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Tradición oral en la Comarca del Campo de Belchite (II)                   Pilar Bernad Esteban & Inmaculada Carné Escuer

 

  1. INTRODUCCIÓN

El bien patrimonial que ha sido objeto de estudio, investigación y difusión es la tradición oral en la Comarca Campo de Belchite que supone una continuación al trabajo realizado en la campaña anterior, centrado en la tradición oral femenina.

Se ha pretendido retomar y completar el trabajo de investigación iniciado el año pasado. Creíamos fundamental recoger la visión de los hombres sobre las festividades, la vida diaria, el trabajo, la diversión, su participación todo ello y el papel desempeñado dependiendo de su edad; a esto cabe añadir el hecho de que los músicos fueran en su mayoría hombres. De este modo la visión y el estudio de la tradición oral de esta zona quedaría completa y por tanto sería más rica y global.

Durante el trabajo de campo sobre tradición oral femenina en esta comarca realizamos entrevistas a 126 mujeres recogiendo un total de 550 piezas en los 9 pueblos visitados, profundizando de manera especial en los romances.

A lo largo del 2002, han sido entrevistadas cerca de 90 personas seleccionando un total de 575 pistas en los ocho pueblos seleccionados, puesto que Azuara por las razones que explicadas en esta memoria, será incluída proximamente.

Varios temas han sido los más sugerentes, entre ellos cabe destacar las rondas o "roldas" por la infinidad de coplas recordadas y por ser la propia gente de los pueblos los músicos de las mismas. Los quintos, a modo de rito iniciático en el mundo de los hombres adultos, fiesta que celebraban durante al menos una semana antes de la partida y periodo en el que, incluso no tenían que ir a trabajar; eran acompañados por el resto de mozos y mayores en las rondas y en la partida.

No obstante en cada pueblo se realizó un cuestionario del que se desprendió la recogida de cuentos, trabalenguas y cantos religiosos; además de las piezas citadas anteriormente y aprovechando la ocasión, nos interesamos por costumbres, oficios, faenas que se desempeñaban en un día normal, festividades, remedios naturales, creencias, indumentaria, gastronomía que completan, complementan y hacen comprensible el contexto social e histórico.

Cabe destacar el gran número de remedios curativos que han sido recogidos, sobre todo para los machos y caballerías, alguno de ellos ciertamente curioso, que demuestra la importancia vital que tenían estos animales en la economía familiar debido a su elevado precio y función.

Tradicionalmente el trabajo de los hombres se ha centrado en las labores agrícolas y en proporcionar un sustento para la familia. Socialmente era el hombre quien tenía la posibilidad de reunirse con otros hombres en multitud de ocasiones, normalmente lúdico festivas, tales como rondas, bodegas y tabernas, y esto ha conferido a sus manifestaciones un cariz lógicamente diferente al femenino.

En cuanto a los cantos, del análisis realizado en la zona, se deduce que los más frecuentes, abundantes y mejor conservados tanto por la variedad de estilos como por el número y la calidad de las voces es la jota, bien de estilo o de ronda; entre los informantes cabe destacar a Miguel Turón Aznar de Lécera, Juan Antonio Lapeña de Letux, y Ángel López y Felipe Aznar de Moyuela.

También son frecuentes las canciones de bodega y los brindis, ámbito reservado exclusivamente al mundo masculino, favorecido por la calidad de los vinos de la zona como el de Lécera.

Muchas de las actividades se realizaban en compañía de otros hombres como la siega y trilla, y la vendimia y la fabricación de vino y en este animado ambiente intercambiaban cantas y coplas con el objeto de hacer más amenas y llevaderas las horas de trabajo.

Asimismo nos han parecido especialmente interesantes algunos cantos religiosos ya que por necesitar de la comunidad o de un grupo de hombres, y debido al cambio social sufrido, están a punto de desaparecer, como son las auroras vivas aún en Letux y recuperadas en Plenas y de las que también tenemos testimonio en Almonacid de la Cuba y Moyuela. Incluimos en este grupo las oraciones y fórmulas religiosas de protección y petición, puesto que por la antigüedad de alguna de ellas y su desconocimiento general merecen un respeto y tratamiento mayor al dado hasta ahora.

En cuanto a los bailes festivos hemos pretendido completar la información sobre algunas de las manifestaciones más peculiares como son "El baile del cangrejo" y "El Chapirón" o "Reinau" de Plenas. Lo cierto es que son los dos únicos bailes que se recuerdan en los nueve puebos visitados con una estructura y unos pasos, aunque lamentablemente solamente la persona más anciana del lugar, Valeriana Yus nacida en 1904, recordaba haberlos visto bailar.

El Reinau de Plenas, como el resto de los mismos conservados principalmente en la zona de las Cuencas Mineras, Somontano Turolense y norte del Maestrazgo, es un baile ritual en honor a San Antón, patrón de los animales, único "reinau" recogido en la comarca.

El repertorio de los bailes en los pueblos que conocieron nuestros informantes estaba formado principalmente por ritmos y melodías modernas como pasodobles, vals, habaneras, chotis, polcas y raramente alguna jota conservada como elemento ritual dentro de las celebraciones festivas como en la fiesta de Santa Águeda de Lagata o San Anastasio en Letux, o simplemente como pieza que señalaba el final del propio baile. Habitualmente ir al baile era también llamado "ir a valsear" o "ir al tedero".

Los dances no han formado parte de nuestros objetivos puesto que fueron estudiados por Lucía Pérez hacia mediados de los años 80. Los más significativos son el dance de Codo y Lécera, este último con una reciente publicación, y Almonacid de la Cuba.

Respecto a los instrumentos musicales, el estudio se ha centrado principalmente en aquellos que acompañaban a los cantos y bailes. Lo cierto es que la mayoría de los instrumentos se reservaban al uso exclusivamente masculino dado el escaso espacio que las mujeres tenían en la esfera pública. Nos referimos concretamente a las rondallas, gaiteros y tamborileros, y la creación de bandas y orquestas.

En todos los pueblos hemos encontrado excelentes músicos autodidactos como Luis Gracia Navarro de Letux, Andrés Arcusa Lahoz y Joaquín Quílez Aznar de Lécera, quienes aprendieron a tocar imitando a sus mayores.

Conocidos en toda la comarca eran los gaiteros de Belchite y los gaiteros de Moneva, aunque también tenemos noticias sobre los gaiteros de La Hoz de la Vieja, de Lanzuela y de Maicas. A partir de los años 30 las bandas y orquestas ganan importancia y protagonismo, con un repertorio que incluía los "grandes éxitos" del momento; las más nombradas han sido la banda Encinacorba y como propias de la comarca la banda de Belchite y la de Azuara.

El papel del hombre en la sociedad tradicional principalmente consistía por un lado, en ser el padre de familia y por otro, en procurar el sustento a la misma. Las ocupaciones más habituales en la comarca han sido la agricultura, principalmente de secano (cereales, vid, olivo y un poco de azafrán) y algunos pequeños huertos en los pueblos a las orillas de los ríos como Almonacid de la Cuba, Plenas, Azuara, Letux y Belchite. En cuanto a los oficios, los más comunes son el herrero, alpargatero, soguero-esterero, carpintero, fabricación de adobas, tejas y cañizos y por lo excepcional el horquero de Almonacid.

De las conversaciones mantenidas con los informantes se ha obtenido el contexto histórico-social en el que se enmarcaban todas estas manifestaciones folclóricas. Referente necesario para conocer y entender la vida e idiosincrasia de esa sociedad y que por sí mismas constituyen un excelente archivo etnográfico; es por este motivo que hemos decidido incluir algunos cortes con las propias voces y forma de contar de las gentes.

La clasificación y ordenación del material recopilado, ha estado guiada por el ciclo de la vida y el ciclo del año, distinguiendo varios bloques generales (infancia, juventud y madurez, religiosas y, finalmente, conversaciones), atendiendo al modo en que esas viviendas se integran en la vida comunitaria.

Así pues se ha pretendido obtener y configurar una visión mejor y más completa de la tradición oral en la comarca, aunque quedan por visitar todavía cinco localidades: Almochuel, Codo, Moneva, La Puebla de Albortón, Samper del Salz y Valmadrid.

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