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Casetas de piedra seca y falsa cúpula en la Jacetania / Biello Aragón.                                      Asociación Cultural Sancho Ramirez. Jaca   

2. Análisis arquitectónico

2.5 Los elementos interiores

El suelo del interior de la caseta suele estar formado de tierra y puede tanto ser plano como inclinarse ligeramente hacia la entrada para evitar la llegada y acumulación del agua de escorrentía. Otras veces, en un total de 10 ocasiones (más frecuentes en Aísa y Novés/Nobés) este suelo interior presenta extrañamente un nivel inferior al del exterior.

Otro de los elementos destacados, por su abundancia y por su condición de huella de una actividad humana muy concreta, son las bastante habituales señales de humo, muchas veces en la parte interior de las cubiertas y otras de manera preferente en uno o varios de los rincones. En media docena de ejemplos, además, estos rincones utilizados como rústicos hogares quedan delimitados en el suelo por algunas piedras de tamaño mediano.

Aunque posiblemente el elemento interior más numeroso de todos sean las losas planas colocadas en el suelo utilizadas como asiento y que algunas veces llegan a aparecer apiladas habiendo recogido un testimonio oral directo de su sencilla elaboración en Fraginal/Fraxinal. Mucho menos frecuente, ya que solo se han encontrado cinco ejemplos, es la existencia de un banco corrido de obra situado normalmente en la pared contraria a la de la entrada, lo que permitía estar sentado y mirar por el único hueco al exterior que suelen tener muchas de estas casetas. También en dos casetas de Fraginal/Fraxinal aparece un original banco formado por dos troncos encajados en los muros laterales y con varios agujeros para la colocación de listones que hacía la función de un jergón ya que, según nos contaron, el constructor y usuario de estas casetas ponía "encima un saco largo de paja y allí dormía".

Los bentanicos o huecos en los muros interiores con función de aparadores se encuentran presentes en una treintena de casetas bastante repartidas por toda la zona salvo en el término de Canfranc/Canfrán y el entorno de Villanúa/Bellanuga. En algunas ocasiones estos bentanicos están compuestos en todas sus caras por losas colocadas de canto con lo que consiguen un acabado final muy cuidado. En otros casos muy poco corrientes, una misma caseta puede albergar dos, tres o hasta cuatro huecos en sus muros interiores, aunque dentro de esta rareza el tipo más numeroso es el de los dos aparadores contiguos registrado en un total de cinco ejemplos en la parte más septentrional del término de Aísa. Un último hueco o aparador fue localizado en un atípico emplazamiento, la parte exterior de la auja de la fachada de una de las ya mencionadas particulares casetas de Fraginal/Fraxinal. La misión de estos elementos, tal como nos indican los testimonios orales era la de servir de lugar donde depositar algunos pequeños objetos que usaban habitualmente los usuarios de las casetas entre los que se encontraban los recipientes tradicionales "el porrón o la bota".

También para guardar similares objetos aunque suspendidos en el aire, "para colgar la boteta", puede localizarse una rama empotrada en la pared con función de percha en una docena de casetas repartidas por todos los municipios prospectados salvo el de Castiello de Jaca/Castiello de Chaca.

Mucho más excepcional es encontrar una piedra incrustada en la pared a modo de percha (en dos casetas) o de repisa (en una sola caseta). Lo mismo que un aparador formado por una tabla apoyada sobre dos ramas empotradas en la pared, encontrado en Novés/Nobés, y otro muy singular en Araguás del Solano/Araguás d'o Solano compuesto por una tabla de madera suspendida sobre dos cuerdas también sujetas a la pared.

Solo en un ejemplo nada corriente de Novés/Nobés, asimismo, se ha documentado una estructura de ramas situada aproximadamente a la envergadura de un hombre y que serviría originalmente para su uso como piso superior interior.

En siete casetas (todas en Aísa, Esposa y Sinués salvo una en Embún y otra en Jaca/Chaca) ha aparecido una herradura incrustada normalmente en la fachada a media altura. Por lo que nos contaron en Cenarbe/Zenarbe, "las herraduras (servían) p'atar los machos" aunque tal como se ha propuesto para otros edificios de uso pastoril su colocación también podría tener un cierto significado de protección para la caseta.

Otros objetos como botellas de cristal o plástico, cuerdas, sacos, revistas, periódicos, pozales y plásticos, hallados esporádicamente en alguna caseta, son prueba de la continuidad en el uso de un número muy limitado de las casetas hasta nuestros días.

Vale la pena, sin embargo, destacar algún otro objeto particular que puede proporcionarnos una valiosa información sobre la vida y las faenas de quienes fueron sus usuarios hasta no hace muchas décadas. En una caseta de Acín/Azín apareció un fragmento casi consumido de tieda, que era utilizado como fuente de luz y de fuego estable. En otra de Aísa una escalera artesana de madera de probable uso agrícola. En otra de Novés/Nobés, significativamente conocida como Caseta de la Biña d'Arriba, se almacenan todavía un buen número de cestos para vendimiar. En otra de Esposa, por último, se conserva un precioso esturraz antaño utilizado para arrastrar grandes pesos.

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