada, orientada hacia el Oeste, mientras que el lado Este, ha caído al suelo.

Observamos además, que los muros de mampuesto en altura se ven sustituidos por tapial y en las esquinas aparece ladrillo que lo refuerza, e incluso de nuevo mampuesto. Tres alturas tenía este edificio.

Aparecen vanos tapiados en la fachada, concretamente dos, uno a la altura del primer piso en la fachada y el otro a nivel de calle. El forjado de madera todavía se conserva, no así las vueltas de yeso ni los cañizos. Quedan restos de una escalera que tiene por lo menos tres tramos.

Los restos de humo nos hacen pensar que la cocina se encontraba en la primera planta, en su sector más meridional. Otra suposición nos hace pensar en la existencia de un espacio para caballerías, cuadra, en el sector más oriental de la casa. Ausencia de vanos y la altura del forjado de madera nos inducen a ello.

Bajo las escaleras, que se localizarían en el muro de la fachada, pero por el interior de la casa, se ubicaría una estancia a modo de fresquera.

Poco más queda de esta edificación – vivienda. Dividida en dos por un muro de tapial poco más podemos decir de ella. Son interesantes, no obstante, los diversos corrales a los que se haya vinculada. Nos hablan de ganado, ovino probablemente, a la luz de los datos de los libros de amillaramiento. Cuatro espacios tenía para ello, hoy sólo quedan los muros delimitatorios, ellos harían las veces de corral.

Levantados en mampuesto, y dado su tamaño, nos estarían mostrando uno de los principales elementos ganaderos del término.

Junto a ellos una edificación de planta rectangular, levantada en mampuesto y tapial. Posee además adobe en la parte más elevada del muro de acceso, con un tejado a una vertiente y un vano en su sector occidental que indudablemente se vinculaba a la era que se localiza junto a él.

Así, éste último edificio, en origen, sería un pajar. Forjado de madera, cañizos y la teja árabe acabarían cubriendo este espacio.

Posteriormente se taparía la ventana del pajar, se levantaría en su interior un compartimento en dos alturas, todo en adobe, que serviría para cerdos, aves, etc.

Se comunica con el exterior con una puerta localizada al Este y con los corrales con un acceso al Sur

.Los muros de toda este conjunto de La Torre rondan todos los 50 cm. de grosor y los vanos tienen una anchura de 1,20 cm. aproximadamente, la altura sobre 1,70. Las ventanas por el contrario son de dos tipos. Las inferiores, de aproximadamente 90 cm. por 90 cm. y un único ejemplar conservado en altura, mucho más pequeño, inaccesible hoy en día y con una reja en forma de cruz, que impedía el paso de forasteros y también del cierzo.

Un edificio más aparece en esta Torre. Es la Bejera. Posee una planta rectangular, de unos 10 metros cuadrados, posee un espacio cubierto y otro descubierto. El segundo hoy en día es una ruina.

Levantado en mampostería, con restos de haber tenido el tejado a una vertiente, presenta en su interior 8 huecos para los vasos y las enjambraderas de las abejas. Cada uno de los espacios aparece remarcado en el muro por un cerco cuadrado de yeso. La luna exterior del edificio está en ruina. El vano de acceso responde al modelo explicado.

En resumen, nos encontramos con una torre tradicional en la que vivienda y corrales conforman una planta en forma de ángulo recto. Ovejas, pesebres, corrales se localizan junto a una edificación, hoy en día, en ruina. Apoyando la economía de La Torre y mostrándonos otros trabajos nos encontramos con la pequeña bejera.

La existencia de la acequia de Irués, unido a los restos de una balsa en su proximidad, indicarían el lugar de obtención de agua para esta finca. Diversos bancales, estos utilizados por su mayor tamaño para cereal, terminarían de completar la economía de la Torre. El desnivel entre la acequia y las fincas y la proximidad a éstas, junto con cierta lejanía a Santa Cruz, una media hora andando, explicaría la ubicación de la Torre.

Llama la atención algunos detalles vinculados a sus técnicas constructivas: mampuesto en la base y tapial es lo más generalizado.

Su fachada, no obstante, es una impresionante obra de tapial de tres plantas y su muro oriental, posee, en el tercer piso, la alternancia de ladrillo y piedra formando cajeados y rompiendo la idea de mampuesto en la base y tapial en la parte superior.

El acceso por el lado sur se realiza por una falso arco de medio punto realizado con yeso y que encubre el ladrillo y el tapial.

Si abandonamos esta Torre, volvemos a retomar el camino hacia Grisel. En el mismo camino, vislum-brando la muga de Grisel, aparece la Bejera. Estamos en La Pedrera.

Edificación localizada en un desnivel, de planta en ángulo recto, levantada en mampostería, tapial y yeso, posee una parte descubierta y otra cubierta. También aparecen ladrillos.

Accedemos al cubierto por un vano de aproximadamente 1,20 de anchura, y 1,75 de altura, unos muros de unos 30-40 cm., con puerta de una hoja, de madera. Orientada, ésta 

última, al Este.El sector cubierto, tiene un primer espacio en el cual aparece un pesebre al Norte, y un armario empotrado en el Sur. El forjado de madera cubre el espacio, cañizos, barro y teja hacen el resto. Tejado a una vertiente. Suelo de barro pisado.

A través de un vano, de similares circunstancias que el de acceso, salvo que éste no tiene puerta, pasamos al abejar propiamente. Formado por veinte vasos dispuestos en dos filas, aparece todo cubierto a una vertiente, con forjado de madera, cañizos, barro y teja. La altura máxima de la vertiente es de 2,50 m, aproximadamente, y en su punto más bajo de 1,60 metros. Contrasta con los 2 metros que en la zona del pesebre tiene la parte más baja.

Cada uno de los huecos de los vasos están remarcados con yeso. Aparece en el punto más central de los vasares, o huecos para colocar los enjambres, restos de una firma inteligible. Una ventana de pequeñas dimensiones aparece en el muro Sur.

El descubierto, tiene aproximadamente unos 4,30 por 5 metros. Levantado también en mampuesto, es el complemento indispensable de este tipo de edificaciones.

La Bejera es en definitiva un edificio de planta similar a un ángulo recto, levantado en mampuesto, tapial, ladrillo y yeso, con dos espacios, uno cubierto para caballerías y para abejas y otro descubierto. Aprovecha un desnivel del terreno y sirve tanto para refugio de caballerías y personas como para la fabricación de la miel.

La utilización de los diversos materiales combinados: mampuesto, ladrillo, tapial es una de las principales características, no exclusiva por supuesto, de la arquitectura de Santa Cruz.

La utilización como abejar se desconoce hoy en día. Todo parece remitirnos al siglo XVIII, XIX o principios del XX, por comparación con el mapa de Grisel, aparecido en la catedral de Tarazona. Localidad, la citada, situada en las proximidades de este edificio.

Desandamos de nuevo el camino. Regresamos a Santa Cruz y a la carretera que une Tarazona y Moncayo. Desde Santa Cruz ascendemos en dirección Moncayo. Justo al llegar a la altura del Cabezo del Árbol, antiguo terrero santacrucero, en el lado opuesto, junto a la Diezma, ya en lo que se denomina La Arquilla y en el mapa del Servicio Topográfico aparece señalizado como Tejar, vemos el Molino Harinero o arinero como citan Madoz sobre 1845 o los libros de amillaramiento de 1861.

Localizado junto a la acequia de Irués poco queda de su historia de molino. Oralmente nos informaron como movieron las ruedas en los años 60. Fue posteriormente torre de luz para el pueblo de Santa Cruz y , tal y como señala el servicio Topográfico: tejar.

El inicio del edificio parece ser lo que era la vivienda. Una casa de planta rectangular, levantada en mampuesto y tapial, que en las esquinas alternaba la piedra y el ladrillo.

 Tiene tres plantas, la fachada orientada al Este, con nueve vanos distribuidos más o menos simétricamente.

 En estos huecos utilizan ladrillo. El módulo para las diversas ventanas es de 1 metro de ancho, 1,30 de alto y 50 cm. de grueso. La técnica constructiva evidentemente es arquitrabada. La puerta ocupa el lugar central del piso bajo. Hoy en día está tapiada. En el interior la hemos encontrado, con una hoja doble y otra única. Aproximadamente mediría 1,40 de ancho por 2 metros de alto.

El tejado es a una vertiente, con el habitual forjado de rollos de madera, vueltas de yeso y cañizos. Cubriendo todo teja árabe. Posee una chimenea. La altura máxima del edificio ronda los 11 metros mientras que en el punto más bajo del tejado sería de unos 8 metros. En el alero aparecen los habituales ladrillos acodados reforzando el saliente para sacar el agua fuera.

Los muros medianiles aparecen realizados en ladrillo y adobe. Se recubren de yeso blanco. Los suelos inferiores son de tierra o ladrillo, mismo sistema este último que cubriría el piso primero o de la cocina y la falsa. Los techos interiores responden al tradicional forjado de madera, con yeso, cañizo y barro.

La planta inferior posee una distribución en cuatro espacios. Dos cuartos de aproximadamente 3 metros de largo, 3 metros de ancho y 3 metros de alto. Los vanos de acceso de 1 metro aproximadamente. Uno de ellos tapiado. El acceso posterior a esa estancia se haría por una puerta exterior, en este lugar se instalaría la torre de la luz moderna. El otro cuarto tendría además una ventana que daría a la fachada.

Un patio al que se le incorporaría una estancia de uso desconocido y pequeñas dimensiones. Existiría una puerta trasera y dos ventanas. Una de ellas daría al patio directamente y otra al cuarto comentado de la torre de la luz.

La escalera, en ladrillo y madera, nos llevaría hasta el primer piso donde aparecería el hogar. Esta estancia, con el suelo de ladrillo, dividida modernamente en dos: con ladrillo actual, presenta restos de haber tenido una división antigua.

Así la cocina tendría una forma rectangular, con dos ventanas en su lado Este, el hogar en el Oeste y junto a la escalera de subida del patio.

El espacio entreventanas estaría ocupado por una espedera dónde se dispondrían los diversos útiles de cocina. Existía un escalón de obra, realizado con ladrillos y forma de media elipse, que serviría para llegar a los aparadores más altos. Un moderno armario empotrado serviría también para recoger los útiles habituales de una cocina.

El hogar estaría formado por una chimenea de forma troncopiramidal, adosada al muro, cuyo tiro tiene una forma rectangular. 

Bajo ella se localizarían los bancos, sobre elevados del suelo a través de obra de albañilería y pegado a la pared estaría el hogar. Junto a este modelo tradicional, aparece una cocina de carbón, más moderna, cúbica, que servía para calentar comida. Realizada con ladrillo.

El techo de esta sala presenta el habitual forjado de madera, con vueltas de yeso y cañizo. Presenta la peculiaridad de tener varias ménsulas de ladrillo que sobresalen del perímetro del muro y recogen los rollos de madera, ayudando a sujetar el techo.

La segunda sala está muy transformada, tendría una ventana y una puerta de acceso desde la cocina. Una segunda puerta daría al exterior.

La falsa o segundo piso. En ella se recogería el grano, responde arquitectónicamente al modelo de suelo y techo comentado. Posee tres ventanas, dos en una primera estancia, una tercera en la segunda estancia. Parecen tener estos vanos una disposición apaisada, pero han sido tapiados en algún momento y reducidos a esta forma. Su sentido, al igual que los vanos de toda la fachada es longitudinal.

La historia de este edificio, que comienza siendo citado por Madoz como Molino arinero, que se repite en los libros de amillaramiento de 1861, sufrió un vuelco con su dedicación a tejar. En ese momento se realizó una ampliación, en forma aparente de cochera.

 

Con una planta rectangular, levantado con ladrillo moderno, con algún pilar anterior de su fase molinera, presenta un tejado a una vertiente, con vigas modernas, pero con revocado de barro interior, en plano y con cañizos. La teja y el barro de nuevo harían el resto. Actualmente está a punto de venirse abajo. Tejado y cocina son las primeras víctimas de uno de los edificios más curiosos de Santa Cruz.

La proximidad a la acequia de Irués marcó la posibilidad de levantar un edificio que se vinculara al agua, el molino harinero. La ubicación en uno de los puntos más elevados del término de Santa Cruz permitió que el proyecto siguiera adelante.

 La cercanía de los terreros, aún hoy explotados por el taller artesano de ladrillo situado en la localidad de A. Val marcó su última etapa. Entre medio los Cuevas, sacaron adelante torres de luz, o canteras de barro para los artesanos santacruceros. Hoy en día asistimos a su epílogo como edificio.

A unos veinte metros de este molino, siguiendo la acequia de Irués, aparece la caseta del Fiel. Con una estructura similar a las casetas de campo agrícolas, es decir planta rectangular, levantada en mampuesto y con tejado, hoy desaparecido y a una vertiente.

La caseta del Fiel tenía por misión vigilar los turnos de riego, el ador, de cada uno de los pueblos vinculados a la acequia comentada. El Partidero de aguas evidentemente está próximo. Hoy la caseta es una ruina.

Volvemos de nuevo a la carretera. Bajamos hasta el pueblo. En la zona de las Eras Altas, localizamos los restos de un pajar. Levantado en mampuesto. Hoy es una ruina.

Junto a este término, al lado de la carretera, en un espacio semiurbanizado: El Pilar hoy con diversos chales, aparece otro pajar. Este es de planta rectangular, levantado completamente con adobes, a excepción del acceso en ladrillo, presenta un curioso forjado de madera, a doble vertiente, con rollos de troncos y cañizos y teja árabe. El alero sobresale en la fachada bastante, gracias a dos ménsulas de madera. Evita esto que se agolpe la nieve. La proximidad de una acequia, prácticamente flanquea la caseta que está metida en su cajero, quizás explicaría el aprovechamiento de esas aguas extra que vendrían de la nieve o de la lluvia natural.

Posee dos vanos, uno de ellos, adintelado, en forma de ventana y delimitado por maderos.

 El segundo es la puerta, con una altura de 1,65 cm. por 1,10 cm. y una anchura de 40 cm. La fachada presenta en los adobes una curiosidad, aparecen dispuestos a soga, generalmente en la parte baja del edificio, unos 15 cm. por adobe, mientras a tizón aparecen en la parte superior, unos 45cm. por adobe.

Dos pilares de mampuesto embutidos en el muro completarían la estructura de este pajar.

 

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