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Santa Cruz de Moncayo. La cultura del Barro                                            ASOMO. Acebo. J.M. Larraz. Chema Roc

Agricultura y Ganadería

Volvemos a Madoz cuando queremos pensar en el paisaje cultivado de Santa Cruz. Lino, cáñamo, legumbres, aceite, vino y cereales, como el trigo o la cebada, parecen ser los cultivos fundamentales de este término, eso sí, allá por 1845.

Si sabemos que, cómo y cuando se cultiva podemos hacernos a la idea de qué tipo de edificaciones se hacen necesarias para que esta economía, sociedad y cultura funcionen.

El ritmo alternante de cultivos en esos momentos, según G. Manrique, estaba basado en lino, cáñamo, cereal, cereal. El espacio de tiempo comprendido entre 1845 y 1960 la información nos viene por los diversos libros de amillaramiento.

La vid

Tras la desamortización de Mendizábal en 1836-37 numerosos cambios en el espacio rural se fueron dando. Los diversos propietarios de toda la comarca: Obispado de Tarazona, Duques de Villahermosa, Monasterio de Veruela, perdieron parte de sus posesiones en beneficio de nuevos propietario y nuevos usos.

La ganadería extensiva, como Félix Rivas cita para el ejemplo de la Diezma, dejó de ser oficio habitual, la agricultura fue ganando terreno. El cultivo de la vid fue uno de los primeros en tener un auge que dejaría su huella en el campo de la arquitectura popular.

Ya desde 1861 tenemos datos de la existencia de 14 bodegas vinarias en Santa Cruz, frente a, por ejemplo, 10 pajares (amillaramiento 1861). La situación de estas bodegas en Santa Cruz se localizaba en el propio pueblo bajo el castillo en lo que era la Calle Alta y, sobretodo, y a lo largo de la historia de Santa Cruz en el Leturo, hoy llamado: Oturo. También existían ejemplos en la llamada Plaza de la Constitución, hoy en día Juego de Pelota.

Sesenta y tres cahices, seis hanegas y cuatro almudes fueron cultivados para la vid en ese año de 1861. Para hacerse una idea, un cahíz son dieciséis cuartales y un cuartal: seiscientas varas aragonesas cuadradas

Sobre 1870, la crisis de la filoxera en Francia provocó un auge paralelo de cultivos de vid en las comarcas de Campo de Borja y Tarazona y Moncayo. (Ver Acebo de Moncayo, Bodegas en cerro).

Aparece documentado en los libros de amillaramiento una fábrica de aguardientes de más de 111 metros cuadrados en la calle mayor, propiedad de Pedro Val Berges, allá por 1895-1896. No se tiene noticia actual.

Duraría esa expansión hasta 1900. Momento de crisis en el sector vitivinícola aragonés. Superado 1910, de nuevo volvería el sector vitivinícola a ocupar el lugar de importancia en el sector económico rural que le correspondía.

Hoy en día apenas encontramos vid en nuestros recorridos por el espacio de Santa Cruz de Moncayo. Existe, pero de manera muy testimonial, algo más generalizada por el sector oriental de Santa Cruz y ya completamente anecdótica en el occidental. Las gentes de Santa Cruz trabajan el vino para consumo propio y las bodegas que permanecen en activo son, sobretodo, las del Oturo. Es decir, la arquitectura subterránea del Oturo, tendría su momento en el espacio cronológico-cultural comentado.

El olivo

El olivo es otra de las señas de identidad del paisaje moncaíno y con ello de Santa Cruz de Moncayo. En el año 1861 aparecen cultivados cuarenta y cuatro cahíces de terreno santacrucero. No hemos encontrado referencias a trujales ni a edificaciones vinculadas al mundo de la oliva y el aceite. Es de suponer que las llevarían a Tarazona, por lo menos así lo afirman oralmente para la última época del siglo XX.

Si en 1861 el número de altas, o nuevas parcelas cultivadas es superior en el campo de la vid respecto al olivo, a lo largo de las siguientes décadas, el olivo, y sobretodo en los años 1890 a 1910, va ser superior. Prácticamente hasta hoy en día.

Todavía quedan olivos, sobre todo en el sector oriental de Santa Cruz de Moncayo, mientras el occidental son residuales.

El cereal

Trigo y cebada aparecen como cereales fundamentales en el campo santacrucero ya en 1861. 222 cahíces, 4 hanegas y 3 almudes estaban siendo roturados en el citado año en Santa Cruz.

A ello habría que añadir los datos de los cultivos en secano. Los libros sólo recogen el regadío y hablan de 46 cahíces y 3 hanegas de trigo y cebada de secano. Nada de vid o de olivo.

Prácticamente desde 1890 el número de altas , o tierras vueltas a cultivar o cultivadas de nuevo y dedicadas al cereal aumenta. Un auge que va a ser más claro en la década de los veinte y los treinta dónde, prácticamente, duplica ese número de altas al olivo y sobretodo a la vid.

No obstante hay que tener en cuenta que habría que precisar más respecto a la extensión de los campos de esas altas para hacernos una idea más exacta de la cantidad total de terreno cultivado dedicado a uno u otro cultivo. Los años 30 equilibrarían el porcentaje entre olivo y cereal.

 Excede evidentemente el objetivo de este trabajo. Pero lo que si nos informa es de la necesidad de tener ciertas casetas de apoyo agrícola o en su caso cuevas subterráneas repartidas por el término.

Otros cultivos

Aparecen cuantificados sobre todo a partir de los años 30 del siglo XX. La hortaliza, las remolachas o la patata aparecen nominadas como altas en el territorio de Santa Cruz. A través de G Manrique sabemos de la existencia previa de remolacha en la comarca desde el fin de la crisis de 1898. La guerra de Cuba y con ella el aprovisionamiento de azúcar caribeño finaliza con la pérdida de la colonia. En el año de 1910 la Sociedad General Azucarera, según G. Manrique, a la cual pertenecía Santa Cruz de Moncayo, favoreció el cultivo de esta planta.

Hay que destacar como el cultivo de la remolacha permitió obtener beneficios a los trabajadores arrendatarios de tierras que compraron nuevas tierras. La patata aparecería de manera más fuerte en la época de posguerra coincidiendo con el declive de la remolacha.

El cambio en la coyuntura internacional española tras la guerra de Cuba, la crisis de la vid y la filoxera junto con las nuevas roturaciones del monte en la década de los años 20 permitieron incorporar nuevos cultivos: remolacha, huerta y patata.

No obstante, serían mayoritarios los cerealísticos. Huertos y patatas acabarían de conformar el paisaje más reciente, sin olvidarnos de los almendros y algún árbol frutal.

Los propietarios agrícolas

Los diversos libros de amillaramiento nos van informando de diversos datos sobre los propietarios agrícolas de Santa Cruz. Como siempre, y dentro de nuestro marco cronológico, Madoz afirma que existen 45 vecinos, que pueden ser considerados como contribuyentes a la hora de pagar impuestos en nuestra localidad.

 

En 1860-1 nos aparecen 317 propietarios que aumentarán hasta 377 en 1935. Evidentemente las nuevas roturaciones, cultivos, tecnología hacen aumentar el número de contribuyentes y de terreno cultivado.

No obstante hay que hacer notar, gracias a los datos de 1930 en adelante, que tal número de propietarios incluye a diversos agricultores de Tarazona, Torrellas, Los Fayos y Grisel. Esto no ocurrķa en estos libros de amillaramiento desde 1861. No es nada sorprendente dada la vecindad con estos municipios. 

Algo más curioso es que también aparezcan, eso sí de manera testimonial, propietarios de Novallas, Cascante, Vozmediano, Trévago, Añón y Vera. Así aparece en los libros de 1934.

Un dato interesante: 96 propietarios, de los 377 nominados, son vecinos de Santa Cruz de Moncayo en este censo. Los censos de 1932 y 1933 nos proporcionan un número similar 94 son los vecinos santacruceros. Cuidado, no los vecinos totales, que siguiendo a G. Manrique rondarían algo más de 250 santacruceros. Evidentemente toda esta gente nos da una idea aproximada del número de edificaciones vivienda que deberían existir y del tamaño del pueblo de Santa Cruz.

La propiedad fue pasando de padres a hijos a través de herencias, como por ejemplo Casimira Miranda que hereda una partida de su madre Petra en 1927, por acuerdo de compra-venta gestionado por Lorenzo de Val Berges. También en 1927 aparece por documento privado la compraventa realizada por Pedro Magallón y su hermano.

Como conclusión en este apartado resaltar que las distintas heredades, tablas y bancales de olivo, vid o cereal fueron pasando de unas manos a otras, en función de los diversos acontecimientos sociales generales y privados ya comentados.

Destaca en todo esto la mayor compra de tierra por parte de los foráneos que los mismos santacruceros que van mantenerse entorno a los 90-100 propietarios a lo largo del período cronológico estudiado. Un dato básico para saber tamaños del pueblo, posible número de viviendas, de edificaciones secundarias o de apoyo, etc.

Los propietarios ganaderos

Madoz nos cuenta, respecto a la ganadería en Santa Cruz, que mantiene la ganadería lanar además de dar caza de perdices, de conejos y liebres. Si nos acercamos al vecino pueblo de Grisel nos encontramos con que Madoz afirma que: apenas posee ganado.

Una apreciación como la de mantener ganado nos indica su escasez. La desamortización, las roturaciones de terrenos, el fin de la ganadería extensiva es nuestro punto de arranque en este tema.

Los diversos libros de amillaramiento a partir de 1860 nos hablan de ganado mular, asnal, lanar y cabrío. Progresivamente aparecen caballos y datos que jamás se rellenan, a pesar de que sí existían, como la cerda, las palomas o los abejares comúnmente llamados bejares.

El ganado mular y el asnal era evidentemente utilizado para la carga y la labranza. Era fundamental su protección y cuidado para la supervivencia de la casa. Vivían dentro de cuadras que se ubicaban en los bajos de los mismos edificios en los que vivían los agricultores.

Desde 1861, en que aparecen 79 mulas y asnos en Santa Cruz, hasta 1933-34 en que aparecen 98, los datos sobre estos tractores animales van a indicarnos el aumento del terreno cultivado, de los propie-tarios y por supuesto de la necesidad de un espacio para ellos: las cuadras.

Se aprecia en los datos del siglo XIX un auge entorno a 1895 con 93 animales.

 La crisis finisecular también se deja notar en la cuantificación de los animales y en 1900 tan sólo hay 83.

Una vez superada esa crisis, el auge será progresivo hasta alcanzar los 98 ejemplares en 1933 con la II República Española. La posterior mecanización del campo en los años 50 y 60 irá disminuyendo su número hasta hacerlos desaparecer.

El ganado caballar también hizo su aparición allá por 1895, con nada menos que 39 caballos, pero en los años 30 ya tan sólo se rondaban los 20. Hoy en día existen diversos ejemplares y un picadero: "Campo Alegre" turístico.

Las ovejas y las cabras son también cuantificadas. Desde Madoz y su apenas poseen ganado lanar hasta 1861: nos aparecen 441 ovejas y 2 cabras. El número de cabezas aumentará hasta las 606, de 1895, y 32 cabras. Luego disminuir hasta las 362 de 1907. Las cabras que también habrán ido descendiendo en cabezas con el cambio de siglo, por el contrario, en 1907, serán 64.

Tendremos que esperar a 1933 para encontrar 370 cabezas de ganado lanar y 81 de cabrío. La leche, la lana, el queso eran productos que se obtenían de ellas. Los propietarios no eran numerosos, ya que los rebaños más grandes poseen unas 40 cabezas y lo más habitual era tener entre dos o tres cabras por unidad familiar.

Aparecen diversas curiosidades en este censo del ganado que merecen la pena tener en cuenta para valorar el posible fraude ganadero, habitual por otra parte en todos los pueblos.

En 1891, se firma el libro de amillaramiento del ganado como negativo: no hay de nada. Un poco sorprendente cuando al año siguiente se tienen 605 cabezas de ganado lanar. En otra ocasión las 320 cabezas de ganado lanar aparecen como ganado trashumante, cosa única esta en todo el censo, ya que el ganado en Santa Cruz siempre fue estante.

El pueblo generó un sistema, como en otras localidades, de vicera, en el cual un pastor se encargaba de sacar el rebaño de todo el pueblo. En su última fase parece ser, según testimonio oral, que los pastores eran los propios propietarios de ganado, que en función del número de cabezas que aportaban a la vicera les tocaba trabajar más o menos días.

Que el ganado fuera estante nos explicaría que no hubiera corrales en el término rural de Santa Cruz. Si que estos existen en término de Santa Cruz, en la calle Mayor o en el Oturo, es decir en la periferia del pueblo.

Respecto a otro tipo de ganado como las abejas, resulta curioso que no aparezcan nunca los bejares de Torre Cavero, que aparece citada desde 1861, los de término de las Cabañas o los de Sanjuanes, estos ya en Tarazona. Todos de idéntica factura constructiva.

Conejos, perdices, etc. se cazarían por el monte. Quedan topónimos en los libros como Val de Conejares o la Cañada del Palomar. Nadie ha respondido afirmativamente a su localización, pero parece indicar la existencia de una zona propicia a los conejos y otra a la cría de palomas. Con la conversión del Leturo, actual Oturo en barrio de bodegas y corrales, algunos de ellos todavía hoy conservarían esos conejares.

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