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ADAHUESCA Y SU DESPOBLADO DE SEVIL                                                                         Manuel Benito Moliner

 

EL TREVIÑO

 

Iglesias intramuros

 

Dentro de la Villa hubo tres edificios que merecieron, y aún lo merece el que subsiste como parroquial, la denominación de iglesia y que describimos a continuación por orden cronológico:

 

IGLESIA VIEJA DE SAN PEDRO.

Emplazada en la parte alta del pueblo, según Blancas estuvo contigua a la torre y castillo con los que formó conjunto, a tenor del escudo existente en la clave del arco que da entrada a la iglesia nueva, en la que se ven un templo y dos torres. Una sería la del castillo y la otra el campanario de la iglesia (Esta cita es de Jerónimo Blancas en sus Comentarios de las Cosas de Aragón, aportada en el Faci (op. cit. pág 408).) que ocuparía la parte mas alta. En el siglo XV su fábrica estaba ya muy deteriorada, ordenándose su restauración. En el XVII volvía a amenazar ruina.

Hoy queda, únicamente, la portada meridional de acceso en arco doblado, encontrándose el espacio correspondiente al tímpano relleno de mampuesto sobre una arcada de medio punto, mucho más reciente que el resto, hecha en ladrillo. Los originales descansan sobre impostas voluminosas y parecen delatar un románico tardío, probablemente del siglo XIII. A comienzos del siglo XV tenía, además del altar mayor dedicado a San Pedro, los de La Magdalena y San Juan, en el siglo siguiente se incorporan los de San Urbez y San Miguel.

Al Norte queda un talud de sustentación que salva el desnivel natural, entre el solar del castillo-iglesia y los campos. Es tradición que los sillares procedentes del derribo se utilizaron en la construcción de las casas de Molina, Marcelo, Morcat y Fabián.

Su solar respetado como cementerio que fue, hasta no hace muchos años, es un buen lugar para una cata arqueológica.

 

 

IGLESIA DE LAS SANTAS.

Es tradición popular que, en el lugar donde se cree que nacieron Las Santas, se construyó una iglesia al caer Adahuesca en manos cristianas (s. XI). Se dice también que hubo retablo en ella de traza gótica hasta 1672, en que se labró otro de mazonería conservado -en 1910- en la sacristía, y realizado para recibir y venerar allí las reliquias que se trajeron ese año de Leyre: Sobre el portal de esta iglesia se leía: Aquí nacieron las Santas Nunilo y Alodia.

Nada queda de esta iglesia salvo el solar que se integró en la nueva parroquial, separándose de ella por una verja. También unos azulejos empotrados en el pavimento del templo señalaron el resto de la casa natal, subsistiendo, según la tradición, el pozo cuyas aguas se tuvieron por milagrosas -catorce hechos milagrosos recabó Pedro Loscertales-, tomándolas los enfermos con gran devoción hasta principios de este siglo.

Esta iglesia no debió de ser muy grande, pues de lo contrario no hubiera sido preciso levantar una nueva sede parroquial, con trasladarla aquí, sin más, habría bastado.

 

IGLESIA NUEVA O PARROQUIAL DE SAN PEDRO.

Construida en pleno apogeo demográfico de una villa en expansión cuya iglesia románica se había quedado pequeña, achacosa y algo lejana del centro urbano que gravitaba, en ese momento, más cerca de la pequeña iglesia de Las Santas.

La obra se realizó en 1772, por el maestro estadillano Diego Belloc Monge, autor también de la de Puebla de Castro. La fábrica se ha señalado como la más importante de este siglo en el Alto Aragón (Buil Giral, León. Alto Aragón. Su historia, cultura y arte. Capítulo titulado Los Borbones. Siglo XVIII. Sevilla. 1977.) y su emplazamiento trajo algún problemilla al quejarse los vecinos de las calles altas de su lejanía.(Se verá como la apertura de estas puertas obedece más a la superstición que a la lejanía. (Nota 9 del capítulo VIII).)  Se zanjó esta cuestión con la promesa de una puerta para ellos en el lado Norte, en la plazoleta de Molina.

Se edificó siguiendo los cánones neoclásicos de la época: planta rectangular con nave central de gran altura y naves laterales que albergan capillas, en los diferentes tramos, para uso de las familias más pudientes. En el altar hubo un retablo barroco en donde se representaba a San Pedro Apóstol, titular, en talla de pontifical, sentado y con las llaves en la mano. El crucero presenta cimborrio que descansa sobre pechinas en las que se pergeñan los cuatro padres de la Iglesia. A los pies el coro con sillería de nogal y órgano -en 1910-, el acceso al campanario y el baptisterio. La distribución de las capillas es como sigue: Lado del evangelio, desde los pies hacia el altar mayor, primero La Purísima Concepción, auspiciada por casa Subías; sigue San Miguel, casa Soler; altar de Las Almas; altar del Pilar, casa Loscertales; sobresaliendo de la planta, la capilla del Rosario construida a mediados del XIX, tiene linterna y contenía un retablo de mazonería, en ella se instalaba el tenebrario para Semana Santa.(Tobeña... op. cit.

En el lado de la epístola, volviendo desde el altar: La sacristía vieja, donde se guardaba un crucifijo de tamaño natural y muy antiguo; después las capillas de San Francisco, San José de casa Jordán, Virgen de los Dolores, Foncillas; San Antonio, Sierra; destaca también de la planta la capilla de Las Santas con sacristía propia y frescos en la pared de poco mérito; por último la capilla del Ecce Homo.

En el interior del nuevo templo se crearon las siguientes sepulturas: Casa de Loscertales, Joaquín Cortés, Ramón Giménez, Francisco Nasarre, Antonio Rodellar, Casa Allué, Eusebio Arnal, Felipe Arnal, Antonio Bellido, Andrés Larrosa, Miguel Zamora, Pedro Ayerbe, Joaquín Gistau, Ramón Foncillas, Joaquín Jordán, Antonio Catalán, Lorenzo Labata, Pedro Pascual, Martín Andreu, Joaquín Beneded, casa Tornés, Francisco Larrosa, casa Almanzor y Javierre, Mariano Casasnovas, José Fierro y Valero Gillué.

Al exterior destacaremos la portada de piedra, de arco de medio punto impostado, entre pilastras lisas que sostienen un entablamento sobre cuyos extremos hay dos medallones con efigies de perfil, que deben corresponder a próceres de la obra, el de la derecha con luenga barba sobresaliente y el de la izquierda con barba recortada. En la clave del arco se representa la antigua parroquial de San Pedro. Sobre el centro del arquitrabe hay una hornacina con similar estructura a la de la portada, pero obviamente de más reducidas dimensiones: pilastras que engloban arco de medio punto, casi sin jambas sobre las que descansa el arquitrabe, entre este y la clave un angelote y, rematando todo el conjunto, dos medallones a los extremos que podrían representar a Las Santas. En medio, con forma de cruz, trozos ornamentales(Algunos de estos ornamentos pueden proceder del retablo gótico, sustituido en 1672. Dado que su incorporación a la fachada no guarda una composición preconcebida.) descansan sobre un arco ciego, mediante otro angelote. En la parte superior de la hornacina hay un relieve que reproduce a San Pedro de medio cuerpo para arriba, con la mano derecha en actitud de bendecir y la izquierda sosteniendo el orbe, atributo papal.

A los pies se levanta la torre octogonal, o más bien cuadrangular con los ángulos rebajados, de tres cuerpos que dan una altura próxima a los doce metros. Antaño estaba rematada por un muro con dos vanos para las campanas y servicio fijo de reloj. En 1908 se rompió la campana que fue sustituida por otra más grande pero de inferior calidad. En este año también se consiguió una subvención estatal para el chapitel y el nuevo reloj que sustituyó al anterior del XVIII. Las campanas, asomadas por vanos enmarcados, eran: la mayor, llamada de Las Santas, llevaba plata y la hizo el herrero fundiéndola en la conocida era del herrero; otra La Garbancera; otra la de Los Perdidos que sonaba todas las noches después de la puesta del sol; y por último, O Zimbelico. Se tocaban todas juntas en caso de incendio y, en Semana Santa, eran sustituidas por las preceptivas matracas. En los lados Sur y Norte del segundo cuerpo de la torre hay sendas cartelas que hablan de la construcción de la iglesia y del patronazgo de Las Santas.

Al Norte hay una puerta cegada, ya mencionada, de arcos doblados con el primero, o interno, moldurado en bocel.

 

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