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Casetas de piedra seca y falsa cúpula en la Jacetania / Biello Aragón.                                      Asociación Cultural Sancho Ramirez. Jaca   

2. Análisis arquitectónico

2.3 La entrada

La gran mayoría de las entradas de las casetas abren a favor de la pendiente de la ladera sobre la que se sitúan con el objetivo de favorecer la evacuación del agua de lluvia. En un número apreciable de casos, en torno a una veintena, la entrada abre en sentido perpendicular a la pendiente de la ladera lo que puede explicarse, al menos en las del nutrido grupo del término de Aísa, por su inclusión en un conjunto en forma de "L" formado por caseta y pajar y en el que se daría preferencia al pajar a la hora de colocar su entrada a favor de la pendiente. En otros cinco casos excepcionales y difíciles de explicar, la entrada se opone totalmente a la pendiente.

La orientación hacia la que se dirigen se encuentra en un gran número de ejemplos dentro de un arco situado entre los 90 y los 240º por lo que puede afirmarse que, de manera general, tienden a dirigirse hacia el sureste, sur o suroeste, buscando aquella orientación que permite en nuestro hemisferio una mayor cantidad de horas de insolación que resulta muy valorada especialmente en las temporadas de bajas temperaturas. Significativa excepción a esta regla son las casetas del término de Canfranc/Canfrán y algunas de las situadas más al norte dentro del término de Aísa, cuyas entradas se dirigen casi en bloque hacia el cuadrante noroeste, quizás huyendo de las tormentas veraniegas acompañadas de viento de bochorno, tal como les parece ocurrir a los ejemplares análogos de la Balle Tena.

Muchas de ellas presentan en las jambas piezas de mayor tamaño que las del resto de los muros, unas veces trabajadas y muchas otras colocadas de tal manera que, o bien actúen de llaves ocupando toda la anchura del muro, o bien de manera alterna en hiladas sucesivas para que queden bien encastradas con el resto de los muros ayudando así a aumentar la solidez de toda la obra. En una sola ocasión (Cs 32/Ai) estas jambas se componen de piezas asentadas con mortero a diferencia de las piezas del resto de la construcción.

La manera en que la entrada resuelve el problema de salvar por la parte superior el vano que le da sentido es en prácticamente todos los ejemplos un cabezero o dintel formado por una, dos grandes losas (bastante más común este último caso en la Bal d'Aísa y el Solano de Jaca) que pueden estar trabajadas en contados ejemplos, o incluso, de manera minoritaria, tres losas o piedras alargadas. En algunos casos muy poco numerosos, estos dinteles de piedra pueden verse reforzados en su parte interior por uno o dos maderos que, en otras ocasiones, pueden situarse entre medio de las dos piezas de piedra y presentar un hueco donde encajaría el gurrón, tal como se dice en la zona, de una segura puerta de madera. En dos ocasiones este dintel se sustituye por un falso arco por aproximación de hiladas y en otras dos se complementa con una ligera aproximación de las últimas piezas de las jambas. Una excepción realmente llamativa es la que constituye una caseta de Sinués (Cs 35/Ai) al poseer como solución superior a su entrada un correcto aunque rústico arco rebajado formado por losas de forma muy irregular. Y otra es la de la ya nombrada Caseta de la Paulona en Novés/Nobés con su arco de descarga situado dentro del muro sobre la entrada adintelada.

Algún informante ha apuntado la posibilidad de que fuese precisamente la dificultad para encontrar un cabezal de longitud mayor el motivo que explicase la relativa estrechez de las entradas de algunas casetas aunque otra posible explicación aportada sería la de impedir que accediese a su interior el ganado vacuno.

En una veintena de casos, repartidos por la Bal d'Aísa, la Bal de Borau, el Solano de Jaca y la Garzipollera, se testimonia la presencia de una losa plana, a veces varias, formando parte del suelo a la altura del branquil, que queda así reforzado por losas planas y en alguna ocasión incluso ligeramente sobreelevado entre la superficie del suelo interior y el exterior, constituyendo de esta manera una especie de escalón especialmente útil para impedir la llegada al interior del agua de escorrentía en el caso de que la entrada abra de manera perpendicular a la pendiente del terreno.

Casi todas las casetas carecen de puerta y de cualquier rastro que pudiese suponer su existencia anterior por lo que, coincidiendo con los testimonios orales recopilados, podemos asegurar que nunca estaban cerradas ni existía motivo para ello. Sí que puede atestiguarse, sin embargo, la existencia de una puerta en 7 casetas repartidas entre Aísa, Asieso, Caniás, Castiello de Jaca/Castiello de Chaca, Esposa y Novés/Nobés (2 ejemplares). En ocasiones lo que queda es la propia puerta siempre de madera y con cerradura antigua, que puede ser de llave de metal o de madera, aunque en la actualidad puede permanecer tanto cerrada en unos casos como abierta en otros. Otras veces es el hueco del gurrón (quicio o eje lateral de la puerta sobre la que hacía el giro) en un madero intercalado entre las piedras del cabezero el único resto de la presencia original de una puerta. Este sistema del gurrón, que antecede al más conocido actualmente de las bisagras de metal, se completaba tal como puede verse en algunos ejemplos con una pieza de metal, en forma de "U" con un saliente en punta debajo, que se clavaba al extremo inferior del eje de la puerta y se hincaba en el suelo. Por todo ello, lo raro que resultaba colocar una puerta en una de estas casetas junto al mayor tamaño y mejor realización técnica de muchos de los ejemplos en que podemos encontrarlas, nos dan el dato de la existencia minoritaria de un pequeño número de casetas posiblemente utilizadas para funciones diferentes de las habituales como la de guardar objetos de cierto valor.

Junto a estas puertas antiguas, en tres casetas de Aísa, podemos certificar la existencia de una puerta actual siempre cerrada con cerradura moderna como un resultado más de la reciente restauración que ha convertido un pequeño número de pajares con caseta de falsa cúpula anexa de Aísa en segundas residencias para temporadas de descanso.

 

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