Volver al Índice

ADAHUESCA Y SU DESPOBLADO DE SEVIL                                                                         Manuel Benito Moliner

 

HISTORIA

 

De los orígenes a la Edad Media

 

Históricamente estamos, sin duda, en una de las zonas que el hombre pobló de forma precoz, dejando testimonio de ello en los conocidos covachos del cañón del Vero. Uno de estos se halla en los términos de Sevil, en la partida de Labarta, donde hay representaciones pictóricas levantinas, un cuadrúpedo rojo superpuesto a un cérvido pintado en negro debajo del cual se observan unos diseños geométricos que constituyen la muestra más antigua del conjunto. Cerca hay otro covacho con restos de esquematismos en rojo muy desvaídos.(Almudena Domínguez y otras. Carta arqueológica de España: Huesca. Zaragoza. 1984.)   Nada más comentamos de esta época prehistórica puesto que nada nuevo podemos aportar a lo ya dicho por otros autores. (Por ejemplo: Vicente Baldellou. El Altoaragón antes de la Historia. Edad de Piedra. Huesca. 1989.)

 

Más nos interesa, por lo poco que se ha estudiado, el origen de Adahuesca y de otros topónimos similares que abundan por nuestra provincia. La palabra osca parece de origen preindoeuropeo y sería aportada, a estas latitudes, por pueblos de procedencia incierta. Para unos (Estas y otras cuestiones sobre el tema se pueden ver en Julio Caro Baroja. Los pueblos de España. Madrid. 1981. serían los ligures, para otros guardaría cierta relación con los oscos o volscos. También tendremos que hacer notar aquí las similitudes entre las voces osca y vasco. Lo cierto es que, Adahuesca, se halla en un contexto geográfico donde vivieron vascones que dejaron, al menos, una impronta toponímica y, seguramente, un sustrato cultural que se unió al de otros pueblos que invadieron nuestra área: celtas, ilergetes, etc. y que daría lugar a un pueblo ibérico, con todos los elementos, diversos y dispersos, que esta palabra, de mayor contenido geográfico que racial, lleva consigo. Es curioso que a un lado de los Pirineos, éste, estuvieran los Iacetani con una ciudad muy próxima a sus dominios, si es que no formó parte de ellos alguna vez, OSCA. Y, al otro lado, los Aquitani, casi el mismo vocablo para designar un pueblo al que definen con muchas afinidades con los pueblos ibéricos y que tuvo, aún tiene, una ciudad llamada AUCH.

 

Dada la proliferación de vocablos osca y derivados por el Altoaragón, y por otras zonas del Norte de España, hemos de pensar en un posible significado de población, lugar poblado. En ocasiones van unidos a otra palabra que detalla alguna característica orográfica sobre su ubicación y que se explicaría mediante una lengua también preindoeuropea. Así de un Men-Osca tendríamos Benasque, de Men piedra, monte, y osca, población. De Oto-Osca (Existió un Otobescen que tuvo ceca preromana hasta el 49 a.c. y que se ha emplazado por Mequinenza, sin conocerse más datos. Desde luego Otobolskan-Otoosca-Otobesken, tienen bastante similitud.),  Adahuesca, de oto, alto, población en alto. En nuestra provincia los más abundantes son los derivados de osca sin más. BIESCAS en Valle de Tena, Valle de Bardají, en la Valseca de Huerto, en Bailo, en Santa Cruz de la Serós... BIASCAS de Obarra, BESCASA, BISCASILLAS, ASQUE... Tenemos a Adahuesca como una de las primeras fundaciones estables en nuestra provincia, no teniendo más datos hasta fechas tardorromanas o visigóticas con un yacimiento de esta época en la partida de Las Coronas, donde existió según tradición popular un pueblo llamado Santa Engracia del que quedan restos en el Tozal de Luciano.

 

La clave de la ordenación territorial, en el alto medioevo de esta zona que marcaría posteriores límites, quizá esté en la antigua ermita del Treviño. Es indudable que en torno a este vetusto monasterio existe un halo misterioso, inescrutable por los escasos datos disponibles. El propio origen es una buena muestra de ello, incierto y oscuro hemos de lanzar una hipótesis fundada en la etimología de su topónimo: Treviño deriva del latín trifinium, tres limites. Efectivamente, un poco más abajo de la ermita habla una cruz, Cruz del Molino, donde, según se dice, comían juntos tres obispos en la misma mesa sin abandonar sus diócesis respectivas: Huesca, Barbastro y Lérida. Pero Treviño es anterior a la existencia del Obispado de Barbastro, por lo que hay que buscar otra justificación en límites jurisdiccionales civiles antiguos. Como sugerencia me permito lo siguiente:

Punto de convergencia de tres antiguos territorios: Oscitania, o comarca oscense, Barbitania, en torno a la Sierra de Arbe y el Ilerdense.

 

La Oscitania, mencionada ya por los antiguos geógrafos, se extendió más allá del Alcanadre, frontera natural entre los somontanos de Huesca y Barbastro, sirva como muestra Abiego que formó parte del territorio oscense hasta 1646, en cuanto a lo civil. Respecto a lo eclesiástico, se adscribieron al viejo Obispado de Huesca las siguientes parroquias de este lado del río: Abiego, Alquézar, Azara y Huerta. (El propio Treviño se incluye dentro de la relación de centros marianos del obispado oscense, en la obra del Padre Faci: Aragón reyno de Christo y dote de María Santíssima. 1739. Zaragoza. Sin embargo, ocho años después recibe la visita del obispo ilerdense que ordena algunas mejoras.)

 

Más problemas trae la propuesta de La Barbitania por tener que introducir un concepto nuevo. Hasta ahora, a esta demarcación, se le había asignado un área en torno a Barbastro, por coincidir el que esta ciudad quedara dentro de esa comarca y por la similitud entre los nombres. Ahora bien, ateniéndonos a los datos históricos, La Barbitania pudo existir antes que Barbastro, fundado en el 918 por los musulmanes, a partir de una pequeña granja llamada Medyir, con el fin de reorganizar defensivamente una zona demasiado alejada de Huesca y Lérida. (Barbastro también puede derivar de un cognomen Barbitania/Barbotanus. Arba pudo derivarse de Ara (Arua=Arba). El territorio en torno a Guara (Ara=Uara), se llamó aragonensis, dando lugar al topónimo Aragón. Como ocurrió con Barbitania.

 

Si Oscitania es tierra de Osca, Barbitania sería tierra de Barba o Uarba, por diptongación de una a, la de Arp-Arpa, raíz esta que sirvió, desde tiempos muy remotos, para designar alturas (Alpes) o ríos (Arba, Arga, Guarga...). Y, en este caso concreto, para designar nuestra Sierra de Arbe. Siendo la Barbitania el territorio ubicado a ambos lados de las sierras exteriores, comprendidas entre el Isuala y el Cinca, y conformado al norte por el Terrantonensis, Boletania y Las Valles. Esta comarca tendría dos zonas una montañosa y otra llana. La montañosa, sartaniya para los árabes y cerretania para los geógrafos clásicos, daría lugar, durante la reconquista, a un reino plenamente definido con una proyección hacia el sur: Sobrarbe, cuyo origen etimológico es bien conocido: SUPER y ARBE, sobre o más allá de la Sierra de Arbe. Para evitar los propósitos conquistadores de los cristianos sobrarbeses, hacia la tierra llana, los musulmanes construyeron una espléndida fortaleza: Alquézar, en la Sartaniya o montaña, según sus propias fuentes documentales.( Fernando de La Granja. La Marca Superior en la obra de Al-Udrí. Estudios de la Edad Media en la Corona de Aragón. Vol. VIII. Zaragoza. 1969. Es curioso que, incluso en la actualidad, subsista esta comarcalización doble a ambos lados de las sierras exteriores de Arbe y adyacentes: Sobrarbe en la montana y el Somontano de Barbastro en el llano con una clara dependencia de ambas zonas en la ciudad de Barbastro.

 

El Territorio Ilerdense es también conocido y en él se integró una parte de lo que hoy es partido judicial de Barbastro: Lagunarrota, por ejemplo. (Antonio Durán Gudiol. Colección diplomática de la Catedral de Huesca. Zaragoza. 1969. En el primer documento de 551: In terra Hilerdensi... Lacunarrupta porcionem meam.Esta pertenencia de parte de la zona barbastrense a la esfera territorial leridana hizo que, en la Edad Media, tras la conquista aragonesa de parte de sus antiguos pagos, el Obispado de Lérida reclamara a Roma la propiedad de algunas iglesias de la zona; Roma confirma sus derechos y los reyes aragoneses acatan la decisión, enfrentándose con los habitantes de los pueblos en litigio y con el clero local, como veremos. Esta pretensión ilerdense parecería ilógica sino fuera porque, la reclamación, se efectuaba de acuerdo a unos cánones establecidos previamente, entre los cuales estaría la ordenación del territorio cristiano antes de la invasión islámica. (Estos territorios en torno a Alquézar son donados a Roda entre 1082 y 1083, como veremos. Roda se erige mientras Lérida está en manos musulmanas, desapareciendo tras la conquista cristiana de ésta en 1149.)

 

Es curioso que estos tres territorios, más el Labitolosano, conforman un área que se aproxima mucho a la que ocupó el pueblo ilergete.

 

Adahuesca, durante la dominación visigótica, supondría un hábitat disperso, respondiendo al modelo del momento. Una pequeña fundación en la parte más alta del pueblo actual, iglesia vieja, y varias granjas repartidas por sus términos que pueden corresponderse a los hagiotopónimos o advocaciones que a continuación se citan. (Nótese el predominio de santos zaragozanos. Desde Zaragoza se cristianizó el resto de Aragón.) Sus gentes debieron convertirse al cristianismo muy pronto, a tenor de las advocaciones encontradas en sus alrededores: Santas Masas, Santa Engracia, Santa María, San Valero, San Andrés y San Millán, que corresponden a los albores del catolicismo en nuestras tierras, y teniendo en cuenta también, la tradición de la historia de Las Santas que conlleva la existencia de una comunidad mozárabe heredera de ese cristianismo precoz. El propio patrocinio parroquial de San Pedro Apóstol es sintomático de cuanto venimos escribiendo, en cuanto es también advocación antigua y predilecta, de los primeros años de la Iglesia, que perduró en la Villa a pesar de la gran influencia de Las Santas aborígenes que no desbancaron a San Pedro de ese patronazgo ni tan siquiera en el siglo XVIII, cuando se construye la nueva iglesia sobre lo que se suponía casa natal de las mártires, a la que se trasladó la titularidad eclesial.

 

En el año 846 se produce el martirio de Las Santas, en el 820 el castillo de Alquézar ya está fundado y en el 918 la ciudad de Barbastro. Los musulmanes dominaban la zona, pero las sucesivas fortificaciones que irán creando en torno a Barbastro, denotan que este dominio peligraba. En 1065 los cristianos conquistan Alquézar, (Antonio Durán. Historia de Alquézar. Zaragoza.) 1979Barbastro había caído, un año antes, en su poder de forma efímera. En 1082, Sancho Ramírez otorga al Obispado de Roda las tierras de Alquézar. Adahuesca, en estas fechas, debió entrar a formar parte del territorio aragonés, no tenemos la data exacta pero ocurrió entre 1065, toma de Alquézar, y 1091, ocupación de Abiego por los cristianos. Antes de 1095 pagaba al rey aragonés algunos impuestos (La almudegana o impuesto sobre el pan, vino, oro, plata y trapos. Y otros que ya percibía antes de esa fecha. Historia de Alquézar, op. cit.) pues, en este año, renuncia a una décima parte de ellos en favor de Alquézar. En 1099 Pedro I señala los límites de Huerta de Vero, apareciendo en el documento el topónimo Monte de Oto para señalar la frontera de Adahuesca. Este nombre todavía subsiste como se ha visto.

 

Mientras tanto, y coincidiendo con la conquista aragonesa de las sierras exteriores entrado ya el siglo XI, se fortificó la de Sevil, donde se levantó un castillo en la zona de Los Santos que controlaba el paso al Sobrarbe meridional por el Isuala, comunicando visualmente con otras fortalezas de la zona.

 

Una vez pacificada y alejada la guerra del área, se procedió a poblarla, apareciendo diversos hábitats que conformaron una población dispersa conocida, genéricamente, como Sevil. (Sevil se originó en la voz latina silva: bosque. Hay dos noticias en El cantar de Roldán, muy interesantes (sigo la versión española de Benjamín Jarnés, editada por Alianza Editorial en Madrid, 1980):a) XIV. Yo conquisté Napal y Monubles. Yo tomé Valtierra y las tierras de Pina, Balaguer, Tudela y Sevil. b) LXXVII. Llega rápido Margaris de Sevil. Es suya aquella tierra hasta el borde del mar. Se refiere al prepirineo aragonés, es decir a nuestro Sevil que no tenía porque estar poblado, al menos en la forma que hoy conocemos y que data, sin duda, del siglo XI en adelante. Parece referirse a los territorios en torno a la sierra como los otros casos ya vistos: Aragón, Barbitania.) Las gentes que vivían en Sevil o Sivil se desparramaron por su quebrada orografía, dando lugar a micropoblados de corta demografía en El Cementerio, Los Santos, ambos cercanos al castro de La Cárcel. Más alejados estaban Pallás (Pallás viene de la voz latina palatium, muy empleada en las primeras épocas aragonesas, su legendaria existencia -no hay documentación- se ha ido transmitiendo oralmente en Adahuesca, donde recogemos el dato. Significa granja, igual que Viña o villa. Estas poblaciones estuvieron cercanas entre sí.) y Viña. Posteriormente hubo un reagrupamiento en la zona más suave de la sierra, constituyendo lo que hoy se conoce como Las Casas. Allí se levantó una iglesia parroquial bajo el patrocinio de San Félix. Para cubrir las necesidades de los viajeros que transitaban por el camino que unía la montaña con el llano, por tanto ruta comercial de intercambio que constituiría en el XIX carretera con Francia, se edificó una hospedería que ha llegado a nuestros días como Mesón de Sevil. Hubo allí capilla bajo el título de los Santos Abdón y Senén.

 

A pesar de la proximidad, y para ejemplo de lo que comentábamos sobre la ordenación territorial que tuvo sus límites por aquí, en el siglo XIII Sevil pertenecía al Obispado de Huesca, al Arcedianato de Sobrarbe, comarca de la que dependía en lo civil; en el XVI aún le ligaban lazos administrativos con el justicia de las montañas. Adahuesca, mientras tanto, era del Merinado de Barbastro, del que dependía jurídicamente, y pasaba del Obispado de Huesca al de Lérida (1203).

 

Durante el siglo XII no tenemos más noticias de Adahuesca y Sevil, que las de su pertenencia a la Corona y al obispado oscense. Adahuesca habría concentrado su población durante la guerra cristiano agarena, alrededor de su castillo, (La primera noticia documental de este castillo es muy tardía, de 1381, momento en que el rey se desprende de él junto con la villa. Quizá no aparezca en transacciones anteriores porque lo preservara el rey.) cuyos escasos restos formaron conjunto con la iglesia de San Pedro, también desaparecida a excepción de la portada y algunos lienzos de paramento junto a ella. Desaparecieron así los mencionados hábitats en torno a Santa Engracia, San Millán, Santas Masas... Al tiempo que, al sur de San Pedro, se irían fabricando nuevas casas hasta configurar una villa murada que todavía evidencia un desarrollo urbano típicamente medieval.

 

El siglo XII iba a traer nuevos acontecimientos, más bien desagradables, tanto para Adahuesca como para Sevil. En 1203 el Papa Inocencio I promulga una bula en la que establece, definitivamente, los limites entre los obispados de Huesca y Lérida, quedando para el primero las iglesias de la parte superior del territorio Cinca-Alcanadre, a excepción de Alberuela, Adahuesca y Azlor, adjudicadas a la mitra ilerdense. Este asunto generó diversos descontentos, sobre todo por parte de los pueblos y clero residente en ellos, que aducían razones de lejanía. Tanto la Iglesia, que amenazó con excomuniones, como el rey tuvieron que intervenir para apaciguar los caldeados ánimos. En 1288 tuvo lugar otro acontecimiento, no menos desagradable para Adahuesca:

 

El rey Alfonso III, para hacerse con 1.000 sueldos que D. Pedro Martínez de Luna tenía sobre las rentas de Roda, hizo donación vitalicia a este señor de la villa aboscense. Villa que comenzaba a conocer lo que significaba pasar de propiedad real, con el grado de autonomía y estima que esto llevaba consigo, a manos señoriales. Los nobles propietarios ejercitaban el poder de una forma mucho más directa, condicionando con su actuación la propia evolución de la comunidad a sus expensas. El régimen vitalicio de esta cesión caducó en 1295, pero los reyes siguieron utilizando la Villa como una mercadería que cayó en manos de Martín Ruiz de Foces, a cambio de una deuda que el rey había contraído con él; esta vez la donación fue a carta de gracia. (Pacto de retroventa en virtud del cual, el vendedor puede volver a adquirir el objeto, siempre que se pague lo que costó) En 1341 los aboscenses se liberan de la propiedad señorial a cambio de pagar 1.300 sueldos, 1.000 por caballería y 300 de cena,(Caballería era la renta que cobraban los caballeros y que eran adjudicadas por los nobles. Cena es un tributo que se pagaba al rey para su mesa. La pecha y la cena que los aboscenses debían abonar al rey, pasaron al colegio de Escuelas Pías de Peralta de la Sal.) a Fernando de Bergua que había prestado varios servicios al rey. Este pago anual se evita el 18 de junio de 1381, entregando el monarca Pedro IV, a cambio al de Bergua, los lugares de Senés de Alcubierre y Collarada -despoblado hoy en términos de Robres-. Pero este rey, acuciado por las deudas provocadas por las guerras con Castilla y la peste negra que azotaba el reino, vende al mes siguiente Adahuesca, Castejón de Sobrarbe, Pozán y Sevil, que hasta ahora se había visto libre de estas compraventas, a Manuel de Entenza, también a carta de gracia que pronto se verá cumplimentada pues, el 18 de abril de 1388, los cuatro pueblos, que formaban lote, son cedidos a Bartolomé Rollán por 4.000 florines a carta de gracia.(Hacia 1379 el florín de oro se cotizaba a 9 sueldos por lo tanto se pagaron 36.000 sueldos. La libra, para comprender mejor otras cantidades que saldrán a colación, equivalía a 20 sueldos. Según Sistema aragonés de pesos y medidas. Pablo Lara. Zaragoza. 1984.)

 

Hartas estas poblaciones de tanta transacción deciden reunir la citada cantidad, para liberarse de los señores feudales y pasar definitivamente a la Corona. Sin embargo, en esta operación económica, Sevil no puede aportar la parte que le corresponde y Adahuesca, la villa más potente de las cuatro, le pone el dinero. Sobre Sevil quedarán aún unos impuestos reales de 180 sueldos a abonar en dos plazos: San Miguel de mayo y San Miguel de septiembre. Con el tiempo tampoco va a poder afrontar estas cargas y Adahuesca que lo sabe, y con el precedente anterior propone, al rey Juan II, hacerse cargo de las deudas y seguir pagando por Sevil a cambio de que este lugar pase a engrosar sus términos. Este monarca, que no debía conocer ni tan siquiera su ubicación, viendo asegurado así este ingreso monetario concede el privilegio de unión, en Zaragoza el 16 de diciembre de 1476, argumentándose que ambos pueblos se habían empeñado y desempeñado juntos, siendo Adahuesca el que más había contribuido a esto último. Comenzaba aquí un largo calvario de denuncias, luchas y juicios que duraría dos siglos, culminando con la desaparición de Sevil.

 

Cinco días después de promulgado el privilegio, los de Adahuesca suben a la sierra a tomar posesión, pero los de Alquézar que veían aumentar la influencia aboscense en la comarca en su detrimento, instigan y apoyan a los de Sevil a revelarse, ya que los de Adahuesca habían falseado los datos demográficos, presentándoles ante el rey como una pardina de un sólo fuego, un pobre y miserable habitador, mientras que en realidad hay población para formar concejo.(A partir del privilegio de unión el censo de Sevil aparece incluido en el de Adahuesca o bien ocultado por esta villa. Durante los siglos XV y XVI sólo se reconoce un fuego que sería el del Mesón, lugar que era obligado habitar para atender a los viajeros que por allí pasaban. En el siglo XVI la visita de Pedro Vitales (Viaje por pueblos oscenses, J. Conte Oliveros) denota la existencia de escolanos, un beneficiado, rector e, incluso, dos cofradías. En ese mismo siglo, los censos del obispado de Huesca silencian el número de casas (Geografía medieval de los obispados de Jaca y Huesca. Antonio Durán). En el XVII sólo se reconocen tres fuegos pero veremos como hay, al menos, un cuarto vecino que muere cerca de Huesca y al que no se menciona hasta entonces) Adahuesca replica diciendo que aquellos que pueblan Sevil no son vecinos, sino gentes que fueron de San Pelegrín, Radiquero y Alquézar a trabajar y apela al rey para que se cumpla lo que el mismo ha dispuesto. Este escribe, el 7 de febrero de 1477, a los supuestos vecinos de Sevil, afirmando más o menos lo siguiente: Como nadie abonaba la pecha -impuesto- y otros derechos que el rey tenía en Sevil por ser este lugar pardina(Del latín parietina, sinónimo de paredes, de ruinas. En el Altoaragón se utilizó, para denominar poblados muy venidos a menos y que, cuando siguen habitados, sólo mantienen un fuego.),decidió unirlo a Adahuesca para que esta villa pagara las cargas. Terminando por pedir que no pongan empachos diciendo que son vecinos de Sevil cuando nunca lo habitaron y mandando observar el privilegio bajo amenaza de juzgar a quien se oponga.

 

La mecánica de quedarse los pueblos más fuertes y poblados con los de menor entidad, parece que estuvo bastante generalizada a partir de la primera gran oleada de peste bubónica en 1348: Vino este año una peste general que arrasó toda Europa. De esta peste quedó tan desierta y asolada la España que perecieron dos terceras partes de sus habitantes. Quedaron los pueblos despoblados, y las tierras sin dueños ni colonos, por cuya causa se arruinaron y desaparecieron del todo(Mariano Valimaña. Anales de Caspe, p. 54. Cuadernos de estudios Caspolinos. Monográfico nº 5. Caspe. 1988.). Efectivamente, diferentes brotes a partir de 1348, fueron asolando el Somontano altoaragonés hasta finales del XIV: El concejo de Angüés suplica al abad Raimundo, que en atención a estar dicho lugar destruido y casi despoblado por la mortandad y la esterilidad, releven a sus vecinos de ciertas cargas y pechas que pagaban. Y el abad y el capítulo las reducen todas a mil sueldos anuales. 1390.(Ricardo del Arco. El archivo de Montearagón. Revista Argensola nº 53-54. Huesca. 1963)

 

 

Volver al Índice