La casas y los sucesivos edificios que hemos ido encontrando nos han ido mostrando evidentemente los diversos muebles que vestían un espacio. Muchos de ellos son la superposición de sucesivas etapas cronológicas.

Hemos incluido dormitorios con camas, mesillas, armarios, baúles evidentemente en los edificios dónde aparecieron. Forman parte de los aparejos y ajuares de generaciones.

Por la misma razón hemos fotografiado planchas y trasfuegos, gatos, trébedes, tenazas o pucheros, por que la cocina debía identificarse también por sus objetos y las espederas que aparecen en las casas, todas en el punto opuesto al fuego del hogar, debían de tener un sentido, lo 

mismo que las recocinas.

Si a esta necesidad metodológica le incorporamos la tradición alfarera de Santa Cruz, es completamente necesario fichar pucheros de esta localidad. Otra razón serían los diversos objetos cotidianos fotografiados que están hechos en barro. Nos llama la atención evidentemente, uno que no lo es y que tiene relación con la arquitectura y las creencias: el espantabrujas.

Otros muebles como vajilleros, de dos cuerpos, sillas de mimbre, anea, escabeles para acercarse al fuego o poner los pies, ganchos para colgar el cerdo o muebles para guardar el pan se nos han ido mostrando.

Como hemos dicho cada objeto aparece en su edificio y en su ubicación actual, salvo alguna pequeña licencia poética que nos hemos permitido.