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Casetas de piedra seca y falsa cúpula en la Jacetania / Biello Aragón.                                      Asociación Cultural Sancho Ramirez. Jaca   

4. Tipos y grupos de casetas

4.1 Tipos de casetas

Para una clasificación que tenga en cuenta el criterio de funcionalidad, seguramente sea el tamaño útil de su interior, por las limitaciones y posibilidades directas que implica para sus posibles usos, el que nos permita con una mayor precisión trazar una división entre los dos principales tipos de casetas que podemos hallar entre las catalogadas.

- El primer tipo podría recibir el nombre de "casetón", denominación autóctona referida a una caseta de pequeño tamaño en base al valor diminutivo del sufijo "–on" en la lengua aragonesa. Su superficie interior oscila entre 1 y 3 m2 y su planta puede adoptar una gama relativamente amplia de formas como ovalada, rectangular, cuadrada o trapezoidal. Su función exclusiva es la de refugio ocasional ante las inclemencias del tiempo durante la realización de las faenas pastoriles o agrícolas. Se reparten por la totalidad de la zona prospectada aunque son especialmente abundantes en el valle de la Garzipollera (donde adoptan casi siempre la planta inserta en una pared de separación entre parcelas) así como en Araguás del Solano/Araguás d'o Solano, Aratorés, Bergosa, Cenarbe/Zenarbe y Fraginal/Fraxinal.

- El segundo tipo, de mayor tamaño, suele presentar entre los 3 y los 7 m2 de superficie interior. En consonancia con el tamaño de su planta, su alzado puede alcanzar entre los 2 y los 3'5 m de altura, y su planta es generalmente cuadrada o, en menos casos, rectangular. Su función principal continuaría siendo la de refugio ocasional aunque permitiría otros usos como almacén de productos o utensilios e incluso como habitación temporal durante ciertas épocas del año para varias personas. Precisamente dos de las casetas que pudieron cumplir esta segunda función son también de las de mayor tamaño exterior alcanzando los 3'7 m de altura (Cs 47/Ja y Cs 79/Ja). Junto a ellos pueden localizarse en la franja más meridional del área prospectada la mayor parte de aquellos ejemplos que destacan por su gran superficie sobrepasando ligeramente los 7 m2 (Cs 81/Ja, Cs 84/Ja y Cs 9/Ca), pudiendo llegar a los 8 (Cs 33/Ja) e incluso a los 9 m2 en el caso de la caseta Cs 30/Ja, que ocupa asimismo el primer puesto en la altura máxima exterior con sus 3'8 m.

 

Según la manera en que la planta se inserta en su entorno, podemos establecer cuatro categorías que vamos a reseñar brevemente:

-De planta exenta o inserta en la ladera. Casi la mitad de las casetas responden a una de estas dos maneras de resolver la planta de una caseta levantada de manera independiente a cualquier otra infraestructura construida y que se concretan en las propiamente exentas y situadas en terreno llano en la mayor parte de los casos, y en las que al ubicarse en una ladera de media o fuerte pendiente optan por una pequeña excavación previa en la ladera para que su muro trasero quede oculto y pegado al terraplén del terreno. Su distribución geográfica abarca la totalidad de los términos y ámbitos prospectados.

-De planta adosada a un muro de sostención de una faja o de delimitación de una parcela. En este caso, que supone una sexta parte del total de las casetas, la construcción se concibe claramente como elemento de apoyo a una parcela delimitada, denominada localmente zerrau, y cumpliendo así uno de los conjuntos más característicos del paisaje de la comarca como es el que forman el campo, la pared y la caseta. Puede encontrarse, casi siempre de manera minoritaria, en todo el área ocupada por las casetas catalogadas.

-De planta inserta en una pared. Este modelo, que representa una quinta parte del total, presenta sin embargo una distribución muy concreta ya que, salvo algunas excepciones concretas, prácticamente todos sus ejemplos se encuentran en el entorno de Acín/Azín, Larrosa/A Rosa y Cenarbe/Zenarbe. Su construcción puede relacionarse íntimamente con el momento, la motivación y la técnica de elaboración de la propia pared de la que forman parte y, por tanto, son un testigo privilegiado de la historia más cercana del paisaje en el que se integran.

-De planta adosada a un pajar. Es el grupo más minoritario de esta clasificación, suponiendo cerca de la sexta parte del total aunque se circunscribe únicamente al término de Aísa donde es claramente mayoritario y a dos curiosas excepciones pertenecientes a Embún. Es necesario aclarar que en la Bal d'Aísa el término "pajar" es análogo al más extendido en el Alto Aragón de "borda", que también se conoce en el valle aunque no es el patrimonial. Estos pajares se dividen en dos plantas, de las que la superior o yerbero servía para guardar la hierba, mientras que la inferior servía de albergue para el ganado que normalmente eran vacas aunque también podían ser ovejas e incluso yeguas. A este edificio de uso ganadero se le adosa un pequeño habitáculo humano al exterior, aprovechando "una de las paredes o aujas del pajar que hace de paré de la caseta".

 

Otro aspecto a tener en cuenta es la forma de la planta y a este respecto se constata claramente el predominio de la planta cuadrada y, en menor medida, la rectangular. Solo se han documentado algunos ejemplos ovalados o absidiales, especialmente en la Garzipollera, junto a una ausencia prácticamente total de la planta circular, tan habitual en las construcciones cupuladas de otras zonas.

El paso de la planta cuadrada o rectangular de la base a la forma circular de la cubierta de falsa cúpula ya hemos visto que, a pesar de ser una dificultad propia de las casetas de esta tipo de planta, queda resuelta sin mayores problemas. Esta forma de la planta también se aprovecha en la gran mayoría de los casos para, gracias a la localización lateral de la entrada, evitar la construcción de dos muros frontales a ambos lados de la entrada. De esta manera, en una gran parte de las casetas, uno de los muros laterales hace la función de jamba de la entrada, siendo en algo más de la mitad de los casos el lado derecho el elegido para dejar este vano de acceso. Además según un testimonio oral esta colocación lateral de la portera podría tener asimismo la finalidad de facilitar la circulación interior de aire y, por tanto, la correcta salida de humos: "unas, porque eran más altas o más bajas, hacías fuego y no salía el humo, influiría mucho dónde caía la puerta, por regla general, si la puerta a la izquierda, el fuego entrando a la derecha pa que al entrar el aire diese la vuelta". Entre las casetas que no presentan este acceso lateral cabe destacar en primer lugar un importante grupo de casetones en los que la estrecha anchura del interior es la misma que la de la entrada quedando su frente por tanto completamente abierto, así como algunos ejemplos de colocación no totalmente lateral del vano de entrada dispersos por toda la zona, y otros pocos con la portera bien centrada en la fachada en la Garzipollera y en Borau.

Como excepciones dignas de mención a esta breve exposición de los tipos de plantas, merece la pena destacar la existencia de una sola caseta que cuenta con un pequeño recinto murado anexo de posible uso pastoril en las laderas de Rapitán en Jaca/Chaca, así como otra en Castiello de Jaca/Castiello de Chaca (aunque los testimonios orales recordaban algunas más) con un minúsculo habitáculo circular adosado de muy poca altura, denominado brosquil, donde se guardaba el cordero recién nacido que no podía ir con el resto del rebaño que salía a pastar durante el día. Esta diminuta estancia no tenía puerta sino que se cerraba poniéndole una losa encima. Por lo que nos contaron, los construía el propio pastor y era frecuente encontrarlo sobre todo en los campos en los que dormía mucho el ganado, en los puertos estivales y de manera anexa a las parideras.

 

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